La actriz y astróloga vive con su hija Ángela en Puerto Aventuras, entre Playa del Carmen y Tulum; cómo pasan sus días y cómo transitan el desarraigo
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En pleno confinamiento, durante la pandemia por el Covid-19, Magali Moro vislumbró que cumplir un sueño que había acariciado desde siempre no era una locura total. Y empezó a trazar un plan, el de mudarse a México. “Una aventura por un año, en principio”, aclara. Hace ocho meses ya que vive en Puerto Aventuras, junto a su hija Ángela, trabaja como astróloga y pronto grabará una serie. “Nunca hubiese pensado que iba a estar viviendo en un lugar entre Playa del Carmen y Tulum, un barrio que se llama Puerto Aventuras, un nombre muy simbólico”, le relata la actriz a LA NACION.
-¿Hace tiempo que tenías ganas de mudarte a otro país?
-Fue todo un proceso tomar la decisión de venir y cuando lo decidí, consensuado con mi hija claro, le dije: ‘Esta es una aventura que estamos haciendo, en principio, por un año’. En marzo del 2020, cuando declararon la pandemia y el confinamiento y durante varios meses estuvimos mucho tiempo encerradas, y si bien fue un año de mucha conexión interna, también sentí que necesitábamos un cambio, y salir de casa. Pensar en una mudanza a otro país en el medio de una pandemia sonaba como una locura pero todo iba llevándome hacia ahí. En un momento quise mudarme a la zona Norte del Gran Buenos Aires y, aunque suene increíble, era más complicado y caro que venir a México. No fue fácil, pero salió. Y por otra parte, tenía una asignatura pendiente porque siempre tuve el sueño de vivir cerca del mar y creí que era una fantasía infantil, que tenía que dejar de lado porque había nacido en una ciudad. Y de repente dije, ‘por qué no’.
-Y te animaste….
-Sí. El confinamiento nos dio vuelta la forma de pensar el mundo y a nosotros mismos. Y pensé que estoy en un momento de mi vida en que si no me doy el gusto de experimentar lo que siempre quise, cuándo lo voy a hacer. En Buenos Aires estaba haciendo mi trabajo online y puedo hacerlo desde cualquier lugar del mundo. Fue acomodar algunas cosas, y hacer mucha fuerza. Y la hicimos con mi hija, hasta trajimos a la gata. La idea siempre fue una aventura por un año, nunca tomé la decisión de irme del país. Simplemente, salirnos por un año y probar, ver cómo nos sentimos. Y en eso estamos. Necesitaba darme el permiso de experimentar con algo que siempre fue un deseo. No tenemos garantías de nada, ni el control sobre lo que sucede.
-¿Por qué México?
-Siempre fui medio kamikaze, no tenía nada asegurado de nada, ni un trabajo ni un amor. Fue pura intuición, y México es un lugar que siempre me gustó, ya había recorrido esta zona y me gusta la idea de vivir en contacto con la naturaleza. Hace mucho que quería salir de la ciudad, vivir cerca del mar, en lo posible en un lugar cálido, y Puerto Aventuras reúne todo eso. Además, tengo gente conocida, ya había elegido el colegio dónde mi hija iba a estudiar, una casita alquilada; me tomé un tiempo para organizarlo bien. Y acá surgieron algunas cosas, me invitaron a hacer círculos de mujeres, que ya hacía yo en Buenos Aires y es algo que me gusta mucho porque integro la astrología y el tema expresivo, porque trabajamos con la creatividad. Y sigo en conexión con Buenos Aires, con consultas que hago online. Ahora tengo un proyecto muy lindo porque me ofrecieron armar una comunidad en Instagram, a través de una plataforma de membresías, para compartir diariamente el trabajo que hago y puede verse en mi Instagram @magali_entreelcieloylatierra, donde doy talleres, escribo reflexiones y subo videos.
-¿Cómo es tu rutina diaria?
-Siempre digo que soy devota del mar y vivir en México significa estar cerca del agua. Desde la ventana de mi casa veo una laguna que da al mar. Y desde que llegué, hace ocho meses, no hubo un solo día que no haya entrado al mar. Estoy aprendiendo muchas cosas, entre ellas que la felicidad no está afuera sino que es un estado interior que podemos proyectar. También comprobé que el mar es un lugar que me hace la diferencia, y por eso voy todos los días a nadar, a mirar los pececitos de colores. Y agradezco tener esa posibilidad.
-¿Extrañás?
-Extraño un montón. No hay que idealizar tampoco, porque no todo es color de rosa. Los procesos que uno tiene que vivir, se viven donde sea. Trabajo online en consultas, a través cartas natales, y en forma presencial con los círculos de mujeres. Estoy conociendo gente de todas partes del mundo y adaptándome también con mi hija, que está entrando a la adolescencia: vine con una nena y en ocho meses ya es una adolescente. Esta nueva realidad trajo cambios relacionados con atreverse a enfrentar los miedos y las limitaciones personales.
-¿Tenés proyectos para sumarte a una serie?
-Sí. A través de gente conocida, me contactó un productor argentino, Adrián de Antoni, que está haciendo una miniserie que se llama Selección natural. Puede verse en Vimeo y trata sobre el Covid. Es una especie de thriller sobre distintas teorías conspirativas. Yo entraría en la tercera temporada, y es interesante porque me fascina la idea de volver a actuar. Además tengo la posibilidad de participar en el contenido, con el guionista Miguel Reina. Mi personaje se llama Fénix y aporta una nueva visión que apunta a ver toda la situación desde otra perspectiva. Es un desafío enorme que reúne lo que hace tiempo quiero hacer que es integrar la actuación con el contenido a comunicar. La idea es grabar en noviembre, en Los Cabos, en Baja California.
-¿Seguís pensando en volver al año?
-La decisión no está tomada todavía. Por ahora estamos acá, en el día a día. Y tolerar la incertidumbre también es un aprendizaje, porque la parte afectiva y el desarraigo pesan. En principio, no lo pensamos como algo definitivo. Es un momento de una profunda revolución en cuanto a lo que llamamos realidad. No podemos seguir viéndonos y viendo al mundo como lo hacíamos.
Agradecimientos: Vanesa Gil, peinados Puerto Aventuras.
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