La actriz y guionista que fingió ser adolescente para triunfar en Hollywood y terminó de la peor manera
Kimberlee Kramer tenía el sueño de llegar a lo más alto de la industria, y por un momento lo logró, sin embargo su gran fachada, que incluía un cambio de nombre, no tardó en ser descubierta
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En la actualidad, a Kimberlee Kramer podrán describirla de muchas maneras, pero nadie se atrevería a decir que no es temeraria. Durante 14 años, más precisamente a fines de los 90, la actriz y guionista llegó a codearse con grandes figuras de Hollywood ocultando su verdadera identidad.
Para ella, nunca hubo dudas: el famoso “fake it ‘till you make it” [”fíngelo hasta que lo consigas”] tenía que llevarse a cabo independientemente de las consecuencias.
El comienzo de su historia se asemeja al de muchas figuras de la industria. Kramer quería triunfar pero las oportunidades no llegaban. Estaba sola en Los Ángeles, algo perdida, sin encontrar ese puntapié que le diera esperanza de un futuro.
Sin embargo, nunca bajó los brazos e hizo algo al respecto, pero no precisamente con una fórmula tradicional. Si Kimberlee no era requerida, entonces era momento de hacer algunos cambios. El primero fue modificar su nombre. Así nació Riley Weston, como nacieron tantas otras identidades en Hollywood.
La estrategia, de todos modos, no estaba completa. Al mirarse al espejo, y ver cómo no aparentaba ser una mujer de 30 años sino alguien mucho más joven, comenzó a vestirse como una adolescente y así se presentó al casting de la famosa serie de J.J. Abrams y Matt Reeves, Felicity, para la cual no solo consiguió un pequeño rol sino también la posibilidad de ser guionista de algunos episodios.
Su talento era indiscutible pero estaba tamizado por la mirada ajena, por la intervención de terceros que se preguntaban cómo podía ser que una joven de menos de 20 años pudiera tener una pluma tan exquisita y definida, con tan poca experiencia.
La nueva pluma de Hollywood
El mote de “escritora prodigio” no tardó en llegar y Riley, a esa altura, ya tenía un agente y un futuro promisorio por delante, especialmente detrás de cámara, cuando firmó un contrato con Disney por 300 mil dólares para varios proyectos. La vida le sonreía, una vida de la que, lógicamente, hablaba muy poco...
De acuerdo al equipo de Felicity, la necesidad de Kimberlee por construir una nueva y verosímil identidad era tan grande, que brindó la mejor actuación de su vida. En su oficina puso un afiche de Titanic, siempre usaba prendas acordes a las tendencias para adolescentes de la época y hablaba ese idioma.
“Siempre nos contaba quién era su crush (”amor platónico) de Hollywood, era muy dulce, muy encantadora, buscaba la aprobación del resto, y nosotros creíamos que habíamos encontrado a una joven escritora que entendía el lenguaje de la serie”, declaró un integrante del equipo de aquella inolvidable ficción protagonizada por Keri Russell sobre una joven que va a la misma universidad que Ben, “el chico de sus sueños”.
Riley escribió siete episodios de la serie e interpretó el papel de una adolescente llamada... Story. Al ser delatada por una amiga que puso al descubierto su nombre y edad, Weston decidió brindar una entrevista a Entertainment Weekly para contar su lado de la historia. “Sé que engañé a mucha gente, y eso estuvo mal, recuerdo la fiesta por mi cumpleaños 19 que me hizo el equipo de Felicity y me genera mucha culpa [en ese momento Riley ya tenía 32]. Solo quería ser actriz, quería trabajar, y sé que no soy la única en la industria que miente sobre su edad”, declaró buscando cierta empatía y complicidad.
“Más allá de que me trataban como una adolescente, yo siempre fue muy genuina”, aclaró. “Realmente no cambiaba mi forma de hablar por fuera del trabajo y tampoco mi ropa”, aseguró cuando su credibilidad ya estaba totalmente empañada, aunque ella quisiera convencerse de lo contrario.
