En diálogo con LA NACION, la locutora y periodista asegura que extraña el medio, analiza el actual mundo de las noticias y revela todo lo que descubrió en su camino de autoconocimiento
- 10 minutos de lectura'
Con apenas 6 años Karin Cohen supo que quería ser periodista y locutora, y en sus juegos infantiles recreaba las publicidades que escuchaba en la radio. Tal convicción, facilitó su elección cuando tuvo que decidir su futuro.
Trabajó en radio y televisión, y hasta noviembre pasado estuvo en el canal de la Cámara de Diputados. Ahora extraña el medio, quiere volver y tiene algunos proyectos en ese sentido. En todos estos años, Karin Cohen jamás cambió su look. “Es con el que me siento más cómoda, tengo el pelo muy lacio así que con un corte ya estoy. Practicidad antes que nada”, justifica con una sonrisa.
La charla con LA NACION transcurre en el Club Hípico de San Isidro, un lugar que le trae muchos recuerdos y que la conecta con la naturaleza y con los caballos, de quienes aprendió mucho en los últimos años. En pareja desde hace 19 años con Mauro Venagli, con quien tuvo a Isabella (15) y Briana (12), Cohen habla de los vínculos familiares y también reflexiona sobre la cultura del sesgo en los medios y su búsqueda de evolución personal.
Crisis y aprendizaje
-Se te relaciona especialmente con las noticias, ¿cómo fue la experiencia de ser jurado invitada en Los 8 escalones?
-Me encantó y me interesa hacer algo relacionado con el entretenimiento. En las noticias no podés ser como sos, o al menos no es fácil. Quizá estoy encasillada por la cantidad de años de noticias y no reniego, al contrario, aprendí un montón.
-¿Por qué te fuiste del canal de la Cámara de Diputados?
-Sentí que ya estaba. Hablábamos solo con los diputados, y se repetía mucho todo. Entonces empecé a hablar de las fiestas en las provincias, sobre cómo se toma el mate; mis notas siempre tienen un lado social pero no era lo que el canal buscaba. Todo muy bien pero quería hacer otra cosa. Ahora estamos definiendo un programa que analiza el mundo del cannabis medicinal, con presencia fija de un médico y un abogado, entrevistas a pacientes, organizaciones, gente relacionada con la producción y artistas que comparten sus experiencias. Y quizá no se me vea en el aire pero hago contenidos para una productora que trabaja con un laboratorio de enfermedades no frecuentes.
-¿Por qué te interesa el cannabis medicinal?
-Se está buscando la ley que avale la necesidad que tiene tanta gente. Me gusta la divulgación científica, todo lo que sea social y encontrar algo detrás la noticia, siempre.
-¿Tenés ganas de volver a trabajar en canales de aire?
-Sí, nunca se me fueron (hace una pausa). En realidad sí, se me fueron solo una vez, durante una crisis que tuve con la maternidad. Cuando nació Briana yo estaba haciendo televisión de aire, cable y radio, y estallé.
-¿Y qué aprendizajes te trajo esa crisis?
-Muchos, producto de una búsqueda que vengo haciendo desde hace tiempo. La maternidad me despertó todo lo relacionado a la evolución personal, el propósito de vida y la voz propia, la voz interior. Trabajé mucho en mi vida con mi voz, mi decir y con la comunicación, pero me di cuenta de que necesitaba encontrar mi propia voz y no es una tarea sencilla porque como mujeres estamos muy acostumbradas a que los demás opinen, enjuicien, exijan, en un mundo dominado por creencias y presiones. Un día estábamos haciendo un ejercicio durante un taller y mi compañero, que es el marido de una amiga, me dijo: “¿vos no tenés otra voz que la que tenés?”. Fue fuerte escuchar eso, porque mi voz es mi identidad. Y a partir de esa pregunta hice un trabajo muy grande para escuchar mi propia voz, porque estaba tapada por creencias, por lo que me devolvían los demás. Eso me hizo ver el mundo de otra manera, cambiar mi propia vida y mi relación conmigo es más tierna, menos exigente.
-Decías que esas inquietudes se dispararon con la maternidad….
