Juan Manuel Figueroa es el hombre detrás de las vendas. Interpretó a La Momia Blanca del recordado programa Titanes en el Ring desde 1974 hasta 1988, y también durante el último regreso televisivo en 2001 por la pantalla de América. Detrás de aquel luchador anónimo que nunca mostró su rostro durante los combates sigue habiendo un hombre real. A sus 69 años no piensa en alejarse de las cuerdas y recibe a LA NACION nada menos que en el cuadrilátero del gimnasio Marcos Lencina, en el Atlético Vélez Sarsfield, el club de toda su vida.
El día del encuentro llega al polideportivo con su bolsito al hombro. Su andar es muy parecido al del personaje. El intento por comenzar la entrevista se ve frustrado cuando sentado en el banco del gimnasio saca de su bolso la gran reliquia: el traje de la Momia. "Este es el original. Es un poco más difícil de poner. Tenía tres. El segundo y el tercero eran más fáciles porque la tela era más elastizada", cuenta mientras continúa con la difícil tarea de la transformación. Después comenta que la creadora de la imagen de La Momia es nada más y nada menos que su suegra, "una diseñadora experta" que sigue confeccionando prendas a pesar de su avanzada edad. "Era un trabajo arduo, ella midiéndome todo el tiempo y yo probándome a cada rato", rememora.
La metamorfosis se da lentamente. Ya tiene el traje por los hombros. Sonríe antes del gran momento. Figueroa está a punto de ponerse la máscara y en segundos queda completamente cubierto. Sólo asoman entre las vendas, sus ojos y los dedos de las manos.
Hay una atmósfera de nostalgia que traslada al entrevistado a los años 80’. Todo tiempo pasado fue dorado. Recuerda que le fue muy bien en televisión. Era tanto el éxito del programa que además llegó a personificar a El Olímpico, El Dogo, El Androide, El Indio Cultral-Có, y Dink C, entre otros.
Cada personaje tenía su encanto: "A La Momia la heredé, no fue un personaje creado para mí; la personifiqué durante 13 años y fui el último que le dio vida, por eso me resulta tan inolvidable. El Olímpico me fascinaba porque un atleta conecta con su fuerza y eso me identifica", le confiesa a LA NACIÓN.
-¿Cómo llegaste a Titanes en el Ring?
-Mi historia con los titanes fue como un destino, una casualidad. Yo ya hacía 8 años que practicaba lucha olímpica, especialmente grecorromana. Viajé con tres amigos a Mar del Plata y ahí estaba la carpa de la troupe. Un día nos acercamos al lugar donde entrenaban y nos pusimos a hacer una parodia del catch, una especie de sátira de Titanes en el Ring. Martín Karadagián que no venía nunca, ese día nos vio y sentimos mucha vergüenza, pero él nos dijo que estábamos luchando bien y a toda costa quería que nos quedáramos más días. Le dijimos que nos íbamos esa misma tarde. Así empezó todo.
-¿Qué pasó después de ese primer encuentro con Karadagián?
-Nos terminamos quedando siete días más, pero fue por la generosidad de Martín. Cada mañana entrenábamos y compartíamos momentos con los luchadores. Cuando nos despedimos le dijimos a Karadagián: "Muchísimas gracias por la oportunidad". Y él nos contestó: "¡No! De ninguna manera. Lo de ustedes no es una oportunidad, ¡es un compromiso! Cuando vuelvan a Buenos Aires los quiero ver en el gimnasio de Vicente López y los voy a meter en la troupe". Claramente pensamos que nos estaba jodiendo.
-Pero no era una broma, les hablaba muy en serio...
-Sí, pero ni nos imaginamos que era verdad. Un día cualquiera fuimos a Vicente López, con tanta suerte que justo Martín, ese día, había organizado una reunión porque en abril empezaba la nueva temporada en televisión. Karadagián nos pidió que nos sumáramos a la troupe. Fue grandioso.
-¿Cuántos años tenías en esa época?
-Tenía 25 años. Las primeras temporadas las emitieron por canal nueve, pero yo empecé en canal once cuando fue la época de oro de La Momia y El Androide.
-Tu debut como El Androide fue furor en aquél entonces, ¿vos cómo lo recordás?
-Fue tan famoso que se convirtió en un clásico. Rodolfo Di Sarli, el gran relator de aquella época, le contaba al público que el Profesor Demetrius lo estaba fabricando en un laboratorio. Él presentaba al personaje como un robot humanoide programado para acabar con todos los titanes, comandado a control remoto y con descargas eléctricas que podían ser mortales. Durante semanas mostraron en la tele las secuencias de la carretilla, donde se trasladaban las partes de la maquinaria, pero el que se iba a poner el traje era yo. Recuerdo que Karadagián me decía: "En dos semanas va a estar listo" y un día antes del estreno me propuso: "Hacelo como te salga". Me dio esa libertad y el día del debut empecé a caminar rapidito y a mover los brazos tipo robot, fue tan espontáneo que a la gente le encantó.
