La felicidad de Cora Debarbieri y Martín Arévalo por el esperado embarazo y por qué no quieren dar a conocer el sexo del bebé
La pareja de periodistas se encuentra transitando la semana 19 de un ansiado embarazo; la historia de amor y el inesperado celestino que propició el encuentro
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Cora Debarbieri y Martín Arévalo serán padres en febrero. En diálogo con LA NACION, la columnista de A la tarde y Estamos a tiempo (América) cuenta que por fin se agrandará la familia luego de una búsqueda de un año, habla de cómo transitaron los primeros meses, por qué aún no quieren revelar el sexo y confiesa cuáles son sus antojos y las comidas a las que no puede ni acercarse. “Martín tiene una familia hermosa y yo también, y queríamos hace rato agrandarla. Empezamos la búsqueda y llegó. Es un bebé muy deseado. Estamos más que felices”, relata Cora sin disimular su emoción. “Estoy de 19 semanas, con fecha de parto para mediados de febrero”.
-¿Cómo pasaste los primeros meses?
-Haciéndoles caso a lo que dicen los médicos para no mandarme ninguna macana. Los primeros meses fueron con náuseas, vómitos y mucho malestar. Tuve todos los síntomas y todavía sigo padeciendo algunos. También tengo mucho sueño, me quedo dormida apenas me siento. Y fue tal el malestar que bajé de peso. Ahora ya recuperé los kilos que había perdido, así que estoy igual que cuando quedé embarazada. O quizá engordé un kilo. De todas maneras, venía con algún kilito de más de la pandemia.
-¿Tuviste que modificar tu plan de alimentación?
-Desde el primer momento no pude comer más carne, pollo ni pescado porque no los tolero. No soy vegetariana, pero por ahora mi cuerpo no quiere carnes, así que no las como. Estoy controlada por los médicos, es normal que a algunas embarazadas se les dé por cambios alimenticios. Por ahora me da asco comer carnes, pero quizá en dos semanas pueda otra vez. Hoy no puedo sentir ni el olor. Como muchas verduras, pastas, arroz. Tampoco tolero mucho el huevo. Trato de acomodarme a lo que el cuerpo quiere. Al principio tardó en salir la panza, quizá porque baje de peso, pero una vez que conté que estaba embarazada, explotó.
-¿Tenés antojos?
-No sé si es un antojo, pero algo que me calma el malestar son los sandwichitos de miga. Así que aprovecho y como. En estos primeros meses estoy bastante vaga y lo único que hago, a veces, es salir a caminar. Pero muy informal. Me sentí con tanta debilidad que preferí quedarme en casa. Quizá más adelante haga yoga, me gustaría.
-¿Saben el sexo?
-Ya sabemos el sexo, pero Martín no quiere contarlo todavía. A veces hay que negociar, me pidió eso y le hago caso. Teníamos una lista de nombres de los dos sexos y justo es del que menos opciones tenemos. Hay favoritos, pero no está nada decidido. En algún momento nos vamos a poner de acuerdo.
-¿Cómo conociste a Martín?
-Hace seis años que estamos juntos y cuatro que convivimos. Nos conocimos en la radio La Red. Martín sigue trabajando ahí y yo hacía Ciudad gótica en ese momento. Una vez vino a reemplazar a Marcelo Palacios, que era el columnista de deportes del programa. Y fue un compañero de trabajo súper agradable, pero cada uno estaba en lo suyo y en pareja. Después yo me separé, él también y volvimos a vernos en un cumpleaños de Marcelo Palacios. Marcelo nos decía, a los dos: “Es para vos”. Yo no quería saber nada con salir con alguien del trabajo y tenía miedo a enfrentar esa situación.
-No fue amor a primera vista, entonces.
-No, de ninguno de los dos. Es una relación que construimos.
-Y el celestino fue Marcelo Palacios, entonces...
-Totalmente. Insistió mucho. Un día le festejaron el cumpleaños sorpresa en la casa de los suegros, en Ramos Mejía, y yo no sabía cómo llegar, aunque me lo habían explicado. La mujer de Marcelo propuso que Martín me pasara a buscar y viniéramos juntos. Le dije que no, porque ya veía una intención. Después, cuando volvimos del cumpleaños, yo seguí al auto de Martín porque los dos volvíamos a capital, para no perderme. Ahí empezamos a hablar. Después me invitó a salir y acá estamos.
-¿Hablan de boda?
-Vamos paso a paso. Primero el bebé y quizá más adelante nos casemos. Por ahora no es tema de conversación.
-¿Te mudaste a su casa o él a la tuya?
-Me mudé a su casa porque es más cómoda y está más cerca del canal. Llegó un momento en que la pasaba más en su casa que en la mía, hasta que me mudé. Tenemos horarios cruzados y cuando yo llego, él se va. Pero disfrutamos mucho los momentos en que estamos juntos. Me acompaña a cada ecografía y espera con ansias la siguiente fecha. Acaricia la panza. Está muy presente y me mima mucho.
-¿Cómo imaginás el parto?
-La idea es trabajar hasta último momento y sabemos que va a nacer en el Otamendi. Voy a dejarme llevar por lo que mi obstetra me aconseje. Y Martín va a acompañarme, claro. Espero que de a poco le vaya dando menos impresión (ríe). Tenemos muchos sobrinos y es muy cariñoso, juega con todos. Lo veo como un diez como padre. Sé que elegí a la persona indicada para que me acompañé en este camino que, dicen, no es nada fácil pero es feliz. Y mejor con un compañero como Martín al lado.
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