La Voz Argentina: Marley y Lali Espósito adelantan los detalles de una temporada muy especial
Este jueves, la versión local del exitoso certamen televisivo que privilegia el talento por sobre la imagen regresa a la pantalla de Telefe
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Este jueves, minutos después de que se conozca quién es el ganador de la segunda edición de MasterChef Celebrity, vuelve un clásico: La Voz Argentina. El programa, que nació hace una década y cuenta con versiones en casi todo el planeta, ya tuvo dos ediciones en el país; pero esta vez, el especial contexto en el que se produce el regreso y la incorporación de nuevas figuras promete sumar otros ingredientes a un formato de por sí exitoso.
Desde Madrid, Lali Espósito, una de las nuevas coaches, y desde Buenos Aires el histórico conductor del ciclo, Marley, le adelantaron a LA NACION algunas de las alternativas de la primera parte de la competencia que busca a la mejor voz del país. La charla, claro, fue virtual, pero no solo por la distancia, sino también por las medidas de prevención que rigen desde que se declaró la pandemia de Coronavirus. Y justamente, esta situación que cambió los usos y costumbres de la población, fue uno de los temas que sobrevolaron la entrevista. “Es una temporada muy distinta porque nos vimos obligados a hacer algunos cambios. En la anterior, teníamos el estudio lleno y se grababa con esa energía. Este año contamos con la presencia de público, pero solo 50 o 60 personas, a dos metros de distancia uno del otro”, cuenta Marley. Y señala que no fue la única medida de prevención que debieron afrontar.
“La verdad es que contamos con un montón de procedimientos; tenemos una carpa en la que se realizan hisopados y se testean a 200 personas por cada día de grabación. Se hace con mucho cuidado, pero el resultado es muy bueno”, asegura. Atenta, Lali acota: “Uno se olvida, pero nosotros tenemos la suerte de vivir una situación de privilegio; la de estar trabajando en un show que tiene que ver con la alegría, con la música, con la buena onda, en un contexto como el que nos toca atravesar”.
- Lali, ¿cómo te recibieron tus compañeros?
Lali Espósito: -En realidad, nos conocemos mucho. He hecho mucha música con Mau y Ricky... Somos como familia, porque ellos conocen a la mía y yo a todos los “montaneres”. He cantado con Ricardo y he compartido tanto momentos musicales como de intimidad familiar y de backstages de la vida. Y con Soledad hice mi primer trabajo, Rincón de luz, en 2003. Conozco a todos y eso generó una onda en el rodaje y en el programa, chistes, conexión... Todos sabemos exactamente quién es el otro y eso está bueno para trabajar.
- ¿Cómo fue el reencuentro con Soledad casi veinte años después?
LE: -Se convirtió en mi consejera. Es que una es tan emocional, porque primero sos persona y después artista, que seguía las historias, me sentía culpable de elegir a uno y no a otro. Toda esta cosa del concurso, la verdad que me cuesta mucho. A mí por suerte me va muy bien y soy una afortunada, pero creo que todos los que pasan por el programa cantan mucho mejor que yo. Y siento que se están exponiendo en televisión, algo que no es nada fácil... Hay gente que se sube al escenario por primera vez. Son cosas que te ponen la emoción a flor de piel. Y Soledad me ayudó mucho a relajar esa parte; me aconsejó que lo lleve por el lado de la diversión y me hizo entender que para los participantes estar en La Voz es, en sí, una gran oportunidad. Y esas palabras me ayudaron para no estar sufriendo ante la negativa a un participante.
-Marley, ¿qué creés que aportó la incorporación de Lali al programa?
Marley: -Como está escuchando, voy a tener que cambiar mi declaración... [Risas]. Lali es lo más, porque además de súper talentosa como actriz y como cantante es una show-woman. Ella no se para simplemente a cantar, brinda un mega show. Y eso lo logra también en el programa. Cada vez que elige a uno de los cantantes y se da vuelta, no es que simplemente aprieta el botón y listo. Lucha por ese artista y todas las cosas que hace son realmente muy divertidas.
LE: -Hago el ridículo. ¡Decilo!
M: -Sí, hace mucho el ridículo. Eso es cierto. Pero la verdad es que se dio una conexión buenísima con los demás coaches. Todo lo que vamos a ver el primer mes, que son las audiciones a ciegas, son realmente graciosísimas por las luchas que se producen entre ellos. Yo estaba parado al lado de los familiares de los participantes y era espectador de momentos únicos.
-El armado de los equipos es clave… ¿Quién fue tu principal competidor?
LE: -Debo decir que para mi sorpresa, mi contrincante número uno fue Montaner padre. Él y yo nos encontrábamos peleando por alguien siempre. Yo empecé a descubrir cuáles eran sus puntos flojos y empecé a entrarle a los participantes por ahí; y él también sabía qué decir, obviamente por su experiencia, para ganarse a los artistas. Y encima, estamos sentados uno en cada extremo, así que las peleas fueron muy gestuales y divertidas.
