-¿Qué es un instante de vida?
-La vida es una sucesión de instantes, así que los instantes de vida son todo, son los que tenemos que aprovechar para vivir una vida plena.
Desde la filosofía budista, que ella aplica a su cotidianidad, se hace hincapié en la posibilidad inexorable de construcción del destino a partir de la búsqueda interna. Algunos lo llaman, quizás con algo de simplificación: ley de la atracción. Lo cierto es que bastante de eso hay en este presente que la encuentra, junto con el historiador Felipe Pigna, al frente de Instantes de vida. El ciclo, que transita su primera temporada los sábados, a las 22, por la pantalla de elnueve, es, en cierta forma, un premio a su deseo: "Siempre quise hacer un programa así, los soñaba desde que veía Siglo XX Cambalache como espectadora. Que muchos años después me ofrezcan este proyecto, que tiene algo de aquello, es muy lindo", reflexiona Karina Mazzocco luego de realizar la sesión de fotos en una espléndida terraza porteña con una espléndida vista a la ciudad. Sabe cómo seducir a la cámara, pero -trabajo interno mediante- también sabe cómo trascender la belleza y poder ahondar en cuestiones menos efímeras.
Idolatrías
Instantes de vida repasa, en cada episodio, la vida y la obra de un ídolo popular, contextualizando en el entorno temporal y haciendo foco en los sucesos sociales que enmarcaron la vida de la figura abordada. "Como el canal tiene un archivo extraordinario, podemos utilizarlo a partir del abordaje de los instantes de vida de un ídolo. Eso nos permite mostrar la coyuntura de la Argentina y del mundo, que es lo que hace Felipe (Pigna) de maravillas. Es un programa que apela a nuestra memoria, es emotivo, y tiene carácter celebratorio". Susana Giménez, Palito Ortega, Natalia Oreiro, Carlos Monzón, Luis Miguel, Alejandro Romay, Mirtha Legrand, Gilda, Rodrigo Bueno, y Diego Maradona son algunas de las personalidades escogidas y que servirán como eje para radiografiar una época. "Es una buena forma de tener una mirada panorámica y en perspectiva de la historia", explica la conductora.
-¿Tenés ídolos?
-Me reconozco una persona que valora a nuestros personajes populares, les tengo mucho cariño. Cuando grabamos, me encuentro apelando a mi memoria, a mis afectos, a lo que ellos me generan.
-¿Qué es un ídolo?
-A la palabra "ídolo" la tomo con pinzas porque a los ídolos solemos ponerlos en pedestales y, como ya sabemos, todo se cae de un pedestal. Y lo que se cae, se rompe. En cambio, puedo sentir cariño y agradecimiento por un personaje determinado, por todo lo que me puede haber dado.
-Pongámosle nombre y apellido a esa gratitud.
-Diego Maradona puede ser polémico, pero le tengo agradecimiento por los momentos que me regaló...
Inmediatamente, a Karina Mazzocco se le llenan los ojos de lágrimas. No puede continuar hablando. "Me emociona mucho", aclara.
-¿Por qué?
-A veces, a las personas como él, con tantos contrastes, la gente suele juzgarlas muy duramente, pero, como argentina, puedo pensar en los momentos que me regaló. ¿Quién soy yo para juzgarlo? Perdoname, estoy muy emocionada.
-El juzgar está muy arraigado.
-Es un deporte nacional, tal vez sea eso lo que me moviliza. Nos paramos en la vereda de enfrente, con el dedo acusador. Todos nacemos, vivimos, morimos y buscamos hacer lo mejor que podemos. ¿Quién no quiere ser querido o aceptado? Pero nos ponemos los botines del deporte nacional y juzgamos al que se cayó, al que se equivocó.
-Hay un goce perverso en eso.
-Es muy triste, pero nos pasa, lamentablemente, como sociedad.
-A partir de tener un trabajo público, ¿fuiste víctima de ese juzgamiento?
-Seguramente lo he hecho yo y me lo han hecho a mí. No se puede conformar a todo el mundo.
-¿Cómo tomaste y tomás las críticas?
-Cuando comencé no tenía ningún tipo de herramientas profesionales. Tampoco las personales, relacionadas con el autoconocimiento vinculado a la filosofía de vida que practico ahora, con lo cual las críticas y la mirada externa me pesaban mucho. Estaba atenta a la opinión de los demás.Y convengamos en que mi irrupción en los medios de comunicación fue muy fuerte, en un programa donde se hablaba de sexo.
