Acaba de estrenar Súper Súper en elnueve, participa en ShowMatch y conduce un programa de radio. En una extensa charla con LA NACIÓN confiesa cuál es su vínculo real con Marcelo Tinelli, recuerda sus miedos cuando contrajo Covid-19 y minimiza el entredicho en redes con Julieta Díaz
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La entrevista por videoconferencia lo encuentra en la habitación de sus hijos en su casa del barrio de Villa Devoto, su lugar de toda la vida. No desentona en medio de ese contexto de paredes estampadas con superhéroes modelo siglo XXl. Hay algo de eterno niño en José María Listorti, no por inmadurez, sino por la sensación de sorpresa que aún le despierta el camino recorrido con su trabajo y su consecuente popularidad.
“Después de tantos años, es muy reconfortante seguir vigente”, se sincera en el comienzo de la charla con LA NACION. Como un chico con un juguete nuevo, de movida se entusiasma contando sobre su nueva aventura laboral. Acaba de estrenar Súper Súper, el formato producido por LaFlia, la compañía de Marcelo Tinelli, que propone diversos juegos dentro de un supermercado. Por elnueve, el flamante ciclo tiene una edición diaria a las 16 y otra que sale los sábados, a las 22, con la participación de figuras famosas. “Hace dos años que les vengo insistiendo al Chato Prada y a Federico Hoppe con este proyecto, me interesaba ese contexto que todos conocemos”, señala.
-El supermercado es un ámbito muy familiar, reconocible, cercano, ¿eso favorece la empatía con el televidente?
-Sí, aunque no vayas a hacer las compras, consumís lo que allí se vende. Me parece que hemos generado un formato dinámico, donde aprovechamos la fabulosa escenografía que se montó en un estudio de 500 metros cuadrados en elnueve.
Góndolas repletas de mercadería, changuitos con cámaras incorporadas, balanzas para pesar frutas y verduras y hasta un scanner para decodificar el precio de los productos. Cualquier similitud con la realidad, no es pura coincidencia. “En cada emisión participan dos equipos con dos integrantes cada uno, lo cual es ideal porque conforman una misma burbuja sanitaria”, reconoce el conductor. Los jugadores deben cumplir con diversas consignas que van desde la memorización hasta la habilidad para comprar ceñidos a un importe.
-¿Cómo te llevás con las compras hogareñas?
-Me encanta ir al supermercado. Por falta de tiempo, no voy tanto como quisiera, pero me fascina ir a los híper, buscar todo tipo de productos y comparar.
-¿Conocés el valor de los productos?
-No memorizo un solo precio. Miro las ofertas, pero me pueden engañar tranquilamente.
-¿Tu mujer va al supermercado o es una tarea en la que tenés exclusividad?
-Mónica va, pero, durante la pandemia, le pedimos delivery al chino que está cerca de casa y es amigo nuestro.
Listorti nunca fue hombre de un solo trabajo, aunque pocas veces ha tenido una agenda laboral tan intensa como la actual. “Estoy contento, pero un poco asustado, porque, a veces, me siento cansado”, reflexiona ante la enumeración de todas sus actividades. Es que, además de conducir Súper Súper, es uno de los integrantes del staff de ShowMatch, donde dentro del segmento “Politichef”, personifica a Sergio Berni, el ministro de Seguridad de la Provincia de Buenos Aires. En simultáneo, diariamente conduce Re tarde por radio Pop y se reserva un momento del día para realizar algunas humoradas en su cuenta de Instagram, generalmente junto a Mónica González, su mujer y madre de sus dos hijos. Locutor, actor, conductor y humorista, espectro extendido para el pibe de Devoto que soñaba con llegar a la televisión y no sabía cómo.
Formatos
Más allá del deseo de Listorti por conducir un programa ambientado en un supermercado, lo cierto es que la televisión argentina ya conoció Sume y lleve, emitido en 1987 por la señal de Canal 9 y conducido por Emilio Disi y Dorys del Valle, y luego por Ana María Campoy, Daniel Castex y María Inés Cristante. En 1996, también por Canal 9, se estrenó una remake titulada Clink Caja con la conducción de Berugo Carámbula.
El último domingo, el histórico productor Eduardo Metzger, responsable de Sume y lleve y Clink Caja, se despachó en su cuenta de Twitter detallando reuniones con productores de LaFlia con vistas a una reposición del formato. Sin embargo, los contactos quedaron truncos y la empresa liderada por Marcelo Tinelli estrenó Súper Súper, programa en el que Metzger encuentra similitudes con sus recordadas creaciones. En su carácter de conductor, Listorti se encuentra al margen de este ida y vuelta: “No soy voz autorizada para hablar del tema”, reconoce el animador, ajeno a este conflicto en torno a los derechos de una idea original que podría dirimirse en la Justicia.
