Justina Bustos y su dura experiencia en la Isla Mauricio, a donde viajó por trabajo pero terminó internada 33 días por Covid
La actriz, que prepara un documental sobre la transformadora vivencia que atravesó, habló con LA NACION sobre sus miedos y cómo vivió esos días aislada
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Está en plena faena terminando de darle forma al documental que muestra su experiencia en la Isla Mauricio, ubicada en el océano Índico, donde fue a filmar una película española, pero al dar positivo de Covid tuvo que ser aislada en un hospital público durante 33 días. En una charla con LA NACION, Justina Bustos habló de esa dura vivencia y contó de qué se trata el largometraje Sola en el paraíso: “No es un trabajo sobre el coronavirus ni una denuncia, es sobre la vida misma”. Asimismo la actriz aseguró que lo que le pasó le cambió la vida: “Salí diferente, mi empatía se ensanchó como el Río de la Plata, estoy más atenta a cosas que antes no estaba”.
Mucho antes de atravesar este difícil momento, la actriz de Las Estrellas celebraba que había quedado elegida para filmar una película española: “Le conté a mi madre que quedé en un casting y viajaba para hacer una mega producción española. Eso significaba que se me abría una puerta en el mercado internacional y era un gran motor para irme a España, algo que nunca pensé que iba a vivir”. Pero la felicidad pronto se tornó en pesadilla y lo que pasó después la enfrentó a otra realidad, que la llevó a ver todo de una manera diferente. Bustos, instalada desde hace un tiempo en París, repasó esos días difíciles mientras se prepara para reencontrarse con su familia y pasar las fiestas en Uruguay.
-¿Cómo fueron tus días con Covid, en ese hospital de la Isla Mauricio?
-En el hospital empecé a filmar a mis compañeras: Yolanda Ramos, una actriz española, y tres mujeres de la India, Sarita, Shilpa y Sasha, que estaban ahí. Documenté todo como un modo de entretener a mi mente, sin ningún otro objetivo. Cuando salí del hospital revisé las filmaciones sabiendo que tenía algo interesante. Sola en el paraíso no es sobre el Covid sino sobre la vida misma y las emociones, las ilusiones, las desilusiones, cómo la empatía mueve montañas y el miedo paraliza. Lo que más hacía era ver documentales porque me hacía bien saber que en algún momento eso iba a terminar.
-Si bien no tuviste graves problemas de salud, no la pasaste bien, ¿sentiste miedo?
-No fue una bella experiencia estar ahí, pero mirándolo desde otra óptica puedo contar que no soy la misma mujer que entró. Salí diferente, mi empatía se ensanchó como el Río de la Plata, estoy más atenta a cosas que antes no estaba. Fui a filmar una película española y salí de París con un PCR negativo, pero apenas llegué me hicieron otro que dio positivo y me aislaron junto a otras personas que también dieron positivo. Fue en septiembre de 2020 y era una isla libre de Covid que abrió sus fronteras para un avión privado procedente de París con toda la gente de la película y otro que llegó de Bombay porque hay mucha gente de la India viviendo allí. Entonces cerraron las fronteras otra vez. Me veían como un peligro y no como una persona, por lo cual no nos trataban como personas... No era maltrato sino que no nos trataban, a veces teníamos que pelear por el agua.
-Fueron muchos días, además...
-Lo más difícil para mí fue la etapa en que mis compañeras se fueron porque dieron negativo y yo quedé sola en esa sala de hospital y los médicos no fueron muy contenedores, ninguno vino a preguntarme cómo estaba. Lidié con una soledad absoluta. Un día uno de los médicos vino a decirme que me iban a sacar, luego que no, y después que sí, y finalmente que no. Eso emocionalmente me afectó mucho. Cada tres días era testeada, pero no me mostraban los resultados del PCR. A los 20 días ya tenía anticuerpos y ya no contagiaba y me seguían dejando. De todas maneras, insisto: el documental no tiene que ver con eso sino de la transformación que tuve gracias a esa experiencia. Es alentador y optimista, nada crudo. Hay tragedia, pero también comicidad porque para entretenernos en esa comunidad de mujeres que hicimos, bailábamos o me contaban de sus casamientos, no podían creer que yo estuviera soltera. Hay un intercambio cultural. Es más un documental sobre el existencialismo que de denuncia. Hoy en día sigo en contacto con esas mujeres y tenemos un grupo de WhastApp que se llama “friends for ever” y chateamos en inglés.
-¿Y cómo fue salir después de 33 días?
-A los 33 días di negativo, pude salir del hospital y no sabía ni cómo me llamaba y lo único que quería era un abrazo porque por todo ese tiempo nadie me pasó la mano por la espalda siquiera. La sensación era que nadie me veía. Estaba muy flaca, había dormido muy mal casi todas las noches y me fui a Madrid a la casa de mi amiga Cala Zabaleta para recibir un gran abrazo. El documental es súper sanador.
-¿Va a ser una producción colectiva el documental?
-Subí algunas historias en mis redes sociales que tuvieron mucha repercusión y recibí muchos mensajes, ente ellos el de Guillermo Pfennig que me dijo que había una persona interesada. Entonces me di cuenta que tengo un material muy interesante y ahí tomó la forma de documental. En octubre estuve unos días en la Argentina para filmar una publicidad y fui invitada a Los mammones (América), en donde conté todo esto y Hernán Casciari se contactó conmigo para sumarse y ayudarme con el crowdfunding porque él ya tiene experiencia en el tema y lo hizo con la película La uruguaya y ahora con la serie Canelones, que arranca a filmarse en breve. Lo abrí público para invitar a las personas que lo deseen a ser los socios productores de este documental. Es muy interesante esto porque entendés que la comunidad puede mover montañas, un montón de gente tirando para el mismo lado.
-¿Y qué tienen que hacer para sumarse?
-Pueden comprar un bono de 50 dólares o más y así te convertís en socio productor y vas a poder participar de las decisiones creativas del documental, de las charlas que voy a tener como directora con Casciari o con los editores o musicalizadores. Es una forma didáctica y educativa y estoy feliz por cómo se está dando. Es una propuesta que nace de mi vulnerabilidad y si todo sale bien vamos a ver Sola en el paraíso en 2022. Toda persona que quiera colaborar puede hacerlo ingresando a la página https://orsai.org/audiovisual/documental.
-¿Cómo es tu vida hoy?
-Este año estuve ocho meses siendo nómade. Después de haber estado encerrada, mi curiosidad se potenció más y mi deseo de sentirme libre está a flor de piel. Hace un tiempo alquilé un departamento en París. Voy a donde me lleven mis proyectos. Hoy mi energía está en el documental y tengo mi compañía de teatro en la Argentina y algún proyecto también. En 2022 se estrenan dos películas en España: El juego de las llaves y Amor de madre. Después de lo que me pasó, planifico muy poco y a corto plazo, pero estoy abierta a las lindas experiencias y a las oportunidades.
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