La traumática experiencia de Reese Witherspoon durante el rodaje de Alma Salvaje
La actriz detalló el detrás de escena de la que fue una de sus películas más aclamadas, por la que recibió su segunda nominación al Oscar, y confesó que la filmación la transformó “hasta un nivel celular”
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La soledad puede ser una compañía más difícil que cualquier otra. Eso descubrió la actriz Reese Witherspoon cuando rodó entre 2013 y 2014 Alma salvaje, la adaptación del libro Salvaje (Wild, en el original), el superéxito de ventas de la autora Cheryl Strayed. Si para Strayed -quien además de escribir la historia la había vivido en primera persona- fue duro caminar en casi completa soledad durante casi 1.800 kilómetros, pasando por todas las climatologías y estados de ánimo posibles, el reto tampoco fue fácil para la actriz.
Según reveló recientemente, enfrentarse a un rodaje así le hizo tener terribles ataques de pánico, que logró superar solamente mediante hipnosis. Pero, al final, relata, se convirtió en la película que más la movió por dentro, que más la cambió.
Fue la propia Witherspoon quien reconoció lo sucedido en una entrevista con la publicación Interview, realizada por la también actriz Tracee Ellis Ross. “Tenía muchísimo miedo de hacerla, Tracee”, confiesa la actriz sobre cómo fue el proceso de enfrentarse a la película y a su rodaje. “Me sometí a hipnosis, estaba asustadísima. Tuve ataques de pánico durante tres semanas antes de empezar [a filmar]”, explicó.
Lo más curioso es que fue la propia Witherspoon quien decidió no solo entrar en ese proyecto, sino llevarlo a la gran pantalla y producirlo ella misma. La estrella pensó que la historia de Strayed, ambientada en 1995, podría ser un éxito, como así ocurrió: con un presupuesto de 15 millones de dólares, recaudó más de 52 en todo el mundo, y logró dos nominaciones a los Oscar, para Laura Dern por actriz de reparto y para la propia Witherspoon por actriz principal (aunque finalmente se lo llevó Julianne Moore por Siempre Alice).
La película, dirigida por Jean-Marc Vallée, cuenta la historia real de Cheryl Strayed, que tras pasar por una etapa de autodestrucción, adicción a la heroína y problemas personales y familiares decide caminar los más de 1.700 kilómetros de la ruta llamada sendero de la cresta del Pacífico, en la costa oeste estadounidense. Lo hace sola, sin ningún tipo de preparación, experiencia previa, ayuda, ni casi dinero, en un viaje que la cambia y la ayuda a curarse. Al final, el relato fue todo un empujón para la reputación de Witherspoon como productora pero también como actriz.
Toda una historia de superación que, llegada la hora de la verdad, Witherspoon vio que tenía varios elementos que eran difíciles de afrontar, tanto de la temática -por eso la actriz prefirió producirla ella misma- como de la filmación en sí. “Estaba el tema de la desnudez, el sexo, la cuestión de tomar drogas... Pero también estar sola delante de la cámara sin más actores”, reflexionó. “Nunca había estado rodando escenas sola durante días y días. Hubo unos 25 días del rodaje donde no tuve ningún actor frente a mí. Éramos yo, la cámara y mi mochila. Fue como: ‘¿En serio esto va a ser así de aburrido?’”.
Sin embargo, al final se convirtió más en un reto mental que en un aburrimiento. De hecho, en 2014 contó en el medio Vulture que esta había sido “por lejos”, la película más difícil de su vida, también en lo físico, donde repetía y repetía escenas cargada con una mochila que pesaba 30 kilos. “No parábamos de rodar en esas localizaciones remotas, literalmente. No parábamos para comer, solo comíamos snacks. No parábamos para ir al baño. Suena de locos, pero fue increíble. Fue una inmersión por completo, nunca me sentí tan cerca del equipo. Literalmente nos empujábamos para subir las montañas y nos llevábamos los unos a los otros”.
Todo eso la ayudó a comprender la aventura que la protagonista original del libro también vivió. De hecho, se hicieron amigas, y Strayed la acompañó a la ceremonia de entrega de los Globos de Oro en 2015, a los que la actriz estaba nominada. Posaron juntas en la alfombra roja.
“El libro de Cheryl Strayed se convirtió en algo precioso y sagrado para mí, porque me habló profundamente de cómo podemos salvarnos a nosotras mismas, como mujeres”, sostuvo la actriz en la charla con Interview. “No hay madre ni padre que venga a salvarnos. No hay cónyuge. Pensé que aquello era algo radical al final de la película, que acaba sin familia, sin dinero, sin trabajo, sin pareja, y es feliz”. La entrevistadora le replicó: “Es algo radical...”. Withserpoon cerró: “No sé si volveré a trabajar así de duro otra vez, pero me cambió hasta un nivel celular”.
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