Atravesar prejuicios
-Da2, que fue un ciclo que rompió paradigmas y tabúes, se convirtió en un programa de culto. No fue un comienzo fácil. Todo un desafío para una debutante. ¿Cómo viviste las críticas que generaba la osadía de hablar de sexo en televisión?
-Fue un programa revolucionario que nació en 1995, en el siglo pasado. Dada la temática, generaba críticas que me pesaban mucho. Con los años, uno se vuelve más habilidoso para transitar esas emociones. Ahora estoy en un momento de disfrute total. No te podría decir que no me importa nada porque sería exagerar, pero me importa menos. De la piel para adentro, todo. De la piel para afuera, no me puedo hacer cargo de lo que le pasa a los demás.
-¿Soñabas con estar en los medios o fue azarosa la irrupción?
-No me atrevía a ponerlo en palabras. Había sido promotora y modelo publicitaria y, con el tiempo, comencé a ir a castings. Desde ya, hice mucho para estar donde estoy.
-Hoy se habla de la mujer empoderada, un término que no se aplicaba en la época de Da2. Sin embargo, no transcurrió demasiado tiempo.
-Pero se produjo una brecha muy rica. Estoy tan feliz de ser protagonista de esta etapa de la sociedad, de nuestra historia. En aquella época, mostrábamos como algo increíble las marchas del orgullo gay o las historias de amor entre las personas del mismo género. Hasta esa época, todo era puertas para adentro. Ni siquiera fantaseábamos con una ley de matrimonio igualitario o que dos personas, sin importar el género, vayan de la mano por la calle. ¡Qué lindo! Siento que, de alguna manera, aporté mi granito de arena y eso me da una felicidad tremenda. Y con respecto al empoderamiento, me sucede lo mismo.
-En términos históricos, es poco tiempo. Sin embargo, la sociedad cambió y evolucionó mucho en dos décadas.
-Entramos en la era digital y ese fue uno de los grandes vehículos de transformación. Hubo un cambio de estructura, como en todo comienzo de siglo, avanzamos mucho.
-¿Harías hoy un ciclo como Da2? ¿Sobre qué hablaría hoy un programa de esas características teniendo en cuenta los cambios y evoluciones sociales?
-Quedé muy comprometida con la temática de la libertad y de los derechos. Sin ir más lejos, hace poco estuve en un jardín maternal donde se llevó a cabo una muestra de Educación Sexual Integral. Es maravilloso que la familia les brinden a los hijos, desde la más temprana edad, todas las herramientas de educación sexual. Me gustaría hacer algo vinculado a la educación sexual, para que nuestros chicos tengan todos los conocimientos, para que puedan disfrutar más de su propia sexualidad, que presten atención en el cuidado hacia el otro, que puedan vivir el placer sin tabúes, pero con mucha prevención para evitar embarazos adolescentes, enfermedades. La temática sexual es inagotable y hay que seguir hablando. Nunca está de más hablar de derechos, goce, salud, prevención.
Denunciar lo naturalizado
-Has comentado sobre situaciones incómodas sucedidas en el marco del programa Todos al diván, que conducías junto a Roberto Pettinato. ¿Con qué profundidad marca a una mujer una situación de cosificación o acoso? ¿Qué secuelas quedan?
-No le quito peso porque fue una situación muy desagradable, pero existen muchas denuncias de situaciones más graves que las que viví yo. Ese tipo de situaciones no prescriben en lo emocional de nadie, cada persona lo puede poner en palabras cuando se arma interiormente, cuando puede, cuando junta sus pedazos para poder decirlo. Así que, definitivamente, esas cosas marcan de por vida.
-¿Cómo te reconstruiste luego de aquella experiencia? ¿A qué apelaste?
-Cuando decidí ponerlo en palabras fue, tal vez, para sumar para que esto no le suceda a nadie más. Me parece que ya hemos cursado esa materia, rendimos examen. Ahora es muy difícil que alguien se propase con una compañera de trabajo porque ya están sentadas las bases de este nuevo reglamento. Si hoy miramos, con estos ojos, el reglamento que corría veinte años atrás, donde estaba todo ok, por supuesto que vamos a pegarle con todo al fulano.
