El panelista nacido en un pequeño pueblo de La Pampa se ganó un lugar en el medio a fuerza de perseverancia; de las pérdidas que lo marcaron a su vínculo con sus compañeros de Intrusos y su opinión sobre el Martín Fierro y el caso “Morena Rial”
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“Hace un tiempo comencé a utilizar mi cuenta de Instagram como un lugar donde la gente puede encontrar información, pero eso hace que no pare nunca de trabajar”. El que habla es Sebastián Perelló Aciar, pero en el medio se lo conoce como “Pampito”, debido a la provincia en la que nació. Es una de las revelaciones del periodismo sobre farándula y espectáculos del último tiempo, un medio en el que se instaló luego de golpear una cuantas puertas y demostrar una saludable y obstinada vocación por pertenecer.
Hoy, su agenda laboral es tan intensa que abruma, es panelista de Flor de la V en Intrusos (América); acompaña a Carmen Barbieri en su programa Mañanísima (Ciudad Magazine); junto al personaje La Barby, se pone frente a los micrófonos de Soy tan biutiful (Pop Radio); y escribe para un portal de noticias de espectáculos.
Dice “ahora le encontré la vuelta a las redes porque sacarme fotos no es lo que más me gusta”. Pero no hay que creerle demasiado, ya que suele posar animadamente mostrándose en salidas nocturnas y luciendo múltiples cambios de ropa. “Me gusta editar videos, subir noticias permanentemente, eso hace que no haya sábado o domingo o que sean las doce de la noche y esté a full. A eso se le suma el tiempo que te lleva informarte para poder hacer los programas”.
-¿Cómo te informás?
-En Intrusos hay un responsable de producción para cada panelista, eso ayuda mucho al trabajo.
-En Intrusos, ¿los panelistas se distribuyen la cobertura de las noticias de acuerdo al famoso en cuestión?
-No, pero, si alguien tiene más onda con determinada persona, se trata que se encargue de hacer el nexo o confirmar alguna información de primera mano.
-En algunas discusiones, el staff de Intrusos suele enfrentarse a viva voz.
-Nos llevamos bien, de algunos compañeros soy amigo, salimos a comer, no hay ningún problema. Al aire puede parecer que nos estamos matando, pero eso es por la intensidad de la discusión y la libertad que tenemos para debatir.
-La búsqueda de la información de primera mano y la primicia, ¿convierte en muy competitivo el mundo de los periodistas que integran paneles?
-No, eso es un mito. Como en todos lados, hay gente jodida, no todo es color de rosa, pero en líneas generales no me tocó cruzarme con muchos de esos. Siempre tuve buenos compañeros, que me fueron enseñando, “fijate que es por acá”, nunca quisieron destruirme; incluso, en la calle, donde está la competencia por la exclusiva, y a mí me encantaba tenerla, se competía con armas nobles, con respeto. Obviamente, si tenés un dato propio, no lo compartís, pero son las reglas del trabajo, nadie se enoja por eso.
Flor de la V es la encargada de mediar en el equipo de panelistas del programa más longevo de América que, además de Pampito, conforman Laura Ubfal, Marcela Tauro, Guido Zaffora, Maite Peñoñori, Pablo Layus, Gonzalo Vázquez y Karina Iavícoli. En Mañanísimas, comparte su rol con Estefanía Berardi.
-A pesar de algún cruce que se puede ver al aire, el panel de Intrusos es muy homogéneo.
-Existe buena energía, a pesar que debatimos y hasta me ha pasado de pedirle disculpas a un compañero o compañera.
-¿A quién tuviste que pedirle disculpas?
-No voy a decir por qué, pero hace poco tuve que disculparme con Laura Ubfal. Me pasé con un chiste, porque en el fervor te pasás de vivo y a ella no le gustó lo que le dije. La verdad es que, cuando luego vi grabado lo que había pasado, me di cuenta que Laura tenía razón.
-¿Aceptó tus disculpas?
-Sí. La idea no es lastimar a nadie, ni a un compañero ni a un artista.
-Es complejo no meter la pata con tantas horas diarias de aire en vivo.