-Pero después empezó el enfrentamiento entre La Momia y El Androide, ¡que también lo interpretabas vos! ¿Cómo hacías cuando había una lucha entre los dos personajes? ¿Quién hacía de quién?
-Sí, El Androide y La Momia se enfrentaron muchas veces, eran súper enemigos. En ese caso, como el traje de robot era muy ceñido al cuerpo lo hacía yo porque era muy difícil disimular las piernas si otro se lo ponía. Era más fácil que algún compañero con un físico parecido al mío hiciera de La Momia porque al ser grueso el traje no se notaba tanto la diferencia. Por ejemplo en la llegada de La Momia al puerto en el 82’ yo hice de El Androide y Rubén Velázquez, de La Momia. Él era un luchador que otras veces también hacía de Atila y de Rómulo.
-Otro momento inolvidable fue cuando apareció la "Momita" en el Luna Park, en la última pelea de La Momia vs Karadagián...
-Todavía tengo la foto del día en que vendamos a Maxi, el hijo de El Ancho Peucelle, porque no teníamos un traje para él. Se lo hicimos todo manualmente. Fue una idea que se nos ocurrió para la última pelea en el Luna Park entre La Momia y Karadagián en el 82’. La única forma de justificar que saliéramos empatados era que apareciera en escena "el hijito de La Momia" para nivelar un poco la lucha. Después el árbitro definió el empate. Ese nene hoy es un hombre y seguimos siendo muy amigos. Inclusive él tiene una amistad muy especial con Paulina, la hija de Karadagián.
-¿Cómo era trabajar, nada más y nada menos, que con Karadagián?
-Yo sentía que conmigo el trato era especial. Será porque siempre fui respetuoso. Él a muchos los tenía a raya, era así de estricto. No podía dejar pasar un malentendido porque estábamos rodeados de luchadores que eran tipos grandotes y no solo era un tema de contextura física, eran de carácter intenso, de genio fuerte. Por ejemplo llegaba uno que le decía a otro: "Esa silla es mía" y entonces había que poner orden o sino esa silla terminaba volando por el aire. Karadagián los hacía entrar en razón. Les decía: "¡Bueno, basta! ¡No son dos nenes para pelearse por una silla!"
-También sentías una gran admiración por Rodolfo Di Sarli, el relator del programa que marcaba los ritmos en las luchas.
-Tengo el mejor recuerdo de Di Sarli. La magia del programa era obra de su inventiva. Era un creativo, un genio. Yo encontré en él a un aliado. No nos propusimos ser aliados de entrada. Fue una amistad que se fue dando. Conectábamos de una manera especial y eso no me lo voy a olvidar nunca.
-Por lo que contás los titanes eran como una gran familia...
-Se generó un grupo muy lindo. Imagináte que los titanes nos fuimos de gira por Nicaragua, El Salvador, Puerto Rico, Panamá, Honduras, Colombia, Ecuador, y a Paraguay íbamos todos los años.
-Una de las peleas inolvidables del programa fue la de La Momia con David El Pastor, ese personaje tan bueno, que siempre aparecía con ovejas, ¿hay alguna anécdota con él?
-Sí, siempre me acuerdo de él, porque el pobre David tenía que traer dos ovejas grandes y un corderito en el cuello, pero siempre estaba aterrado. ¡Me preguntó si mordían! Por ahí nadie se lo imagina, pero a él le daban pánico los animales. Éramos muy amigos y me admiraba porque yo entraba con varios perros cuando personificaba a El Dogo. Eran tan mansos que al pasar los chicos los tocaban, pero nunca iban sin el entrenador. Eran perros de pedigree, campeones en su raza.
-Y en el medio de toda esa vorágine de los titanes en TV, vos te casaste y fuiste padre.
-Yo digo siempre que fue un momento de mi vida donde se alinearon los planetas. Quedé seleccionado para Titanes a mediados del 74', empecé a trabajar de administrativo y me puse de novio con Estela en el 75’. Nos casamos en el 77’. Ya hace 42 años que estamos juntos.
-Tus dos hijos se criaron entonces viéndote en el ring, ¿ellos alguna vez interpretaron personajes durante el ciclo televisivo?
-Me acuerdo que una vez hice de una especie de Terminator y tenía que ir acompañado de dos infantes semi extraterrestres y preparamos a mis hijos para que me escoltaran. Mi mamá los vio por la tele y me dijo preocupada: "¡Juancito! ¡Cómo les vas a pelar la cabeza a los nenes! Y no era que los pelé, era un gorro de goma sobre del pelo. ¡Los efectos especiales de la época!
