La cantante, que se presentará este viernes 19 de julio en el Torquato Tasso junto con Facundo Ramírez, también continúa con su gira solista y acaba de confirmar la edición de su primer libro
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La entrevista con Julia Zenko se realiza en la casa de Facundo Ramírez, en el corazón de San Telmo. Un espacio tan cálido como su anfitrión, en el pulmón de una manzana histórica. El sitio no es caprichoso. Allí, ambos ensayan la segunda presentación en el Torquato Tasso que será este viernes 19 (con localidades agotadas) y una tercera fecha ya programada para el 24 de agosto.
“Estaremos junto al guitarrista Tato Tajan y haremos un repertorio que va desde los temas compartidos hasta instrumentales que interpretará Facundo (Ramírez)”, arremete la escorpiana de energía ampulosa.
“Algunas de las canciones sugeridas por Facu nunca las había interpretado, lo mismo que autores que admiro y que abordaré por primera vez”, describe la cantante, muy entusiasmada con la propuesta y ya relajada, luego del largo viaje que le tocó atravesar desde el barrio de Coghlan, donde vive desde hace más de 20 años, hasta el casco más tradicional de la ciudad, una travesía de sur a norte. “Me fue guiando el aparatito”, dice refiriéndose a la aplicación en su teléfono que le indicó el camino con menos trabas de tránsito.
“Haré un tema de Silvio Rodríguez”, comienza a enumerar Zenko, en torno a ese repertorio que se le fue revelando y Ramírez la interrumpe para recordarle “también cantás una canción mía”. Fue él quien la convocó y ella aceptó tan rápido como encantada. “Siempre me rodeo de buenos músicos; a Facu lo admiro como pianista, pero quería ver qué me pasaba con él arriba del escenario”, sostiene la cantante, aunque esta experiencia compartida que suena a “primera vez” no lo es tal.
Hace años, ambos participaron de la versión que se hizo en Austria de María de Buenos Aires, la “operita” de Astor Piazzolla y Horacio Ferrer. Y también ella fue invitada a un “cabaret de tango”, una propuesta que el hijo del enorme Ariel Ramírez había creado con músicos invitados de manera rotativa. “Pero no hicimos juntos mucho más que eso”.
Mercedes Sosa había sido una suerte de madrina que los convocó cuando ofreció un enorme concierto con invitados en el Luna Park y luego no fueron pocos los encuentros sociales en el departamento que la recordada figura habitaba en la calle Carlos Pellegrini.
Además, Zenko continuará con la gira de Quiero abrazarte tanto, sus conciertos solistas (acompañada por un cuarteto de músicos), con fechas ya confirmadas en Montevideo (05/09) y Buenos Aires (20/09). Y, más allá de esa tournée, acaba de firmar contrato con una importante editorial para la edición de su primer libro. Imparable.
Volverse a ver
Julia Zenko remarca que le gusta trabajar “con gente que piensa como yo, cuando el otro se emociona con lo mismo, es un placer”. Se trata de decisiones. De “asociarse” a empatías compartidas. Pero también su vida supo de enemistades.
Hace pocos días, la cantante se reencontró con Mirtha Legrand en un evento realizado por la señal Caras TV en el Teatro Colón, luego de muchos años de distanciamiento. Aunque habían trascendido algunas razones sobre tal encono, lo cierto es que las versiones distaban bastante de la verdad. Luego de aquella noche de emociones compartidas entre la cantante y la diva, “Chiquita” la invitó a su programa La noche de Mirtha. Fue un volver a empezar y revincularse de manera amorosa.
-¿Cómo fue el encuentro con Mirtha Legrand?
-Fuimos convocados con Lito Vitale para interpretar tres temas, el último fue “Honrar la vida”. Haciendo esa canción de Eladia Blázquez, cuando digo la frase “erguirse vertical más allá del mal de las caídas”, la veo a Mirtha, que se encontraba sentada muy cerquita frente a nosotros, levantarse de su sillón. A su edad, se irguió vertical más allá del mal de las caídas y a mí algo me pasó.
-¿Qué?
-Una emoción profunda, me vinieron las imágenes de mi abuela y mi mamá, mi papá, mis antepasados. Ella se emocionaba con lo que yo estaba cantando, así que decidí acercarme. En ese momento, ya tomadas de la mano, mi emoción fue más fuerte y se me cayeron las lágrimas. A ella también.