-Vos le pegaste al fulano...
-Ya no le quiero pegar a nadie más, no fue mi intención pegar. Lamento haber tenido que vivir esa situación y haber tenido que contarla, pero es simplemente para que otras personas no pasen por situaciones tan desagradables.
-Hace veinte años atrás entraba en juego la impunidad del famoso. Ese lugar de liderazgo le abría la puerta a mucha gente para cometer todo tipo de acosos o abusos.
-El famoso hacía lo que quería y todos los demás miraban y aplaudían. Nadie se metía. Estos hombres se portaban de esa manera porque había un montón de gente aplaudiendo. Era como el bullying en el colegio donde, lamentablemente, uno se burla de otro y todos los demás se mueren de risa. Eso también está cambiando. Hoy se habla en las casas y los educadores también están tratando de desactivar este mecanismo. Pero nos hemos reído con (Guillermo) Francella, con (Jorge) Porcel, con (Alberto) Olmedo, con (Roberto) Pettinato. Nos hemos reído con todos esos personajes, pero ya está. Ese tipo de humor no es el que corresponde ahora, no va más.
Ahora es muy difícil que alguien se propase con una compañera de trabajo porque ya están sentadas las bases de este nuevo reglamento""
-Hay ciclos que hoy no se podrían poner en el aire, no causarían la menor gracia.
-Para nada.
-Las situaciones incómodas en Todos al diván, ¿sucedían recurrentemente a lo largo de todas las temporadas?
-Sí, sucedió muchas veces en el tiempo en el que trabajé.
-Si bien eras la víctima y no el victimario de esta situación, y, desde ya, no te correspondía renunciar, ¿por qué no te fuiste?
-Primero porque necesitaba trabajar y además porque era así en ese momento.
-Era parte de una nefasta naturalidad.
-Volvía a casa muy mal después de trabajar. Ni yo entendía bien por qué llegaba así, pero era porque en ese "lo pasamos bárbaro", tenía que soportar situaciones que no eran las que yo elegía.
-Y con complicidad del entorno.
-Con público presente. Estaba instaurado de esa manera. Por suerte, las reglas cambiaron. Era muy feo tener que vivir esas situaciones. A mí no me da ninguna simpatía tener que volver a contarte sobre este tema. Lo hablé y no me gusta seguir pateando al caído.
Búsquedas
En las redes sociales, Mazzocco sentó las bases de su mirada frente al espejo: "No envejezco, me pongo vintage". Toda una declaración, en sintonía con la armonización con elementos de vibración, trabajo sobre biografía humana y sesiones con su terapeuta budista. "Uno llega a este tipo de caminos o filosofías de vida, luego de una gran crisis. A mí me sucedió hace algo más de quince años. Me recomendaron una persona para charlar, para iniciar una terapia, y, hoy puedo decir que se convirtió en mi filosofía de vida. La filosofía budista que llevo adelante me aporta momentos de mucha felicidad, me ayuda a conocerme, me hace valorar mis zonas más hermosas y a iluminar mis zonas más oscuras. Es una forma de vida".
Cuando promediaba la década de sus treinta años, Mazzocco tuvo una crisis severa. Esos replanteos que posibilitan el barajar y dar de nuevo. Esos momentos bisagra donde aparecen cuestionamientos, dudas, replanteos, pero que también son formidables procesos de reconversión. A ella le sucedió. Fue a partir de preguntarse quién era y qué deseaba que aparecieron en su vida nuevas creencias, valores y, sobre todo, otros hábitos que la atraviesan aún hoy, cuando acaba de celebrar sus flamantes 50.
-¿Qué regularidad tienen las sesiones con tu terapeuta budista?
-Voy cada quince días y charlo con él como se hace en cualquier tipo de terapia, pero además voy aprendiendo sobre la filosofía budista que la aplico en todos los órdenes de mi vida. Me ayuda mucho a encontrar mi equilibrio, mi armonía.
-Muy complejo en el mundo actual encontrar ese equilibrio.
-Es lo que estamos buscando permanentemente. Somos equilibristas. Pero cuanto más conocés sobre la superficie que pisás, caminás por ese hilo tensor con más confianza. Para mí no hay nada más hermoso que ese estado de confianza. Hablo de poder confiar en mí, de confiar en mis fortalezas, de conocer mis debilidades y de estar. Y, todo el tiempo, generar vínculos sanos con la gente que está a mi alrededor.
