La tragedia que unió para siempre a Ryan O’Neal y Francis Ford Coppola

El 8 de diciembre de 2023, Ryan O’Neil abandonaba este mundo. Tenía 82 años y luchaba, desde hacía dos décadas, con una leucemia crónica a la que se sumó, en 2012, un cáncer de próstata. Ese día, varias estrellas y personalidades de Hollywood, incluidos sus hijos, con los que mantuvo vínculos al menos conflictivos, acudieron a sus redes sociales para despedirlo. Y entre todos los mensajes que buscaban homenajearlo, resaltando sus cualidades artísticas y humanas, uno llamó la atención: el del reconocido director Francis Ford Coppola.

Como muchas otras celebridades, aquel día el realizador resaltó algunas de las interpretaciones más notables de O’Neil, pero también hizo referencia a la gran tragedia que los “hermanó” para siempre. “Ryan O’Neil ha muerto y merece, sin dudas, elogios por su excelente trabajo en Barry Lyndon, ¿Qué pasa, doctor? y Apocalipsis Now”, escribió en su cuenta de Instagram. Y recordó el conmovedor y doloroso hecho que los unió: en 1986, Gian-Carlo, el hijo de Coppola murió, a los 23 años, en un accidente en el que estuvo involucrado Griffin, el hijo del reconocido actor.

“Nuestras familias están unidas en la tragedia, lo cual es otra expresión de amor”, expresó el director. Y finalizó su mensaje con un deseo: “Descansa en paz. Dios te bendiga, Ryan”.

En el momento en el que se produjo la tragedia, tanto Gian-Carlo Coppola como Griffin O’Neil estaban trabajando a las órdenes del director de El Padrino en la película bélica Gardens of Stone. El primero, formaba parte del equipo de producción y el segundo, tenía un pequeño papel interpretando al amigo de la protagonista. Todavía faltaban filmar escenas en el Cementerio Nacional de Arlington, en el que descansan los restos de más de 400 mil militares estadounidenses y sus familias, incluidos los presidentes John F. Kennedy y William Howard Taft.

Sin embargo, durante el fin de semana del Día de los Caídos, la producción se suspendió, para que quienes tuvieran a sus seres queridos enterrados en el que se considera el cementerio militar más importante de los Estados Unidos, pudieran visitar sus tumbas en un clima de tranquilidad y respeto. Los dos jóvenes decidieron, entonces, alquilar una lancha y navegar el río South, cerca de Annapolis, la capital del estado de Maryland.

En un momento de la travesía, O’Neal, que era quien conducía la embarcación, intentó realizar una maniobra para deslizarse entre dos barcos que se movían con más lentitud sin notar que una de ellas estaba siendo remolcada por la otra. Como consecuencia, su embarcación de 14 pies chocó contra la línea de remolque. El hijo del célebre actor logró agacharse, pero Coppola no tuvo tiempo de reaccionar y fue letalmente golpeado por la línea de remolque en la cabeza.

Según informó el Washigton Post en aquel momento, en su primera declaración tras la tragedia, O’Neal intentó echarle la culpa a su acompañante, asegurando que era él quien conducía la embarcación. Sin embargo, las distintas pericias establecieron que era él quien capitaneaba la lancha. Se enfrentó a un juicio breve, sin jurado, que, como era de esperarse, contó con una amplia cobertura mediática. Si bien el foco estuvo puesto en lo que sucedió el día de la tragedia, también se cuestionó el estilo de vida de Griffin. Según informó la revista People, solo en 1982 recibió 27 multas por exceso de velocidad. El Washington Post, a su vez, informó que apenas dos días antes de la muerte de Gian-Carlo, Griffin O’Neal fue detenido y acusado en el condado de Arlington por conducir imprudentemente y por portación de armas.

La relación del joven actor con su consagrado padre también tomó gran relevancia en los medios en aquel tiempo. Diarios y revistas recordaron que en 1983, Griffin y Ryan O’Neal protagonizaron una feroz y violenta pelea en la que el padre le arrancó dos dientes a su hijo. El incidente se hizo público luego de que Griffin llamara a la policía, pero luego se negó a presentar cargos, según indicó Los Angeles Times.

