Llega mate en mano, el termo bajo el brazo y unas galletas de arroz que acaba de comprar camino a la producción con ¡Hola! Argentina. Hay mucho de serenidad en su mirada y se vuelve difícil encontrar en ella aquellas imágenes que alguna vez la mostraron "sacada" frente a una cámara de televisión. Y Juana Viale (36) lo pone en palabras. "Estoy más paciente y analítica, es algo que te dan los años". Feliz con su presente profesional (el 8 de noviembre estrenará Camino sinuoso, film que comparte con Arturo Puig y Geraldine Chaplin) y algo misteriosa a la hora de hablar de amor, Juana se entrega a la charla dispuesta a no esquivar ninguna pregunta.
–¿Cómo abordaste a Mia, tu personaje en Camino sinuoso, esa mujer sometida y maltratada que termina convirtiéndose en heroína dentro de su familia?
–En realidad, a ella le toca hacerse cargo de un pasado familiar que había decidido olvidar. De repente se le viene todo encima. La película habla de un despertar para dejar atrás mandatos, herencias tortuosas y de sometimiento.
–Una temática muy actual...
–Creo que este tipo de relaciones son atemporales: existieron, existen y, lamentablemente, van a seguir existiendo. Lo que pasa es que estamos en una época donde la mujer está perdiendo el miedo y se anima a decir lo que no le gusta, lo que no quiere cuando durante años estuvo callada, casada y cazada, mientras soportaba un montón de abusos.
–¿Alguna vez te sentiste sometida en una relación de pareja?
–En lo personal, lo que más busco en la persona que está a mi lado es un compañero. Soy una mujer a la que no le gustan los problemas, ni las discusiones. Así como se me conoce tan intempestiva, yo prefiero no discutir. Así que si a vos te sirve y te agranda tu ego tener la razón, te la doy. En este momento de mi vida, estoy en ese lugar, pero jamás dejaría que nadie me someta.
–Tu personaje llega a hacerse cargo de muchas cuestiones familiares. ¿Cuál es tu rol en tu familia?
–Como hija, me gusta que mi madre esté en todos los frentes conmigo, que me ayude, me acompañe. Ella es la que me dice que no, me critica, me apuntala. Con papá es un compartir desde otro lugar, él aborda más la templanza. Y como mamá, soy todoterreno. Tengo tres hijos, Ámbar (15), Silvestre (10) y Alí (6), y el papá de los dos más chicos vive en Chile. Entonces, en el día a día, para el colegio, los médicos, las reuniones, las responsabilidades, soy yo sola.
–¿Tenés buen vínculo con Gonzalo (Valenzuela)?
–Sí, pero hablando como madre, para lo que hay que abarcar diariamente, estoy yo. No puedo decirle: "Che, Gon, ¿podés…?". Él está trabajando allá, lejos, no puede estar al toque acá. A mí me encantan los chicos y no han sido un freno para formar una pareja, armar otra o tener hijos de distintos padres porque para mí la concepción de familia no es el estereotipo clásico: mamá, papá y los hijitos en una mesa reunidos. Para mí, familia implica aquello que pueda dar calor: amigos, tíos de sangre y heredados… No hay nada estático.
–Hablando de familia, tu hermano Matías Viale estuvo en la producción del film, tu padre Ignacio está ahora a cargo de la prensa, también trabajaste con Nacho…
–A veces está bueno trabajar en familia porque sabés que podés cerrar los ojos y nadie te va a empujar a un precipicio, pero también al ser alguien tan íntimo, hay diálogos que se complican y nacen reacciones irascibles que no tendrías con alguien ajeno a tu familia.
–Hace poco Mirtha dijo que si volviera a nacer, le gustaría estar más tiempo con sus hijos. Tu mamá reconoció recientemente que se postergó un poco por sus hijos… ¿Vos de qué lado estarías?
–¿Mi madre dijo eso? Si ella trabajó toda la vida… Yo fui madre por primera vez a los 20 y trabajo desde antes. Reconozco que mi profesión me da una "ventana" que hace todo más fácil con mis hijos. Puedo llevarlos a las filmaciones; de hecho, Silvestre está ahora acá mientras hacemos esta entrevista. Por eso siento que no he tenido que relegar nada. En la época de mi abuela era muy distinto, yo a mis hijos los integro todo lo que puedo a mi trabajo. Mientras filmaba Camino sinuoso en Villa La Angostura, ellos estuvieron conmigo cinco días y hace poco viajé al Festival de Cine de Puerto Madryn y también pude llevarlos.