El comienzo del engaño y el final de su historia
Kimberlee, quien nació el 25 de agosto de 1966 en Poughkeepsie, voló a Los Ángeles en 1984 y nunca miró atrás. Empezó a trabajar como niñera mientras se presentaba en castings.
En simultáneo, escribía sin parar, sin un propósito determinado. Como ella misma expresaría tiempo después, su único fin era ser una actriz reconocida. “Por alguna razón no podía dejar de escribir, creo que tenía que ver con mi frustración, con no encontrar en pantalla a figuras jóvenes que me representaran”. Uno de sus textos, una historia sobre dos hermanas adolescentes y su compleja relación, terminó años después en la mesa de los guionistas de Felicity, ficción que comenzó en 1998. Es decir, décadas después de que Kimberlee dejara la secundaria y años después de haber escrito esas palabras.
Si bien antes de esa gran oportunidad había tenido algunas participaciones en películas como la secuela de Cambio de hábito y en la serie Who’s The Boss? (¿Quién es el jefe?), al cumplir 30 se produjo un giro en su vida.
Para Kramer, ya le había pasado el tiempo. Y así surgió su mentira, suerte de revancha frente a la crueldad que ejerce Hollywood sobre muchas mujeres de más de 30 y 40, que para ciertos trabajos comienzan a ser “descartables”.
En ese momento turbulento, cuando la agencia UTA la tuvo bajo su ala, Kimberlee contaba que había dejado la secundaria y que había llegado a Los Ángeles con tan solo 16 años. Su aspecto juvenil, ese que engañó al equipo de Felicity, le jugaba tan a favor que quizá nunca hubiese sido descubierta si su amiga no hubiese hablado.
De esta forma, con más de 30 años, su carrera como guionista iba en ascenso y, por esas cosas del destino, Entertainment Weekly, la revista en la que haría su descargo tiempo después, llegó a incluirla en la lista de las “100 personas más creativas del mundo del entretenimiento”.
“En muchos sentidos, yo soy Felicity, así que espero representar a esta generación de forma realista”, contaba Weston por entonces, poco antes de que se quebrara la fachada de la autora precoz que no tenía techo y que había encontrado en Disney el lugar ideal para pulir sus guiones destinados a un target adolescente.
En octubre de 1998, Touchstone TV, una de las productoras de Felicity, recibió documentación por medio de Variety sobre su gema creativa. Su verdadera identidad salió a la luz junto al testimonio de su amiga que corroboró la información.
Justamente, cuando más famosa se volvió y más notoriedad obtuvo, su rostro empezó a volverse familiar y ese fue su talón de Aquiles. Disney rescindió su contrato y ya nadie quiso trabajar con ella. El peor momento llegó cuando no le quedó más dinero y no supo a quién recurrir. Mientras tanto, diferentes voces de la industria se pronunciaban en su contra.
“Me dijo que tenía 18 años y yo pensé que era una pequeña genio. En las negociaciones, su abogado nos dijo: ‘Por favor, no te interpongas en la carrera de esta pobre chica de 18 años’. Engañó a todo el mundo. La presenté en Showtime, en MTV, realmente puse en juego mi reputación”, declaró en esa época Kristi Kaylor, vicepresidenta creativa de Pacific Motion Pictures, quien estaba interesada en trabajar con los guiones de Riley.
Por su parte, la mujer se defendía: “Si estuviera buscando trabajo en cualquier otra industria, ¿pensás que a alguien le importaría cuántos años tengo?”. Tras tocar fondo y pasar años en el ostracismo, regresó a la industria para escribir guiones de películas televisivas, escribió una novela para adolescentes titulada Before I Go, hasta que dejó el universo young adult atrás y se reinventó una vez más.
¿Qué hace hoy Riley, Kimberlee, “Story”? Sigue escribiendo guiones pero además es cantante country y lo muestra con orgullo en sus redes sociales. De esta manera, le dijo adiós a Hollywood y le abrió los brazos a Nashville, la nueva parada de su peculiar derrotero. ¿Su edad actual? 55 años.
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