-¿En qué pensabas?
-Fue un momento donde se dejaron de lado las diferencias de todo tipo. Sentí un respeto y una admiración hacia ella muy fuerte, algo sucedió, algo pasó mágicamente, energéticamente.
-Se dijo mucho. ¿Por qué estuviste tantos años distanciada de Mirtha Legrand?
-Hace 14 años me habían invitado a su programa y yo me encontraba en un proceso personal muy profundo, trabajándolo con mi terapeuta; estaba pasando por un momento de mi vida muy doloroso, que había tenido que ver con la dictadura militar, con un concuñado desaparecido desde 1978, cuando tenía 20 años. Ante todo eso, no me iba a sentir cómoda yendo a la mesa de Mirtha, porque ella, en ese momento, estaba muy punzante, picante, con el tema político. Yo sentía que no estaba preparada para afrontar cualquier pregunta o comentario que me pudiera doler.
-Hace 14 años, tan en carne viva, ¿fue cuando te negaste a ir al programa?
-Sí, me habían convocado con motivo de un homenaje a Marilina Ross, en el que también participarían Patricia Sosa y Sandra Mihanovich. Como la mesa se podría hacer igual sin mi presencia, reemplazándome por otra amiga de Marilina, avisé que no formaría parte de la misma.
-Finalmente, esa mesa no se llegó a conformar.
-Porque sucedió algo en torno a Federico Luppi y Marilina decidió no participar del programa, entonces la mesa fue levantada; no fue por mi decisión de no estar, esto la gente no lo sabe, es la primera vez que lo cuento. Hoy me siento preparada y fuerte no solo para contarlo, sino también para ir al programa de Mirtha.
-¿Te siguieron invitando en todos estos años?
-Durante un tiempo no, hasta que Juana (Viale) sí lo hizo y yo fui con mucho placer y alegría; me trataron muy bien.
-Y hace pocos días llegó el reencuentro televisivo con Mirtha.
-Hoy me siento preparada para dialogar con cualquier persona que no opina ni piensa como yo y no por eso es mi enemigo. Puedo abrir mi cabeza y sentarme en la mesa de Mirtha Legrand y disfrutarlo como lo disfruté.
Junto a la cantante, compartieron la cena en La noche de Mirtha, María Eugenia Vidal, Enrique Sacco y Luis Novaresio. “Fue una mesa muy difícil para mí, pero fui preparada para no tener ningún conflicto con nadie, aunque, si se presentaba el momento de dar mi opinión y fijar mi postura frente a los temas que podrían emerger, me sentía fuerte”, reconoce la cantante y agrega, “era la única artista de la mesa y con un pensamiento totalmente opuesto al del resto de los invitados”.
-¿Lo pasaste bien?
-Soy muy respetuosa y Mirtha me trató muy bien, está en un momento de su vida con una mentalidad mucho más amplia y con la sensibilidad a flor de piel; creo que evolucionó.
El amor
Más allá de su propio repertorio, en los momentos de calma y de alma acariciada, Julia Zenko encuentra en el tema “Me haces bien” -de Jorge Drexler- un acompañamiento perfecto. “No me puedo quejar”, sostiene cuando hace su balance en torno a su vida afectiva más íntima. “Me enamoré, se enamoraron de mí y tuve algunas desilusiones”.
-Las desilusiones también son parte del intercambio afectivo.
-Creo que sufrí más por amor en mi adolescencia que ya de joven o adulta.
Y no se priva de reflexionar sobre un presente que la encuentra sin pareja: “Quizás hay alguien que me ama y no me di cuenta o no llegó todavía a mi vida”.
Experiencias
-Conformás un grupo de mujeres cantantes que son muy amigas. Una de ellas es Lucía Galán, ¿cómo se encuentra de salud?
-Está mejor y hablará ella misma cuando sea el momento. La recuperación resultó más compleja de lo esperado, pero está bien. Nosotras la estamos acompañando.
-¿La viste en estos días?
-Sí, ayer, la pasé a visitar y estaba bien.
-Hace algunos años, vos también atravesaste un proceso de salud algo complejo.
