La confesión de Claudio García Satur: “Me enamoré de Soledad Silveyra; de Nora Cárpena, no”
El actor que personificó a Rolando Rivas en la recordada telenovela de Alberto Migré reveló que con las dos heroínas de la historia vivió cosas muy distintas, y explicó los motivos
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“Estoy bien, dadas las circunstancias. No me puedo quejar”. Con esas palabras, Claudio García Satur daba pistas de su presente, en plena pandemia y horas antes de que comenzaran a regir las nuevas medidas de confinamiento destinadas a frenar el segundo brote.
En diálogo con Marcela Coronel, en su programa radial Mientras tanto, el actor reveló que ya recibió la primera dosis de la vacuna y explicó que “la segunda viene un poco más lenteja”. “La verdad es que dio tranquilidad, pero nunca entré en un estado de desesperación o angustia. Espero que las cosas ocurran porque confío en que van a ocurrir”, expresó.
“Todo lo que se refiere al espectáculo está sufriendo mucho. Sin duda es más prescindible que la comida o que la salud. Estamos todos dolidos, preocupados y aguantando. Yo soy un hombre muy grande ya, he trabajado hasta hace unos años. Si antes tenía 300 ofertas cada media hora, ahora tengo media hora cada 300 días”, precisó.
“Yo vengo de la parte filo dramática. Con un padre actor, un tío actor, teniendo yo 9 años hasta los casi 21 estudié teatro con un tío, que estaba casado con la hermana de mi mamá. Un anarco-intelectual de Boedo. Vengo de un lugar con una construcción mucho más sólida de lo que pretende el éxito”, se definió. E insistió: “Yo soy muy Boedo, muy barrio, chica contra la pared, disfraces, papel picado, amor en cada esquina si es posible o si no en ninguna. Botella de ginebra, amigos, baile”.
Y entonces, haciendo un repaso de su exitosa y extensa carrera, contó: “Gané plata, pero con el teatro que vino por consecuencia de Rolando Rivas. No había plata en la televisión en ese momento”.
Era inevitable que el personaje del taxista que interpretó en 1973 y 1974 en la exitosa telenovela de Alberto Migré, Rolando Rivas, taxista, apareciera en la charla. Y entonces, contó su propia impronta de muchacho de barrio fue el germen del personaje. “Durante mucho tiempo confundieron realidad y ficción, no porque la gente creyera que yo era taxista, sino por la personalidad del personaje. Yo había hablado mucho con Migré, mucho antes, de mi vida, de mis sueños, mi infancia, mis expectativas. Él me conoció mucho, por eso el personaje me iba”, explicó.
Concretamente, sobre el éxito que paralizaba al país, indicó: “Fue hace 48 años, ya ni me acuerdo de quién era yo. Cuando veo esas escenas, digo, no estaba mal ese muchacho. Migré me eligió cuando yo estaba haciendo un personaje de reparto. Tres años antes, en el 69 estábamos haciendo con Guillermo Bredeston en Canal 9 un programa con Beatriz Taibo.”
En aquella telenovela que se transformó inmediatamente en un suceso, el personaje de García Satur se enamoraba de Mónica Helguera Paz, una chica de 17 años de familia acomodada, caprichosa y bastante revoltosa. La actriz que personificaba a aquella colegiala era Soledad Silverya. En aquel momento, él tenía 34 años y ella 22.
“Después de ver el primer capítulo de Rolando, Migré me dijo: ‘Esto recién empieza Claudio, si esto sigue así, va a ser una maravilla y a usted lo van a amar’”, recordó. Y así fue. “Siempre cuenta la anécdota Solita de cuando llegamos a Córdoba y nos esperaban 100 automóviles taxis. Nos pusieron en la fila, parecíamos Perón y Evita. Ella me dijo: ‘Si no nos volvemos locos ahora, no nos volvemos más’. Yo me salvé. Ella ya era loca de antes”, bromeó.
Aquel éxito pareció trastabillar cuando la actriz decidió que no quería dedicarse más a las telenovelas y pegó un portazo en búsqueda de otros horizontes. “En enero del 73 decidió que se iba, ya habíamos pasado el último capítulo de la historia. Me enteré el último día, no con anticipación, de que Soledad estaba dudando”, rememoró.
“¿Qué me pasó? Me pasó que se me iba el amor. Si bien me refiero a la ficción, teníamos un feeling infernal. Por más ficción que sea, uno no puede besar con la misma pasión y verdad a quien a uno no le gusta, ni le interesa, ni le pasa por ningún lado, que a quien le pasa por algún lado y por muchos, no? Ella me pasaba por todos lados”, reveló.
Y resaltó: “Yo me enamoré de Solita, claro que sí. Yo me enamoro siempre. De Nora no, el problema con Nora es que era amigo de ella y de Guillermo, era amigo de la pareja”. Nora es Nora Cárpena, la actriz que reemplazó a Silveyra en la segunda temporada de la telenovela, pero con un personaje muy distinto: Natalia Riglos Arana, una madre divorciada que criaba sola a su hijo. A pesar de lo candente de la historia, el público seguía añorando la química de la pareja original y por eso, en la versión cinematográfica, los dos personajes se reencontraban tiempo después y terminaban juntos.
“Me abandonó, yo estaba acostumbrado a que las minas te dejan en algún momento”, explicó. A pesar de que sintió aquel abandono, García Satur se sinceró: “No me pareció difícil remontar Rolando Rivas con Nora Cárpena. Lo difícil habría sido que se fuera Migré”
Sobre el gran éxito del programa, el actor indicó: “Supe que Victoria Ocampo no se perdía un capítulo. Hombres y mujeres, el abuelo y el nieto o la nieta estaban juntos por primera vez frente al televisor. En un pueblo el día que daban la novela la usina que daba luz tenía que levantar la potencia”.
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