-Sí, la maternidad me estalló y arranqué un camino sobre conocimiento personal. Hice un viaje a Capilla del Monte (Córdoba), en el que aprendí y decidí estudiar para ser coach ontológica. Termino en unos meses y estoy entrenando la escucha, muy contenta porque sé que puedo ayudar a otros.
-¿Los caballos tienen que ver con ese aprendizaje?
-Sí. Por un lado soy muy bichera, los animales son mi conexión con la natural. Y hablo idioma perro, gato, insectos; mis amigos me cargan. En casa tenemos un gato, peces y un hámster, pero no perros porque mi marido se dedica mucho al jardín (ríe). Los caballos siempre me gustaron, y todavía más cuando hice constelaciones con caballos: fue mágico lo que sucedió. Me emocioné mucho cuando el caballo me mostró una realidad, porque ellos captan nuestro corazón. Buscaba guiar mi vida con mayor coherencia, porque siempre fui muy cerebral y no le daba mucho lugar a mi instinto; y ahora es el momento de hacerlo. Puedo asegurar que me cambió la vida. En algún momento me interesaría entrenarme para poder coachear con animales; yo pude encontrar mi propia voz y quisiera poder ayudar a otros a hacerlo. El Hípico de San Isidro es un lugar que me trae muchos recuerdos porque venía a tomar café para hacer tiempo cuando mis hijas iban al jardín de infantes. Muchas veces quise aprende a montar, nunca se dio y es una cuenta pendiente.
Detrás de las noticias
-¿Crees que el mundo de las noticias cambió en los últimos años?
-Sí, los noticieros hoy son otra cosa y está bien que lo sean pero sin olvidarnos de para qué estamos los que estamos frente a un micrófono. Ahora hay una parcialidad que, por momentos, es delicada. No tenemos que olvidarnos que, como comunicadores, tenemos que ser responsables. Hoy parece que lo que importa es ser de un bando o del otro. Es la cultura del sesgo. Ya no es subjetividad, porque la noticia objetiva no existe, pero si la parcialidad. Aprendimos códigos de ética cuando estudiamos, y no se aplican. Si hablás de un tema, hay que dar la contraparte también. Sin embargo, en algunos casos no es así y no les interesa. Afortunadamente quedan lugares donde informarse. En los noticieros hay un aggiornamiento para captar al público joven y una desestructuración total para presentar la noticia, y está muy bien pero el rigor informativo no se tiene que perder.
-¿Vos vos podrías adaptarte a estas nuevas formas?
-Claro. Siempre tuve un norte y creo que hay que contar la noticia como una historia y no olvidarse de quién la está padeciendo o atravesando; mi punto siempre está ahí. Me interesa cómo impacta en la sociedad esa noticia. Me veo más cerca del entretenimiento o presentando la noticia desde otro lugar, mas magazinero tal vez.
-¿Te amarga esa cultura del sesgo, como la definiste?
-Hay una desilusión porque no estamos aportando al sentido común. Es posible que esta cultura del sesgo tenga rating pero, ¿qué clase de espectador estamos construyendo? Y, en definitiva, ¿qué clase de sociedad, qué queda para el que piensa diferente? Los pueblos crecen por sus historias. Lamento que eso se esté perdiendo en los medios masivos, y al mismo tiempo apelo a la responsabilidad del espectador, porque hoy tenemos muchas herramientas y podemos informarnos de muchas maneras.
-¿Vos cómo te informas?
-Con la radio... Y lo que la extraño, también. Hace tres años hice el regreso en Radio Porteña y me gustaba mucho. Me levanto todas las mañanas a las 6.15 y soy la encargada de llevar y buscar a nuestras hijas a la escuela. Desayunamos con música y no con noticias, aunque me preguntan sobre actualidad, la guerra y nos copamos hablando. Cuando vuelvo escucho radio, sobre todo la FM, y tengo mis preferidos: Reynaldo Sietecase y Ernesto Tenembaum (Radio con Vos), con quienes trabajé. También hago un súper zapping. Y después me ocupo de la casa, porque no tenemos ayuda. Es mucho trabajo, pero un poco cada día, sin desesperarse y con la colaboración de Mauro y mis hijas. Es un trabajo en equipo.
