El estreno de su última película se acerca mucho a la fecha que tiene para recibir a su próximo heredero, Florián; cómo vive este embarazo y cómo comenzó su historia de amor con el guionista y director Agustín Toscano
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Julieta Zylberberg llega al bar con paso cansino. Está a punto de dar a luz a su segundo hijo, Florián, y ahora solamente puede pensar y soñar con eso. El momento coincide con el estreno de Un pájaro azul, película que protagoniza junto a Alfonso Tort y que dirige Ariel Rotter y que se estrena en cines el próximo 23 de noviembre. Sonríe y acepta cada una de las sugerencias del fotógrafo y después se sienta y devora una carrot cake, que acompaña con un capuchino. En la charla con LA NACION, la actriz comparte el especial momento que atraviesa y dice que no tiene proyectos para volver inmediatamente a trabajar. Quiere tomárselo con calma; con su primer hijo Luis Ernesto, fruto de su relación con el actor Esteban Lamothe, volvió al ruedo muy rápido, pero esta vez prefiere que las cosas sean diferentes. “Ya veremos qué pasa”, dice. También cuenta cómo fue ensamblar la familia con su pareja, el director y guionista Agustín Toscano.
–Un pájaro azul retrata la historia de una pareja que busca tener un hijo y casualmente tiene mucho que ver con tu estado...
–¡Sí! Es muy gracioso porque cuando la filmé no estaba ni en tema (risas). Ahora tendríamos que hacer la segunda parte, con final feliz (risas). Es la historia de Javier y Valeria que hace años buscan tener un hijo que no llega. Un día aparece una compañera de trabajo de Javier para decirle que está embarazada de él, que no tiene mejor idea que contarle a su esposa. Es una película bien generacional, que también habla de la necesidad de correrse un poquito del lugar de hijo para ponerse del otro lado. Es muy amorosa, reflexiona sobre las vueltas que puede dar el amor. Leí el guion hace mucho, entonces era más pesimista, intragable. Después se modificó y se transformó en una historia más amorosa y con un toque de comedia romántica. La otra versión estaba muy centrada en la búsqueda de ese hijo, era más densa. La filmamos con otro rumbo, mucho más interesante.
–Estás en un gran momento porque tenés otras dos películas recién estrenadas…
–El año pasado filmé un montón y todas películas hermosas. Puán está en los cines y es una comedia filosófica hermosa; imagino que va a ir a una plataforma después; y El rapto, con Rodrigo de la Serna, está en Paramount+.
–¿Te despediste de la obra de teatro Me gusta por tu embarazo?
–Sí, me tuve que despedir de la obra hace dos meses porque mi personaje no estaba embarazada. Yo propuse embarazarla y seguir, pero no estuvieron de acuerdo. Igual también estaba cansada y este embarazo es distinto porque ya tengo un hijo y hay que ocuparse también. Estuvo buenísimo hacer funciones durante esos meses porque el embarazo es largo (risas).
–¿Tenés proyectos para el año próximo?
–No, por ahora no puedo pensar en nada más que en la maternidad. No tengo idea. Estoy de 37 semanas y tengo fecha para el 1° de diciembre. Está casi todo listo ya. Cuando tuve a Luis volví a trabajar enseguida y filmé Relatos salvajes cuando tenía tres meses y después El 5 de Talleres y el unitario Farsantes. Eran todas cosas buenísimas y yo lo llevaba conmigo. Así fue todo el primer año de Luis.
–¿Ahora querés que sea diferente?
–Veremos cómo se dan las cosas. A priori, estoy agotada (risas). Ya habrá tiempo de reacomodarme. No lo tengo en claro, la verdad.
–Se viene otro varón, ¿cómo se va a llamar?
–Florián. Elegimos el nombre con el papá y al principio no les gustó mucho a los hermanos, pero después se convencieron. Me encanta el nombre y lo decís tantas veces que tiene que gustar.
–¿Qué dice el hermanito? ¿Tiene celos?
