La verdadera historia de la casa Gucci: un asesinato, varios evasores fiscales y la pérdida del manejo de una de las marcas más poderosas de Italia
Desde el primer negocio que abrió Guccio Gucci en Florencia, hace 100 años, a la película de Ridley Scott que protagonizan Lady Gaga y Adam Driver, la dinastía Gucci ha estado en boca de todos; la realidad, una vez más, supera a la ficción
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ROMA.- Todo el mundo la conoce. Sus clásicas “G” entrecruzadas estampadas en elegantísimos bolsos, mocasines y valijas, marcados también por las dos franjas verde junto a la bordó del medio, desde hace décadas son como una bandera de Italia en el mundo. Ahora incluso hay zapatillas de esa marca de lujo que son furor entre adolescentes.
Pocos saben, sin embargo, que desde 1993 la mítica casa Gucci no es más, en verdad, italiana: fue cedida a Kering, el holding de lujo de Francois-Henri Pinault que, en los últimos años, también se quedó con otras marcas legendarias de la península, como Pomellato, Bottega Veneta y Brioni.
Más allá de eso ¿cuál es la verdadera historia de la casa Gucci, en boca de todos tras el estreno de La casa Gucci, la esperadísima película de Ridley Scott con Adam Driver y Lady Gaga como grandes protagonistas?
Todo comenzó cien años atrás, en Florencia. Fue allí donde el patriarca de una de las dinastías empresariales más importantes de Italia, Guccio Gucci, abrió en la Via della Vigna Nuova 7, en el corazón del centro histórico de una de las ciudades más lindas del mundo, su primer negocio de valijas de cuero. Se llamaba “Azienda Individuale Guccio Gucci”. Guccio la fundó en 1921 en una “pequeña bottega”, luego de volver a Florencia después de haber emigrado a París y Londres, donde había conocido el gran lujo y la pompa al trabajar como “lift boy”, ascensorista del Hotel Savoy.
A partir de entonces y en un marco familiar, la empresa fue creciendo y volviéndose cada vez más famosa gracias a sus modelos de bolsos y valijas. En los años 30 comenzaron a producirse las primeras carteras y se inauguraron las boutiques de la casa Gucci de Roma y Milán. Pero fue luego de la Segunda Guerra Mundial, en las décadas del 50 y 60, que Gucci alcanzó la gloria internacional. La apertura de una boutique en Nueva York determinó el lanzamiento de la marca en todo el mundo y el gran éxito. Las celebrities y el jet set comenzaron a adquirir los productos de la casa Gucci, que hasta recibía encargos de John Fitzgerald Kennedy.
Yendo al árbol genealógico, Guccio Gucci tuvo cinco hijos: Ugo, Grimalda, Vasco, Aldo y Rodolfo. Al morir, en 1953, solamente Aldo y Rodolfo (en la película interpretados respectivamente por Al Pacino y Jeremy Irons) siguieron trabajando en la empresa familiar y, a su vez, tuvieron hijos. Aldo fue padre de Giorgio, Roberto y Paolo (interpretado en el film por un irreconocible Jared Leto). Mientras que Rodolfo tuvo a un único hijo: Maurizio (Adam Driver).
Los productos Gucci comenzaron a ser objetos de culto. Pese al éxito, Aldo y Rodolfo chocaban continuamente, así como luego lo hicieron sus hijos. A fines de la década del 70, Paolo dejó la empresa y sin la autorización de la casa madre, lanzó una marca suya utilizando el nombre Gucci. Esa movida lo llevó a ser sancionado y luego excluido de la Casa.
Gucci se convirtió luego en una Sociedad Por Acciones y en 1983, al morir Rodolfo, que detentaba la mitad del paquete accionario, su hijo Maurizio comenzó una batalla legal en contra de su tío Aldo para controlar la empresa, algo que finalmente logró. En 1986, a los 81 años, Aldo Gucci fue arrestado por evasión fiscal en Estados Unidos.
El matrimonio de Maurizio y Patrizia Reggiani
Dando un paso atrás en el tiempo, en 1970 Maurizio conoció en una fiesta a Patrizia Reggiani (Lady Gaga), con quien contrajo matrimonio dos años más tarde, pese a la oposición de su padre, Rodolfo, que ni siquiera fue al casamiento, convencido de que su hijo había caído en las redes de una trepadora social. Con Patrizia Reggiani, con quien tuvo dos hijas, Alessandra y Allegri, el matrimonio, en efecto, terminó doce años más tarde. Aunque el divorcio sólo llegó mucho después, en 1995. Mientras tanto, Patrizia Reggiani comenzó a hacerse llamar Patrizia Gucci y a volverse famosa como “Lady Gucci”. Esto creó problemas de homonimia con la hija de su primo Paolo Gucci, Patrizia.
Como dijimos al principio, en 1993 la casa Gucci fue cedida al Grupo PPR, hoy conocido como Kering. Ese mismo año Maurizio, ya separado de Patrizia, encontró a una nueva pareja, Paola Franchi, con quien comenzó a convivir. Dos años más tarde, el 27 de marzo de 1995, Maurizio Gucci fue hallado muerto en uno de los pasillos de la entrada de su oficina.
Hicieron falta dos años para descubrir que la mandante del homicidio había sido su exesposa, Patrizia Reggiani, que había contratado a una banda de delincuentes para que le dispararan, para vengarse y para evitar el matrimonio con su nueva novia, salvando, así, su patrimonio. Por este delito Reggiani fue condenada a 26 años de cárcel, de los que cumplió solamente 18, saliendo de prisión en 2016 por buena conducta. A los 72 años, Patrizia Reggiani sigue sintiéndose Patrizia Gucci y, muy atenta a la moda, sale de su casa siempre muy arreglada, acompañada de un chofer.
¿Y los demás Gucci? Después de ese terrible drama, hoy en el centro del film de Ridley Scott, las hijas de Maurizio y Patrizia Reggiani, Alessandra y Allegra, optaron por el perfil bajo. Un bisnieto del jefe de la dinastía, también llamado Guccio Gucci intentó trabajar en el mundo de la moda, creó una marca llamada “To be G”, pero finalmente fue arrestado por fraude y bancarrota en Florencia, en septiembre de 2014.
En los últimos meses también se hizo conocer Drusilla Gucci, nieta de Roberto, que participó en el programa televisivo La Isla de los Famosos. Finalmente, la verdadera Patrizia Gucci, hija de Paolo, en 2015 escribió un libro autobiográfico titulado “Gucci, la verdadera historia de una dinastía de éxito contada por una verdadera Gucci”. En vista del estreno de la película de Ridley Scott, Patrizia aggiornó su libro con un prólogo en el que descarga toda su amargura en contra de la película que acaba de estrenarse y del libro sobre el que se basa, tal como hicieron otros miembros de la familia.
Patrizia cuenta que había sido contactada en 2003 por Scott, que le había revelado que tenía proyectado hacer una película sobre su familia, pero que después el cineasta no volvió a contactarse. Denuncia también al libro de la periodista británica Sara Gay Forden, en el que se basa el guion, como “lleno de falsedades” y suma: “Desde que el mundo es mundo –lamenta-, cada marca que alcanza las cimas de la celebridad ha debido sufrir o soportar, por contragolpe, sus falsificaciones. Así como un producto puede ser falsificado, también puede serlo una historia, especialmente si está relacionada con un nombre y una marca tan reconocida”.
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