La muerte de Gerardo Rozín: en medio de un profundo dolor, familiares y amigos le dieron su último adiós en Rosario

El conductor y productor Gerardo Rozín murió el viernes a los 51 años a causa de un tumor cerebral. La pérdida del popular conductor y periodista generó conmoción en el ambiente artístico y en la opinión pública.

Luego de que el sábado se lo velara en el barrio de Almagro, donde su familia y numerosos amigos y colegas fueron a despedirlo, el domingo al mediodía salió el cortejo de la casa velatoria Caramuto, de Rosario, ciudad natal del conductor, rumbo al Cementerio Israelita, donde se le brindó el último adiós. Allí descansan los restos de su madre.

En la casa velatoria rosarina se pudo ver a su familia y a sus amigos más cercanos, como el músico Juan Carlos Baglietto y el periodista Reynaldo Sietecase.

“Con Gerardo hablábamos con cierta frecuencia de su evolución o de su involución”, le contó Baglietto a la prensa. En ese momento, el músico se quebró y prefirió retirarse del lugar, visiblemente golpeado por la partida de su amigo.

Por su parte, Sietecase aseguró que viene despidiendo a Rozín “desde hace meses”. “Fue muy doloroso, pero él llegó al final con mucha dignidad y entereza, dejó un vacío irreparable, es muy injusto. Se lo va a extrañar muchísimo”, añadió.

“Yo siento que esta partida me partió y creo que a la TV argentina también. No sé si se lo va a valorar ahora en su justa dimensión, estamos hablando de alguien que comunicaba sin grandilocuencias, sin meterse en la vida de nadie, que convirtió su programa en una plataforma cultural extraordinaria. Los músicos le agradecen porque ha sido un tipo que amaba la música, amaba a los creadores, amaba la vida. Y eligió venir a Rosario, esa es otra señal de identidad, de pertenencia muy potente”, concluyó el periodista en diálogo con los medios presentes.

Según pudo saber LA NACION, Sietecase y Baglietto luego fueron a tomar un café juntos a la salida del velatorio.

A las 12.36 partió el coche fúnebre hacia el cementerio y se pudo ver sobre el cajón, extendida, la bandera de Rosario Central. Además, se escucharon ruidosos aplausos de quienes estaban presentes en la casa velatoria.

Este último sábado, Rosario Central jugó en su casa, el Gigante de Arroyito, contra Barracas Central. Allí se le realizó un sentido homenaje a quien se definía como “un canalla de nacimiento”.

En el cementerio, a partir de las 13, se realizó una ceremonia íntima en la que se pudo ver, entre otros presentes, a Pedro, el hijo mayor de Rozín, fruto de su matrimonio con Mariana Basualdo, quien; a la última pareja de Gerardo, Eugenia Quibel; a sus primos; a grandes amigos del fallecido productor, conductor y periodista, como Sietecase, Baglietto, el intendente de Rosario, Pablo Javkin y otros colegas como Alejandro García Conde, secretario de prensa de la intendencia de la localidad santafecina, quien trabajó con Rozín y a quien definió como una persona incondicional en su vida. Asimismo, autoridades de Telefe también acudieron al cementerio.

Carmela realizó este domingo un posteo de Instagram donde acompañó una foto familiar con un sentido texto. “Cómo se describen las fotos que van a faltar? Intento despedirme públicamente de una de las relaciones más íntimas de mi vida y no encuentro la manera adecuada. Seguramente le hubiera pedido a él que me ayude a escribir estas palabras. Ya me estás faltando”, manifestó.

“Me quedo con una familia hermosa, con saludos muy amorosos y el reconocimiento público de tu trabajo que va a llenar de orgullo a tus hijos. Gracias a los colegas por el respeto y el cariño. Hoy no, pero vamos a estar bien”, concluyó la periodista.

En el caso de Quibel, el último gran amor de Rozín, con quien el productor compartió proyectos laborales, como Ponele y La peña de Morfi, realizó una publicación en sus redes en la que mencionó todo aquello que la enamoró del conductor.

“Tus ideas brillantes con salidas ocurrentes, las sugerencias generosas para quien buscara tu opinión, tu humor distinto, tus ironías, tu orgullo rosarino y un poco uruguayo también, las playlists de Frisell y Pizzarelli, ‘el dolor auténtico, la alegría sin una mancha’. Y cada uno de nuestros momentos, los descubrimientos gastronómicos (los buenos y los fiascos), los viajes, hacer equipo en la radio, en la tele y en la vida, y una lista de motivos íntimos que me hicieron enamorarme de vos”. Y concluyó: “Brindo por vos, canalla”.

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