-Y apartar a la gente tóxica...
-La mayor parte de nuestro ser es líquido cuando te armonizan a través del sonido, todo tu ser entra en una frecuencia vibratoria positiva y, a partir de eso, todo lo que se me va acercando es bueno. Uno atrae lo que emite.
-¿Cómo es una sesión con elementos de vibración?
-Se utilizan cuencos de cuarzo, gong, diapasón. Con la vibración del diapasón cerca de tus oídos, se equilibran los hemisferios cerebrales.
-Sos budista por practicar la religión o la filosofía.
-Ejerzo la filosofía, pero hay enseñanzas de Buda, el Dharma, que las aplico a mi vida. No por eso, amanezco cada mañana meditando, pero si hago meditación activa. Tomo lo que me es posible de llevar a cabo en esta parte del mundo, coherente con mi familia y con mi estilo de vida.
-Meditación activa, ¿puedo estar manejando y meditando?
-Por supuesto, yo hago caminatas y es ahí donde se me ocurren ideas, negocios, organizo el planteo de alguna charla complicada. Hay que poner el cuerpo en movimiento. Respirar sincronizadamente, hace maravillas. Eso es meditación activa. Inhalo algo que quiero cambiar y exhalo el tema resuelto.
-Un trabajo de visualización.
-Inhalo lo que tengo que transformar y cuando exhalo doy por sentado que está resuelto.
-Hay una máxima que dice: "Cuidado con lo que deseás porque se cumple".
-Cuando deseo, lo doy por sentado.
-¿Cómo es eso?
-Cuando deseo algo profundamente, lo visualizo, lo hago parte de mi realidad.
-¿Cómo se logra eso? ¿Tiene que ver con el budismo?
-Tiene que ver con una herramienta de autoconocimiento. Vengo trabajando mucho en eso, es parte fundamental de mi vida. Si uno pide algo desde la carencia o desde la ausencia de lo que se desea, lo que emitimos no es positivo. En cambio, si yo lo doy por sentado, en mi cabeza y en mi corazón, ya está vibrando esa energía y lo más probable que ocurra.
-Llevás 14 años de pareja, tu hijo está por cumplir 13. ¿Ellos te acompañan en este estilo de vida?
-Somos una familia variada, pero con los mismos horizontes. Tratamos de ser buenas personas, hacer el bien a los demás, vibrar en alegría. Eso no tiene religión.
-Trabajaste mucho con tu belleza. ¿Cómo se lleva el cuidado exterior con la profunda vida interior que cultivás? ¿Hay contradicción en eso?
-No hay secreto de belleza más grande que el ir hacia adentro. Vivimos en un mundo de las formas y somos muy tiranos con el tema de la imagen, la edad, la apariencia. De todos modos, creo que cuando una persona más para adentro se va, es más lindo lo que irradia, lo que comunica. Y para eso no hay un botox ni crema que te lo corrija. Es un camino de autoconocimiento, que se pone más lindo con los años. No hay cosa más linda que vivir la vida a fondo y no me gusta para nada ocultar mis años. Me ha costado mucho tener los años que tengo y llegar a esta edad de esta manera. Y no hablo de cirugías sino de lo que llevo invertido en mi camino de autoconocimiento: hablo de tiempo, energía, compromiso, dedicación. Es un día a día. Capitalizo todo lo que me pasa: lo bueno y lo malo. Tengo una vida plena, simple y feliz.
-Aquella crisis que provocó tu cambio, ¿con qué tuvo que ver?
-Fue la crisis de mediana edad, tenía un nudo difícil de desarmar.
-¿Depresión?
-Es como cuando uno va por la ruta y tiene que seguir derecho o doblar. Son momentos de tomar decisiones. Cuando estás ignorante de cómo andar por la vida, uno no sabe qué camino tomar. Son momentos donde uno tiene que parar, tomar una pausa y decidir. Y esa decisión tendrá consecuencias. Pero todo fue sucediendo de manera perfecto. Estoy en la vida que elegí y amo. Me encanta la vida que tengo, soy muy agradecida. Me amigué con cosas de la infancia, con mis padres, ya pasó todo eso.
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