En una charla íntima y extensa con LA NACIÓN, la actriz, que conducirá ¡Hogar, dulce hogar! en el eltrece, confesó sus sufrimientos más profundos, su lucha por la maternidad, el duelo por la muerte de su madre y la incomodidad al ser vinculada al WandaGate
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Su trabajo como actriz, y los vaivenes de eso llamado popularidad que es siempre artificioso, no le anularon la esencia de chica de barrio. En ella persiste ese ADN de la infancia de puertas abiertas y los juegos en las apacibles calles de su Villa Luzuriaga natal, en el partido bonaerense de La Matanza. Será por eso que Laflia, la productora de Marcelo Tinelli, encontró en su personalidad los valores necesarios para conducir ¡Hogar, dulce hogar!, la competencia en torno a las habilidades domésticas que eltrece estrenará este lunes a las 15.45, en reemplazo de El gran premio de la cocina. “Donde querés estar”, reafirma Eugenia Tobal, repitiendo el eslogan de su nueva aventura como conductora.
“Por cómo me manejo con las cosas de la casa, creo que es un programa muy hecho a mi medida. Cuando, allá por junio, me hicieron la propuesta, me di cuenta que me estuvieron stalkeando durante la pandemia”, grafica con certeza ya que en sus redes sociales es habitual verla realizando alguna tarea de refacción o decoración. De eso se trata el nuevo formato, donde dos equipos, integrados por cuatro jugadores cada uno, deberán cumplir con diversos desafíos manuales en torno a reciclaje de elementos no convencionales y muebles, reutilización de materiales y la decoración de un ambiente.
“El programa me parece una propuesta interesante en torno a algo que no se estuvo viendo en la televisión argentina de los últimos tiempos”, reflexiona la actriz, mientras ceba mate en su camarín de los estudios Baires de Don Torcuato, que hoy forman parte de la estructura de eltrece y en cuyo ingreso se lee “Polka”, ya que allí funciona la productora de Adrián Suar y se graba la ficción La 1-5/18. Desde ese mismo edificio sale ShowMatch, ahora compartiendo el estudio con ¡Hogar, dulce hogar! No es una casa desconocida para Tobal, quien fue parte de varias producciones de Polka como Padre coraje, Mujeres asesinas y Sos mi hombre, entre muchas otras.
Los unos y los otros
A pesar de haber participado en grandes éxitos de ficción, Eugenia Tobal siempre buscó mantener una vida algo alejada de las tensiones del medio y con un estricto bajo perfil que, en alguna oportunidad, se quebró a pesar suyo. “No me doy cuenta de la fama, me manejo como un individuo normal, lo vivo con naturalidad”, sostiene.
-En algún momento, padeciste ser una persona conocida...
-He padecido la fama y eso me ha generado muchos temores, por esa razón he tratado de ser muy cuidadosa. No me gusta dividir, exponer lo que no conozco. Intento actuar como un ser humano normal, ya que los famosos somos los anormales.
-¿Hay leyes del mundo del espectáculo que son injustas, ingratas?
-Sí. Esa parte la he padecido mucho y a mi pesar, porque nunca hice nada para que sucediese. Con el tiempo entendí que es parte de las reglas del juego, aunque, a veces, me enojo.
-¿Es posible curtirse?
-Ya estoy grande, así que pienso que me han pasado cosas mucho más graves, dolores más importantes, como para enojarme con un título, aunque me hago malasangre.
-No sos escandalosa, pero tenés una vida con todo lo que sucede en una vida.
-Tengo una vida... se sobrelleva.
-Hay un árbol genealógico de la farándula al que siempre se te vincula.
-Cuando sale una noticia mía me provoca dolor de panza.
-¿Sí?
-Sí, no me gusta. Es muy loco, porque trabajo en el medio y soy popular y querida.
-Se te ha nombrado mucho en los últimos días...
-Sí, en el Wandagate.
Eugenia Tobal dice “Wandagate” acentuando un impostado acento norteamericano y se ríe. A esta altura sabe que le resultará imposible que, una y otra vez, no se le recuerden algunos mojones de su vida, como su fugaz matrimonio con el actor Nicolás Cabré, rubricado en el 2011 en el Registro Civil del barrio de Núñez y del que se separó en medio de rumores de infidelidad que ambos desmintieron. Al tiempo, él formó pareja con Eugenia “China” Suárez, cuyo nombre, en las últimas semanas, fue involucrado en las desavenencias del matrimonio conformado por Wanda Nara y Mauro Icardi. Luego de su divorcio de Cabré, a Eugenia Tobal se la vio entristecida y demacrada. A pesar suyo, su status de figura pública no le permitió ocultarse del todo.
-Sos muy transparente, cuando tuviste tormentos personales, se notó.
-Sí, claro.
-Estabas en carne viva.
-Eso soy. Como mantuve silencio en ese momento, porque necesité sanar de la manera que elegí y que pude, hoy no tengo nada que decir.
-Fuiste parte del tema del que tanto se habló durante el último mes…
-Estuve como actriz de reparto.
