Kenneth Branagh: de las adaptaciones de Shakespeare a las películas de Disney
Hace treinta años y unos pocos días, Kenneth Branagh estrenaba en la Argentina su ópera prima, Enrique V. La película le valió dos nominaciones al Oscar y lo convirtió en el hombre que puso de moda en los 90 las adaptaciones cinematográficas de la obra de William Shakespeare.
Desde la encantadora Mucho ruido y pocas nueces hasta la desbordante Hamlet, el actor y director dedicó buena parte de su filmografía a adaptar al dramaturgo británico, siguiendo los pasos de Laurence Olivier, a quien interpretó en la película Mi semana con Marilyn. Su nombre quedó atado al de Shakespeare, pero Branagh también incursionó en otro tipo de films, como el thriller Volver a morir o su particular adaptación de Frankenstein, de Mary Shelley.
En los últimos años, para sorpresa de gran parte del público, el realizador irlandés dirigió Thor, film del universo Marvel; una entrega de la serie de películas de Jack Ryan; y una nueva versión de La Cenicienta para Disney, entre otras grandes producciones. Aunque nunca abandonó a Shakespeare, su último film como realizador estuvo dedicado al autor, Branagh continúa su acercamiento al público familiar con Artemis Fowl: El mundo subterráneo, adaptación de una novela juvenil. La nueva película del director estará disponible desde el martes en Disney+, plataforma en la que se estrenó luego de que su fecha para llegar a los cines, en mayo de este año, fuese cancelada debido a la pandemia.
"La identidad como director es algo que va evolucionando -cuenta el director en un encuentro virtual con medios internacionales, del que participó LA NACION-. Veo ciertos patrones. Tengo un interés profundo por la humanidad y las personas, lo cual suele significar que las películas que hago tienen una dimensión emocional. Intentás encontrar las formas en las que la humanidad de los personajes se conecta con la del público que está viendo el film. Me gustan mucho los grandes mitos y volver a historias relativamente simples. Disfruto mucho de ver películas, amo mucho al cine y me gusta una amplia gama de géneros, los celebro. De la misma manera en que como actor intento ser versátil e interpretar distintos roles, como realizador siento que ese intento de variedad es una necesidad, es parte de quien soy, pero siempre son historias humanas, más allá del componente de espectáculo que pueden tener y los efectos visuales. En La Cenicienta hice un coming of age de una chica en una forma mítica y en Artemis quise hacer lo mismo, pero de un chico. Esa frase que dice: ´Cuando el niño se transforma en padre del hombre´, eso es casi literalmente lo que sucede en Artemis Fowl".
El primer libro de la serie de novelas escritas por Eoin Colfer, en la que está basada el film de Branagh, cuenta la historia de Artemis Fowl (Ferdia Shaw), un chico prodigio de 12 años, que se involucra con el mundo secreto de las hadas luego de que su padre (Colin Farrell) es acusado de robar una serie de reliquias y secuestrado. Con la ayuda de su mayordomo, Dom Butler (Nonso Anonzie), Artemis toma de rehén a Holly Short (Lara McDonnell), un hada enviada a investigarlo, para conseguir el Aculus, un extraño objeto que fue pedido como rescate de su padre.
"Lo que me atrajo de Artemis Fowl es su juventud y el hecho de que es irlandés -explica el realizador nacido en Belfast, en 1960-. Me gustaron un par de frases concisas que Eoin utiliza para describirlo. Originalmente, él describió a la primera historia como `Duro de matar con hadas`. Viniendo de Irlanda, tenemos familias grandes y siempre estamos contando historias, siempre escuchamos los relatos de los mitos del folclore, como los duendes y todo el resto. Me gustó cómo eso podía tomar un giro de alta tecnología y convertirse en algo tan inusual. Disfruté mucho del choque entre ambos mundos. A diferencia de Harry Potter, que es con lo que todo lo que tiene un poco de magia se compara, se va por un camino que no es gótico, sino irlandés: es un poco anárquico y un poco lunático. Eso me encanta".
Tratándose de una adaptación de una serie de novelas para chicos, las comparaciones con Harry Potter resultan inevitables, para bien o para mal. El propio Branagh, como muchos de los grandes actores británicos contemporáneos, actuó en una de las entregas de la saga, Harry Potter y la cámara secreta. "Harry Potter es una de esas cosas que suceden una sola vez. Fue increíble en todo sentido. Mis amigos hacían fila para comprar el nuevo libro con sus hijos de 12 años y después salían con un libro enorme. ¡Chicos de 12 años se quedaban despiertos hasta la medianoche para comprar un libro tan grande! Tuvo un impacto cultural único. Esto, como dije, tiene otro tipo de sabor anárquico. No podés preocuparte por cuánta gente va a ver la película, pero podés intentar encontrar la forma de crear una historia de origen que al menos intrigue al público y les dé ganas de ver la próxima. Es difícil establecer tantas cosas: dos mundos, dos protagonistas distintos, Artemis y Holly Short, y todo ese grupo de personajes como Mulch Diggums y Butler, etcétera; como para que que intriguen y deslumbren. Para mí, parte de lo emocionante de los libros es que tienen algo de Indiana Jones, así que tenía que ser una película que se moviera rápido y que quisieras pasar a la siguiente aventura. Si la gente se engancha con eso, va a pedir que se haga una segunda película y después, ¿quién sabe?. Igual, creo que probablemente los números de venta de Harry Potter continúen a salvo", dice Branagh, con una sonrisa.
