La felicidad de Magui Bravi, mamá de Galileo: las complicaciones del embarazo, el duro posparto y la nueva propuesta laboral que recibió
Fue mamá hace un mes y una semana; tuvo un embarazo tranquilo hasta el sexto mes, pero luego aparecieron algunas complicaciones
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Magui Bravi acaba de ser mamá y está acomodándose a su nueva rutina. Galileo nació el 23 de enero, en la semana 37 y pesando 2,300 kilos. La actriz, conductora y bailarina tuvo algunos problemas en los últimos meses de la gestación que se animó a compartir hace muy poquito con sus seguidores. En una charla con LA NACION, Bravi dio detalles sobre su embarazo, contó cómo están ahora su bebé y ella y por qué tiene ganas de volver a trabajar, aunque por ahora es mamá full time.
“Estoy adaptándome todavía porque nos estamos conociendo. Todo es nuevo. Estoy contenta, muy feliz. Fue un mes superexigente porque el gordo tenía que subir de peso y, por suerte, lo hizo. Estoy conociendo el mundo de la lactancia y, no voy a mentir, durmiendo muy poco porque come cada dos horas. Pero ya estoy más armada que cuando nació, que fue un caos y no entendía nada”, dijo Magui visiblemente emocionada.
“Estamos con una lactancia mixta porque cuando nació pasó por neonatología y estuvo con leche de fórmula porque no alcanzaba con la teta. Tardó un poco en bajarme la leche, así que va a seguir así hasta que crezca un poquito más. Después voy a ver. Por ahora creo que la voy a mantener de esta manera. No sé si voy a llegar a una lactancia exclusiva. Si se puede, mejor. Que sea lo que tenga que ser, si se puede”.
-No hay que estresarse...
-Tal cual. Lo mismo me pasó cuando tuve que ir a una cesárea, que no me esperaba. Me costó mucho contarlo porque uno quiere que todo esté bien. Viví un embarazo divino hasta los 6 meses y después se complicó. Me costaba hasta contárselo a mis amigas porque nos iban pasando cosas que hicieron que el embarazo se convirtiera en uno de alto riesgo y ni yo lo quería aceptar. Ahora que ya lo viví y él está bien, recién lo puedo decir. Y cuando lo conté tuve respuestas inesperadas porque recibí muchísimos mensajes de gente que me decía que le había pasado lo mismo o algo parecido, o que estaban embarazadas y les servía la historia para estar atentas.
-¿Qué te pasó?
-En la semana 29 me dijeron que el peso del bebé estaba muy bajito, aunque ya en la semana 12 me habían avisado que había un riesgo no solo de que yo tuviera presión alta, con lo cual me medicaron con aspirinas desde ese momento, sino de que podía haber un bajo crecimiento intrauterino, o restricción de crecimiento, como se le dice. Eran indicadores de riesgo y mi primer obstetra no me alertó tanto de que esto podía pasar, quizá para que esté tranquila. En la semana 29, cuando pasó, nos asustamos mucho porque no sabíamos cuál era la razón y ahí decidimos armar un equipo de profesionales: uno que se dedica a alto riesgo que es Gustavo Leguizamón, mi obstetra que es Evangelina Di Pietrantonio y un especialista en ecografía que es el doctor Clavelli.
-¿Qué detectaron?
-Descubrieron que había una arteria del útero que no estaba funcionando bien y por eso le llegaban menos los nutrientes al bebé. Y después, en la placenta tenía el cordón insertado en un borde, y eso se llama inserción marginal. Son cosas de las que no tenemos ideas. Y sobre el final del embarazo tuvieron que hacerme una cesárea de emergencia por una colestasis. Arranqué la semana 37 con mucha picazón de manos y de pies, llamé a mi obstetra a las 5 de la mañana y me dijo que fuera ya a Los Arcos para que me hicieran un estudio de sangre, para medir los ácidos biliares porque la colestasis es una falla en el hígado de la mamá. Más que la picazón no es para la mamá, pero el problema está en las cosas que le pueden pasar al bebé. A las 16 horas me dieron el resultado, a las 17 me operaron y media hora después estaba afuera, con mi bebé en brazos. Fue de urgencia, me fui de casa con lo puesto.
-¿El bebé estuvo en neo?
-El bebé estuvo un solo día en neo y después volvió por unas horas. Hoy estamos bien los dos, él recuperó su peso y lo pasó y ya estamos tranquilos. Pero los primeros fueron unos días bravos. Estoy full mamá porque es lo que había decidido. Más allá de lo que pasó, ya sabía que los primeros meses quería estar totalmente dedicada a él y saliendo muy poquito.
-¿Y el papá cómo está?
-Me ayuda un montón porque los primeros días estuve con un poco de depresión posparto, muy dolorida y con cosas que no sabía ni cómo hacer o si iba a hacerlas bien. Me reayuda, sobre todo a la noche porque como hacemos lactancia mixta, le da la mamadera él. Un genio, se la re banca.
