En una entrevista con Keanu Reeves, el anfitrión Stephen Colbert le preguntó al actor qué cree que pasa con los seres humanos después de la muerte. Lo que se dice un tema de conversación atípico para el registro de un late night show. La respuesta de Reeves fue hermosa y triste, y dejó en silencio al conductor: "Los que nos aman, nos extrañarán". Hay algo –mucho, en realidad– de sensibilidad en quien se pone en el lugar del otro, y también hay mucho de dolor en esa respuesta, marcada por las propias experiencias del actor, quien aprendió a convivir con la pérdida de manera irremediable, y quien desde entonces acarrea una melancolía que traspasa imágenes, videos y fotogramas de películas.
El meme "Sad Keanu" ("Keanu triste"), inmortalizado en esa viñeta del actor sentado con rostro abatido en un banco, es el ribete 2.0 con el que se lo define, y al mismo tiempo es una forma que tuvieron sus fanáticos de demostrarle afecto. Podríamos aseverar con tranquilidad que, independientemente de los proyectos que aborda, Reeves es una figura popular, un emblema de la Generación X, un anti-establishment que mantiene su vida privada de ese modo, que entabla charlas profundas, pero que ocasionalmente elige una película para reírse de ese microcosmos que es Hollywood como pudimos ver en el film de Netflix, Quizás para siempre.
"El dolor cambia de forma, pero nunca se termina", expresó una vez, rompiendo nuevamente el molde de lo que debe o no decir una estrella del cine. Es precisamente eso lo que lo hace diferente e identificable con su audiencia. No proyecta una imagen inalcanzable, tampoco calcula sus movimientos. Simplemente es. Keanu y el dolor conviven desde que su padre lo abandonó, desde que su madre trasladaba a la familia sin poder asentarse en ningún lado, desde que a su hermana Kim le detectaron leucemia, y desde que perdió a un amigo a muy temprana edad. Ese amigo era nada menos que River Phoenix, con quien formó dupla en 1991 en Mi mundo privado de Gus Van Sant, tras conocerse un año antes en el rodaje del film coral de Lawrence Kasdan, I Love You to Death.
"Hasta ese momento, yo no había tenido amigos en la industria. No conocía a nadie con quien quisiera compartir un momento fuera del set", declaró Reeves sobre el actor que murió por sobredosis el 31 de octubre de 1993. "Pienso frecuentemente en él. Lo extraño muchísimo", le manifestó a la revista Esquire en 2017. Cuando en 1998 estaba por comenzar el rodaje de una de sus películas más famosas -Matrix-, ya con el aval de ese blockbuster que fue Máxima velocidad, la vida de Reeves parecía encaminarse. El actor, paulatinamente, estaba dejando atrás los duros golpes que había recibido.
Jennifer Syme, y el proyecto de familia que quedó trunco por la tragedia
Keanu tocaba la guitarra en Dogstar, una banda de rock alternativo que tuvo su apogeo a fines de los 90. Una noche, el grupo organizó una fiesta y fue allí, en 1998, donde conoció a la actriz y asistente Jennifer Syme, de quien se enamoró perdidamente. Al año siguiente, la pareja recibió la noticia de que la joven estaba embarazada de una nena, a quien decidieron llamar Ava. La pequeña nació prematuramente y murió a las pocas horas. Tanto Keanu como Jennifer sucumbieron a un estado de depresión del cual no pudieron salir y eventualmente decidieron separarse por no poder acompañarse en ese duro momento que signó sus vidas.
"La gente tiene una idea inexacta de que podés lidiar con el duelo y decir: 'Se fue y estoy mejor'. Están equivocados", le expresó el actor a Parade. No solo estaba hablando del fallecimiento de su hija: en abril de 2001, después de una fiesta en la casa de Marilyn Manson, Jennifer volcó con su camioneta y murió en el acto. Tenía 28 años.
