La historia de vida de Maxi Ghione: cómo recuperó la audición en un oído y cómo sigue su tratamiento
El actor de Sueño bendito y de La 1-5-18 habla de la hipoacusia severa que sufre desde los 7 años y de la exitosa operación a la que se sometió
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Este año a Maxi Ghione lo espera la segunda temporada de Sueño bendito, la serie de Amazon Prime Video sobre la vida de Diego Maradona en la que debió engordar veinte kilos para interpretar al Morsa, uno de los cuñados del Diez. Y esos kilos le vinieron bien también para ser Chacho, uno de los personajes más tiernos y queribles de La 1-5-18 Somos uno, por eltrece. En una charla con LA NACION, Maxi Ghione reconoce que cuando el trabajo se lo permita tiene que bajar de peso y además, operarse del oído izquierdo. El actor sufre de otoesclerosis y tiene hipoacusia severa desde los 7 años. En 2020 se operó el oído derecho y recuperó el 80% de la audición. “Es un milagro”, se emociona.
–¿Cómo va la recuperación y cuando te operás del oído izquierdo?
–Aprendí a hacer todo sin escuchar, a manejar, a actuar... Cuando el doctor Fernando Diamante me operó, me dijo que si recuperaba un 30 o un 40 por ciento saltábamos en una pata de la alegría. Y recuperé el 80 por ciento. Son esas cosas que te mandan del cielo, en este caso mi prima Dolores y mis padres, cada uno desde su estrella. Ahora escucho casi como un oyente del oído derecho. No operan los dos oídos a la vez porque si sale mal, perdés la audición en forma permanente. El post operatorio es largo, dura dos meses y tenés que estar en reposo, tranquilo. Es bancable pero hay que quedarse quieto y no puedo trabajar ni dar mis clases de teatro. Entonces, me voy a operar cuando tenga dos meses libres y pueda dedicárselos a mi recuperación. Me iba a operar en 2021 y me llamaron para estar en La 1-5-18 Somos uno.
–¿Dejaste de usar audífonos?
–Ahora me manejo con audífono en el oído izquierdo solamente. Es todo muy extraño. Puedo escuchar a los pajaritos, que me despiertan y, a veces, los odio porque desde los 7 años que duermo en silencio. Entonces duermo de costado, con el oído derecho sobre la almohada. No me acostumbré todavía, y pienso cuántos sonidos me he perdido en mi vida. El doctor Diamante me cambió la vida junto con la Fundación Fanda, que trabaja maravillosamente bien con chicos que no tienen acceso a audífonos, un aparato muy costoso, realmente. Y llegué a ellos a través de una alumna, Gina Romano, que es la presidenta de la Fundación.
–Un gran cambio de vida….
–Llevo 40 años sin oír nada. Leo los labios y empecé a usar audífonos cuando nació mi hijo, hace 16 años, porque quería escuchar si lloraba en la noche. La operación fue un regalo del cielo. Ni bien pueda, me operarán el oído izquierdo. Ahora puedo escuchar el corazón a mi hijo Juan, algo que nunca había podido hacer.
–Tenes mucho trabajo éste año, entonces.
–Sí. Vamos a grabar la segunda temporada de Sueño bendito. En la primera tuve poca participación pero en ésta, el personaje crece y tiene muchas más escenas. Interpreto al Morsa Espósito, uno de los cuñados de Diego, el marido de Mary Maradona, parte de la familia. Tuve que engordar veinte kilos para hacerlo. Y ahora pronto voy a hacer una serie bajo la dirección de Paula de Luque; sólo puedo decir que está basada en un hecho real, en los años 50. Y todo el año pasado grabamos La 1-5-18, que todavía está al aire en eltrece. Es la primera vez que me enamoro del personaje que hago, Chacho. Y yo le puse Guridi de apellido porque estoy con Yayo Guridi y me pareció divertido. Disfruté muchísimo de haber grabado durante nueve meses. Fue un año bueno. Terminamos a mediados de enero pero la tira sigue hasta abril. Y además tengo mi taller de actuación, con una forma rara de dar las clases, porque mis alumnos empiezan por la universidad y egresan cuando llegan a salita de 3 años. O sea que empiezo de lo más difícil a lo más fácil, pero lo importante es que nos divertimos y les enseño a componer, no a actuar. No me gusta el actor que actúa sino el que compone un personaje sin actuar. Doy clases dos veces por semana, en el Teatro La Mueca (Cabrera 4255, Palermo). Otra particularidad que tiene mi taller es que los alumnos suben al escenario en todas las clases, porque hacemos muchas prácticas; la teoría la tienen en Wikipedia. Yo formo actores y cuanto más tiempo estén arriba del escenario, mejor.
–¿Formar actores fue una salida laboral o la docencia es un don tuyo?
–Empecé dando clases de teatro en Montevideo hace doce años, y hace siete que las doy en Buenos Aires. Di clases de tango-danza durante muchos años, y cuando ya hubo muchos talleres dejé de bailar tango y de dar clases. Soy muy pedagógico porque transfiero conocimiento. No me considero un maestro sino que ofrezco mis conocimientos. Hace muchos años que doy clases, y es mi oasis. Además es una inversión a largo plazo porque mi taller va a ser mi jubilación. De verdad, me imagino dando clases, de viejito. Tengo un trastorno en la atención TDHA (trastorno por déficit de atención con hiperactividad) y siempre me tuvieron que explicar las cosas como a un nene de cinco años porque me pierdo si me hablan rápido. Entonces enseño como me gustaría que me enseñen. Me interesa mucho la pedagogía y soy bueno.
–¿Pensás retirarte?
–No, pero cuanto más grande sos, el abanico de posibilidades se va cerrando. Hice televisión durante 25 años de manera interrumpida y ahora les toca a los más jóvenes, y son una gran camada. Con las plataformas, los actores están estudiando castellano neutro. La ficción argentina queda afuera del mercado latinoamericano por el simple hecho de que no nos entienden, nosotros aspiramos las eses y hablamos rápido. Yo sé hablar neutro porque estuve casado con la mejor maestra de neutro del mundo que es la mamá de mi hijo, Ana Carolina Valsagna. Mi consejo es que los colegas se entrenen para hablar en castellano neutro.
–Decías que para la serie de Maradona tuviste que subir de peso...
–Así es, y tengo que mantenerlo para la segunda temporada. Metabolizo muy rápido, tanto para engordar como para adelgazar. Una vez bajé 22 kilos en 50 días pero sé que no es bueno para la salud y no hay que hacerlo. Necesito estar igual que en la primera temporada, pero después voy a ir de mi endocrinólogo para volver a mi peso. Voy a tener que bajar veinte kilos, que son los que tengo de sobrepeso. Pero será para finales de este año, más o menos. Ahora, por continuidad, tengo que mantener el mismo peso.
–¿Y eso es fácil o difícil?
–Es muy difícil porque cuando estuvimos grabando la primera temporada en Nápoles y Barcelona, me tomaba un tren e iba a pasear y a comer cuando no tenía que grabar. Subí de peso, pero no se notó porque no tenía tantas escenas. Una vez tuve diez días libres, así que viajé y morfé, no mantuve mi peso y fue un error mío.
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