La actriz de Smallville, Allison Mack, reveló el motivo por el que ingresó a la secta sexual NXVIM
Mientras cumple su condena por convencer a un grupo de mujeres de formar parte del culto, convertirse en esclavas del líder y marcar sus cuerpos con sus iniciales, salió a la luz una entrevista de 2017 con argumentos muy distintos a los que brindó ante el tribunal
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Allison Mack fue la protagonista de Smallville, la serie que recreaba las vivencias de Clark Kent en su adolescencia, antes de calzarse el traje azul y rojo. Su personaje, la suspicaz Chloe Sullivan, fue creado especialmente para el show televisivo y fue uno de los pocos que se mantuvo durante las diez temporadas. Sin embargo, el nombre de la actriz terminó siendo mencionado más veces en las crónicas policiales que en las páginas de espectáculos.
La intérprete, de 40 años, actualmente cumple una condena de tres años en una prisión de California luego de haber sido declarada culpable de coptar adeptas para la secta NXVIM de la que formaba parte, para luego convertirlas en esclavas sexuales. Las denunciantes demostraron que habían sido marcadas con las iniciales de Mack y Keith Raniere, el líder del retorcido culto, y obligadas a tener relaciones sexuales con él.
En 1998, Raniere, de 62 años, y Nancy Salzman, de 68, fundaron NXIVM bajo la fachada de una empresa de desarrollo personal que ofrecía programas de éxito ejecutivo y técnicas de superación personal con el foco puesto en llevar “más alegría” a los concurrentes.
En 2019, Raniere fue condenado a 120 años de prisión. Dos años después, Mack recibió su sentencia, luego de haberse declarado culpable de haber manipulado a mujeres para que se convirtieran en esclavas sexuales del líder de la secta. Desde ese momento, cumple su condena en una presión de California.
Hasta el momento, Mack había guardado silencio, pero esta semana trascendió la única entrevista que la actriz brindó en 2017, refiriéndose al tema y que, hasta ahora, no había sido publicada. “Me mudé a Albany (la sede de NXVIM) para llenar ese vacío y encontrar mi alma nuevamente, si es que eso tiene sentido, ya que se había esfumado”, explicó en la entrevista realizada por Vanessa Grigoriadis, que fue dada a conocer en el podcast de Gabriel Sherman, Infamous: Inside America’s Biggest Scandals.
Allí, la actriz reveló qué fue lo que la llevó a entrar en el culto: “Le pregunté a Keith si me ayudaría a volver a ser una gran actriz porque sentía que era un fraude”. Con una actitud muy distinta a la que mostraría ante la justicia, Mack defendió durante la entrevista su inocencia. Según indicó entonces, Raniere “no era el jefe de un harén”, y agregó: “No estoy reclutando mujeres jóvenes para que sean sus esclavas sexuales... Ya sabes, es una caza de brujas, como los juicios de McCarthy: lanzan acusaciones que se propagan como pólvora”.
Mack reveló, además, que en muchas ocasiones se sintió presionada para abandonar la secta luego de que sus amigos se mostraran muy preocupados. “Lo que pensaba, cada vez que me decían eso, es que me dejaran explicarles lo que estábamos haciendo, pero sentía que ellos iban a argumentar que me habían lavado el cerebro y que estaba enferma”, agregó.
“Simplemente estaba caminando conmigo misma y pensaba: ‘¿Estoy loca? ¿Soy una de esas personas horribles sobre las que lees que hace cosas horribles y piensa que está haciendo cosas para Dios?’. Tuve muchas conversaciones conmigo misma de ese estilo”, aseguró. De todos modos, decidió quedarse. “En última instancia, simplemente me senté y miré mi vida y miré mis relaciones y analicé todas las cosas que había escrito, diarios que había guardado, cosas que había hecho en los últimos años. Y fue tan consistentemente bueno”, consideró.
Grigoriadis también habló en aquel momento con Raniere, quien en consonancia con Mack negó que las mujeres hayan sido marcadas con sus iniciales para dejar en claro que eran sus esclavas sexuales o un “objeto” de su pertenencia, y comparó el hecho con los tatuajes que se realizan los miembros de ciertas fraternidades. “Es comparable a lo que ocurre con la fraternidad Omega Psi, teníamos una de esas sucursales en el campus donde fui a la universidad. Son afroamericanos. Se marcan a sí mismos con un Omega. Michael Jordan tiene una marca y el Omega. Marcan estas cosas para que sean muy visibles y las hacen hasta que se hinchan”, argumentó.
Y remarcó con cinismo: “Un grupo de 10 o 15 mujeres en los suburbios, su edad promedio es de 40 años, se reúnen y deciden tener una pequeña marca de moda. Si fueran chicos, no sería noticia. El hecho de que sean mujeres y el hecho de que sea noticia está reforzando, desafortunadamente, un estereotipo negativo de las mujeres, creo”.
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