Situada a cincuenta kilómetros de Tahití –sólo se puede acceder en avión privado–, alberga un complejo ecológico de treinta y cinco villas con todos los lujos imaginables
Después de protagonizar la gran boda del año en el Reino Unido, Pippa Middleton (33) y James Matthews (41) pusieron rumbo al paraíso.
Se especulaba con que darían sus primeros pasos de casados en el Caribe, en el Eden Rock hotel de Saint Barth, que es propiedad de la familia de su marido, pero nada más lejos… Siguiéndoles la pista, horas después de la boda los encontramos en el aeropuerto de Los Ángeles camino del exclusivo resort The Brando, en la Polinesia Francesa. La misma isla donde Barack Obama pasó algunas semanas con Michelle tras dejar la Casa Blanca. Lejos del glamour que envolvió su casamiento, Pippa y James esperaron en la fila con el resto de los viajeros, antes de comenzar su primera aventura como marido y mujer.
El exclusivo resort The Brando está ubicado en la remota isla de Tetiaroa, que Marlon Brando adquirió en los años 60 por 200 mil dólares tras enamorarse de este lugar mientras rodaba Motín a bordo. La película en la que encontró a su gran amor, Tarita, y que lo llevó a vivir en este paraíso donde, como él mismo confesó en sus memorias, pasó los años más felices de su vida.
Un lugar espectacular y eco –el año pasado fue calificado como el mejor resort del mundo por sus construcciones ecológicas y sostenibles–, en el que es posible ser guiado por expertos en medioambiente, además de practicar buceo, piragüismo, paddlesurf y bicicleta, deportes de los que Pippa y su marido son auténticos apasionados.
The Brando cuenta con treinta y cinco villas, todas construidas con techo de paja, con su propia pileta y acceso directo a las blancas playas del lugar, los mejores servicios, un huerto de frutas y verduras orgánicas y un staff de casi doscientas personas a disposición por un precio que oscila entre los 2250 y los 13.700 dólares por noche.
SE VAN CONOCIENDO LOS DETALLES
Paralelamente a su partida, se fueron conociendo otros detalles de la gran boda, como el menú servido a los más de trescientos invitados. Y esto gracias a que una de las tarjetas, en concreto, la del príncipe Harry –todos los tarjetones figuraban personalizados con el nombre del invitado y el encabezamiento “Pippa & James, sábado 20 de mayo de 2017”– fue vendida en eBay por un precio de 560 dólares. Así se supo que bajo la impresionante carpa instalada en los jardines de la mansión Middleton (Bucklebury) se degustó como primer plato una receta a base de trucha de Berkshire, servida con pepino marinado, tomates confitados y crema de rábano picante. Los novios también apostaron por el producto con sello inglés: cordero Herdwick (se trata de una raza ovina originaria de Inglaterra), servido con tortellini, puré de berenjena, espárragos y jugo de olivas negras. El postre fue un “Glen Affric cranachan cheesecake” (un postre típico escocés), acompañado de miel de whisky. Un dulce broche de oro con el que se quiso hacer un guiño a la vinculación que la familia Matthews tiene con Escocia.
SEGUNDA PARADA, SÍDNEY
Antes de volver a la lluviosa Escocia, los recién casados hicieron una escala en la ciudad de Sídney, donde se dejaron ver muy sonrientes y bronceados el martes 30 de mayo. Según publicaron medios australianos, haciéndose eco de las versiones de testigos: “Se veían muy enamorados, compartiendo miradas cariñosas mientras hablaban con amigos”. Así es que tras su retiro al paraíso de la Polinesia Francesa, se reencontraron con conocidos y disfrutaron, entre otras actividades, de una comida en uno de los restaurantes más lujosos de la ciudad, el Cottage Point Inn, ubicado a la orilla del río Hawkesbury. Allí, según relatan medios británicos, “SuperPippa” se atrevió con un tartar de canguro. Para llegar hasta el restaurante tomaron un taxi acuático y después un hidroavión. Pippa Middleton y James Matthews, tras su boda “casi real”, asumen que son conocidos y que les va a ser difícil pasar inadvertidos. Por eso se relajaron y sonrieron a diestra y siniestra a todos aquellos que los identificaban. La hermana de la duquesa de Cambridge dio lecciones de estilo con un vestido “lady” de rayas y unas alpargatas de la última moda. Tras este sorpresivo paso por Australia todo apunta a que la próxima estación será en el castillo de Glen Affric, que pertenece a la familia Matthews y se encuentra muy cerca del lago Ness.
Una última parada antes de retomar su vida en Londres, la ciudad a la que Pippa regresará, ya como Lady Matthews, para disponer de avión privado, chofer y una espectacular casa en el exclusivo barrio de Chelsea.
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