La emoción de los novios, el deseo de sus padres y los detalles de la glamorosa fiesta que unió el polo y el rugby
Cuando en septiembre del año pasado Gonzalo Tiesi (27) le pidió a Paulina Trotz (26) –su novia desde hacía cinco años– que cerrara los ojos y extendiera la mano, sus vidas cambiaron para siempre. "Abrí la cajita, vi el anillo y casi me muero. ¡Un amor!", recuerda la hija menor de María Laura Fernández Rousse (52), una de las Trillizas de Oro, y el polista Ernesto Trotz (55). "Tuvimos un noviazgo largo y lindísimo; sin dudas, este era el próximo paso y no puedo estar más contenta", confiesa Paulina en exclusiva a ¡Hola! Argentina desde la suite presidencial del hotel Sofitel, el lugar que eligió para prepararse para su casamiento con el centro de los Pumas.
La modelo y bióloga pasó el día de su boda acompañada por su familia. "Me desperté temprano porque venían a hacerme las manos y los pies. Y en el medio de la manicura llegó mi hermano de sorpresa. Fue lo mejor que me pudo pasar, estoy feliz", cuenta la novia. Ernesto hijo (22) también juega al polo de manera profesional y, como estaba haciendo temporada en Saint-Tropez, Paulina creía que no iba a poder acompañarla en su boda. Después de almorzar con sus íntimos, la novia partió con su mamá, su hermana Bárbara (27) y su sobrina Paz (3) hacia el Sofitel. "Tomamos el té, charlamos mucho y descansamos. ¡Estuvo buenísimo!", asegura.
De a poco, la suite se fue llenando de gente. Llegó Mauricio Catarain, su representante y encargado de maquillarla, el estilista Kenny Palacios, que peinó a todas las mujeres de la familia, la diseñadora Inés Duggan, que hizo el vestido, y finalmente Ernesto –el padre de la novia–, para acompañarla hasta la iglesia.
EL LOOK DE LA NOVIA
Cuando era chica, Paulina se ponía un gran tapado y jugaba a que se casaba en invierno. Por eso, cuando llegó el momento de diseñar su traje de novia, no tuvo dudas sobre lo que quería. "En cuanto Gonza me propuso casamiento, fui a lo de Inés, que también me hizo el vestido para la boda de mi hermana, y ella dibujó una propuesta impresionante", cuenta. "Paulina tenía claro qué quería: un traje de invierno, y a mí me encantó su idea. Nos pusimos de acuerdo enseguida. Quise que el vestido fuera simple para que luciera su figura perfecta. Con el tapado y la tiara quisimos dar la sensación de que era un cisne navegando", cuenta Inés, que además diseñó el vestido de Bárbara, de las madrinas y de María Eugenia Fernández Rousse y su hija Sonia.
El tapado, que Paulina llevó en la iglesia y durante la recepción, estaba confeccionado en brocato antiguo de seda natural traído de Venecia, con dos botones de pasamanería. El vestido fue realizado en macramé de lana francesa sobre un viso de tafeta de seda natural. La novia complementó su look con un ramo de rosas color té, un collar de perlas, zapatos de cabritilla nacarada de Pigalle y una tiara de plumas de cisne con un velo de tul de ilusión.
LA IGLESIA
La ceremonia fue celebrada en la tradicional basílica Nuestra Señora de la Merced, construida entre 1721 y 1779, de estilo barroco y rococó. "Cuando les contamos a mis padres que nos habíamos comprometido, nos dijeron que fuéramos a verla, que ellos y mis abuelos se habían casado allí. Se emocionaron mucho cuando finalmente la elegimos", recuerda Gonzalo. Y Paulina agrega: "Cuando la vi, no lo dudé; además, mi madrina tomó ahí su primera comunión, fue la elección perfecta".
La novia llegó con su padre a las 8 de la noche en un Mercedes-Benz C240 color gris. "Nos llevó mi primo Horacio [Laprida] en su auto, y fue un placer. El hizo que todo fuera mucho más distendido porque papá estaba bastante nervioso. No hubiera sido lo mismo si nos llevaba otra persona que no fuera de la familia", cuenta Paulina.
En la puerta de la iglesia, los esperaban Bárbara junto a su hija Paz y Andrea Tiesi, tía del novio, con su hija Inés (4). Las chiquitas integraron el cortejo. "No teníamos idea de cómo se iban a portar, pero salió perfecto. Paz no podía estar más contenta", confesó la hermana de la novia, quien viajó especialmente desde Long Island, donde vive junto con su marido, el polista Tomás García del Río. Paulina se ocupó personalmente de elegir la música, los arreglos florales y la lectura para la ceremonia. "El momento de la iglesia era muy importante para mí y quería disfrutarlo al máximo –asegura–. Hasta organicé una sorpresa para mamá y mi hermana al elegir una canción de misa que cantábamos siempre juntas cuando éramos chicas", cuenta.