En pandemia
En septiembre del año pasado padeció el contagio de Covid-19 y un principio de neumonía ameritó la internación en un sanatorio del barrio de Palermo durante una semana: “Sería injusto decir que me asusté, pero me sonó la alarma cuando le pregunté a la doctora qué pasaba si la neumonía seguía avanzando sobre el pulmón”.
-¿Qué te respondió?
-Hizo silencio.
-Todo dicho.
-A los segundos me dijo: “Eso no va a pasar”, ahí entendí que no había una solución posible y que esa era la causa de gran parte de los fallecimientos. En ese momento, se me movió la estantería.
-Al estar tan expuesto por tu trabajo, ¿te cuidabas por demás?
-Siempre me cuidé, pero nunca fui de tener obsesiones como limpiarle las patitas al perro o sacarme la ropa y bañarme ni bien llegaba a casa. Eso jamás lo hice porque me han explicado que no es esa la vía de contagio, sino que solo se produce de persona a persona. En el canal siempre uso barbijo y cuido el distanciamiento, pero sin paranoia. Creo que hay que tratar de hacer una vida normal con muchos protocolos. En la calle existe la inseguridad y no por eso uno se queda encerrado. Con el Covid pasa algo parecido, hay que tratar de no aislarse, pero manteniendo los cuidados.
-¿Cómo fue la recuperación?
-El post Covid fue feo.
-¿Por qué?
-Cuando salí de la clínica, supuse que, casi al día siguiente, iba a volver al trabajo, pero no podía, no me sentía con ganas, estaba cansado. Por momentos, imaginé que tenía depresión porque deambulaba por la casa sin ganas de nada, comía porque tenía que comer.
-El regreso a la actividad, ¿fue complejo?
-Cuando volví al canal, me agitaba y me cansaba. Eso me duró como un mes y me asustó.
-Si José María Listorti padece depresión, ¿qué queda para el resto? ¿Sos consciente de esa presión por ser siempre el generador de climas festivos?
-No conozco la depresión, pero tengo muchos días de bajón. Creo que se me nota en cámara y lo perciben mis compañeros. Dos o tres veces por año padezco esas crisis.
-¿A qué se debe?
-Me pregunto qué hago en el lugar en el que estoy, siento que no tengo ganas de trabajar. Le sucede a todo el mundo. Vos, sin ir más lejos, quizás no tenés ganas de entrevistarme.
-Tengo ganas de entrevistarte.
-La diferencia con los que hacemos televisión es que tenemos que poner la cara y estar sonrientes a pesar de todo. Incluso, es una exigencia de la calle, la gente no soporta que uno no esté pleno y divertido. Me he cruzado con gente que se enojó porque no la saludé. No me reclaman que no les haya devuelto un saludo, sino que, directamente, no tuve la iniciativa de saludarlos. Me ha pasado que me dijeran: “Qué maleducado, ¿por qué no saludás?”.
-¿Qué respondiste?
-”Señora, no la conozco”, es muy loco. Cuesta estar sonriente todo el tiempo.
-A los humoristas se les demanda que ejerzan el humor en su vida cotidiana.
-Siempre pongo el mismo ejemplo: si voy a una fiesta donde casi no conozco a nadie y entro saludando y haciendo chistes, me van a decir que me quiero hacer el gracioso para llamar la atención. Si entro serio, me pondrán el mote de antipático. Como nunca se conforma a todos, hay que hacer lo que uno tiene ganas.
Redes
“Soy influencer”, bromea ante sus ocupaciones en las redes sociales. En los últimos tiempos, junto con su mujer, protagoniza algunas parodias de situaciones domésticas muy bien recibidas por el público. El trabajo de la vida conyugal representado con humor y con tips muy reconocibles por cualquier matrimonio, llevados a un hilarante paroxismo. Sin embargo, la actriz Julieta Díaz no recibió de buen grado esos sketchs e intentó solidarizarse con la madre de los hijos de Listorti ante la percepción de un humor machista y abusivo, pero tal situación no fue avalada por la propia mujer del actor: “Cuando eso sucedió, no salí a hablar ni acepté a que Mónica estuviese en el programa que hacía con Denise (Dumas). No quise instalar algo que no era, no me interesaba que se pensase que estaba en contra del feminismo. Estoy ciento por ciento por ciento a favor de la lucha del feminismo, de la paridad de género, de la igualdad de sueldo. Mano a mano y codo a codo con la lucha de las mujeres. Y, desde ya, con el más absoluto repudio a los femicidios”.
