Se llama Vicky Braier, es tucumana y entró a los medios husmeando a los famosos en sus redes; hoy se luce en MasterChef Celebrity y en Cortá por Lozano y hace radio con Beto Casella
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Jauriu nació en Tucumán, estudió diseño gráfico y se mudó a Buenos Aires en 2014 para acompañar a su marido Gustavo, que es urólogo y tenía que hacer la residencia en el Hospital Italiano.
Por ese entonces ni siquiera imaginaba con trabajar en los medios de comunicación, simplemente se dedicada su hobby favorito: “upitiar” famosos en las redes sociales. “En tucumano básico, upitiar significa meterte donde nadie te llama”, explica entre risas Vicky Braier, o mejor dicho Juariu, tal como se terminó haciendo conocida en redes y también en los medios.
“En un inglés tucumanizado, mi nombre significa ‘quién sos’ (who are you)”, aclara divertida ella, que se adjudica el título de detective de los famosos en redes sociales. Un día vio la oportunidad de transformar ese hobby en trabajo y así llegó a Intrusos en el espectáculo, primero, y luego a Bendita Tv. Actualmente, se luce en Masterchef Celebrity, por Telefe, y además es parte de Cortá por Lozano, en el mismo canal. Además, todas las mañanas hace radio en la Rock and Pop junto a Beto Casella en Nada nos para. En diálogo con LA NACION, Vicky cuenta cómo pegó ese salto, revela cuál es su relación con la cocina y habla de cómo era su vida antes de ser Juariu.
Masterchef y la importancia de las segundas chances
-¿Cómo una influencer que tiene un recorrido corto en los medios llegó a ser una de las favoritas de MasterChef? ¿Tenés una explicación?
-La verdad que no tengo ninguna explicación. Todavía estoy procesando toda esa información. Si bien estoy en las redes hace cinco años, fue rápido llegar a la tele y me siento muy orgullosa de los programas de los que me convocaron. La propuesta de MasterChef fue increíble. Sabía que iban a llamar a alguien de redes y tenía el sueño de que ese alguien fuera yo, pero dentro mío decía “seguro que no”. Y cuando sucedió no lo podía creer. Hasta el día de hoy me pregunto por qué me eligieron.
-Cuando te convocaron estabas en Bendita, ¿fue difícil tomar la decisión de cambiar de programa?
-Fue muy difícil tomar la decisión y dejar Bendita. Dudé hasta último segundo porque es un programa que consumo y me divierte y me dieron un espacio hermoso. Todo el combo era fantástico pero no me arrepiento y agradezco haber tomado esa decisión porque el equipo de Masterchef es impresionante. Me gusta trabajar en lugares donde me siento cómoda.
-Quedaste eliminada y volviste en el repechaje, ¿cómo lo viviste?
-¡Qué bronca cuando me fui! Pero ese día cociné pésimo y lloré como si hubiese sido el fin del mundo. En el repechaje fui por todo.
-¿Cómo es la relación con tus compañeros cuando se apaga la cámara?
-Es una competencia obviamente pero todos nos llevamos muy bien. Creo que todavía falta avanzar más para que se vea agresividad. Nos picanteamos pero siempre con humor y sabiendo que al otro no le molesta porque después nos volvemos todos juntos al camarín, charlando, y ya está. Yo estudio, busco ideas nuevas, pruebo recetas. Estoy muy metida en la competencia. Quiero llegar.
-¿Te ves ganadora?
-No me veo ganadora pero me gustaría llegar lo máximo que puedo porque estoy disfrutando cocinar.
-¿Sabías cocinar?
-No, aunque siempre me atrajo porque me gusta comer. Disfruto llegar a mi casa y hacerme un arroz o unos fideos con brócoli y comer viendo la tele. Me relaja cocinar y por ahí hago alguna receta en una festividad judía en la que nos juntamos con toda mi familia, por ahí llevaba el pan trenzado que se llama jalá. Jamás hice un curso y ahora en MasterChef descubrí que me enamoré de la cocina porque me transmite algo muy lindo y me conecto con muchas cosas de mi familia.