-El programa de Carmen (Barbieri) es de dos horas e Intrusos dura dos horas y media, es un gran ejercicio, está buenísimo. Además soy un afortunado al trabajar con dos figuras, que podrían ser dos figuras y nada más, pero, en ambos casos, laburan mucho y me ayudan un montón a conformar mi personalidad televisiva, eso habla muy bien de Florencia de la V y de Carmen Barbieri y de su seguridad en el trabajo.
-¿Cómo te marcaron?
-Carmen me soltó mucho, me liberó y aflojó porque yo era muy acartonado. Se lo propuso y lo logró. Y con Flor, con quien había trabajado en Magazine, con sólo mirarla sé para dónde va, me divierto mucho con ella. Me va a matar con lo que voy a decir, pero la miraba de chiquito, cuando trabajaba en La Peluquería de los Mateos, me divertía mucho, así que estar ahora junto a ella es genial. Y, por supuesto, también aprendo de mis compañeros de panel.
-Más allá del prejuicio, casi todo el mundo consume algún porcentaje de información sobre farándula y chimentos.
-A todos nos gusta eso. En mi caso, desde que estoy en Intrusos, me impacta cómo cambió mi reconocimiento en la calle. Lo hablé con Florencia (De la V) y a ella también le sucede, me decía que no puede creer lo que pasa con el programa.
A la hora de pensar en referentes también menciona a Marina Calabró, hoy una de las profesionales mejor informadas y más picantes del medio, al productor Esteban Farfán y a Coco Fernández, a cargo del canal Magazine y uno de los responsables del equipo de dirección que acompaña a Adrián Suar en eltrece. “También converso mucho con mi amigo Diego Leuco. Es bueno ir corrigiendo cosas, es un aprendizaje constante”.
Peleas
Jorge Rial, Gabriel “Puma” Goity, Vicentico y el “Pelado” López son algunos de los famosos que se enojaron con él. Gajes del oficio inevitables. “A (Jorge) Rial lo admiro mucho como conductor. De hecho, cuando era chico miraba Intrusos”.
-¿Por qué se enojó Rial con vos?
-Cuando se separó de su última mujer (Romina Pereiro), le escribí a ella y la verdad es que me contestó mal y le dijo a Rial algo así como que la estaba acosando a preguntas, pero yo había sido muy respetuoso.
-¿Cómo se dio el cruce con Rial?
-Él se refirió a mí desde su programa de radio y yo le contesté desde el ciclo de Fabián Doman, donde estaba trabajando en ese momento. Fue un ida y vuelta picante.
-Luego de eso, ¿te lo encontraste cara a cara?
-No, no lo volví a ver. Le había hecho algunas notas, incluso, voy a decir algo que me da vergüenza, fue uno de los dos famosos con los que primero me saqué una foto.
-¿Quién fue el otro?
-La “Negra” Vernaci.
-¿Qué opinión te merece todo lo vinculado a la pelea entre Morena Rial y su padre?
-Creo que a Morena se le fue de las manos la situación y no se da cuenta del daño que le está haciendo a su familia y a ella misma, en eso coincido con Rial, más allá de lo que uno pueda opinar de él, ya que, en los tiempos de una televisión con menos límites, dañó a muchas personas. Él hubiese sido el primero en hacerse un festín con un caso como el de su hija, claro que con otros protagonistas. En Intrusos se decidió no ahondar, no por miedo a Rial, sino porque es un tema fuerte y delicado, se dicen cosas que son muy duras para una padre y para una familia, y uno no es quién para opinar.
-¿Qué celebridad te decepcionó?
-Hoy está internado y no sé si es bueno contarlo, pero Antonio Gasalla -a quien admiro mucho- cuando lo he entrevistado no ha sido la persona más simpática para conversar. De todos modos, los tipos con ese carácter, medio renegados, me divierten. Con Lucho (Avilés) me pasaba algo igual, me divertía, a pesar de su carácter.
-¿Alguna anécdota con él?
-Siendo asistente de producción de su programa Convicciones, tenía que llevarle el café. Una tarde, agarré un tarro no etiquetado pensando que era azúcar, pero se trataba de sal. Así que, sin querer, le puse sal a la taza de Lucho. Cuando lo probó al aire, remató con la frase de la publicidad “significa buen café”, y agregó: “¿Quién fue el hdp que le puso sal?”. Pero no pasó nada, sólo pidió que no hubiera más sal en la oficina.
