El actor y director está en el ojo de la tormenta por su polémico divorcio de la diseñadora Christine Baumgartner; como consecuencia, empezaron a salir a la luz historias reveladoras de su pasado, como su primer matrimonio con Cindy Silva
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A Kevin Costner no le son ajenas las rupturas problemáticas. Su polémico divorcio de la diseñadora Christine Baumgartner, que lo ubicó en el centro de la atención mediática, parece repetir una vieja historia que tiene como protagonista al actor y a Cindy Silva, su primera esposa, a quien conoció mientras ambos estudiaban en la Universidad de California, en el año 1975. La conexión que sintieron los hizo avanzar con celeridad en su vínculo, tanto así que a los pocos meses la pareja apostó por la convivencia y, en 1979, por el matrimonio. Costner y Silva se casaron con la ilusión de estar juntos para toda la vida y agrandaron la familia con la llegada de sus dos hijas, Annie y Lily, que nacieron en 1984 y 1986, respectivamente, y con el nacimiento de Joe, en el 88.
Lo que parecía una perfecta postal empezó a perder brillo en 1994 cuando, tras 16 años juntos, Silva sorprendió al actor con un pedido de divorcio. Al igual que Baumgartner, Silva había cultivado un bajo perfil durante el tiempo que estuvo junto a Costner y era su sostén en cada evento vinculado a Hollywood del que el actor formaba parte. Sin embargo, puertas para adentro, la mujer estaba lidiando con un proceso caótico fruto de sentirse traicionada por su marido en varias ocasiones.
La ruptura fue tan abrupta que los medios no tardaron en indagar en las razones que pudieron haberla provocado, y las mismas fueron comunicadas al poco tiempo. Mientras Cindy se encontraba con sus hijos, el actor estaba abocado a uno de sus proyectos más polémicos, la película que casi arruina su carrera: Waterworld, de Kevin Reynolds, con producción del propio Costner. Como se vislumbraría en ocasiones posteriores, cuando el intérprete se compromete con un largometraje, arma una burbuja que ni su propia familia puede penetrar. Así lo reveló recientemente Baumgartner cuando pidió el divorcio por el tiempo que el actor pasaba lejos del hogar. Sin embargo, lo que sucedió en su matrimonio con Silva no solo tuvo ese aditamento.
En pleno rodaje del film, en Hawai, Costner tuvo una relación extramatrimonial con una bailarina llamada Michele Amaral. La mujer, que también estaba casada cuando inició su vínculo con el actor, lo conoció en un hotel, cruzó unas palabras con él y luego fueron vistos en una propiedad que había alquilado el intérprete para lo que durara el arduo rodaje. En simultáneo, Cindy tenía poca comunicación con su esposo, quien le había pedido espacio para poder adquirir mayor concentración para un film que, tanto a nivel personal como profesional, hizo mella en su vida.
“Sé que la gente puede pensar en Waterworld como un punto bajo de mi carrera. No lo fue. Pudo haber tenido un efecto mejor, obvio. Lo único que sé es que nunca tuve que defender con la cabeza bien alta una película cuando la mayoría va en el sentido contrario. Con todas sus imperfecciones, la película fue una alegría para mí”, manifestó el actor sobre el largometraje.
Un “infiltrado” que destapó un escándalo
Si bien Costner creía que podía escindir su relación con Amaral de su matrimonio con Silva, el panorama se empezó a complicar cuando una persona que le tenía mucho aprecio a la esposa del actor -y que era parte del equipo de producción de Waterworld-, empezó a notarlo disperso luego de finalizar las jornadas de rodaje. De manera inevitable, esta fuente, que permaneció anónima, se encontró con un panorama del que venía sospechando: vio al actor junto a su amante y decidió llamar a Cindy para contarle lo que estaba sucediendo. Según informó la publicación The Daily Mail en ese momento, Costner estaba enfurecido y pidió que esa persona fuera echada de la producción, lo que efectivamente sucedió. Aunque nunca se supo si Silva le pidió expresamente que monitoreara lo que sucediera en la filmación, siempre se especuló acerca de si esta persona estaba “infiltrada” en el film, además de tener una amistad con Cindy.
Cuando el actor fue sorprendido con el llamado de su angustiada esposa, lo primero que hizo fue negar lo que la fuente había visto. La explicación a los numerosos encuentros que había tenido con Amaral fue, cuanto menos, poco verosímil. Costner le dijo a Silva que estaba entrevistando a residentes de Hawai para futuros trabajos y ella no le creyó. De hecho, tenía varias razones para desestimar la palabra de Costner, ya que luego salieron a la luz otras infidelidades del actor quien, para preservar su matrimonio y su imagen ante la prensa, brindó unas curiosas declaraciones en las que terminó defendiendo a Amaral.