M: Lo que pasa es que Montaner ya lleva ocho temporadas de La Voz entre la versión argentina, la de Colombia y la de México. Está súper aceitado. Sabe muy bien dónde apuntar.
El juego y las emociones
Durante el primer mes del programa, el público será testigo de las audiciones a ciegas, el elemento distintivo del formato, en el que los artistas cantan sin ser vistos por los coaches que tienen la potestad de elegirlos. Si alguno de ellos decide que le interesa incorporar a ese participante a su equipo, aprieta un botón que les permite girar su butaca y, entonces sí, ver la presentación y conocer al concursante cara a cara. Si los coaches interesados son más de uno, el que decide a qué equipo se suma es el concursante.
Luego, llegarán las batallas, en las que los integrantes de cada equipo se eliminarán entre sí. El tercer paso es el de los knockouts, la instancia en la que cada coach propicia estratégicamente el enfrentamiento entre dos o tres integrantes de su grupo y solo uno es salvado. Con 8 concursantes en cada formación, comienzan los playoffs, que terminarán arrojando a los finalistas.
Esta edición contará, además, con El Regreso, el spin off digital conducido por Stefi Roitman junto a la quinta coach: Emilia Mernes. Este nuevo segmento, que estará disponible exclusivamente a través de las plataformas digitales de Telefe, brindará la oportunidad de volver a La Voz Argentina a algunos de los participantes que no hayan sido elegidos por los coaches.
-Este año, audicionaron, presencial o virtualmente, unas 15 mil personas. ¿Hubo alguien que los haya sorprendido más?
LE: -¡Ay! Creo que Ale y yo estamos pensando en el mismo... No te podemos contar, pero hay uno, claramente. Igual, yo creo que todos somos especiales y tenemos ese diferencial, pero en este programa lo que sucede es que eso se exacerba, cada historia, cada mirada, cada forma de ser es importante; pero hay una que otra que son más especiales. Y creo que también tiene que ver con nuestra historia, porque en un país como el nuestro las dificultades que tiene que sortear una persona para conseguir la alegría en su profesión son muchas. Y creo que eso es lo más emocionante: que hay gente que pasa barreras muy heavys; gente que viene de pueblitos de muy pocos habitantes, en la loma del culo y que llega con mucho esfuerzo por haber juntado su platita. ¡Voy a llorar! ¡Así estoy todo el tiempo en el programa!
M: -Está muy bien armado el programa. En la anterior temporada llegamos a estar nominados a los premios Emmy. Y cuando fuimos a la ceremonia en Nueva York, nos preguntaban por qué La Voz Argentina está nominada cuando hay más de 40 versiones en el mundo. Yo creo que nuestra versión tiene un plus que tiene que ver con nuestra idiosincrasia, con la emoción, con las historias y con la manera en que se trata a los participantes.
LE: -Es que la producción es increíble. Cada participante que va avanzando o que se va yendo de la competencia, lo primero que nos dice es que agradecen el nivel de la producción. Y en este contexto, es un doble mérito. No es que lo diga de chupamedias con mis jefes, pero para mí es loable que una producción esté, a pesar de toda la situación que nos toca vivir, súper atenta al cuidado. Porque esto que nos pasa, el Covid, de hecho nos aleja, no nos deja estar cerca del otro, no te deja ser cariñoso ni empático... Hace que cueste más. Y los chicos, los participantes y nosotros, estamos con esta sensación de que a pesar de todo, nos sentimos muy cuidados.
-Más allá de esos cuidados, ¿en qué creen que la pandemia marca su presencia en esta temporada?
M: En varias situaciones. Y es inevitable. El padre de uno de los participantes falleció una semana antes de que se presentara al programa. Por suerte, como estuvo todo muy cuidado, no hubo casos de Covid positivo ni situaciones de contagio, pero sí pasó que hubo chicos que quedaron elegidos y cuando tenían que venir, pasaban por la carpa, los testeaban y no llegaron al estudio a hacer su audición. Fueron pocos casos, por suerte, pero existieron. Y en lo personal, como conductor, sé que cuando lleguen las batallas y yo esté al lado de ellos, voy a tener ganas de abrazarlos y no voy poder.
LE: -Es que es hermoso ver cómo viven esta oportunidad. No es que tengan más mérito por eso, pero hay historias que te conmueven porque son pura magia, puro amor al arte. Hubo gente que cuando abrió la boca nos dejó a todos sorprendidos y quizá no habían cantado nunca frente a nadie, y encima enfrentan ciertas dificultades. Creo que por eso La Voz es un formato tan exitoso, porque es un reality que promueve la buena onda y el cariño, y además apuesta al talento.
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