–No. Está re contento y muy ansioso. Cumple 11 años el 8 de diciembre y quiere que el parto se atrase para que nazca el día de su cumple. Estamos viviendo la víspera y es muy hermoso. Está bueno haber pasado ya por esa experiencia, aunque esta vez es distinto porque estoy en otro momento de la vida y con varis años más.
–¿Sos de las mamás hiperinformadas hasta el último detalle?
–Cero. Soy muy relajada. Mi hermana es doula y me da yoga una vez por semana. Sabe un montón y me tira data; es mi consultora (risas).
–Decías que cuando filmaste Un pájaro azul no estaba en los planes tener un bebé, ¿fue una sorpresa?
–Con Agustín nos conocimos hace dos años, por amigos en común. En realidad, nos conocíamos y nos cruzamos por el trabajo varias veces, pero empezamos la relación hace dos años. Pensaba que estaba bueno tener otro hijo, pero pasaban los años y no se daba así que había abandonado un poco esa idea. Y supongo que él también porque tiene dos hijas de 8 y 16 años. Se dio desde el amor y es muy lindo.
–Con dos años de relación, están en pleno idilio...
–¡Sí! Y está buenísimo (le brillan ojos). Es lindo que llegue un hijo ahora. Estoy en otra etapa de mi vida, con más años. Está bárbaro y es una hermosa sorpresa.
–Y es una gota de esperanza en esta época de caos mundial.
–Sí, porque estamos en una crisis mundial y es muy fuerte. Por un lado, el mundo se está yendo violentamente a la derecha de una manera preocupante, pero también ves a los niños y a muchos jóvenes con una cabeza más abierta y amorosa, con ideas mejores que las que teníamos nosotros cuando éramos chicos. Y eso me da esperanza.
-¿Fue difícil ensamblar la familia?
-No nos resultó difícil ensamblar la familia con hijos, perros y plantas. Ya de entrada todos se llevaron bien. Sé que puede ser complicado, pero en nuestro caso se dio bastante naturalmente.
-¿Es una casa en la que se habla mucho de cine y de arte?
-Y de mucha pavada también (risas). Conversamos, consultamos lo que hacemos y lo que tenemos ganas. Es muy lindo. Nos respetamos y apreciamos la mirada del otro y eso hace todo más fácil.
-Empezaste a trabajar desde muy chica en Magazine for fai, ¿qué recuerdos tenés de ese momento?
-Tenía 11 años, era muy chiquita. Yo estaba estudiando teatro con Nora Moseinco, que en ese momento era pareja de Mex Urtizberea, y juntos desarrollaron ese programa y nos convocaron a muchos de los que estábamos haciendo teatro con ella. Tenía bastante claro que quería ser actriz, pero no iba a castings ni nada. De hecho, mis papás eran un poco reticentes a meterme en el medio y se los agradezco. Trabajé con Mex muchos años y a mis 20 hice mi primera película que fue La niña santa. Empecé la carrera de psicología, era re buena estudiante y me iba muy bien, pero en el medio del CBC me salió trabajo y no pude con todo. Después estudié teatro.
–Creciste en una tele que ya no existe, con muchas ficciones en los canales de aire, ¿creés que la industria nacional audiovisual se va a reactivar?
–Me da tristeza que no haya nada ahora... En cada canal estaba la novela del mediodía, la de la tarde y la de la noche y el unitario. No sé qué va a pasar. Siento que estamos en una transición y espero que este reacomodo llegue a buen puerto. Hay cosas buenísimas que se están haciendo, pero hay mucho menos trabajo. Hoy ponen cualquier cosa en la tele, ni la enciendo. No me interesan las propuestas, no sé quién es nadie, no tengo una cara de Gran hermano ni de nada. Y con las series, me cuesta engancharme. Hoy estoy un poco preocupada por el futuro del país. Me parece gravísima la posibilidad maquiavélica que existe. Estoy atemorizada y me angustia que medio país vote una opción antidemocrática y fascista.
–¿Y cómo calmás esa angustia?
–Me focalizo en el bienestar.
Agradecemos a @merlin.cafeba.
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