Puertas adentro
–¿Cómo vivís la adolescencia de Ámbar?
–Muy bien. Fue más difícil la preadolescencia, el cambio, la mutación, tener que acceder a dar permisos, entrar en charlas profundas con ella.
–¿Sos estricta como madre?
–Soy muy relajada y hablo mucho con mis hijos, sobre todo con Ámbar. Entonces, no tengo la necesidad de imponerle ni prohibirle nada. Tenemos un gran diálogo, compartimos muchas cosas. El otro día iba al cine con sus amigas a ver Nace una estrella y como yo estaba sola en casa, me invitó a que fuera con ella. Por supuesto, le dije que no. No quiero ser la madre perno. [Se ríe]. Fuimos la semana pasada juntas a la cancha a ver a Boca… Cuando salgo con mis amigas a comer y da, Ámbar viene.
–¿Sigue con la idea de ser actriz?
–Ámbar es un alma creativa, muy exigente con ella misma y está haciendo su camino. Tiene claro lo que quiere ser, pero yo no quiero decirlo para no condicionarla, no exponerla.
–¿Pero te contactan para proponerle cosas como actriz?
–Todo el tiempo, aunque me parece que todavía no está preparada. A veces me dice: "Mamá, quiero ir a un casting". Y le digo "Ok". Otras veces, le digo que no. Si ella quiere ser actriz, que lo sea, pero siento que aún le queda terreno por explorar.
–¿Cómo es el vínculo con tus hijos varones?
–Es otra cosa. Con ellos, saco mi varoncito de adentro. [Se ríe]. Silvestre es un silvestre literal, muy sensible, y Alí es un "fabulero", creativo, justo, incapaz de mentir. En realidad, los cuatro somos una manada. El Día de la Madre, me fui con los tres por ahí: uno estaba en clase de skate, el otro escalaba y Ámbar leía al lado y yo me miraba y pensaba: "No puedo ser más feliz". Me encanta el colecho, que vengan los psicólogos a decirme que no. [Se ríe]. Cuando Ámbar era más chica, nos metíamos todos en mi cama. Pero con los más chicos, sigue siendo un superplan dormir juntos. El día que los varones se van a dormir a la casa de mamá, obvio que Ámbar se viene a mi cama.
–¿Tus hijos son vegetarianos como vos?
–Por ahora, sólo Ámbar. En casa tenemos una huerta y cada vez aprendo más sobre el tema.
–Sos una chica de ciudad, pero te fascinan la naturaleza, el mar, los bosques, hacer surf.
–Lo del surf es algo relativamente nuevo en mi vida. Tengo 36 años y no pretendo ser campeona de surf, pero me encanta la conexión con el agua, es un antes y un después. Tuve la suerte de poder viajar con mis hijos a surfear y lo mejor que puedo hacer como madre es enseñarles el respeto por el medioambiente y cómo cuidarlo. Volviendo a la huerta, todavía no nos podemos alimentar todos de ahí, pero plantar, ver cómo crecen las frutas y las verduras, que mis hijos entiendan que no pueden comer tomates en pleno julio porque no es época tiene que ver con despertarles conciencia.
–¿Qué te gustaría que tus hijos no hereden de vos?
–Mi impulsividad, que por suerte creo que no la tienen.
Misteriosa, feliz y con suerte
–¿De qué te arrepentís?
–Siempre hubiese hecho lo mismo, pero quizás algunas cosas, de diferente manera. Creo que hay muchas cosas de mí que no se comprenden porque no se conocen en la totalidad. Haber sido más analítica en algunos casos me habría ayudado. Pero eso es algo que te lo dan los años.
–¿Sentís que te critican mucho por ser "la nieta de", "la hija de"?
