Se conocieron por Instagram, durante meses hablaron por teléfono hasta que se vieron por primera vez, cara a cara, en agosto de 2020 y desde entonces no se separaron más
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Cuando Julieta Prandi conoció a Emanuel Ortega estaba herida. En el corazón y en el alma. Hacía unos años que estaba en un litigio judicial sin fin con su exmarido y padre de sus hijos, Claudio Contardi. Entonces, el cantante fue un bálsamo para ella. “En 2020 apareció Emanuel. Cuando terminé la temporada teatral en Villa Carlos Paz, me fui de vacaciones a Cuba, y ya de vuelta vi un mensaje en Instagram; me decía cosas hermosas de esas fotos. Vi el mensaje de casualidad porque estaba en el buzón de no deseado, porque no nos seguíamos. Enseguida chequeé si era el verdadero Emanuel Ortega. Empezamos a hablar al toque. No nos conocíamos en persona, ni teníamos gente en común, aunque los dos recordamos situaciones en las cuales nos habíamos cruzado. Por ejemplo, yo sé que él había ido a Poné a Francella (Telefe) a actuar para el final de un programa. Esa vez, lo vi y me puse nerviosa, pero no lo vi nunca más, o eso recuerdo yo, porque Emanuel dice que nos vimos en un almuerzo de Mirtha. No sé cuándo fue”, detalló invitada al programa que Georgina Barbarossa conduce en Telefe.
Una voz en el teléfono
Las charlas se volvieron una rutina. Durante meses y en plena pandemia, Prandi y Ortega conversaron a diario, y sin que ninguno de los dos se percatara, nació una amistad que fue creciendo. “Todo fluía mucho, pero él estaba en Miami, en pandemia, y estaba todo cerrado. Recién volvió a la Argentina en agosto, y para entonces veníamos de cuatro meses de mensajearnos y de hablar todos los días por teléfono”, recordó Prandi. Y luego aclaró por qué nunca hicieron una videollamada y prefirieron escuchar solamente la voz: “No hicimos videollamada porque yo quería que el primer encuentro fuese en persona, ojos con ojos, mirada con mirada. Pero había llamadas telefónicas de 5 horas”. ¿Cómo fue ese tan ansiado primer encuentro? “Fue a la madrugada del 13 de agosto. Nos vimos en su casa, donde vivió durante su primer año en Buenos Aires. Las historias se entrelazaron y tuvimos una nueva oportunidad en la vida, aunque ninguno de los dos esperaba enamorarse”, aseguró.
Y sumó: “Me robaba sonrisas, me cambiaba la cara, me daba alegría. Me devolvía una sensación muy olvidada. Con él puedo ser realmente yo. Cuando nos conocimos no necesité el recurso de mostrar mi mejor versión. Con él no necesito cambiar mi forma de ser, de hablar ni de organizarme. A esta altura de mi vida y de mi historia, solo quiero verdad: entregarla y recibirla”.
Prandi también contó cómo se sentía cuando lo conoció: “Emanuel llegó a mi vida cuando yo estaba lista. Me estoy reconstruyendo como mujer, como mamá, como profesional. Hoy es mi gran compañero, hace cuatro años que estamos juntos y más de dos que convivimos. Es un hombre con todas las letras, un gran consejero, mi amante y mi mejor amigo. Es esa persona que me inspira ganas de todo. Creo que estábamos destinados a conocernos, a estar juntos. Este amor llegó con total naturalidad y en el momento más oportuno, cuando había vuelto a enamorarme de mí misma y, por ende, estaba lista para enamorarme de alguien más”. “Cuando estoy en sus brazos siento que estoy en mi hogar. Me identifico mucho con él. Somos distintos y a la vez muy parecidos porque tenemos los mismos valores y entendemos la vida de la misma manera”, reveló hace un tiempo en Agarrate Catalina, en La Once Diez.
