Juan Yacuzzi: los peligros de la fama, las noches con Diego Maradona, su enojo con Carmen Barbieri y por qué dejó de actuar
El actor actualmente es director de prensa en una conocida empresa de eventos; además prefiere producir, dirigir y escribir antes que pararse en un escenario o frente a una cámara
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Empezó a trabajar a los 7 años y rápidamente encontró un lugar en la televisión, primero en Festilindo y Montaña rusa, y después en Cebollitas. En todos estos años Juan Gabriel Yacuzzi siguió ligado a los medios, aunque hoy trabaja como director de prensa de una compañía de eventos y tiene muchos otros proyectos en camino.
En una charla con LA NACION, el actor recuerda su amistad con Diego Maradona y dice que la cinta de capitán que usó en la tira infantil era un regalo suyo y que la había lucido en el Mundial ‘86. Además, cuenta que tiene ganas de hacer una segunda parte de Cebollitas veinticinco años después, se refiere a los maltratos que padeció en las grabaciones de la ficción y habla de su experiencia en Ecuador, país al que llevó por primera vez un espectáculo de revista.
Hizo publicidades y desfiles, pero su pasión era el fútbol hasta que su hermana Jezabel, que estudiaba teatro y canto, entró a Festilindo; al tiempo, los productores del ciclo conocieron a Juan, lo invitaron a ser parte del programa y él aceptó sin dudarlo. Se lo tomó en serio, estudió las coreografías, las canciones y allí estuvo algunos años en los que hizo teatro, televisión y giras por todo el país. Después entró en Sin condena, el unitario de Canal 9, y tuvo su gran oportunidad en Montaña rusa, donde interpretó al hermano menor de Nancy Dupláa y hermanastro de Gastón Pauls. “Ya tenía 12 años, iba al colegio a la mañana y al mediodía entraba al estudio a grabar, a veces hasta la medianoche. Hicimos teatro en el Broadway y fue una experiencia muy linda”, recuerda Yacuzzi.
Al año de despedirse de Montaña rusa, se sumó a Cebollitas para ser Coqui, el capitán del equipo. “Tenía la camiseta número 9 y la cintita de capitán era la que me regaló Diego (Maradona) y usó en el Mundial del ‘86. Dalma estaba en el programa y ella era la más chiquita del elenco y yo el más grande, así que pegamos onda desde el primer día; me contó que era fan de Montaña rusa y que había ido al teatro y me había pedido un autógrafo, y hasta hoy la cargo por eso. Mi vieja se llevaba re bien con Claudia [Villafañe], mi viejo con Diego y tuvimos una muy linda amistad”, subraya.
-¿Esa relación con Diego continuó en el tiempo?
-Sí, durante muchos años, hasta que se fue a Cuba. Tengo los mejores recuerdos. Tengo muchas cosas de Diego como esa cintita, pero lo que me quedaron son las vivencias, los partidos de fútbol, las veces que salíamos juntos a bailar, su cumpleaños de 40. Yo tendría 17 años y por ahí iba a un cumple de Dalma y después salíamos con Diego. O nos juntábamos en Sunset, donde teníamos un VIP y la pasábamos genial. Muchas veces salíamos de joda y algún fin de semana íbamos con las familias a la quinta de Tortuguitas a pasar el día. Y muchas veces me quedé de dormir en su casa; prácticamente tenía una habitación en la casa de Claudia (risas); ellos todavía estaban juntos. Fuimos muy amigos y hoy sigo hablando con Claudia.
-¿Con Dalma seguís hablando?
-Si nos cruzamos está todo bien, pero perdimos el día a día. Somos como primos que no se ven durante mucho y cuando se encuentran tienen esa confianza de toda la vida.
-Cebollitas unió tus dos pasiones, el fútbol y la actuación…
-Yo jugaba en Chicago: mi viejo de joven era jugador de fútbol y estuvo en la Primera de Chicago. Y yo iba por ese camino. Lo que pasa es que en un momento tuve que elegir entre la actuación y el fútbol, porque salía de la escuela, iba a grabar y no tenía más tiempo. Dejé los botines y me decidí por actuar, y Cebollitas fue genial porque se juntaban las dos cosas que me gustaban. Me vino al pelo eso. Nunca imaginé que íbamos a tener tanto éxito y todavía hoy me reconocen y me dicen que marcamos su infancia. Después hice películas, participaciones en unitarios como Tiempofinal, estuve en VideoMatch en un sketch que se llamaba “La peor clase de tu vida” y eran alumnos que molestaban a un profesor. Participé en la película Niños del hombre, que dirigió Alfonso Cuarón y tuvo tres nominaciones al Oscar. Lo último que hice fue la película Yo, adolescente, que se estrenó en el 2020.
-¿Es verdad que querías hacer una segunda parte de Cebollitas?
-Sí, tenía la idea de hacer la segunda parte con el mismo elenco, contando el paso del tiempo. Lo pensamos con Dalma, pero quedó en la nada. Después lo retomé, logré reunir todas las piezas y estuve a punto de concretarlo, pero surgió otro proyecto y lo archivé. Hoy sigue guardado. La gente lo quería, pedía Cebollitas.
-Hablás de lindos recuerdos, pero hace unos años denunciaste malos tratos en ese programa…
-Eso surgió cuando me preguntaron si quería que mi hijo Francesco siguiera mis pasos. Y yo contesté que hoy no se podría hacer porque existen los celulares. Lo que quise decir es que nosotros naturalizábamos ciertas cosas que hoy por hoy no están permitidas, como los gritos de los directores, pequeñas amenazas cuando nos decían que si no hacíamos las cosas bien había mil chicos esperando estar en nuestro lugar, o nos dejaban encerrados en un cuarto para que esté todo en orden y nos quedemos juntos pero era de 2 x 2... A veces estábamos más de diez horas ahí. Fueron cosas que pasaron y que gracias a dios muchos de los chicos me apoyaron y contaron su experiencia. Esas cosas pasaron.