-¿Con qué te conecta cocinar?
-Me conecta con mi abuela materna, Rosa, y una parte de la familia que es sefaradí- turco, y sé que cocinaba muy bien pero la conocí enferma, en estado vegetativo porque durante una operación quedó sin oxígeno en el cerebro; sucedió cuando mi mamá tenía 15 años. Tengo facilidad y gusto por esa comida que es parte de mi familia. A mi mamá también le trae ese recuerdo y es realmente muy conmovedor. Y también me conectó con mi papá, Marcelo, que falleció hace 12 años; era médico y le gustaba llegar a casa y cocinar. Recuerdo que venía con bolsas llenas de comida y se ponía a cocinar, era su terapia. Probaba recetas, le gustaba agasajar, hacia paellas gigantes para sus amigos cuando era su cumpleaños. Me hace muy feliz tener una conexión con mi papá y mi abuela a través de la cocina.
-Tu marido debe ser tu conejito de indias, ¿agradece que estés en Masterchef o lo padece?
-Está re contento. Ahora come bien, le hago probar cosas. Está chocho porque le gusta comer cosas distintas. Antes era una milanesa con ensalada y ahora una sopa de palta con manzana verde.
Detective de famosos
-El programa se llama Masterchef Celebrity, ¿te sentís famosa?
-(Ríe) No me considero una celebrity bajo ningún punto de vista. Yo creo que una es famosa cuando sale a la calle y más de cinco personas te paran para decirte algo. A mí no me sucede. Soy muy nueva y no sé si algún día va a cambiar pero hoy me siento del otro lado, como a una persona que le gusta la tele y la farándula y puede estar con los famosos. Pero no entro en el rango famosos.
-¿Cómo lograste pasar al otro lado?
-Era jefa de arte en una agencia de publicidad y empezamos a hacer un canal de Instagram con un programa distinto cada día. Se me ocurrió hacer un videíto hablando de los famosos y miraba quién seguía a quién, a quiénes le daban like, sus canjes. Y en un momento le hice un video a Jorge Rial porque en ese entonces no estaba yendo a Intrusos y lo reemplazaba Moria Casán. Como soy muy fan del programa reversioné la canción Vuelve de Ricky Martín, para que Rial volviera al programa, que no era lo mismo sin él. El video le llegó a Rial y me escribió para reunirnos y ver qué podíamos hacer para Intrusos. Todo lo que sucedió fue sin querer queriendo, porque jamás me imaginé trabajar en los medios. Pero creo que muchos factores jugaron a mi favor como la suerte, y el hecho de trabajar con una productora audiovisual excelente que tenía muy buenas ideas, y que mi jefe me diera oportunidades. La farándula me gusta de toda la vida y creo que me ayudó mucho ofrecer algo distinto a lo que se estaba consumiendo en ese momento. De alguna manera hice periodismo de chimentos con lo que los famosos hacen público en sus redes.
-¿Pasás muchas horas en las redes?
-Un montón, aunque ahora no tengo tanto tiempo. Soy muy noctámbula y de noche me entretiene revisar las cuentas de Instagram de los famosos. Al comienzo era como un relax para mí. Ahora mis seguidores me mandan cosas y me facilitan mucho la tarea. De alguna manera el famoso va alertando que algo va a suceder, suben frases o ponen menos o más likes. Hay señales y fui aprendiendo a hacer esa búsqueda. Soy como el grano en el culo de los famosos (ríe). Hubo un momento en que daba primicias todos los días, pero porque nadie miraba eso.
-¿Cuáles son tus límites?
-Mi límite es cuando siento que a la otra persona le va a generar un malestar. Si veo algo de una persona casada lo dejo pasar. No hago cosas que no me hacen sentir cómoda. Hay famosos que me piden que borre algo y lo hago porque no es divertido hacerle daño a otro.
-¿Qué descubriste en estos años?