-El próximo 9 de Julio será la entrega del Martín Fierro, ¿qué opinás del premio?
-Todos lo critican, pero todos lo anhelan, es el sueño de toda persona que trabaja en este medio. Criticarlo es divertido y es parte del folclore. Es un premio hermoso que, cuando uno lo mira desde el interior, parece tan lejano.
-La peña de morfi es uno de los ciclos nominados, ¿Jey Mammon debería concurrir a la fiesta?
-Uno escucha a Lucas (Benvenuto), quien tuvo una vida tan dura y es muy difícil no conmoverse o empatizar con él, pero también al escuchar a Jey uno siente que tiene razón al decir que está libre de culpa y cargo. La cultura de la cancelación es muy dura y no estoy de acuerdo con eso, si tiene que pagar algo, que lo pague en la Justicia, nadie es quién para destrozar a otro, no hay que dar veredictos antes del de la Justicia, algo en lo que solemos caer los periodistas.
-¿Tenés trato con él?
-Le escribí dos veces y no me respondió, lo conocía de haberlo entrevistado para BDV y nada más. Me pareció muy bien la valentía de amigos como Andrea Rincón que salieron a defenderlo.
Primeros pasos
Nació en Castex, provincia de La Pampa, localidad de alrededor de diez mil habitantes. “Es súper lindo volver. Mi trabajo es un trabajo como cualquier otro, así que nada cambia cuando llego a mi lugar”.
-A partir de tu trabajo en televisión, ¿no se modificó la mirada de tu gente?
-No, aunque me manifiestan su cariño y me cuentan que me vieron en alguno de los programas.
-¿Quiénes viven en Castex?
-Mi papá, mis abuelas y mis tías, ya que mi mamá está en Buenos Aires. Y mis hermanas viven entre España, Córdoba y Buenos Aires.
-¿Viajás seguido?
-Hace dos años que no voy, pero mis abuelas vienen seguido a visitarme. A mí se me complica bastante volver al pueblo porque trabajo de lunes a sábados.
En 2007 dejó Castex para radicarse en Buenos Aires y comenzar a estudiar. “Siempre supe que quería trabajar en la televisión. De chico, mis juegos tenían que ver con eso. A los ocho años, Papá Noel me regaló un grabador con el que salía a hacer notas por el barrio; no sé de dónde me nació eso”.
En el colegio secundario siguió la orientación de Ciencias Naturales para estar cerca de sus amigos: “No entendía nada de nada y me llevé un montón de materias”. Ni bien terminó el último año, con varios exámenes pendientes, se instaló en la gran ciudad. “Mi papá me dijo que me fuera a Buenos Aires, así no perdía tiempo, y que volviera a mi pueblo a rendir, así que, ni bien llegué me metí en un curso de locución”. Durante su segundo año en la Ciudad comenzó a estudiar periodismo en un instituto privado. “Ni bien llegué viví con un tío paterno, pero había muchos amigos de Castex que también estaban acá, aunque, debo reconocer que, los dos primeros años me costaron muchísimo”.
-¿Cómo ingresás al medio?
-Desde los quince años hacía radio en mi pueblo, así que, cuando llegué a Buenos Aires, se me ocurrió ir a la puerta de los teatros a entrevistar a los famosos para un programa matutino de Castex. No me pagaban nada, pero me divertía. También iba a la puerta de Ideas del Sur y hacía notas con la gente del “Bailando...” Yo sentía que trabajaba para una cadena internacional. Ahí comencé a conocer a otros cronistas. Todos me querían y, en cierta forma, me protegían porque parecía de doce años, por eso, cuando golpeaba puertas buscando trabajo, nadie me daba bola, me veían muy nene.
-¿Quién te dio la primera mano?
-Luciana Carullo, que era cronista y panelista de Avilés. Ella me contactó con el productor del programa Convicciones y así pude conseguir el primer trabajo como asistente de producción.
