José María Listorti: "Me dolió muchísimo lo que pasó y me hubiera gustado que Marcela Coronel se quedara"
Es uno de esos tipos que siempre tiene un chiste a mano para tirar en el momento justo y provocar carcajadas. Empezó a trabajar en 1994 de la mano de Marcelo Tinelli y hoy sigue bajo su ala, con una trayectoria que lo llevó a hacer cine, radio, televisión y, sobre todo, humor. A diferencia de lo que le sucedió a muchos, a José María Listorti no le mermó el trabajo por la cuarentena por la pandemia del coronavirus. Todo lo contrario. Conduce Hay que ver por elnueve, de lunes a viernes, y también hace radio diariamente en la Pop, con Re tarde. Y el sábado 29 de agosto, a las 22, hará un espectáculo de humor, por streaming, junto a Fredy Villarreal y Sebastián Almada, Tertawa. "No tuve tiempo de mirar fotos viejas, ni de revisar placares ni de aburrirme ni un segundo. En pandemia hice todo: tele, radio, streaming y hasta una película con Alexis Puig, Avistaje, que grabamos con celulares, cada uno en su casa", le detalla Listorti a LA NACION.
-Tertawa es un nombre extraño para un espectáculo, ¿qué significa?
-Quiere decir carcajada, es indonesio y es la intención del espectáculo. Siempre nos juntamos con Sebastián (Almada) y Fredy (Villarreal) para trabajar y en su momento también estaba Pedro (Alfonso). Teníamos encarpetados un montón de sketches y cuando apareció la posibilidad de hacer streaming, los desempolvamos, los modificamos un poco, los ensayamos por Zoom y a veces en forma presencial y ya lo tenemos armado. El espectáculo es muy divertido, con sketches en distintos ámbitos, con música. Nos divertimos mucho ensayándolo y sabemos que la gente la va a pasar bien, en la comodidad de su casa. ¡Y siempre van a estar en primera fila! Estaremos en vivo, en un teatro, con protocolo, y también vamos a hacer humor con eso.
-Después de tantos años de trabajar juntos, deben conocerse todos los gestos, ¿facilita el trabajo o lo complica?
-Lo facilita, claro. A Fredy lo conozco desde mucho antes de estar en los medios. En el ’92 estudiábamos locución en el Cosal y nos recibimos juntos. Después empezamos a trabajar en radio y luego en Videomatch y ShowMatch. Conocemos a nuestras familias, estamos en los momentos buenos y malos. Nos conocemos de memoria, sabemos qué chiste nos va a causar gracia y cuál no, y a Sebas lo conocí un poco después, pero también hace un montón de años. En Videomatch hicimos viajes, compartimos habitación con Fredy muchas veces y durante varias semanas también, almorzamos, cenamos y pasamos las 24 horas del día juntos. No sólo nos vemos en el trabajo. Por eso cuando me dicen que este medio es difícil, lo tomo con pinzas porque yo hice muchos amigos. Los complicados son los cuatro o cinco que aparecen en los programas de televisión. Estamos muy contentos con Tertawa y me parece que el streaming es un recurso que vino para quedarse y que puede convivir con el cine y el teatro. Es una opción más.
-En los últimos años hubo un cambio en el tipo de humor que se hace. Muchas veces dijiste, por ejemplo, que no podrías hacer hoy el humor de Videomach y sus cámaras ocultas. ¿Te costó adaptarte?
-El mundo cambió y no me avergüenza porque me pongo en el contexto, pero a veces pienso: "¡A la miércoles, mirá lo que decíamos!" Me pasa también viendo películas naif de Alberto Olmedo y Jorge Porcel o de Juan Carlos Calabró y Minguito y no puedo creer los chistes que tiraban o cómo le miraban la cola a las mujeres. Sin embargo, era normal. En algún punto me da vergüenza ver el humor que hacíamos, pero me daba vergüenza en su momento también. Me daba mucha incomodidad porque ese era el objetivo de la cámara oculta: poner incómoda a la gente y en esa incomodidad, te reías. Hay muchas formas de incomodar y la que más me divertía era la vergüenza ajena, por ejemplo, cuando hacía un poema o bailaba estúpidamente. Eso me causaba mucha gracia. Después una incomodidad más heavy era la de estar desnudo frente a los otros o romper un auto. Si bien el humor cambió y ya no hay chistes homofóbicos o de violencia o cosificación a la mujer, creo que hoy no podríamos romperle el auto a una persona. Sería un feo ejemplo, por más que después pagábamos el auto a un valor mayor y le regalábamos una televisión. El cambio de humor fue muy abrupto, de un día para el otro, al menos así lo sentí yo. Me costó adaptarme porque me encanta el humor negro y camino siempre sobre la cornisa. Sé a quienes les puedo hacer un chiste y a quiénes no, a quiénes puedo joder con temas de enfermedad y con quiénes no. Obviamente en la tele o la radio no lo haría ni loco. Nos tenemos que adaptar a este cambio y lo estamos logrando. Hay generaciones que nos exigen un cambio y está bien pero también tenemos que pedirles que nos tengan paciencia porque venimos de años de hablar de una forma y se te puede patinar de vez en cuando. Y más cuando estás expuesto tanto tiempo en redes sociales, tele, radio y podés poner mal una coma o tener un comentario desafortunado. Me puedo equivocar y confundir, pero trato de construirme y aprender todos los días cómo abordar los temas. Intento no cometer los errores que ya cometí abordando temas de salud, de violencia de género. Lo voy transitando y aprendo.