-Iban a casarse, ¿qué pasó?
-Si, en diciembre pasado y nunca pasó (risas). No me quería casar embarazada y ponerme el vestido con panza porque quería disfrutar de la fiesta. Desde que quedé embarazada no se habló nunca más del casamiento, todo pasó a segundo plano y ahí vinieron las necesidades del bebé y los pañales. El casamiento no es prioridad, ni lo pienso. Quizá más adelante.
-¿También quedaron de lado proyectos laborales?
-Tengo la propuesta de hacer una película en cinco meses e imagino que para entonces todo va a estar mucho más acomodado. Y tuve que decir que no a un proyecto que se hizo en diciembre pasado. Era un papel chiquito que me hubiera gustado hacer, pero estaba con reposo. Filmé hasta los 5 meses de embarazo. Se trata de la historia de una corredora olímpica. Me preparé durante mucho tiempo y filmamos esas escenas al principio y después, en las otras, ya estaba con pancita. La película se llama Desde adentro, con Alejandro Fiore, Matías Desiderio, Inés Palombo, Germán Baudino y un actor norteamericano, Frankie Jaime. El director es Matías Rispau y es su segunda película. No sé a qué plataforma va a ir. Y en abril se estrena en cines la película María, de Gabriel Grieco, que hice con Sofía Gala y Malena Sánchez. Tiene efectos especiales buenísimos y la estrenamos en el Festival Rojo Sangre y tuvo muy buenas críticas. Y hace poco se estrenó en Uruguay la segunda parte de El juego de las cien velas, que va a poder verse en Amazon Prime Video en breve. Probablemente haga algo de tele también. Por ahora en elnueve siguen repitiendo Clave argentina, el programa de viajes que hice entre 2016 y 2021. Me encantaría volver, pero por ahora está difícil viajar.
-Comentaste que tuviste depresión posparto...
-Estuve con terapia y los primeros 15 días lloré más que en todo el embarazo, porque extrañaba la panza. Fue algo raro que no sé explicar y cuando se lo comenté a la psicóloga, la palabra la usó ella: depresión posparto. Me dijo que eso le sucedía a muchas mujeres y que iba a pasar. Y tenía razón porque con los días se me pasó. De llorar todo el día pasé a llorar a la noche solamente y ya no lloro más. Lloraba Galileo y lloraba yo también (risas). Pensaba qué iba a hacer con todo eso y con el tiempo entendí que era normal que él llorara. Fui aprendiendo a comprenderlo y a solucionar cosas.
-¿La maternidad fue un deseo o te sorprendió?
-Siempre quise ser mamá y de hecho congelé óvulos hace unos años porque se me iba pasando el tiempo y yo sabía que era un deseo. Pero no fue buscado, simplemente pasó. Quedé embarazada en forma natural y los óvulos están ahí, para un hermanito (risas). Fue sorpresivo porque cuando congelé óvulos sacaron poquitos y me dijeron que iba a ser difícil, que iba a tener que buscar a conciencia. Y no fue así, pasó (risas). Acabo de vivir un embarazo de riesgo y probablemente al próximo le preste más atención. Quizá vuelva a ser mamá entrados los 40.
-¿Por qué elegiste llamarlo Galileo?
-Por Galileo Galilei, uno de los hombres más importantes de la ciencia, y también porque es uno de los nombres que se le daba a Jesús. Si bien no soy tan creyente, sí pienso que fue el líder más importante de la Historia y hasta contamos el tiempo a partir de él. Creo en Dios, pero no soy practicante. Me parece que no lo voy a bautizar y voy a dejar que él elija cuando sea más grande. Es un tema a hablar con mi novio porque él es creyente y sí quiere que lo bauticemos. Tiempo hay.
-Tenés una historia de amor de 15 años con Octavio (Cattaneo), ¿cómo se conocieron?
-Nos conocimos cuando yo todavía era azafata. Una compañera de trabajo me dijo que quería presentarme a alguien, que tenía un amigo que era para mí. Me acuerdo que me reí porque no entendía cómo podía estar tan segura. Nos presentaron en el cumpleaños de una amiga, el 11 de septiembre de 2009, y me enamoró su personalidad. No nos separamos más. Probamos vivir juntos tres veces. Las dos primeras no funcionaron y él se fue a vivir afuera después. Volvió, nos reencontramos y cuando empezó la pandemia me mudé a su casa pensando que iba a ser por dos semanas. Se alargó y sigo acá. Nunca más me fui. En el medio tuvimos idas y vueltas, él se fue a vivir a España y nos separamos un tiempo y después volvimos a elegirnos. Hago de cuenta que en el medio no pasó nada y digo que estamos juntos desde hace 15 años.
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