El sentido del humor es una característica que el director despliega durante toda la entrevista. En su trabajo también parece haber lugar para lo lúdico como elemento esencial para la creación, a juzgar por su relato de cómo hizo para que los jóvenes protagonistas se sintieran cómodos con su compañera de elenco, la gran Judi Dench, quien interpreta a la jefa de seguridad de las hadas. "Ferdia estaba actuando en cine por primera vez y era muy intimidante para ellos. Así que mantenerlos frescos, emocionados y no intimidados fue el desafío más grande y también hacer cosas divertidas para asegurarme de que se integraran con el resto del elenco. Por ejemplo, el primer ensayo que tuvimos con Ferdia, Lara y Judi Dench consistió en preparar cupcakes o, como le decimos aquí "fairycakes" (literalmente, tortas de hadas). Después hice un concurso y puedo revelar en exclusiva para ustedes que las de Judi Dench fueron las mejores. En realidad, tengo que decir eso porque ella me dijo que sino nunca me iba a volver a dirigir la palabra. Así de competitiva es la de 85 años al lado de los de 12 y 13", concluye el director, riéndose.
Con una extensa trayectoria en teatro, más de 20 películas como director y 70 trabajos actorales en cine y televisión, entre los que se incluyen la reciente Tenet, de Christopher Nolan, y la serie Wallander, a Branagh no les faltan estrategias a la hora de dirigir a sus elencos. Según él mismo explica, no hay tantas diferencias entre lo que se requiere de un actor en una obra de Shakespeare y una película de Disney. Ni siquiera cuando entran en juego los efectos visuales.
"Mi experiencia en el escenario me ha ayudado mucho porque muchas veces estás en una sala de ensayo donde no hay nada y decís: ´Acá es donde está el fantasma del padre de Hamlet´ o ´acá es donde Puck vuela´ -explica-. Así que le estás pidiendo a las personas que tengan una gran imaginación. Es lo mismo cuando tenés una pantalla azul o verde. Igual intentamos usarlas lo menos posible. Cada vez que podíamos hacer algo real, lo hacíamos; por ejemplo, teníamos un muñeco gigante de un troll al que controlaban dos o tres personas, pero nunca temí pedirles a actores talentosos que usen su imaginación".
Más allá de cuestiones técnicas, la mayoría de las películas de Branagh están basadas en obras clásicas o inspiradas en historias míticas, desde Shakespeare y Agatha Christie, pasando por Thor y Cenicienta, hasta los personajes del folclore irlandés en Artemis Fowl, cuya estética también tiene influencias de la obra de Arthur Rackham, reconocido ilustrador de cuentos clásicos.
"Parece que parte de nuestra relación terapéutica con el arte es querer que nos asusten, nos emocionen, vivir a través de otros personajes -dice el director sobre la persistencia de este tipo de historias-. En particular en este momento con una película como Artemis, el deseo de salir de nosotros mismos, de escapar, de explorar mundos más allá de nuestra imaginación, de sentir algo distinto al aislamiento que muchos estamos sintiendo ahora. Es algo instintivo. Este tipo de historias te hacen viajar literalmente, en términos de geografía, y te hacen embarcarte en un viaje emocional, del cual podés aprender algo, del que podés reflexionar y llegar a cierto conocimiento que puede ser significativo para vos como persona".
Después de la aventura de Artemis Fowl, Branagh regresa al universo de Agatha Christie con Muerte en el Nilo, repitiendo el papel del detective Hércules Poirot, el cual ya había interpretado en Asesinato en el Expreso de Oriente, y con un elenco de caras muy conocidas (Armie Hammer, Gal Gadot, Rose Leslie y Annette Bening, entre otros), tal como lo dicta la tradición de las adaptaciones cinematográficas de las novelas de la autora británica. Además el director volvió hace poco a los sets para filmar Belfast, un film semiautobiográfico, con guion escrito por él mismo, sobre su infancia en la capital de Irlanda del Norte, en la década del 60. Con todos los protocolos requeridos por la pandemia, Branagh rodó en septiembre la película que protagonizan Catriona Balfe, Jamie Dornan, Ciaran Hinds y su habitual colaboradora, Judi Dench.
"Una vez recibí una carta de Spielberg sobre este tema en particular, cuando estaba por hacer dos cosas muy distintas, muy cercanas la una de la otra -cuenta el director-. En un momento iba a trabajar con él y después no se dio pero seguimos en contacto y me mandó esta carta en la que decía que no me preocupara, que son complementarias y necesarias, tienen que ver con un respiro para el artista. ¡Imaginate si cada película que hicieras fuera La lista de Schindler! Probablemente harías tres películas y después te tendrían que llevar a una habitación muy oscura por un largo tiempo. Así que hacés Jurassic Park. Es como mínimo una forma de refrescar el paladar, de cambiar tu energía. En mi caso, después de hacer una película sobre el último año de vida de Shakespeare (All Is True) hice Artemis Fowl. Para mí son el ying y el yang".
Así como pasa de una película sobre Shakespeare a una para el público familiar, después de su reflexión sobre su arte, Branagh finaliza la entrevista con un comentario simpático, que es también un solapado recordatorio de su estatus en la industria del cine: "Voy a tomar de mi botellita de Dunkerque-dice, mientras muestra por Zoom su preciada pieza de merchandising-. Este fue el regalo que me trajo Chris Nolan cuando terminé de estar parado en ese muelle al final de la película".
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