-Antes que vos, Pablo Sdaziuk y Enrique Dos Santos interpretaron a La Momia y los dos murieron en accidentes de autos, razón por la cual se empezó a hablar de la "maldición de La Momia". ¿Alguna vez tuviste miedo?
-Nunca tuve miedo. Para mí fue una triste casualidad.
-¿Y te pasó de lesionarte gravemente durante los programas?
-Sí, en Paraguay, en la cancha de Olimpia. Quedamos en la semifinal La Momia y El Gorila. Me saqué el pie de lugar porque mi tobillo estalló contra el borde del ring. Entonces el árbitro empezó a contar: "Uno, dos, tres..." Y no sé cómo me pude levantar, pero el pie lo arrastré y me di cuenta de que me quebré. La Momia siempre arrastraba una pierna, así que nadie sospechó nada. Estaba planeado desde antes que caía mal, intentaba levantarme y supuestamente perdía el conocimiento; mirá vos lo que son las casualidades. Me tenía que hacer el desmayado para que me lleven en andas José Luis, Peucelle, Julio César y otro más, y todo pasó tal cual. Se dieron cuenta de que estaba quebrado recién cuando llegamos al camarín. Eso fue en 1980 cuando nació mi hijo. Me tuvieron que armar la cabeza de la tibia. El peroné estaba roto, abierto, pero se fue soldando solo. Cuando vi las placas, mi tobillo era un cubilete de huesos. Después de la cirugía en otra radiografía se veían los tres tornillos y parecía una obra de arte. Estuve tres meses con yeso, pero después de eso me recuperé.
-Los fans del programa se acuerdan de Oscar Demelli, quien decía ser "la verdadera Momia Blanca", y el momento donde fuiste con la hija de Karadagián a desmentirlo en la tele
-Sí, me acuerdo como si fuera ayer cuando Paulina me llamó y me dijo de ir a Paparazzi, el programa de Jorge Rial del momento. Se presentaron todos los papeles reales para demostrar que Demelli jamás fue La Momia. Nunca hizo ni una vuelta carnero. Es un mentiroso, lo sabemos todos los titanes. Era un ayudante en el programa, planchaba los trajes y a veces salía de extra como escolta de algún luchador. Gracias a Paulina, Julio César y El Indio que me acompañaron al programa, pudimos desmentir lo que dijo ese mamarracho.
-Hoy por hoy, si te llamaran para formar parte de los nuevos Titanes, ¿aceptarías?
-¿Por qué no? Podría ser un veedor. Me gustaría. Me voy acomodando como se den las cosas, pero ya fui un titán, si no vuelvo no pasa nada.
Qué piensa La Momia de la vuelta de los Titanes, y "Titanas"
El 21 de septiembre se presentaron en un multitudinario evento en La Rural los nuevos Titanes y Titanas. Aparecieron La Momia y El Caballero Rojo, dos de los legendarios personajes del pasado interpretados por otros luchadores, y se sumaron nuevos integrantes, cada uno con un carácter y una historia diferente.
"Yo creo que esos tiempos tienen que volver y me encantaría que les fuera bárbaro a los nuevos porque amo la lucha. Ojalá se pueda armar un lindo formato y vuelvan a estar fijos en la tele, así salen dos o tres grupos más", comenta.
Aunque las épocas cambiaron, Figueroa se muestra optimista. "Hay gente que dice 'no, como los titanes de antes no van a ser' y yo pienso que se puede lograr algo interesante desde otra perspectiva, porque justamente el público no es el mismo. No tiene por qué ser como fue en aquel entonces. Hoy los chicos son de una era distinta y está buenísimo que hayan agregado mujeres, porque hay campeonas de todos los rangos en el deporte", resalta.
"Sangre Club", la nueva apuesta televisiva de Figueroa
Figueroa actualmente es empleado administrativo de UOCRA, pero en sus tiempos libres no se aleja del ring. Está embarcado de lleno en un nuevo proyecto: un programa de televisión en el cual la lucha vuelve a ser protagonista, pero ésta vez, apuntado a un público adulto. En este reality cualquier aficionado al catch se puede anotar para participar: el mecánico, el barrendero, el carnicero y hasta un karateca o un boxeador, y se van armando los enfrentamientos según la personalidad de cada luchador.
"Mi hijo Juancho, periodista, y comunicador social se juntó con un grupo de guionistas, camarógrafos y directores y empezó a armar los capítulos. Participa Vicente Viloni, que fue campeón cuatro veces en 100% lucha, y él va a ser mi enemigo en la pantalla. Yo soy el entrenador de los muchachos", cuenta.
Con esta nueva carta bajo la manga, La Momia -como lo apodan muchos aún hoy, 18 años después de su última aparición televisiva interpretando al personaje- deja en claro que nunca es tarde para ir detrás de los sueños.
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