“La bella durmiente”. La historia detrás de la batuta de Toscanini que usó Plácido Domingo en su despedida del Teatro Colón
Una protagonista inesperada irrumpió en el escenario anoche, cuando el tenor español daba su segundo y último concierto en Buenos Aires; el valioso objeto hacía 81 años que no se usaba
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El concierto con el que Plácido Domingo se despidió del Teatro Colón tuvo ayer a una protagonista inesperada. La batuta del maestro Arturo Toscanini, que permaneció sin uso durante más de 80 años, tuvo su despertar en manos del tenor español.
La Asociación de Profesores de la Orquesta Estable del Colón, encargada de la custodia del valioso objeto, consideró oportuno que la pieza retomara su danza en el celebrado acontecimiento. Los motivos: la confesa admiración del cantante por Toscanini y la coincidencia del año del nacimiento del artista con el del último en que se utilizó la varilla: 1941.
Halagado por el gesto, el famoso tenor dirigió con la batuta compases de “La Forza del Destino”. El violinista de la Orquesta Estable y presidente de la Asociación, Diego Tejedor, apuntó sobre el escenario: “el 21 de enero de 1941 nacía en España el maestro Plácido Domingo, y ese mismo año, unos meses después, en esta misma sala, el maestro Arturo Toscanini, al finalizar el concierto con la Orquesta Estable, decidió obsequiarle su batuta a quien fuera el concertino principal en aquél entonces, el maestro Carlos Pessina”.
Tras el fallecimiento de Pessina, sus familiares encomendaron el cuidado de la batuta a la Asociación de Profesores de la Orquesta Estable, que quiso finalmente despertar a su “bella durmiente” en el encuentro de este domingo. Junto a Plácido Domingo, también se encargó de esta tarea Jordi Bernàcer, asimismo admirador de Toscanini y quien dirigió a los músicos, valiéndose del histórico objeto, en la interpretación de “Meditación para violín y orquesta de la ópera Thais”, de Jules Massenet, una de las escasas obras de las que hay registro fonográfico de Pessina junto a la Orquesta Estable.
De madera y con empuñadura de corcho, la batuta de Toscanini presenta una longitud algo mayor a la habitual. Sus 50 centímetros de largo permiten optimizar los movimientos del director al batir el aire en la conducción de la ejecución de una pieza musical. Sin embargo, este objeto que se concibe como una prolongación del brazo supo ser en el pasado más pesado y extenso: medía más de dos metros y se golpeaba contra el suelo.
“La batuta está toda elaborada en madera, es fina, muy sutil y en la empuñadura cuenta con un pequeño corcho muy fino. Lo más bello es sentir los años que tiene y la vida que ha dado a tanta música. Es algo larga, para mi gusto, pero esto es algo que va ligado al modo de dirigir de cada uno y, viendo su longitud y delicadeza, intuimos esa precisión que caracterizaba al sonido orquestal del maestro Toscanini”, señala Jordi Bernàcer.
Junto a la entrega de la batuta con su firma, Toscanini tuvo con Pessina otro gesto: “Ordenó la confección de una plaqueta que debía llevar un texto manuscrito por él y sus rasgos caligráficos se transfirieron mediante el sistema fotomecánico. Esta particularidad hizo que esta plaqueta se convirtiera en una pieza única. Fue confeccionada en plata y su tamaño es de 150 mm por 100 mm. Con este acto distintivo, Toscanini homenajeó a Pessina”, señalan los músicos Osvaldo Barrios y Edmundo Piccioni en el libro Teatro Colón. Orquesta Estable, historias y anécdotas.
Contar con estos objetos representa para la Asociación un legado “con una mística importante”, señala Tejedor. “Es como para un futbolista tener un botín de Maradona del partido en que jugó contra los ingleses. Es un objeto que trasciende, de mucho valor. Para los que somos fanáticos de la música, Toscanini es una de las grandes figuras”, remarca.
El concierto en que la “bella durmiente” interrumpió su sueño de casi un siglo deleitó al público en una función a beneficio de los damnificados por la guerra en Ucrania, por lo cual el acto contó con la presencia de representantes de la comunidad ucraniana residente en Argentina.
La puesta encabezada por Plácido Domingo tuvo también como protagonistas a la soprano uruguaya María José Siri, la mezzosoprano argentina Guadalupe Barrientos y la Orquesta Estable bajo la dirección de Jordi Bernàcer.
El programa musical incluyó obras de Giuseppe Verdi, Umberto Giordano, Francesco Cilea, Gerónimo Giménez, Reveriano Soutullo y Juan Vert, José Serrano, Ruperto Chapí, Pablo Sorozábal, Reveriano Soutullo, Federico Moreno Torroba, Francisco Asenjo Barbieri y Amadeo Vives.
“Qué maravilla estar con ustedes, la verdad que son un público extraordinario, este teatro es increíble. Nos hemos divertido, espero que ustedes también”, pronunció ante la ovación interminable de los presentes y recibiendo ramos de flores desde el público un emocionado Plácido Domingo.
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