Cuando Reeves se refiere al duelo como un proceso cíclico, también está aludiendo a que las tragedias dejan una marca. "Nunca se termina", como diría el actor. Entre las formas de canalizar ese vacío, Keanu encontró en John Wick al personaje ideal para hacer catarsis. "La muerte de su esposa, Helen, es una de las bases de este papel, yo amo el dolor de John, me relaciono con eso, y creo que es algo que nunca terminás de atravesar", declaró.
Al actor le llevó muchos años volver a apostar al amor, y las relaciones que tuvo fueron o muy breves -en 2008 fue visto con la hija del empresario gastronómico Michael Chow, la modelo China Chow-, o nunca se confirmaron por las partes. Reeves fue vinculado a la directora Sofia Coppola y a la actriz Claire Forlani, pero jamás brindó declaraciones al respecto, fiel a su estilo. "Soy una persona muy reservada", asegura.
Winona Ryder y Sandra Bullock, dos "relaciones" con un toque de comedia
Tanto Winona Ryder como Sandra Bullock son dos mujeres muy importantes en la vida de Keanu, y generacionalmente podemos emparentarlas. Las carreras de ambas también explotaron en los 90, y fueron grandes parejas del actor en films como Drácula, A Scanner Darkly, The Private Lives of Pippa Lee, y Destination Wedding; y en Máxima velocidad y La casa del lago, respectivamente. Por lo tanto, no es casual que la prensa haya lanzado versiones de romance con ambas.
Hace unos meses, en la gira promocional de la comedia romántica (aunque muy nihilista) Destination Wedding,Winona reveló que "se casó" con Keanu en 1992, cuando estaban filmando Drácula de Francis Ford Coppola. En una entrevista con Entertainment Weekly, la actriz de Stranger Things habló de ese episodio. "Nosotros nos casamos en Drácula. En serio, lo juro por Dios que me parece que estamos casados en la vida real". La declaración de Winona tiene un trasfondo: quien los casó en pantalla era un verdadero cura rumano, por lo cual la unión ficcional habría traspasado ese terreno. "¡Dios mío, entonces estamos casados!", bromeó el actor en la misma charla. En esa rueda de prensa, Winona también se puso más seria y habló de cómo Reeves es una de sus personas favoritas en el mundo, algo similar a lo que le sucede a Sandra Bullock, ahora una de sus grandes amigas.
Recordemos que la ganadora del Oscar contó en el programa de Ellen DeGeneres que estaba enamorada de Reeves mientras filmaban el clásico Máxima velocidad. "Pienso en cuán lindo era Keanu y en lo difícil que era concentrarse durante el rodaje. Era difícil para mí comportarme seriamente. Él me miraba y yo, no sé... era dulce y bello", expresó, y añadió que fue uno de los mejores compañeros que tuvo. Reeves le devolvió la gentileza en el mismo programa, cuando contó que él también sentía cosas por ella en esa época. "Evidentemente Sandra no sabía que yo estaba enamorado de ella (...) pero nosotros estábamos trabajando", agregó, quitándole peso al romance que no fue, y poniendo lo profesional por delante.
En 2014, el actor le entregó a Sandra el premio "Una década de sensualidad" en los Guys' Choice Awards, junto a Hugh Grant y Matthew McConaughey. "Sos única, tenés un talento descomunal... y definitivamente sos muy sensual", expresó Keanu ante una radiante Bullock.
Alexandra Grant, el secreto mejor guardado
El hecho de que en las últimas semanas se haya hablado más de la vida sentimental de Keanu Reeves que desde que irrumpió en Hollywood en 1986 con el film Youngblood, habla mucho de cómo el actor logró que se respete su intimidad. Por lo tanto, no fue casual que, cuando a inicios de este mes fue visto en la alfombra roja de la Gala LACMA Art + Film de la mano de una mujer que no todos conocían, los medios empezaran a bucear en la vida privada de Reeves como nunca antes lo habían hecho.
