Aunque da clases de teatro, la actriz se alejó del medio para formar una familia y ahora su deseo es volver a actuar
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Con 15 años, la eligieron por un casting para hacer un pequeño papel en Clave de sol, la novela adolescente que fue furor a finales de los ’80. Al año siguiente, el productor Jorge Palaz volvió a convocarla, esta vez para interpretar a Any. “Hice dos personajes distintos en Clave de sol, pero el primero fue tan chico que se olvidó. Después hice Any, muy popular por entonces”, dice Karina Buzeki a LA NACION. Luego Guillermo Francella la convocó para hacer La familia Benvenuto, en vivo, los domingos al mediodía, en donde ella era la hija menor de la clan. Allí, una escena con Rodrigo Bueno, que por entonces asomaba con su música de cuarteto en Buenos Aires, hizo que el cantante la convocara para protagonizar el video del tema “Completamente enamorados”. Trabajó durante muchos años en la pantalla chica, en ficciones como Los Libonati, Inconquistable corazón, Ricos y famosos, Mil Millones, Luna salvaje, Más allá del horizonte y tantas más, hasta que decidió dar un paso al costado para dedicarse a su familia.
De todas maneras nunca se apartó del medio e hizo varias obras de teatro y también, desde hace unos años, da clases de actuación. Mamá de Brenda (11) y Dante (9) y en pareja desde hace 13 años con León Quiroga Linck, Buzeki recuerda sus comienzos con emoción: “Cuando Alejandro Romay me vio, dijo: ‘¡Qué lindos ojos para llorar!’ Y me dio personajes de mala casi siempre: fui la contrafigura de Paola Krum en Inconquistable corazón y la de Natalia Oreiro en Ricos y famosos”.
-En algún momento se discontinuó tu carrera, ¿por qué?
-Hay una razón y es que quería formar una familia, casarme y tener hijos. Es el sueño de muchas mujeres y el mío en especial porque siempre quise ser mamá y lo logré. Por un tiempo intenté trabajar, de hecho me llamaron para hacer una película y Dante tomaba la teta en ese momento, así que pedí ir al rodaje con él, pero me dijeron que no era posible. Entonces no la hice porque la prioridad era mi hijo, que era muy chiquito y Brenda también porque se llevan apenas dos años.
-Eso te empujó a alejarte del mundo del espectáculo...
-Sí, así fue. Me alejé un poco del mundo del espectáculo. Siempre digo que donde uno pone la energía, crece y yo dejé de poner la energía en mi profesión para ponerla en mi familia. Así sucedió en aquel entonces, pero el deseo de seguir siempre estuvo, simplemente lo pausé para dedicarme a mi familia.
-¿Es difícil volver a insertarse en el medio?
-Nunca estuve del todo desconectada. Hace unos años estoy dando clases de teatro, antes eran presenciales y ahora, virtuales. Le tenía un poco de temor, pero la verdad es que nos adaptamos bien. Tengo experiencia con las cámaras y en definitiva el Zoom es una cámara. Trabajamos con la gestualidad, las emociones y tengo experiencias hermosísimas con alumnos de todas partes. En el medio de una pandemia, de algo tan triste y de tanto encierro, es una bendición encontrar un medio en el que podés expresar lo que sentís, conectarte con el arte. Es realmente hermoso y hasta qué punto no me desconecté que hace poco tiempo pensé en las ganas que tengo de volver a actuar y a los pocos días me llamó el productor Martín Rodríguez Flores para convocarme porque quiere hacer un nuevo canal de televisión al estilo de lo que fue el Canal 9 de Romay. Me dijo que yo había marcado una etapa en la vida de muchas personas y quería que volviera a actuar, a ser una de las figuras del canal. ¡Qué curioso cómo funciona el deseo, las energías! Simplemente dije que tenía ganas de volver a actuar.
-Creés entonces en esa teoría que asegura que si deseás algo con mucha fuerza, ¿puede concretarse?
-Creo profundamente en el mundo interior de las personas, en un camino espiritual. Creo en Dios, no soy nada original. Tengo fe y toda la vida tuve fe. Siempre recorrí este camino y es lo que me sostiene. Y en ese sentido tenemos mucha conexión con mi marido.