-¿No salir a hablar era una forma de neutralizar la polémica?
-No quería que se planteara que estaba enfrentado a Julieta (Díaz) o al feminismo. Jamás me interesó armar una guerra contra Julieta Díaz, a quien admiro y aprecio como artista.
-¿Te afectaron las palabras de la actriz?
-Creo que le dolió más a Mónica.
-Mónica y Julieta mantuvieron una charla posterior.
-Sí, Julieta le mandó un mensaje privado y Mónica le respondió. Fue el comienzo de un intercambio de mensajes cordiales, al punto que terminaron coincidiendo que iban a terminar como buenas amigas. En ese sentido, Julieta se ha portado muy bien y se lo agradezco. Las dos la pasaron mal, porque ambas recibieron insultos, y eso no está bueno. Justamente, si las chicas luchan contra un patriarcado, no suman las agresiones.
-¿Cómo atraviesa el humor a la sociedad actual?
-El humor es la única expresión artística a la que se le reclaman límites. Un pintor pinta lo que se le ocurre, un compositor y un poeta crean lo que sienten, pero los que hacemos humor tenemos que tener límites. No avalo todo lo que se dice en un chiste, como un novelista que escribe sobre asesinatos tampoco aprueba eso. El humor es ficción, no entiendo por qué se lo toma de manera literal.
-Como humorista, ¿no te planteás ningún límite en cuanto a temáticas a abordar?
-Me gustaría no planteármelo, pero lo hago cuando siento que puede herir. De todos modos, siempre alguien se puede sentir tocado, porque el humor es políticamente incorrecto, va a contramano de lo que tendría que pasar. Por eso nos reímos si alguien se tropieza en la calle porque es algo que no debería suceder. La lejanía con un hecho, ayuda, se dice que humor es tragedia más tiempo. Hoy podemos hacer una broma sobre el Titanic, pero cuando sucedió el hundimiento, no hubiese sido aceptado.
-“Politichef”, ¿es una crítica a los políticos desde la caricatura?
-Sin dudas, así sucedió también con “Los Raporteros” o con “Gran Cuñado”, y, antes, ya lo hacía Tato Bores. El tema con el humor político es que, si hacés un chiste sobre Macri te catalogan de K que recibe sobres de Cristina y si decís algo sobre Cristina sos macrista o gorila.
-Entonces…
-Nosotros no operamos, hacemos humor. Somos artistas, no estamos buscando el sobre ni que se caiga un gobierno o suba otro. Si Alberto Fernández habla de los orígenes de los argentinos y se mete con la selva, ¿no voy a hacer un chiste con eso? Si Macri, en la mesa de Juanita (Viale), dice que, siendo presidente, a las siete de la tarde se ponía a ver Netflix, ¿no voy a hacer un chiste con eso? Me la están dejando servida. Un chiste es un chiste y vuelvo sobre lo mismo, cuando se hace un chiste no se avala lo que se dice, es ficción.
-Sergio Berni es un personaje complejo, ¿cómo lo construiste?
-No soy imitador, soy caradura. Le exacerbé la cosa militar y la máscara de Parilla [el maquillador] es perfecta.
-¿Tuviste contacto con él?
-No, pero me gustaría conocerlo.
-¿No te escribió? ¿No hubo devolución?
-No, tampoco lo hicieron ni Cobos ni Capitanich cuando los hice.
Destino
-Sos una persona muy conocida y muy querida. Mirando hacia atrás, ¿soñabas con desarrollar una carrera tan popular?
-Mi viejo era carnicero y mi mamá ama de casa, no tenía ningún contacto con el mundo de la televisión y, en aquellos tiempos, no era tan fácil entrar, había solo cuatro canales. Sin embargo, soñaba con todo esto pero, cuando lo intentaba, volvía muy bajoneado a casa, no había oportunidades. Me preguntaba cómo hacer para llegar, para demostrar lo que podía hacer, si ni siquiera me permitían una prueba. No tenía representante, no sabía cómo se hacía.
-¿Cuándo ingresás al medio?
-Arranqué en 1993, cuando ya tenía mi carnet de locutor, luego de estudiar en el COSAL.
-¿Cómo sucedió?