La novia entró del brazo de su padre a las ocho y cuarto. A paso lento, recorrieron el largo pasillo de la basílica hasta el altar. "Fue espectacular, disfruté cada paso de esa caminata. Miraba hacia los costados y veía todas caras conocidas. Y al final, cuando lo vi a Gonza, me di cuenta de que tenía los ojos húmedos. Me morí de amor", confiesa.
Los novios eligieron como lectura la carta del apóstol San Pablo a los cristianos de Colosas. El padre Damián Rodríguez Alcobendas celebró la ceremonia. Paulina y Gonzalo recibieron una carta con la bendición del papa Benedicto XVI, enviada especialmente por el tío de María Laura, monseñor Fernández, desde el Vaticano.
LA GRAN CELEBRACION
La fiesta para quinientos invitados fue en el restaurante central de La Rural. La ambientación, a cargo de la reconocida Gloria Cesar, estuvo inspirada en el invierno y fue totalmente blanca. "La novia no quería que hubiera tantas flores sino que hiciéramos algo más creativo que tuviera que ver con el frío", cuenta la decoradora. Para los centros de mesa se armaron arreglos con ramas blancas y velas. Y, para la iluminación, se eligieron arañas de cristal, tonos azulados y veintiocho bolas de espejos sobre la pista de baile. "El lugar quedó increíble. No hubo ninguna falla. Todo salió mucho mejor de lo que me imaginaba", dice Paulina.
Después de hacer las tradicionales fotos posadas, los novios entraron a la recepción para saludar a sus invitados. Allí, Gonzalo se encontró por primera vez con sus compañeros de los Pumas, que no pudieron ir a la iglesia porque esa misma tarde jugaron un partido amistoso ante el Stade Français en la cancha de Vélez. Después de charlar con sus amigos más íntimos y familiares, Gonzalo y Paulina hicieron la entrada triunfal con el tema que habían elegido: "Fell So Close", de Calvin Harris. Tomás Muñoz, amigo del SIC de Gonzalo, fue el encargado de hacer bailar a todos. Después de algunos hits, los invitados ocuparon sus mesas y enseguida llegó el primer plato: un lomo con salsa de hongos acompañado por papas bandoneón y tomates cherry. Para el postre, los hermanos Petersen, encargados del catering, prepararon un volcán de dulce de leche con helado de crema y salsa de chocolate. "La verdad es que casi no pude comer en toda la noche, tenía el estómago cerrado de la emoción. Pero todo el mundo me dijo que la comida estaba deliciosa", confiesa Paulina.
Luego, los novios bailaron el vals, cortaron la torta y Paulina tiró el ramo. "Queríamos terminar con todas las tradiciones antes de que empezara el baile, así después no cortábamos la música. Es más, yo ni siquiera pude ir a la mesa dulce, porque mis amigas nunca me dejaron salir de la pista", cuenta divertida la novia.
La gran fiesta terminó a las seis y media de la mañana. "Eramos tantos que casi no entramos en la foto del final. Nos divertimos muchísimo", asegura Paulina. Los novios dejaron La Rural y pasaron su noche de bodas en la suite presidencial del hotel Sofitel. "Nos quedamos hasta las seis de la tarde del día siguiente, ¡fue realmente increíble!", agrega la novia.
CHAPELCO, BUENOS AIRES Y EL CARIBE
Gonzalo y Paulina tendrán su primera luna de miel a fin de mes. Viajarán a Chapelco para esquiar durante una semana. "No tenemos más que unos pocos días, porque Gonza está entrenando para volver a jugar en el SIC después de la operación de hombro, y está a full con el Cuatro Naciones", cuenta la novia, y explica que la verdadera luna de miel llegará recién en diciembre cuando puedan viajar al Caribe. "Por el momento nos vamos a quedar a vivir en Buenos Aires, alquilamos un departamento amueblado porque todavía nada es definitivo", agrega. Gonzalo terminó su contrato en el Stade Français y está evaluando diferentes propuestas para ver cómo y dónde sigue su carrera. "Estoy contenta de poder quedarnos en Buenos Aires un tiempo más para disfrutar de nuestros amigos y familiares", dice Paulina. Y concluye: "Lo mejor es que después de tantos años de mantener una relación a distancia ya no vamos a tener que separarnos más". •
Texto:Julia Talevi
Fotos: Iganacio Arnedo, Paul Roger, Matías Salgado y Juan Huerta
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