La muerte de Magdalena Ruiz Guiñazú: muestras de dolor y palabras de admiración en el último adiós a la periodista

Momentos de profunda congoja y muestras de enorme admiración se vieron este miércoles por la tarde en el Memorial de Pilar, durante el último adiós a Magdalena Ruiz Guiñazú, que murió el martes, a los 91 años.

Apenas se conoció la noticia de su fallecimiento, el mundo de la radio, el diario y la televisión se vistió de luto. Familiares, amigos y colegas se acercaron a despedir a la emblemática conductora y periodista y, luego de un responso y algunas palabras de afecto para recordarla, acompañaron sus restos hasta el adiós final.

Unos minutos antes de que comenzara el responso, llegó un bouquet floral de parte de Mirtha Legrand y su hija Marcela Tinayre, que ocupó un lugar central de la capilla. Entre lágrimas, aplausos y nostalgia, el sacerdote Jaime Morea inauguró la despedida: ”La muerte es partida, ausencia y dolor, pero también es gratitud. Al dolor de la tristeza, sumémosle el agradecimiento por su vida prolongada, generosa y servicial. Hagamos un silencio para honrar a esta persona tan significativa para nosotros y para el país”. A sus palabras le siguió el bandoneón de Astor Piazzolla en “Libertango”, tema que musicalizaba las mañanas radiales de Magdalena.

Las sentidas palabras que se pronunciaron fueron de miembros de la familia y colegas cercanos. Su hija Alejandra, conmocionada, la recordó en su tenacidad y temple: “Mi madre predicó con el ejemplo, que era uno muy exigente. Para ella no era posible estar cansado de un trabajo si te gustaba. Ella sostenía que era inconcebible hacer las cosas a medias. Vivió una vida plena y sin pendientes”. Luego tomó la palabra su nieto, Miguel Tezanos Pintos, que con dulzura compartió con los presentes el asombro que le generó la repercusión en las redes sociales el recuerdo del profesionalismo de quien, “además de todo eso, era una abuela genial”. También destacó que una de las enseñanzas más valiosas que le dejó fue la de tratar a todas las personas por igual, “desde la que aparenta ser la más importante a la menos”.

En nombre de la Academia Nacional de Periodismo, Joaquín Morales Solá distinguió el coraje con el que Magdalena ejerció su profesión: “El periodismo tenía un faro moral muy grande que ahora se apagó. Amiga, descansá en paz”. El director de LA NACION Fernán Saguier, la periodista Cristina Pérez y Marta Lamas, histórica productora de Ruiz Guiñazú, también estuvieron presentes en la ceremonia.

María O’Donnell enfatizó el don de gente de su colega: “Siempre fue muy buena compañera de trabajo. Abrió camino desde el ejemplo. Alcanzaba con mirarla para admirarla y quererla”. El abogado Daniel Sabsay, presidente de la Asociación Argentina de Derecho Constitucional, dedicó unas palabras a la labor de Magdalena en pos de los derechos humanos y la definió como una de las periodistas más íntegras del país: “El vínculo que forjó con la Constitución Nacional la enaltece”.

Otro de los hijos de la periodista, César Doretti, muy conmocionado, aseguró que toda la familia siente la bendición de su madre y de su difunto hermano Edmundo. Además, se mostró muy agradecido por la contención recibida: “Los mensajes de amor que la gente nos envía son bálsamo para el corazón”, reconoció entre lágrimas.

A los llantos y abrazos se enlazó en sus allegados la serenidad de reconocerse en el privilegio azaroso de compartir época con una mujer que supo mantener la coherencia entre lo que sentía, hacía y decía.

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