-Estaba a punto de tirar la toalla cuando le mandé al Chato Prada un video de una cámara oculta que había hecho de manera casera. Un amigo me grabó desde su auto con vidrios polarizados, mientras yo hacía que me desmayaba en la calle, creo que le puse de título: “José María desmayado”. Eso le causó gracia al Chato Prada, que fue quien me llamó. Hubo que pelearla, nunca nadie te va a ir a buscar a tu casa.
-En aquellos comienzos, mientras estudiabas en el COSAL, también trabajaste con Mario Pergolini.
-Sí, en la Rock & Pop, tenía 18 años. Lo hacía gratis, pero para mí era un curso acelerado, esa era mi filosofía. Me tomaba el 105 en Devoto y me bajaba en Correo Central, de ahí caminaba hasta la radio, donde hacía notas para Mario. Fue una gran experiencia.
-Una cámara oculta casera fue la llave para integrar las huestes de los programas de Marcelo Tinelli y convertirte en un colaborador histórico. ¿Cómo es tu vínculo con él?
-Tengo una muy buena relación con Tinelli porque no lo molesto. Si te muestro mi historial de WhatsApp, hablé hace unos días para conversar sobre el nuevo programa, pero hacía dos meses que no tenía contacto con él. No lo jodo para nada, no le chupo las medias ni le estoy todo el tiempo atrás, no me gusta ser cargoso. Muy de vez en cuando puedo molestarlo por algún tema personal, pero no tengo una relación fluida. Mi relación con Tinelli es de jefe a empleado. Sé que hay como una competencia entre mucha gente por ver si los invita a la casa o no, a mí no me interesa eso. A gente como Tinelli, cuanto menos problemas le lleves, mejor la pasás.
-Alguna vez, ¿te has peleado con él?
-Sí...
Listorti se ríe recordando aquellos breves intervalos en el vínculo: “Se ha peleado conmigo y yo con él”.
-¿Cuál fue la razón?
-Me da vergüenza decirlo, no lo quiero contar. No sé si querrá que lo cuente, que lo haga él.
-¿Cómo fue la pelea?
-En una reunión me trató muy distante, señal que se había re calentado. En dos ocasiones se enojó.
-¿Tenía que ver con algo laboral o personal?
-Siempre fue por temas de trabajo, pero tenía un vínculo con lo personal...
Nostalgias
En 2013, la siempre intensa carrera de Listorti se tomó una pausa. Causalidades del destino, ese tiempo ocioso le permitió acompañar a su padre en sus últimos tiempos de vida: “Se le había generado un tumor en el cerebro y pude acompañarlo en todo su tratamiento, me hizo muy bien estar a su lado, pero fue un dolor grande”.
El vínculo entre ellos siempre fue fluido, al punto tal que el padre ofició de secretario de su hijo: “En un momento se había quedado sin trabajo y buscaba una remisería para ofrecerse como chofer, pero preferí que fuese una especie de secretario mío y me ayudase en la organización de mis papeles, pago de impuestos y temas contables. Le dije que yo trabajaba para darme mis gustos y que uno de esos gustos era que él no trabajase afuera. Fue una gran pérdida desde lo emocional y como compañero”.
-¿Qué sentís que tenés de él?
-Me vas a hacer llorar.
-No es la idea.
-Me enseñó las cosas básicas y esenciales: ser buena gente y muy trabajador. Mi viejo, a los 14 años, dejó el colegio para trabajar de ayudante de carnicero. De grande, lo recuerdo volver del trabajo y ponerse a arreglar las cosas de la casa. Me parece que, en este país, se perdió la cultura del trabajo, es una lástima. Tener una ocupación es una bendición, te dignifica, te hace sentir útil. Hay mucha gente que no puede trabajar y otra que no quiere. Un país se hace con educación y trabajo, no se necesita otra cosa, con eso seríamos potencia.
-¿Cómo convive el vecino de Devoto con la personalidad famosa?
-Trabajo de trabajar en la tele, pero soy un tipo normal. La época de las estrellas intocables ya pasó, se quedó en los ´90. Ya ni Susana Giménez ni Marcelo Tinelli son intocables, te muestran sus familias, se sacan fotos sin maquillaje, los perros les saltan encima. En mi caso, hago las compras, tengo a mis amigos de siempre, tomo mate y voy a la plaza con mis hijos y los llevo al colegio o al campo de deportes.
-¿Hay posibilidad de un tercer hijo?
-No, con Mónica cerramos la fábrica, al menos así está planeado.
Luego de más de una hora de charla, Listorti saluda y anticipa su próxima ocupación: “Me voy a grabar un video con Mónica”.
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