La muerte de Raúl Portal: "Hop", "manochanta", "tristonio" y otras huellas que dejó en la cultura popular
Cuando en abril de 1982 comenzó por ATC Semanario insólito, una audiencia todavía acostumbrada a una televisión políticamente correcta descubría a un personaje desbordado, casi un clown disfrazado de periodista serio. Raúl Portal comenzaba a imprimir su sello, entre naif y anárquico, que luego con mayor o menor intensidad continuaría desarrollando durante el resto de su carrera.
De aquel programa que mezclaba humor y noticias absurdas, con ritmo y estructura inspirada en los noticieros norteamericanos de la época, sobresalió una creación del periodista bautizada coloquialmente como "el caco" (lunfardo de ladrón). Se trataba de Portal en exteriores, destruyendo todo a su paso mientras buscaba al supuesto prófugo de marras sin éxito alguno. El "salvajismo" con el que actuaba fue un verdadero shock para la televisión de entonces, al punto de que con el tiempo se vio obligado a dejar de hacerlo por el terror con el que lo miraban chicos y grandes cuando lo cruzaban durante las grabaciones.
Dos años duró aquel experimento televisivo llamado Semanario insólito, pero sentó las bases para mucho de lo que vendría después. Y mientras parte del grupo -Raúl Becerra, Adolfo Castelo y Nicolás Repetto- se unían a Jorge Guinzburg y Carlos Abrevaya para continuar la incorrección en La noticia rebelde, Raúl Portal desaparecía por un tiempo de la pantalla chica.
Luego de un paso fugaz con Los juegos del terror (que auspiciaba una marca de consolas) por Canal 11, a partir del 4 de abril de 1988 el conductor volvió recargado en Noti dormi, por ATC, un programa puso en valor el horario de la medianoche, hasta ese momento dado solamente a la presentación de películas extranjeras o series para insomnes. Con la premisa de no reírse "de la gente" sino "con la gente", Portal obtuvo un caudal de audiencia inesperado. Siempre se ufanó de su logro, diciendo que Noti dormi le había allanado el camino a Marcelo Tinelli, quien un par de años después continuaría usufructuando esa franja nocturna desde el 11, con la primigenia versión de VideoMatch.
Qué promovió el éxito de Raúl Portal en ese horario tan marginal es una pregunta difícil de contestar. Tal vez la falta de pretensiones de la propuesta, tal vez el clima exageradamente festivo de cotillón y papel picado (otro símbolo que continuaría con Tinelli), o probablemente un sentido del humor tan "blanco" y "zonzo" que se volvía irresistible para ver. Quién sabe. De lo que no quedan dudas es que fue terreno fértil para que Raúl desarrollara todas sus habilidades, especialmente las lingüísticas.
Con Noti Dormi llegaron los neologismos como "Manochanta" y "Currandero" (en una cruzada para desenmascarar a todos los falsos profetas de las curas milagrosas, que el animador continuó hasta sus últimos días), "Pendeviejo", "Caracúlico", y una cantidad enorme de palabras inventadas, onomatopeyas (su clásico "Hop", arenga para levantar el ánimo), también frases como "Tirá la buena que vuelve", que hoy pueden encontrarse más o menos parecidas en más de un texto de autoayuda.
La repercusión de estos neologismos fue tal que la editorial Planeta editó en 1988 un libro que recogía todas estas invenciones en forma de diccionario, con el título Pequeño Portal Ilustrado. El trabajo tendría una continuación en 2009, llamada Novísimo diccionario Portal del Neoloquismos, que no tuvo tanta repercusión como el primero.
Mientras los "bienpensantes" lo miraban de reojo, el conductor continuó aportando ideas que terminaron siendo apropiadas por la cultura popular, muchas veces sin saber que fueron creación de él. Por ejemplo, si alguien cree tener un amigo "tristonio", debe saber que es otra de las palabras popularizadas por Raúl. Ni hablar de aquellos que aciertan "como el mago Cacarulo, de puro… mago".
De su creatividad surgió también el apodo de "Panam" para su compañera de El Portal de la Noche, Laura Franco, hoy devenida en artista infantil. Según Portal, era el mejor sobrenombre para la chica porque de tan linda "no era un avión, sino toda una línea aérea".
Muchas veces subestimado, y otras tantas criticado, Raúl Portal murió este miércoles. Pero su impronta continuará vigente cada vez que alguien escuche que, el que tiene sentado al lado, está diciendo una "bolufrase".
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