Ortega también habló de ella en Noche al Dente (América): “Le mandé un mensaje por Instagram, en pandemia, que no es un dato menor porque uno se pone muy reflexivo en la pandemia. Además, ese último tiempo para mí fue muy movilizante. Estaba en la recta final de grabar cinco canciones de mi disco y un día la autora del libro de Julieta (titulado Yo tendría que estar muerta, que se editó hace algunos meses) se le ocurrió que tenía que ir con una canción. Escribí ‘Presa’ y la grabé en tiempo récord. No fue fácil porque cuando te piden algo que te toca de cerca, hay mucho en juego y se mueven muchas cosas adentro de uno. Me acuerdo de que empecé a leer el libro de Julieta, pero tuve que dejarlo y no pude retomarlo porque uno no puede abstraerse del contenido y me llega muy de cerca todo”.
El calvario de Prandi
Ortega fue un remanso en la vida de la modelo y conductora que venía de un divorcio muy conflictivo de Claudio Contardi, el padre de sus hijos Mateo y Rocco. Se separó en 2018, luego de diez años de una relación que con el tiempo se supo que fue muy tormentosa. Aunque al principio no quiso dar detalles, luego hizo una denuncia por violencia familiar. Después de separarse, Contardi se negó a abandonar la casa familiar en la que convivían y fue ella la que tuvo que irse con sus dos pequeños hijos.
Prandi y Contarsi se conocieron en 2000 y estuvieron juntos hasta 2004. Se reencontraron cuatro años después y se casaron en 2011. Parecían una familia perfecta con sus dos hijos y nadie imaginaba que ella era víctima de violencia física, psicológica y abuso sexual. Cuando Prandi lo denunció, Contardi contraatacó y le hizo una denuncia por violencia doméstica que fue desestimada. Ella también contó que la dejó en la calle, que durante los años que estuvieron juntos la había engañado haciéndole creer que era mejor que él cobrara todos sus trabajos. Sin darse cuenta, Prandi se transformó en su presa y por eso, aseguró, le costó mucho liberarse de esa relación.
El caso todavía no está resuelto, ella tiene una perimetral que le impide a su ex acercarse y sus hijos tampoco tienen contacto con su padre porque según el expediente judicial, no quieren verlo. “Vivía aterrorizada, amenazada. Llegué a estar encerrada en mi casa sin documentos y sin teléfono. Fue realmente un calvario. Lo material lo voy a recuperar o lo voy a rehacer porque lo construí con mi trabajo. La libertad que tengo no tiene precio. Me costó mucho animarme a separarme y tuve miedo, pero no estaba dispuesta a dejarme vencer. Pasé casi la mitad de mi vida en la oscuridad y fue muy difícil salir. Tardé todo un año en aceptarme, encontrarme, dejar de llorar y por sobre todo, perdonarme. Me tenía que perdonar el hecho de no haber actuado antes, de haberme dejado abatir por el miedo. Me costó entender que los otros nos lastiman cuando uno lo permite. Y cuando lo entendí, sané heridas y pude sentirme bien conmigo misma, pude empezar a disfrutar de mi trabajo, de mi familia y de volver a enamorarme”, reflexionó Prandi, tiempo atrás.
Un amor sano que se terminó
Emanuel Ortega también venía de una separación cuando conoció a Prandi. Durante veinte años estuvo en pareja con la exmodelo Ana Paula Dutil y tuvieron dos hijos, India y Bautista. Se separaron en 2018, cuando ya hacía varios años que vivían en Miami. “Nos costó mucho separarnos, pero lo hicimos amorosamente. Fue muy sano. Entendimos que hay ciclos que se acaban”, dijo Dutil de la ruptura y sumó: “El amor no se terminó, pero la pareja se desgastó. Nos vamos a querer toda la vida, aunque los dos entendimos que lo mejor era que cada uno siguiera su vida; y fue de común acuerdo porque no había uno que no quería aceptar que se terminaba”.
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