-Digamos una participación estelar…
-Algunos se acordaban y otros, no… Horrible, aunque ya me río.
-¿Te reías cuando te mencionaban?
-Como no me gusta que se metan en mi vida, no me meto en la de los demás, no opino. Mirando desde la época en la que me pasaron cosas feas a hoy, me doy cuenta que tengo un presente tan maravilloso. Por respeto a mi hija, a mi marido y a mi familia, no puedo decir nada, no tengo qué decir, tengo una vida hermosa. Ojalá que se resuelvan las cosas de los protagonistas de esa historia. Esta vez el rating no depende de mí. Ya está.
Acerca del dolor
En el 2017, Eugenia Tobal conoció a su pareja, Francisco García Ibar, a quien recurrió para el cuidado de sus mascotas, ya que es el propietario de un campo en el que se dedica a la crianza y cuidado de animales domésticos. Si bien no hubo un flechazo instantáneo, con el correr del tiempo se pusieron de novios y hoy son padres de Ema, de casi dos años. El nacimiento de la beba fue la concreción de un largo sueño y una lucha por ser madre que ocupó buena parte de su vida, luego de un embarazo perdido cuando estaba casada con Cabré. Sin embargo, y por esas volteretas del destino que no siempre son gratas, a poco de nacer Ema, la actriz perdió a su madre. “Fue un camino difícil que me tocó atravesar, te lo digo y lloro”. No tardan en aparecer lágrimas en sus ojos, aunque no frena el relato con el recuerdo esa mujer, docente y fundadora de un colegio en Ituzaingó, a quien la unía un vínculo muy estrecho. “Se la extraña. Mamá todavía era muy joven para partir, pero luchó muchísimo contra una enfermedad. Fue muy contradictorio porque durante mi embarazo transitamos la vida y la muerte. Hoy Ema es la flor más hermosa que me pudo dar la vida”, sostiene.
-Ema es una continuación de tu madre.
-Seguro, pero tengo los aniversarios muy cerca. Materné sin ser maternada. A los dos meses de nacer mi hija, mi mamá falleció. Por suerte se conocieron, creo que la esperó.
-Hay que creer en eso.
-Mi mamá estaba muy mal, pero quería conocer a su nieta, así que no se privó de tenerla en brazos.
-¿Pudiste despedirte?
-Sí. La relación con mi madre estaba casi al borde de lo patológico, éramos muy unidas. La maternidad la planeé mucho con ella.
-Fue muy deseada por vos.
-Ya pensaba en la maternidad de mil formas, incluso en llevarla adelante sola, si no aparecía esa persona que apareció.
-Hablábamos del deseo sobre la posibilidad de tener hijos, en tu caso se extendió a través de un largo proceso.
-A las mujeres que me preguntan sobre el tema, cuando me dicen que les cuesta, les aconsejo que no fuercen.
-¿A qué te referís?
-Cuando no lograba quedar embarazada, solté. No hay que empecinarse en algo, ya que la naturaleza, la vida y el destino son más poderosos, nada está en nuestras manos. Quería una maternidad encaprichadamente, porque quería hacer abuela a mi madre, aunque ella ya era abuela de seis nietos.
-Un deseo por traslación.
-Hasta que entendí que debía tener el deseo genuino de ser madre y no de querer hacer abuela a mi madre. Cuando entendí y solté, sucedió.
-La maternidad fue lo luminoso que te permitió transitar el duelo de tu madre.
-Si no hubiese estado Ema, la muerte de mi madre me hubiera dejado tendida en la cama y no sé si eso era lo que ella quería. Como en aquel momento que me pasó algo duro y pude salir adelante, ahora también debía salir.
Ese “me pasó algo duro” remite a aquel divorcio que la atormentó. Eugenia Tobal no da nombres. No es necesario. Y, rápidamente, sale del tema, no busca hurgar en aquellas zonas de dolor y frustración.
Referente
Buscando extender su experiencia en torno a la maternidad, está preparando un libro que editará Random House: “Tendrá que ver con la maternidad tardía, después de los 40, sobre la caducidad de nuestros óvulos, la importancia de congelar, qué pasa con las maternidades en solitario. Cuento con el testimonio de importantes profesionales que asesoran sobre el tema. Estoy muy asustada porque el libro tiene que ver mucho con mi madre. Como te digo, hablábamos mucho sobre el tema y, también, nos reíamos”.
-¿Dónde nace tu vocación por escribir?
-Empecé a leer de muy chica porque mamá leía mucho. Anotaba frases, me escribía cositas cuando yo estaba mal. Ahora, yo hago los mismo.
-¿Creés en Dios?
-Si Dios es el universo, la naturaleza y lo que nos supera, sí. Cuando mamá se enfermó, comencé a leer mucho sobre la vida después de la muerte, o la vida después de la vida.
-¿Le tenés miedo a la muerte?
-Antes era un tema complejo, sobre todo pensando en la de mi madre. Ella decía que no debía ser tan malo, porque nadie había vuelto, salvo Víctor Sueiro.