-El romance de la Princesita Karina con Nico Furman fue espectacular. Recuerdo que lo llevé a Bendita y al mismo tiempo ella estaba en el Cantando y Ángel De Brito se lo preguntó y ella tuvo que blanquearlo. Hace poco el romance de Esteban Lamothe con Charo López, o cuando Tini volvió con Yatra en un momento. La relación de Cande Tinelli con Coti también.
-¿Los famosos te aman o te odian?
-En general hay buena onda, se matan de risa y me escriben y me dicen que los deje poner un like tranquilos. Hay famosos que me bloquearon como por ejemplo El Polaco, Giannina Maradona y Daniel Osvaldo porque dije que estaban juntos. Pero tengo tres cuentas paralelas así que no me bloqueen porque es al pedo, un trabajo extra.
Entre kiwis y empanadas
-Hablemos de vos, ¿cómo conociste a tu marido?
-Lo conozco de toda la vida porque fuimos compañeros de escuela. No éramos amigos pero tenemos un amigo en común con el que nos fuimos a Nueva Zelanda por un año. Fue en el 2009 y ahí nos conocimos mejor y nació el amor. Al volver nos pusimos de novios.
-¿Qué hicieron en Nueva Zelanda?
-Fuimos con la visa de Work and Travel por tres meses y nos quedamos seis más. Con la plata que ahorramos recolectando kiwis, sacando la maleza a las sandías y haciendo trabajos de campo, nos fuimos al sudeste asiático.
-¿Extrañas Tucumán?
-Extraño porque tengo tres sobrinos, mi hermana, mi mamá, toda mi familia. También extraño los sándwiches de milanesa, de ternera y queso, las empanadas... Pero me encanta vivir en Buenos Aires.
-¿Qué recuerdos tenés de tu infancia?
-Me gustaba mirar los programas de chimentos y mi viejo me decía ‘saca esa porquería’. Comía viendo de reojo el programa de Mirtha Legrand y en la siesta veía Intrusos, me iba a trabajar y a estudiar, y en la trasnoche veía a Viviana Canosa. No entendían cómo sabía tanto de la farándula.
-¿Alguna vez Mirtha te invitó a su mesa?
-No, pero me encantaría ir a comer a la mesa con ella. De chica le decía a mi mamá que cuando fuera grande quería ser Elvira, para vivir con Mirtha. Mi mamá se enojaba pero yo soñaba con atender a Mirtha, ver cómo vivía;, quería ser su empleada doméstica.
-Cocinás en Masterchef, soñás con estar en la mesa de Mirtha, ¿te animarías a bailar con Marcelo Tinelli?
-Creo que no porque soy muy mala bailando y no tengo destreza corporal. Me daría mucho pudor.
-Hace unos años tuviste cáncer de mama, ¿seguís con el tratamiento?
-Termino el tratamiento en mayo, que es cuando se cumplen los cinco años. En breve tengo los controles anuales y eso me pone un poco tensa, con angustia porque quiero que salga todo bien. Sé que necesito tomármelo con soda porque por más que termine el tratamiento es algo que me va acompañar toda mi vida. Hace poco dejé las inyecciones y ahora solo sigo con la medicación por unos meses más.
-¿Qué recordás de ese momento?
-Un día me palpé un bulto muy chico en una mama y fui inmediatamente al médico. No hay que asustarse, porque uno enseguida asocia el cáncer a la muerte, pero se puede salir adelante y no hay que tenerle miedo. Ya en la ecografía ya me dijeron que había algo que no estaba bien, consulté a un especialista en mamas y a los tres días me operaron. Me focalicé en lo que tenía que hacer en vez angustiarme. Después me hice rayos y no tuve que hacer quimio porque mandamos a analizar el tumor a los Estados Unidos, en forma privada, y el estudio dio como resultado que no me servía hacer una quimio, porque lo mío era hormonal. Fue un año difícil y traté de atravesarlo con fuerza, aunque estaba lejos de mi familia. Mi marido es mi sostén y lo que atravesamos nos hizo fuertes, la peleamos juntos. Esas bombas te unen o te separan y a nosotros nos unió.
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