-Mi primera operación fue en febrero de 2016 y la segunda en junio de 2020, estoy muy bien.
-¿Qué te cambia atravesar un proceso de ese tipo?
-Te cambia todo. Rozar por la muerte, estar en una situación difícil, te cambia la forma de conectarte con la vida y con gente; le comenzás a dar importancia a lo que realmente es importante y ya no te olvidás que la salud es lo principal.
-Hablás de “rozar por la muerte”. ¿Es un simbolismo o el cuadro era de esa complejidad?
-Con el tiempo uno entiende que podría haber sido tan grave, pero, en esos momentos, no se me cruzaba que podría morirme, siempre valoré la vida y agradecí. En la última operación, estábamos en pandemia, y yo entré al quirófano cantando “Gracias a la vida”.
-¿Cómo fue eso?
-Hacía mucho frío en el quirófano y, un poco por eso y otro poco por el cagazo, temblaba de frío, hasta que alguien encendió un caloventor que me tiraba aire calentito. Agradecí y me puse a cantar. Se hizo un silencio impresionante. Mi médico me dijo: “Si entrás así a la operación, todo saldrá muy bien, nos das mucha tranquilidad”.
El contexto es otro, pero igual canta. Como si necesitará, una y otra vez, remarcar esa gratitud. Escucharla a capela estremece.
Aquella operita
-María de Buenos Aires fue una bisagra en tu carrera.
-Indudablemente. En 1995 había grabado Sin rótulos, un disco hermoso para Sony Music, que lo metieron adentro de un cajón, lo cual me hizo entrar en un bajón tremendo.
Casi como una revancha no prevista, un llamado cambió sus ánimos y su destino. “En ese momento, me convocó Alejandro Dolina para participar de un libro y un disco que se llamó Lo que me costó el amor de Laura, que tuvo participación de Mercedes (Sosa), Sandro y Jairo, entre muchos otros queridos compañeros. En esa grabación conocí a Horacio Ferrer, quien, al poco tiempo, se comunicó conmigo porque lo habían llamado para hacer una nueva versión de María de Buenos Aires”.
El poeta pensó en ella y en Jairo para esa nueva aproximación al clásico moderno del acervo tanguero. “Tuve que salir a buscar qué era esa obra, no tenía la menor idea”. Finalmente, en 1997 partió para grabar en Austria con el violinista y director de orquesta Gidon Kremer y su Kremerata Báltica. Ni más ni menos.
“María de Buenos Aires me cambió la vida. Durante 10 años estuve muy poco en la Argentina, me la pasaba viajando por el mundo”.
-En muchos lugares de Europa sienten que sos, exclusivamente, cantante de tango.
-Clara, para ellos soy María. Incluso, (Horacio) Ferrer me acercó una letra escrita que no era otra cosa que la presentación de la obra que se grababa por primera vez y luego quedó como leitmotiv.
Elecciones
Julia Zenko reconoce que su actual unión artística con Facundo Ramírez se da porque, además de admiración, ambos se comunican desde el entendimiento personal. “No podría ser de otro modo”.
-Es un desafío la empatía artística.
-Me tengo que llevar bien arriba del escenario. Si no hay onda, no hay feeling, por más buen músico que me acompañen, no me funciona. En este caso sucedió. Sucedieron la música y la onda. Facundo (Ramírez) fue muy respetuoso conmigo, decidimos que los dos seamos protagonistas.
El espectáculo que ambos construyeron se titula Julia Zenko + Facundo Ramírez y está sostenido en un repertorio que la cantante confiesa que “no nos costó nada armar”. Está claro que había un deseo compartido y muy bien direccionado en igual sentido.
Previo a comenzar con la pasada de canciones junto al maestro Facundo Ramírez y el guitarrista Tato Taján, la cantante reconoce que, más allá de bucear en nuevas poéticas, “hay temas que no puedo dejar de cantar”.
Los highlights de la artista, en este caso, son “Con las alas del alma” y “Honrar la vida”, entre otros; pero también interpretará una composición inédita de María Elena Walsh y Ariel Ramírez. “Una canción hermosa, profunda, pero muy difícil de hacer”. Y se dispone a ensayar.
Para agendar
Julia Zenko + Facundo Ramírez, en el Torcuato Tasso. Funciones: 19 de julio y 24 de agosto.
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