-Él habló muy bien de la situación.
-Tenía razón mi mamá.
-En tu caso, la credibilidad del libro estará sostenida en lo que vos construiste en tu vínculo con las mujeres y con el público en general. Una sensación de empatía.
-No sé si soy yo o se generó empatía por la situación, por todo lo que ha pasado en estos años, que se vio reflejado tan natural y genuinamente, desde las alegrías y los deseos hasta las tristezas, desde lo bueno que se cumplió hasta aquella situación o lo que sucedió con el Papa, que fue muy natural, pero se generó una bola tremenda. Hay muchas Eugenias que desean lo que deseé yo o que pasaron situaciones como las que yo atravesé.
La conductora se refiere a su encuentro con el Papa Francisco en la Plaza San Pedro y a su emoción ante el encuentro con el Sumo Pontífice, a quien, entre lágrimas, le transmitió su deseo de ser madre. Figura pública al fin, alguien decidió hacer un trabajo de lectura de labios y descifrar la intimidad de esa breve charla con el máximo representante de la Iglesia Católica.
En carrera
“A veces pienso que tengo que producirme más o haber estado más en culo, pero no me nació. No he sido mil veces protagonistas ni por casualidad, siempre he perdurado en el camino desde diferentes formas, pero no es que fui la chica de tapa siempre”, se sincera, rompiendo con los egos desaforados que suelen tener las figuras conocidas.
-Ser siempre protagonista es una eventualidad efímera. Existen pocos casos de permanencia.
-No está ni bien ni mal. En mi caso, jamás me detuve en esas cuestiones, el foco estuvo en otro lado.
Más allá de las banalidades de los protagonismos, Tobal acaba de grabar la serie de 10 episodios Diario de un gigoló, un policial romántico producido por Telemundo / Underground y que se verá por Netflix en el mes de abril: “Tuve que audicionar y hablar en neutro, lo cual fue un desafío extra. Siento que lograrlo fue un gran mérito, ya que durante un mes rendí pruebas, como se hace afuera”.
-Es muy sano.
-Me encanta. Lo desee mucho, así que hay que ser cuidadoso con lo que se desea y sueña porque se cumple. Si se pide mal, eso viene, ya que la cabeza es muy poderosa.
Como conductora, Eugenia Tobal ya trabajó para algunas cadenas internacionales y fue una de las integrantes del programa Pura química, experiencia que la apartó de la ficción de un libreto. Desde el lunes, volverá a calzarse ese traje en el que ya no se escuda en un personaje, sino que se muestra de la manera más auténtica posible que permite la televisión. “La actriz nutre a la conductora”.
¡Hogar, dulce hogar! recuperará cierta idiosincrasia de ciclos tradicionales como Buenas tardes, mucho gusto o Utilísima, que contemplaban segmentos donde se enseñaban algunos oficios manuales. El nuevo envío apelará a la competencia, que pareciera ser un recurso ineludible de la televisión actual, y a cierta sofisticación de la tarea con respecto a aquellos programas icónicos. “Desde hace tanto tiempo se muestra el trabajo con las manos y, sobre todo, el amor que se le pone a eso, porque, cuando creás o reciclás, el objeto cobra otro valor”.
-El valor emocional, afectivo.
-Totalmente, en el trabajo se vuelcan muchas emociones. Incluso, a partir de la pandemia, aparecieron historias de depresiones y angustias que, con la tarea manual y el arte, se pudieron sanar. De eso se trata este programa, de darle esa posibilidad a los aficionados de mostrar sus conocimientos y, quizás, de trascender un momento adverso.
-Es catártico.
-No tengas dudas, agarrá un taladro y te vas a dar cuenta…
-¿Lo has hecho?
-Mi marido trabaja en el campo y tiene allí una casa muy viejita que yo fui poniendo a punto haciéndole de todo. Me encerraba y no paraba hasta que me quedará perfecto lo que estaba haciendo.
La conductora estará acompañada por un jurado integrado por Octavio Borro, quien se hiciera conocido por participar en el programa Jugate conmigo, Sol Álvarez Roldán y Agustina Gallo, ex colaboradoras de Utilísima, y el youtuber Luis Escobar, especialistas en carpintería, decoración, manualidades, bricolaje y construcción. El jurado será el que decidirá qué equipo ganará los doscientos mil pesos que se entregarán cada semana, llave para continuar en competencia.
-¿Te preocupa el rating?
-A mí, no. Nunca fui de mirar mucho, pero, en Argentina, hasta el público pareciera ser experto en rating.
-¿Sos competitiva?
-Para nada, cero. Si querés ganar, te dejo.
-Si voy a tu casa, cuál es el lugar en el que voy a querer estar, parafraseando el slogan de tu nuevo programa.
-Los que vienen de visita me dicen que tiene buena energía.
-¿Hay diferencia entre una casa y un hogar?
-La casa a la que se le pone amor se convierte en un hogar, sino es solo una casa.
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