“Esta mujer no hizo nada malo y aun así tiene que lidiar con el costado más duro de ser una celebridad, que es algo con lo que solo debería lidiar yo, y pienso que no hay nada que pueda hacer para mejorar su vida en este momento”, expresó el actor, asegurando que la cotidianidad de la bailarina, casada y con dos hijos, se había arruinado desde el instante en que “explotó” la noticia de la relación entre ambos. Además, el actor se encargó de defenderla para que ella no perdiera su trabajo: “Ella tiene un nombre y ahora la convirtieron en una cosa más para hablar en los medios. Todo esto está pésimo, todo esto la afecta a ella y a su esposo”, agregó, con la esperanza de que el escándalo desapareciera con velocidad. El efecto de sus palabras, en tanto, fue contraproducente.
De presuntas visitas a la mansión Playboy a un divorcio millonario
El vínculo que entabló con Amaral destapó la olla y Costner fue también relacionado con la modelo de Playboy Angie Everheart, con quien, según trascendidos, se encontraba presuntamente en la famosa mansión de manera secreta, lo que nunca fue confirmado. Así, mientras Silva lo sorprendía con los papeles de divorcio y Waterworld se erigía como un rotundo fracaso profesional, el actor y director perdía el rumbo. De hecho, se ocupó de hablar nuevamente con la prensa, aunque modificando su versión original de lo acontecido en Hawai y en otras latitudes. “Una serie de eventos conspiraron para que muchas cosas pasen al mismo tiempo”, dijo, de manera un tanto críptica. “Lo que sé es que lastimé a personas, que fracasé en mi matrimonio y que ese fracaso es mi responsabilidad, no hay nadie más a quien culpar”.
"Mi fe fue sacudida. Nadie quiere que su matrimonio termine y me pasó, y ves a tus hijos solo la mitad del tiempo. Esa es una gran pérdida."
Kevin Costner, sobre su primer divorcio
Costner y Silva finalmente se divorciaron y el actor debió pagarle la suma de 80 millones de dólares. En 1995, en una entrevista con Paper Magazine, reconoció que hablaba con Amaral por teléfono y aludió a su ruptura de la mujer a la que conoció cuando sobrevivía a base de otros trabajos hasta poder llegar a Hollywood. En ese extenuante proceso, Cindy siempre había sido un apoyo clave, hasta que se hastió de las infidelidades. “El divorcio fue difícil para Cindy y para nuestros hijos. Todo generó dolor. El colapso del matrimonio fue lo más duro que tuve que soportar”, expresó el actor de El guardaespaldas. En esa misma entrevista le pidió al periodista que no omita un mensaje dedicado especialmente a su exmujer. “A pesar del dolor que le tocó atravesar, Cindy siempre se comportó como una dama, y todavía la amo”.
A diferencia de lo que está aconteciendo en la actualidad con Baumgartner, quien deberá abandonar la casa familiar, Costner decidió no empantanar el proceso de divorcio de Silva, sobre todo porque veía el daño que le había hecho a su expareja y a sus tres hijos. “Resolvimos de manera amigable todos los pormenores de la disolución del matrimonio”, informaron Kevin y Cindy en un comunicado firmado por ambos. “Les pedimos que nos dejen atravesar este período con dignidad, porque vamos a lidiar con mucho dolor y queremos hacerlo de manera privada”, solicitaron. El acuerdo al que llegaron, de los famosos 80 millones de dólares, hizo que el divorcio fuera nombrado “como uno de los más caros en la historia de Hollywood”, según la revista Forbes.
Luego de una relación con Bridget Rooney, con quien tuvo un hijo; la activista Birgit Cunningham y la modelo Elle Macpherson, en 2004 se casó con Baumgartner, a pesar de que inicialmente no quería vincularse con ella porque no anhelaba ser padre nuevamente, como Christine sí deseaba. Con el tiempo, el deseo terminó siendo mutuo. “Un día me desperté pensando que iba a perder a la mujer con la que quiero estar hasta mi último suspiro por temor a ser padre otra vez y eso me bastó para querer superar el miedo. A veces esas situaciones que más pánico te generan son las que salvan tu vida”, le contó a la revista Closer Weekly.
Tras casarse en su rancho ubicado en Aspen, Colorado, Costner fue formando su familia lejos de los flashes con los nacimientos de Cayden, Hayes y Grace, su hija menor, la séptima. Ahora, Costner volvió a estar en el centro de la tormenta, atravesado por otro divorcio de alto perfil y por un proyecto profesional que lo consume. “Mi fe fue sacudida. Nadie quiere que su matrimonio termine y me pasó, y ves a tus hijos solo la mitad del tiempo. Esa es una gran pérdida”, había declarado en 1994 respecto a su divorcio de Silva, palabras que ahora adquieren otro cariz en vistas de su latente guerra legal con Baumgartner. Según allegados al actor, Costner “está buscando vengarse de ella y hacer de su vida un infierno”.
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