–Yo soy "la nieta de", soy "la hija de", no entiendo por qué eso sería una ofensa para mí. "Trabajás gracias a que sos la nieta de Mirtha Legrand", "Andá a laburar…". Yo trabajo desde los 17 años y no voy a andar explicándole a la gente lo que hago o dejo de hacer. Y sí, tengo una abuela generosa conmigo. Y sí, tuve esa suerte en la vida y la valoro muchísimo, pero no me detengo en ese tipo de críticas. Tengo una vida muy linda, soy madre de tres hijos que me demandan muchísimo: voy y vengo todo el día, un tanque de nafta cada tres días me demandan. [Se ríe]. Soy muy feliz con mi rol de madre, me llena mucho.
–¿Vas a trabajar en verano?
–Sí, voy a hacer temporada en Mar del Plata por primera vez, será desde el 26 de diciembre con dos obras dirigidas por Luciano Cáceres (El ardor y Cuarenta días y cuarenta noches) en la sala Astor Piazzolla del teatro Auditorium. Ya tengo casa alquilada para instalarme con mis hijos.
–¿Mirtha va a estar trabajando allá también?
–Le pregunté el otro día y me dijo: "Puede ser". ¡Cuánta energía que tiene! Y Ámbar, que la ama –Mirtha le hizo un cuarto especial para ella en su departamento para que se quede a dormir–, fue lo primero que me preguntó: "¿La abuela (por Mirtha) va a Mar del Plata?".
–¿Te afectan las críticas?
–Una vez más voy a decir lo que también me critican mucho: en casa no hay televisión.
–Pero tenés redes sociales, salís a la calle…
–Quizás la gente ha mutado con respecto a mí. Obviamente que hay comentarios díscolos a los que recibo en general, pero tampoco está mal. Siempre hay un cabeza de termo y trato de no engancharme. Algunas veces contesto, pero sé que no está bien de mi parte responder. Yo soy mucho más que lo que puede decir alguien que no me conoce y opina de mí. Si mis hijos, mis amigos o mi familia se plantan y me critican, eso sí me importa y rápidamente lo hablamos cara a cara.
–¿En qué creés?
–En el amor, en el compañerismo, en la palabra, en la mirada, en el silencio.
–¿Qué te dio y que te quitó la fama?
–Me quitó el anonimato. ¿Y qué me dio? La paciencia y la tolerancia.
–¿Qué pensás que hay en vos que te vuelve un personaje atractivo para la prensa?
–No lo sé, nunca lo descifré. Decímelo vos.
–Creo que a pesar de estar muy expuesta, sos misteriosa: no se sabe muy bien con quién estás, si tenés un buen vínculo con Gonzalo Valenzuela o no, si te llevás bien con tu madre o no…
–Entonces me voy a declarar una chica misteriosa. [Se ríe].
–¿Cuáles fueron tus golpes de suerte en la vida y en la profesión?
–Tuve la suerte de que mi abuela fuera quien es, que lo conociera a Marcelo Tinelli y que él me ofreciera un trabajo [en la tira Costumbres argentinas, en 2003]. Pero nadie me regaló nada, yo siempre trabajé mucho, a la par de cualquier otra actriz o actor con el que me tocó compartir una filmación o una grabación. Haber conocido al padre de mis hijos en mi trabajo, ese puede haber sido otro golpe de suerte en mi vida.
–¿Qué te ayuda a mantener los pies en la tierra?
–Mis tres hijos, los únicos.
–¿Cómo te definirías hoy?
–Como una buscadora, una curiosa.
–¿Estás de novia?
–No sé si de novia, es una palabra tan rara…
–¿Estás enamorada?
–Esa es otra palabra que define mucho, no sabría decirte.
–¿Estado sentimental entonces?
–Muy bien, muy feliz.
Texto: Sebastián Fernández Zini
Fotos: Sol Abadi
Producción: Anita Korman
Maquillaje: Mauricio Catarain
Peinado: Cristian Sepúlveda, para Infinito Studio Hair, con productos Schwarzkopf
Agradecimientos: Club San Fernando, Azares Eventos, Estudio Marisa Tenguerian, Roma Renom, Jazmín Chebar, Evangelina Bomparola, Javier Saiach, Valdez, Fahoma, Escorihuela Gascón, Antigüedades La Rueda y @chez_marie_ph
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