Finalmente, se supo que esa mujer era Alexandra Grant, una artista estadounidense de 46 años que está en pareja con el actor de 55 desde hace mucho tiempo. Un allegado a ambos le contó al portal US Weekly que, si bien decidieron debutar en una red carpet en 2019, "hace años que están juntos". Grant estudió en Swarthmore College, una universidad ubicada en Filadelfia, y en California College of Arts, y gestó celebradas colaboraciones con escritores, al tiempo que su obra fue expuesta en diferentes galerías de los Estados Unidos.
Alexandra fue una de las pocas personas en lograr que Keanu hable de sus emociones y de su pasado
Su ingreso a la vida de Keanu se produjo, de acuerdo a lo que trascendió en algunos medios, hace 10 años, tras conocerse en una cena con amigos en común. En ese contexto, según informó US Weekly, comenzaron a barajar la posibilidad de trabajar juntos y descubrieron que tenían muchos intereses en común que abordaron de inmediato. En ese proceso, nació el amor.
El libro Ode to Happiness contaba con textos de Reeves e ilustraciones de Grant, y fue editado en 2011, cinco años antes del segundo para el que colaboraron, Shadows. Eventualmente, tuvieron la idea de crear, apuntalados por la diseñadora Jessica Fleischmann, la editorial X Artists Books, que fomenta la publicación de los trabajos literarios independientes que se rehúsan a las nomenclaturas. "Esos libros que no tienen un lugar porque están entre un género y el otro", anunciaron.
Curiosamente, las obras en las que colaboraron juntos (seguramente ya siendo pareja) le sirvieron de motor al actor para que esos duelos no le trunquen la posibilidad de seguir adelante. Ode to Happiness habla de tomarse la vida con optimismo, mientras que Shadows alude a un cambio de mentalidad similar, descrito por la propia Grant de esa forma. "Me parecía que la sombra era la perfecta manifestación física de cómo es moverse de la oscuridad a la luz, me gustaba la idea del lugar intermedio entre un punto y el otro", le contaba la artista a W Magazine al momento de presentarlo.
En diálogo con Los Angeles Magazine, Jennifer fue un pasó más allá y contó cómo es trabajar con Reeves. "Hay quienes son la clase de soñadores que tienen muchas ideas, pero a quienes no les gusta llevarlas a cabo. Nosotros somos diferentes, nos gusta tener la idea y meternos en ese mundo de inmediato", expresó. De todas formas, ambos fueron muy cautelosos con sus declaraciones y muestras de afecto. En la cuenta de Instagram de la artista encontramos una foto con Reeves de hace tres años, lo cual indica que hubo algo que los motivó a mostrarse públicamente a comienzos de noviembre, ya sin miedo a la exposición.
Asimismo, US Weekly también informó que en su reciente exposición de arte, la pintora presentó a Reeves a los asistentes. "No se mostraban demasiado afectuosos el uno con el otro, pero tampoco son esa clase de pareja", reveló una fuente. "Son de perfil bajo, muy relajados".
"La mujer que hizo hablar a Keanu Reeves"
La personalidad introspectiva del actor lo llevó a cerrarse y resguardarse, especialmente en el plano sentimental. Como consecuencia, fuentes cercanas a Reeves destacaron lo mucho que lo ayudó conocer a Grant. "Alexandra fue una de las pocas personas en lograr que Keanu hable de sus emociones y de su pasado, estuvo tanto tiempo en un lugar oscuro, que la perspectiva luminosa de Alexandra y su apoyo fueron un factor clave para que Keanu cambie su vida", declararon a Life & Style, y agregaron que la artista "lo salvó", y que él se encuentra "muy feliz".
Sin dudas, así de feliz se lo notaba cuando se mostró por primera vez con su pareja. Como él mismo lo ha dicho, "el dolor es una compañía que se siente como el fuego, como algo que se suscita en tu interior, que nunca podrás sacarte". Reeves, consciente de lo que vivió y de cómo lleva las cicatrices de esas vivencias, utilizó el cine y la literatura para expresarse y, en ese camino, encontró en Grant a la persona que, como sus amigos cuentan, lo hizo conectarse con su costado espiritual. La vida sigue, la esperanza se renueva, y Keanu lo sabe.
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