Fueron los días más intensos de su gestión como primera dama. Sin alejarse de su estilo, Juliana Awadadio un paso al frente y, con agenda propia, asumió un papel protagónico como anfitriona de la Cumbre del G20 .
Todos se fueron agradeciendo la hospitalidad y destacando que habían disfrutado de estos días en un clima muy distendido, algo inusual en este tipo de encuentros
El sábado por la tarde, antes de recibir en Olivos al presidente de China, Xi Jinping , y su mujer, Peng Liyuan, la primera dama argentina habló con ¡Hola! e hizo un breve balance de sus últimas 48 horas: "Estamos cerrando unos días cargados de emoción, donde la Argentina fue anfitriona del mundo. En el programa de acompañantes quisimos transmitir toda la capacidad que tenemos para mostrar lo mejor de nosotros. Por eso fuimos eligiendo, en este año, cada detalle: desde los lugares que mostramos, los regalos que les hicimos, los espectáculos que disfrutamos y la gastronomía con nuestros productos autóctonos y nuestros chefs. Pero, sobre todo, quisimos hacerlos sentir como en su casa y transmitirles la calidez que tenemos los argentinos. Y la verdad es que creo que cumplimos con el objetivo: todos se fueron agradeciendo la hospitalidad y destacando que habían disfrutado de estos días en un clima muy distendido, algo inusual en este tipo de encuentros".
Durante los dos días que el mundo puso sus ojos sobre Argentina, la mujer de Mauricio Macri no habló con la prensa acreditada: posó con mucha solvencia para los fotógrafos, pero se mantuvo lejos de los micrófonos. Sin embargo, "a puertas cerradas", ofreció dos discursos a los acompañantes de los líderes del mundo. El primero, en Villa Ocampo, sirvió como bienvenida e incluyó párrafos en los que hizo referencia a la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres. Pero el segundo, en el auditorio del Malba, tuvo un significado especial ya que la mostró en un rol ejecutivo, apoyando la causa que abrazó con más fuerza desde que asumió como primera dama: el desarrollo de los chicos en la primera infancia. Desde el escenario, en un inglés perfecto, Juliana Awada presentó un proyecto inédito, de su autoría, con el que va a llevar el arte a los EPI (Espacios de Primera Infancia) de todo el país.
Durante el G20 –e incluso los días previos– no tuvo problemas con el protocolo. Si bien las reglas de ceremonial parecen cada vez más flexibles, la primera dama argentina no mostró puntos débiles. Como tiene excelente dominio del inglés y del francés, no necesitó apoyarse en intérpretes. El trato con sus pares fue cálido, especialmente con aquellas que desarrolló una relación más cercana, como Brigitte Trogneux o la reina Máxima de Holanda (con quien escuchó una exposición en el CCK tomadas de la mano).
Como embajadora de moda argentina, usó trajes de Javier Saiach, Evangelina Bomparola y Awada, además de sandalias de Sarkany. La primera dama, que no tiene asesores de estilo como la mayoría de sus pares del G20, armó personalmente los equipos que lució durante la cumbre .
En todo momento, se mostró cercana a su marido. En cada presentación conjunta, Juliana Awada y Mauricio Macri aparecieron tomados de la mano. Desde las redes sociales de la primera dama también buscaron reforzar esta idea con imágenes que los muestran abrazados, tanto en Casa de Gobierno como en Olivos. Al respecto, la escena más contundente se vio en el palco presidencial del Teatro Colón, cuando el presidente se emocionó hasta las lágrimas y su mujer lo contuvo con gestos de cariño.
Para Juliana Awada, la cumbre comenzó hace poco más de dos años, en junio de 2016, cuando los sherpas de las principales economías del mundo, reunidos en Xiamen, China, aprobaron por unanimidad la presidencia argentina del grupo en 2018. Desde entonces, se involucró con la organización y asumió responsabilidades que no son inherentes a su función como primera dama.
Se convirtió en la arquitecta de los menúes que probaron los líderes del mundo. Y se aseguró que, en las distintas comidas, tuviesen la posibilidad de probar todos los sabores que ofrece la cocina argentina.
También eligió personalmente los souvenirs que recibieron líderes y partners. Se aseguró que todos llevasen el sello de "hecho en la Argentina" y que estuviesen representados los emprendedores sociales. Se preocupó porque los regalos más importantes (las chalinas para los hombres y las pulseras de plata para las mujeres) fuesen "usables", para que se viesen luego en todo el mundo. En este sentido, uno de los ejemplos más claros es el de Brigitte Trogneux, la mujer de Emmanuel Macron, que lució en más de una oportunidad el brazalete de plata que le regaló Awada durante la última visita de Estado de Mauricio Macri a Francia, en enero.
Además, supervisó la decoración de los distintos puntos de encuentro de la Cumbre: desde el Salón Dorado del Teatro Colón, donde comieron los líderes y sus parejas el viernes, hasta el "venue" en Costa Salguero, donde dispuso cestos de jengibre elaborados a mano por un grupo de mujeres formoseñas que trabajan en cooperativa.
Y programó cada encuentro al detalle, tanto los de primeras damas como las reuniones bilaterales. Fue ella quien decidió llevar al presidente de Francia y su mujer a la isla El Descanso, en el delta del Paraná. También tuvo la idea de llevar un grupo vocal a Olivos para agasajar a la primera dama china, una soprano muy popular en su país.
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