-Carmen Barbieri te desmintió en su momento. ¿Por qué creés que lo hizo?
-Ella venía a grabar una o dos tomas por día y nosotros, que éramos los protagonistas, teníamos 25 y nos pasábamos el día entero grabando. Al día de hoy no pidió disculpas; ni siquiera se retractó cuando vio que todos decíamos lo mismo y nos trató de mentirosos. Lo importante es que haya servido para que esas cosas no vuelvan a pasar y que las personas que trabajen con niños estén capacitadas, tanto directores como productores. Esas cosas se tienen que modificar y ese fue nuestro objetivo cuando lo contamos.
-¿Por qué dejaste de actuar?
-Cada tanto hago algo, pero me gusta producir, dirigir, escribir y hoy hago todo eso con los realities que son idea mía, hago la producción... Escribí el primer capítulo del que va a salir al aire pronto sobre la vida de Celeste Muriega y Christian Sancho. Tengo esa libertad para proponer y me escuchan.
-¿Nunca trabajaste de otra cosa?
-Terminé la secundaria a duras penas (risas). Ya estaba trabajando a full y no tuve tiempo de estudiar una carrera. Quería hacer producción y dirección y no lo aprendí en una escuela, pero sí en la práctica, porque es lo que hago desde hace años. Siempre trabajé en algo relacionado al medio. Y viví un año en Ecuador.
-¿Qué hiciste en Ecuador?
-Me conocen mucho por Cebollitas, que fue un éxito total. Cuando llegué tuve que dar una conferencia de prensa, no podía caminar por la calle, parecía que el programa había sido reciente y habían pasado muchos años. Porque estoy hablando del 2016. Fui jurado de un Bailando, hice participaciones en series hasta que me enteré que no existía el teatro de revistas y decidí llevarlo. Escribí una obra, armé en elenco con los mejores de Ecuador y llevé a Pablo Granados, a quien amaban por VideoMatch, a Valeria Britos, porque La nena fue furor, algunos chicos de Cebollitas y armé un teatro de revistas con una mega producción que fue un enorme éxito. Estuvo muy bueno.
-¿Por qué volviste a nuestro país?
-En realidad, había ido de vacaciones por tres meses con mi mujer y terminamos quedándonos un año. Nos embarazamos y en un momento tuvimos que tomar una decisión, porque si nos quedábamos iba a nacer en Ecuador. Ella se vino antes, yo terminé con la obra y me vine. Hoy Francesco tiene 6 años y tenemos una nena de 1 año y se llama Brunella. Mi mujer se llama Camila Luna Famá.
-¿Cómo se conocieron?
-En un boliche y fue un flechazo. Desde ese día hasta hoy no nos separamos; hace siete años que estamos juntos. Ella no tiene nada que ver con el medio, de hecho no mira televisión y no conoce ni a los más mediáticos. Tampoco me conocía a mí.
-Durante algunos años tuviste mucho éxito, ¿cómo manejaste la fama y qué pasó cuando mermó?
-Fue muy loco vivir toda esa exposición siendo tan chiquito. Una vez fuimos a Corrientes y nos subieron a un primer piso para saludar y fue impresionante porque hasta donde me daban los ojos, veía gente. Teníamos que salir en cajones para que la gente no nos descubriera. Yo venía con cancha por lo que fue Montaña rusa, y no podíamos caminar cuando hacíamos teatro. Y les daba consejos a mis compañeros de Cebollitas. La fama no es para cualquiera, no es fácil porque necesitás tener los pies sobre la tierra; hoy estás allá arriba y mañana nadie te da bola. Te aparecen amigos de todos lados que desaparecen cuando termina el programa exitoso y baja la popularidad. No hay que comerse ese éxito.
-¿Quién te ayudaba a vos a lidiar con la fama?
-Mi familia y mis amigos me ayudaron a no creérmela. Si te come el orgullo o los dos minutos de fama, después es difícil volver a la realidad. Yo siempre la tuve bastante clara y supe manejarme, me parece. Mis padres me bancan, me apoyan, me aconsejan. Otros chicos trabajaron porque querían los padres, y cuando crecieron se dedicaron a otra cosa; ahí te dás cuenta que les gustaba más a los padres que a los chicos. En mi caso fue una elección, siempre me preguntaron y yo decidía. Hoy sigo estando en el medio por elección propia.
-¿Qué hacés hoy?
-Soy director de prensa de los 57 salones de eventos Jano’s, incluido en Palacio Sans Sauci y ahora el parador de las Playas del Faro, en Mar del Plata. Hace un año un amigo me recomendó y acá estoy, con otros proyectos. Estaba trabajando en la parte comercial de América TV y en la producción de Noche al Dente. Pensaba hacer las dos cosas hasta que tuve que elegir y me quedé con Jano’s donde también soy productor de los realities. El primero que va a salir al aire en eltrece es el de la vida de Celeste Muriega y Christian Sancho; la idea es mostrar cómo se hace un casamiento, una fiesta de quince, desde la idea hasta el día del evento, mostrando el paso a paso: la elección del salón, la degustación del catering, la ambientación, la técnica, el DJ, y los vestidos y trajes. Y estamos proyectando dos realities más o quizá sean reels y son los 15 años de Muna, la hija de Agustina Cherri y Gastón Pauls. Me la jugué y no me arrepiento porque estoy cómodo, feliz y hay mucho por hacer; esto recién arranca.
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