-¿Cómo se conocieron?
-Nos conocimos haciendo meditación, en un centro donde también hacíamos yoga. León tiene una escuela de técnicos y otra de árbitros; nada que ver con el mundo del espectáculo. Estudia psicología, hace constelaciones sistémicas familiares. Digo que no tiene nada que ver pero en un punto sí porque la psicología y el teatro van de la mano. Con León tenemos muchas cosas en común, mucha conexión. Ahora estamos a las corridas y meditamos poco, pero es algo que llevo adentro mío, que me da paz y tranquilidad y es un refugio. Pase lo que pase alrededor, intento meterme un poco dentro mío, porque si no te agarrás de esas cosas y estás conectado con la realidad todo el tiempo, te volvés loco. Me gusta conectarme con mi respiración, es mi lugarcito. Y hago terapia desde hace unos años, creo que es una súper herramienta para conocerse y afrontar la vida con sus complejidades.
-¿Qué otras cosas hiciste en éstos años?
-Estudio canto desde hace tiempo y estoy preparando un show de tango con Luis Carniglia. Tengo muchos proyectos; puse la energía en muchos lugares. Cuando empezó la pandemia estaba a punto de estrenar una obra de Adriana Tursi, la misma autora de Emperrada, que hice hace unos años con Roberto Ponce, con dirección de Julio Ordano. Seguramente la estrenemos apenas podamos. Mis dos vocaciones son la actuación y el canto. Y en éste tiempo descubrí que dar clases me hace muy feliz y me doy cuenta lo bien que le hace a mis alumnos. También me convocaron para dar clases en la escuela de mi hijo. Es bueno sacar afuera las emociones y jugar con eso, es sanador, más en este momento. Por otra parte, la vocación de ser madre te lleva muchísimo tiempo si lo hacés con el corazón. Para mí fue lo más importante de mi vida, por eso lo prioricé. En este año también hicimos algunas reformas en casa y le dimos utilidad a un cuartito que no la tenía. El trabajo en la casa no es menor, lleva mucho tiempo. Nunca está todo perfecto, pero pongo siempre lo mejor y hago lo que puedo, también hay que descasar [risas].
- Hoy buscás ese regreso al medio...
-Hoy tengo un deseo tranquilo de volver a actuar, no algo alocado como cuando era más joven y sé que me voy a adaptar bien porque soy geminiana [risas]. Sé que ya no es la televisión de Romay, porque era el Zar y era único, o el Toto Maselli, productor de Los Benvenutto, de gran trayectoria y muy humano, pero si hay respeto y camaradería todo está bien.
-Tus hijos casi no te vieron actuar, ¿saben de tu popularidad, vieron algunos de tus trabajos?
- Cuando quedé embarazada de Brenda yo estaba haciendo un unipersonal de humor en el Paseo La Plaza y siempre le digo que ella creció en la panza escuchando risas y aplausos. Ella es un poco actriz, es muy histriónica y está muy a la moda, estudió teatro, canto. Es sumamente extrovertida y lo hereda de mí. Es un personaje, divina, tiene mucho talento. Vio videos míos, claro, sabe que hice novelas y me pregunta cuándo voy a volver a la tele. Me dice que me vaya tranquila a trabajar porque quiere que yo esté feliz y además le voy a poder comprar un montón de cosas [risas]. A Dante le gusta la música, bailamos juntos, le encanta escucharme cantar y también canta. Él sabe que hice ficciones, pero creo que me ve más como docente que como actriz porque doy clases en su escuela y se luce diciendo que la profesora de teatro es su mamá. Ya hicimos varias obras de teatro y él estuvo súper, se caracterizó muy bien y lo pasó bárbaro. Tiene mucho talento para la actuación aunque no estudió. Me gustaría mucho trabajar para chicos, desde que fui mamá siempre tuve esa idea. Vimos tantas obras infantiles que me gustaría hacer un personaje de cuento y fantaseo con eso. Creo que mis hijos llevan un poco el arte en las venas y lo deben heredar de mí, seguramente.
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