De ser una de las estrellas más famosas de Inglaterra a terminar sin poder mover las piernas y en una silla de ruedas. La historia de la actriz Martine McCutcheon es más impactante que cualquier película, pero también una lección sobre cuánto puede afectar a una persona la depresión y cómo se pueden superar obstáculos si estamos acompañados. Tras una década de lucha contra diferentes obstáculos, la estrella de Realmente amor (Love, Actually) está lista para volver al centro de la escena.
Si bien en nuestro país la conocimos como la enamorada de Hugh Grant en la cinta de 2003, Martine McCutcheon era conocida en Inglaterra como cantante del trío Milan, muy popular a comienzos de los 90 en aquellas tierras, y sobre todo por su papel como Tiffany Mitchell en la longeva telenovela de la BBC EastEnders, que aún sigue al aire. De hecho, la muerte de ese personaje en 1998 fue vista por 22 millones de televidentes.
Esta popularidad fue la que le permitió acceder al elenco de Realmente amor, en donde logra seducir nada menos que al primer ministro. Para los críticos, esta historia se destacó en la trama coral y muchos apostaron a que McCutcheon se volviera una favorita de Hollywood. Sin embargo, eso jamás sucedió.
Es que mientras evaluaba nuevos proyectos para encarar, y crecía su carrera como cantante solista, pasó algo inesperado. "En 2007 me desperté una mañana sin saber qué día era, sintiendo la piel hervir de calor y no pudiendo ni siquiera abrir la ventana. Recuerdo que allí pensé que era mejor no despertarme jamás", recordó.
"Cada músculo de mi cuerpo me dolía, se sentía como una resaca permanente y, un día, dejé de poder mover mis piernas. Fue aterrador. Creo que literalmente el estrés me dejó inválida", explicó. Pero el cuadro médico era totalmente desconcertante: "Visité a miles de médicos y especialistas pero ninguno podía decirme qué era lo que sucedía conmigo".
Casi dos años más tarde, los especialistas coincidieron en que lo que tenía era síndrome de fatiga crónica, una enfermedad caracterizada por un profundo cansancio, anormalidades del sueño, dolor y otros síntomas que empeoran con el esfuerzo. Se trata de una condición que no tiene cura conocida sino sólo tratamiento para atacar algunos de sus síntomas.
Cada músculo de mi cuerpo me dolía, se sentía como una resaca permanente y, un día, dejé de poder mover mis piernas. Fue aterrador
Con el paso de los meses, el cuadro se agravó y le impidió caminar. "Me dieron una silla de ruedas para que me traslade pero me rehusaba a hacerlo, creía que si la usaba jamás me levantaría de nuevo. Pero la instalé en una esquina de mi habitación como señal de aviso", recordó.
"Sentí alivio al entender por fin qué era lo que me pasaba, pero como no hay una solución, el fantasma de la silla de ruedas o la imposibilidad de bañarme por mis propios medios me llevó a lugares muy oscuros. En un momento me quedé inmóvil en un sofá. Y sentí tendencias suicidas, aterrada por el futuro que podía tener", reconoció. En ese tiempo, además, desarrolló una profunda depresión.
Para colmo de males, en la prensa amarillista comenzó a circular el rumor de que esa extraña enfermedad de la que nadie podía dar una explicación era una mentira, una excusa dada por ella para faltar a las funciones de teatro del musical My Fair Lady, que protagonizaba y que debió cancelar toda su temporada.
Quien la ayudó en su recuperación fue su esposo, el cantante Jack McManus, con quién está casada desde 2012, y quien se mantuvo a su lado en los peores momentos, a pesar de la resistencia de la propia McCutcheon: "Le decía todo el tiempo que lo mejor era que me dejara y buscara a otra mujer. Me tenía que bañar, lavar el pelo, darme de comer".
Ver esta publicación en InstagramUna publicación compartida por Martine McCutcheon (@martinemccutcheon) el
Gracias al tratamiento médico, el cuidado familiar y la aceptación de que la depresión es una enfermedad grave y no sólo un "sentirse triste", pudo revertir su situación y se encuentra de nuevo activa. "Fueron los peores siete años de mi vida. Mi vida era un infierno, una cosa pasaba tras la otra y no estaba en un buen lugar ni laboral ni financiero", recordó. De hecho, en 2013 se declaró en bancarrota al no poder pagar 157 mil libras de impuestos.
"Hoy tengo esperanzas y quiero llevarle esperanzas a todos los que sufren el síndrome de fatiga crónica, incluso a aquellos que no saben que lo sufren. Quiero que sepan que no están locos y que pueden mejorar. Hay que tratarse para lograr una vida normal, es posible", concluyó.
Temas
Más notas de Hugh Grant
Más leídas de Personajes
En Nueva York. Mafalda, invitada especial en la gala de los Emmy Internacional, cumplirá uno de sus grandes sueños
“Eternamente agradecido”. Gastón Pauls reveló el rol que cumplió Marcela Kloosterboer en su recuperación de las adicciones
"El dolor fue real”. Denzel Washington: su cambio físico, la ayuda que recibió de Lenny Kravitz y una impensada confesión
In fraganti. Paul Mescal: amores, coqueteos y conquistas de un Gladiador