La misteriosa vida de Bob Dylan: entre el hermetismo y las mentiras piadosas
Bob Dylan es de esas celebridades que viven alejadas de los medios de comunicación. El cantante estadounidense eligió este tipo de relación con el mundo luego de ser uno de los músicos más buscados allá por los años 60. Pero el corte definitivo fue en 1966, tras sufrir un grave accidente que pudo haberle costado la vida. Desde entonces, el músico entrega información con cuentagotas. Se sabe que tiene seis hijos, que desde hace más de 30 años gira por el mundo en su tour inagotable y que, con motivo de la pandemia, a sus casi 80 años (los cumple en 2021) está refugiado en su mansión de Malibú.
La práctica de guardar su intimidad bajo llave es algo que ha inculcado Zimmerman en sus herederos. De hecho, de los tres descendientes que se dedican al arte (sus hijos Jesse y Jakob y su nieto Pablo) ninguno lo menciona -es más, lo han llegado a omitir en un documental sobre indie estadounidense- y mantienen un perfil extremadamente bajo. Mientras que el hijo mayor es director de cine, el que le sigue fundó The Wallflowers hace dos décadas y después emprendió una carrera en solitario, en tanto su nieto pasó de rapero a cantautor indie. Jesse empezó filmando videos musicales para Tom Petty o Lenny Kravitz, estuvo detrás de American Pie 3 (2003) y en 2019 filmó un documental sobre el magnate George Soros.
Otra muestra del hermetismo que rige su vida es lo que sucedió con la venta de sus derechos discográficos. El 7 de diciembre el mundo de la música se sorprendió al enterarse de que Dylan había vendido los derechos de su catálogo de canciones a Universal. No se dieron hasta el momento ni información sobre las condiciones ni datos. Pero se estima que el catálogo le habría costado a Universal entre 300 y 700 millones de dólares.
Dylan, puertas para adentro
Dylan tiene seis hijos, cinco fruto de su matrimonio con Sara Lownds, con la que estuvo casado entre 1965 y 1977 y de quien se separó en malos términos, luego de reiteradas infidelidades. La sexta, Desiree Gabrielle Dennis-Dylan, nació en 1986 y es fruto de su segundo y último matrimonio conocido, con la cantante Carolynn Dennis, con quien compartió la vida en secreto entre 1986 y 1992.
Cuentan que cuando Bob llegó a Nueva York mintió: dijo que era huérfano y que se había escapado de un circo. En ese momento tenía 20 años. Luego trascendió que su nombre real era Robert Allen Zimmerman, era hijo de Abram y Beatrice, y había nacido en Duluth, Minnesota. Si bien en los primeros tiempos, el cantante se mostraba más abierto, el asedio mediático que vivió lo fue encerrando y hasta enfrentando a periodistas. Algo que se incrementó aún más luego del accidente de moto que sufrió en 1966 y del que no dijo nada.
Desde 1988 que el músico recorre el mundo con su Never Ending Tour, y da un mínimo de 100 conciertos donde sea que la vida lo lleve. "Eso es lo más cerca que estoy de un estudio de grabación privado", explicó en una nota desde uno de los cuartos de hotel. Otra de las historias que circularon de quien fue reconocido con el premio Nobel de Literatura es que en 2009 fue detenido en Nueva Jersey, después de que un vecino de la zona dijera que había alguien mirando a través de la ventana de una casa abandonada, de noche. Cuando lo quisieron llevar, él reveló su identidad pero no le creyeron. Así de excéntrico es Bob.
En tiempos de Covid-19, Dylan está en su casa de California, donde vive cuando no está en la ruta. Según informan medios estadounidenses, el hombre vive solo y rodeado de personal de seguridad. Meses atrás lanzó su último disco, Rough and rowdy ways. Antes había editado "Murder Most Foul", un tema de 17 minutos que se basa en el asesinato de JFK y que se convirtió en su primer número uno en la lista de ventas estadounidense. En una de las pocas entrevistas que dio, a su amigo el profesor universitario Douglas Brinkley, Dylan dijo, al ser consultado sobre cómo lograba que tanto el cuerpo como la mente estén en forma: "¿Cómo lo hace cualquiera? La mente y el cuerpo van de la mano. Tiene que haber algún tipo de acuerdo. Me gusta pensar en la mente como espíritu y en el cuerpo como sustancia. No tengo ni idea de cómo integrarlas. Solo trato de seguir en línea recta y de permanecer en ella, de mantenerme en ese nivel".
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