“Realmente lo lamento”

Si bien Griffin logró eludir los cargos de homicidio por la muerte de Coppola, se lo declaró culpable de haber maniobrado “de manera negligente”. La condena fue particularmente liviana: una fianza de 200 dólares y 18 meses de libertad condicional. Al salir del tribunal, Griffin enfrentó a las cámaras. “Fue un accidente. Realmente lamento que haya pasado. Lo amaba mucho”, indicó. Su padre, a su vez, se mostró aliviado por el veredicto de la justicia, pero no se olvidó del realizador y los seres queridos de Gian-Carlo. “Nuestros corazones están con la familia Coppola”, aseguró.

Finalmente, O’Neil fue reemplazado por otro actor y su rostro no aparece en la película que estaba filmando junto a su amigo. Algunos aseguran que esa podría haber sido una gran oportunidad para comenzar a procurarse un lugar propio dentro de la industria; algo que jamás pasó. Es que en los años que siguieron, Griffin siguió teniendo problemas con la justicia, por conducir bajo los efectos del alcohol. De hecho, en 2011 lo sentenciaron a pasar 16 meses de prisión por ese motivo.

La mala relación parental tuvo otro pico en 2009. El actor fue detenido por haberle disparado a su hijo, pero recuperó la libertad luego de pagar una fianza de 50 mil dólares. Según explicó luego en una entrevista, se vio “obligado” a tomar esa decisión luego de que el joven lo atacara “cuatro o cinco veces” con un atizador de hierro y de que golpeara ante sus ojos a su novia embarazada. “Al ver cómo la golpeaba, me puse nervioso. Fue entonces que fui a la habitación y tome la pistola. Disparé contra una barandilla, lo que hizo que se asustara y huyera”, aseguró agregó el exesposo de Farrah Fawcett. Según informó Vanity Fair, los cargos en su contra finalmente fueron retirados.

Eso no significó, de ninguna manera, que el vínculo entre ellos haya mejorado con el correr de los años. En una entrevista publicada por el mismo medio estadounidense, Griffin acusó a su padre de haberlo iniciado en el consumo de drogas cuando tenía apenas nueve años y aseguró que a los 11 le dio a probar cocaína por primera vez. “El fue violento durante toda mi crianza. Era un psicópata narcisista y muy abusivo”, afirmó.

Más allá de aquellas palabras de Ryan O’Neil sobre la familia Coppola una vez que el juicio terminó, ni el actor ni el realizador se mencionaron mutuamente ni fueron vistos juntos durante en los años siguientes. Quizá por eso, muchos de los seguidores del director en las redes sociales se sorprendieron al leer el texto con el que homenajeó al actor el día de su muerte. Uno de ellos indicó: “Eres un caballero y un ser humano de primer orden por hacer una declaración como esa. Dios te bendiga por tener un corazón lleno de amor y perdón”. Otro, indicó: “Esta publicación ejemplifica la verdadera práctica de la magnanimidad... Que tu corazón sienta la poderosa presencia de la gentileza y la paz. Todo el amor para ti y los tuyos”.

A pesar de la mala relación que mantuvieron por décadas, Griffin pudo estar cerca de su padre en sus últimos años. El actor se casó por primera vez en 1963 con la actriz Joanna Moore, con la que tuvo dos hijos, Tatum y Griffin. El matrimonio duró apenas tres años y el actor perdió la custodia de sus dos hijos debido a sus problemas de alcoholismo y su adicción a las drogas. Su segunda mujer fue Leigh Taylor-Young, con la que tuvo un hijo, Patrick, que fue el encargado de dar a conocer su deceso en las redes sociales.

Con Fawcett tuvo a su último hijo, Redmond. La relación entre las dos estrellas no fue sencilla, debido al fuerte temperamento del actor ya sus continuas infidelidades. De hecho, la protagonista de Los ángeles de Charlie pidió el divorcio, en 1997, después de haberlo encontrado en la cama junto a la actriz Leslie Stefanson. Tras ese incidente volvieron a retomar su relación en 2001 y estuvieron juntos hasta el fallecimiento de la actriz en 2009. Ese día, el actor le prohibió a Griffin que concurriera al funeral.

Tatum, a su vez, también lo acusó de haber abusado física y emocionalmente de ella en su autobiografía A Paper’s Life, publicada en 2007. Sin embargo, en 2011, cuando la enfermedad de O’Neil recrudeció, padre e hijos lograron reconciliarse.

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