Habían pasado tres años desde su arribo a la gran ciudad y Perelló Aciar comenzaba a cumplir su sueño con un prócer del chimento. Nunca paró y hoy, a sus 33 años, puede vanagloriarse de también haber compartido la actividad con Fabián Doman, Ángel de Brito y Mariana Fabbiani.
-¿En todo tenés esa perseverancia?
-Sí, trato de no bajar los brazos. Aprendí mucho estando en las puertas de teatros y productoras, grabando notas para mi pueblo, por eso, cuando alguien me pregunta cómo se hace, le digo que el currículum no va más, que tiene que generar contenidos en las redes, ya que la mejor forma de entrar es que alguien te vea haciendo lo que te gusta hacer. Además es una manera de hacer un laburo real y conseguir contactos. Yo me hice de caradura porque no conocía a nadie cuando llegué.
-Se te ve muy inserto en el medio.
-Tuve la suerte de no trabajar de otra cosa, es mi vocación, mi vida.
-En estos momentos, Adrián Pallares y Rodrigo Lussich están en gira con un espectáculo propio, ¿harías teatro?
-No, a pesar que Carmen, me insiste con eso. Nunca digas nunca, pero me daría mucha vergüenza subirme a un escenario, siento que lo mío no es por ahí.
Puesto a pensar en las adversidades y los dolores que lo marcaron, no duda en mencionar el fallecimiento de su abuelo materno Vicente: “La única pérdida importante que tuve, ya que mi otro abuelo murió cuando yo era muy chico”. También la separación de sus padres, cuando él tenía ocho años, fue un shock del que tuvo que recuperarse: “Con mi hermana nos quedamos viviendo con nuestra madre, fue dura aquella noticia”.
-¿Con qué soñás en la profesión?
-Creo que para todos los que trabajamos en el medio, el sueño es llegar a ser conductor. Si me llevás a mi niñez, cuando me preguntaban qué quería ser, respondía “conductor de TV”.
-Tenés una historia similar a la de Santiago del Moro, quien también nació en un pueblo muy pequeño. ¿Es un referente?
-Santiago del Moro me parece el gran conductor de la televisión. Guido Kaczka también es impresionante. Cuando visité Los 8 escalones..., no pude creer el dominio que tenía de todo lo que sucedía; estaba atento a la luz y el sonido y hasta cómo ponchó la cámara, es un animal de televisión.
-¿Te gusta Marcelo Tinelli?
-Soy de la generación que se crio con Tinelli, así que, cuando jugaba a ser conductor, el parámetro era él. De hecho, hay una camada de conductores que tiene algunos de sus modismos.
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-¿Hablás sobre tu vida privada?
-Sí.
-¿Estás de novio?
-Sí, estoy conviviendo con mi pareja desde hace dos años.
-¿Cómo se dio?
-En 2021 tenía muy poco trabajo, pero contaba con la suerte de vivir con mi hermana y compartir los gastos. Cuando ella decidió radicarse en Europa, se me complicó poder mantener solo el departamento, así que mi pareja me ofreció convivir en su casa, ya que solía estar mucho allí, así se dio la mudanza.
-¿Cómo se conocieron?
-Eso prefiero dejarlo en la intimidad.
-¿No es una contradicción cuando un periodista de farándula, que habla sobre la vida de los famosos, no quiere exponer su propia vida?
-No, porque siempre se habla sobre los famosos que quieren jugar el juego. A diferencia de lo que pasaba en otras épocas, como en la de Lucho Avilés, hoy nadie se mete con quien no quiere mostrar su vida. Creo que el medio cambió y seguirá cambiando, cada vez con más respeto. Hoy, por ejemplo, no se informa un embarazo si la persona involucrada no da el “ok”. Lo hemos hecho, pero ya no.
-Los medios también acompañan el cambio social.
-Por supuesto, no somos santos, pero se juega con quien quiere jugar y hasta donde el otro desea hacerlo.
-¿Quién te bautizó “Pampito”?
-Ángel de Brito, en BDV. Al principio no me gustaba, pero él aseguraba que iba a pegar. Moria Casán, Mirtha Legrand y Gerardo Sofovich fueron los primeros en llamarme por mi apodo. Ángel tenía razón, fue muy generoso conmigo.
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