El amor y los recuerdos de infancia
-Llevan 19 años con Mauro, toda una historia. ¿Pasaron por crisis?
-Pasamos de todo y lo superamos, y en el día a día intentamos lograr ese entendimiento inmenso. Hay que ceder, ser honestos y comunicarse, eso es vital. Mauro es un gran compañero y me despierta un montón de cosas, y yo a él también. Se trata de estar placentero con el otro y aprender a escucharnos.
-Durante muchos años fuiste muy mediática, sobre todo cuando fuiste pareja de Guillermo Andino, ¿bajar el perfil fue una elección?
-Fue un alivio, en parte. Nunca lo busqué sino que fue un devenir, por la relación que tenía en ese momento. Lo viví en forma natural pero cuando bajó esa exposición, terminó. Después me casé, me divorcié y fue bueno vivirlo en privado, íntimamente. No extrañé la exposición para nada. Sin embargo la gente me recuerda, me quiere y me lo demuestra. Es que mirar a cámara todos los días es como mirar a la gente a los ojos, y se genera algo muy fuerte. Muchos me reconocen por la voz y eso me extraña y me llena de felicidad. A veces me pregunto qué va a pasar el día que no me reconozcan... Y no va a pasar nada, estaré atenta a otra cosa seguramente, y alguien de mi edad me va a reconocer. Las generaciones más nuevas quizá no me conozcan: en Los 8 escalones las amigas de mis hijas se sorprendieron al verme en la tele.
Karin Cohen creció en Villa del Parque, donde sus padres aún viven. Tiene un hermano menor, Alan, y estudió en un colegio de monjas. “Mi hermano tiene 10 años menos así que fui hija única, muy consentida”, confiesa. Y asegura que de muy chiquita quiso ser comunicadora. “Mi madre es publicista y en casa escuchábamos mucha radio, sobre todo a Magdalena Ruiz Guiñazu y después a Jorge Guinzburg, Carlos Abrevaya, Adolfo Castello. “Me acuerdo a los 6 años leyendo en clase un fragmento del libro Mi amigo Gregorio, sin problemas y sin vergüenza. Y mientras mi mamá me bañaba, juagaba a hacer publicidades, a leer las etiquetas de los champús. Y en el colegio presenté todos los actos, y era quien leía la homilía en la capilla. Tengo un micrófono adelante desde que tengo uso de razón”, asegura.
-¿Cuál fue el primer trabajo por el que recibiste un sueldo?
-Mis primeros trabajos fueron en FM barriales. Estuve en FM Norte, Estilo y San Isidro e hice de todo, desde limpiar hasta poner música, producir. Me resultó sencillo entrar en el ISER, a pesar de que no lo era. Y cuando terminé me convocaron de Radio Mitre, porque iban a buscar a los buenos promedios. Durante años estuve con Raúl Saponara a la noche y agarraba media hora de Magdalena, era mi gloria.
-¿Y cómo se dio la oportunidad de estar en televisión?
-Me llamó Liliana Parodi, que fue compañera en el ISER, y debute en Elecciones ‘93 en CVN, en cable de América.
Más notas de Karin Cohen
En fotos. Del encuentro de Pampita con Mariana Fabbiani en un convento a la salida deportiva de Gegé Neumann
"Lo supera como puede". La contundente respuesta de Guillermo Andino por las declaraciones de Karin Cohen sobre su ruptura
Rating. ATAV 2 recuperó público en el eltrece, en un lunes con los regresos de Fabián Doman y Karin Cohen
Más leídas de Personajes
"Tengo una nueva reunión". Massaccesi define su futuro, tras la salida de Lapegüe de TN, y Nelson Castro le pone un punto final a los rumores
El fallido viaje de Wanda. De la interna de Zaira con Paula Chaves a la reacción de Jimena Barón al sentirse un “plan B”
“Deberías quedarte ahí”. Matthew McConaughey explicó cómo Hollywood lo “obligó” a mudarse a un rancho en Texas
Auge y caída de Roberto Giordano. De ser el peluquero de las celebridades a terminar acorralado por la Justicia