-Hace unos meses se hablaba del regreso de ShowMatch, ¿qué pasó?
-Tuvimos reuniones con Marcelo [Tinelli] e incluso ya teníamos casi el contrato firmado, de palabra, y estaba arreglada la cuestión económica también. Estaba todo bien para empezar pero no se pudo por el protocolo de actores, que nunca se aprobó para poder trabajar. Por eso surgió la idea de hacer el Cantando 2020, porque no hay contacto físico.
-Debes ser una de las pocas personas que no sufre la cuarentena y, además, sumaste trabajo, ¿algún secreto?
-Es verdad, nunca dejé de laburar. La verdad que no la sufrí. Es más, hasta me daba un poco de envidia escuchar a mis amigos decir que habían estado todo el día en la cama o mirando televisión. Yo no paré un segundo. Sumale que abrí TikTok y el Instagram porque no quiero quedarme afuera de las nuevas tendencias; parte de este trabajo es actualizarte para permanecer. Y eso genera un laburo porque es como una adicción. Por otra parte, se activó una parte comercial del Instagram y las marcas te piden que hagas un videíto divertido de un producto y es otro trabajo. Es una bendición tener tanto trabajo y al mismo tiempo no deja de ser un riesgo porque saliendo a la calle, te exponés. Vivo con mi mujer, Mónica, y con mis hijos Franco (10) y Bruno (6), y mi mamá vive a seis cuadras de casa. Las primeras semanas de la cuarentena no la vi, pero después empecé a entrar a su casa con barbijo porque no es fácil estar sola tantos meses para una persona grande. A veces me llamaba llorando y eso me asustaba, me preocupaba, me dolía. En un punto tenés que empezar a equilibrar entre salud física y mental.
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-Decís que no querés estar desactualizado, ¿te es fácil transformarte para seguir vigente?
-Lo intento. Si me preguntabas hace años si iba a conducir un programa de espectáculos hubiera dicho que no, que yo hago humor. Y empecé a hacer Este es el show, que primero tenía mucho humor, y cuando me quise acordar estaba haciendo un debate sobre aborto, violencia de género... Es así, vas abriendo puertas y reinventándote, y me gusta conducir también. Este es el show me llevó a conducir Cantando por un sueño, Sábado show, Canta si puedes.
-¿Fue Tinelli quién te propuso este nuevo camino?
-La verdad es que no me acuerdo, ¡pasaron 13 años! Me acuerdo que, de repente, ya estaba conduciendo. Tengo contacto diario con el Chato Prada y Federico Hoppe, que fueron quienes me llamaron para hacer Este es el show.
-¿Y con Marcelo hablás?
-Sí, pero no a diario. No lo molesto para nada. Sé que si le mandás un mensaje, te contesta enseguida. Lo llamo por cosas muy puntuales o le mando algún mensaje como por ejemplo cuando se separó de Guillermina (Valdes) para saber cómo estaba o por el cumpleaños. Si me fijo el historial de WhastApp con Marcelo, la última conversación habrá sido hace un mes y medio. Tampoco estamos haciendo radio ni televisión juntos y joder por joderlo, para cholulear, no me da. Me parece que ese es uno de los secretos por los cuales me llevo tan bien con él, después de tanto tiempo. Soy todo lo que la gente piensa que no soy. Seguramente creerán que soy chupamedias y nada que ver, ni lo molesto. No le pregunto nada para sacar información tampoco.
-¿Cómo viviste la pelea entre Denise Dumas y Marcela Coronel siendo amigo de las dos?
-Me dolió mucho y por eso no quise hablar en ese momento. Me dolía la cabeza del estrés, de los nervios, de la bronca porque fue un mal entendido de dos buenas personas. No me entraba en la cabeza cómo se armó semejante despelote cuando ninguna de las dos quería herir a la otra. ¿Qué pasó? Si se quieren y nos conocemos hace años y no había una rispidez. ¡No pasaba nada! Quizá también tiene que ver con el efecto cuarentena, estamos todos muy susceptibles, muy sensibles y una estaba en el piso y otra por streaming, con delay. En otro contexto, no hubiese pasado nada. Quizá el tono no fue el correcto, pero tampoco fue la intención de Denise. Me dolió muchísimo y me hubiera gustado que Marcela se quedara, pero lamentablemente no quiso. Hablé con las dos, está todo bien.
-¿Cuál es tu panelista preferida de Hay que ver?
-Si la tuviera no te lo diría nunca, pero sí tengo panelistas preferidas en cuanto al tema. Si tengo que hablar del "Bailando..." sé que la que más la va a pilotear es tal, y si hablo de violencia de género tal otra, y de actualidad, otra. No es preferencia sino apoyo. Sé también con cuál puedo joder y con quién no.
-¿Nunca tenés mal humor?
-Uf... sí. Tengo días de mal humor. Me pasa algo muy raro y es que puedo estar de mal humor, pero cuando estoy al aire, se me pasa. Cuando trabajo, me olvido de todo.
-¿Y cuando se apaga la cámara te vuelve el mal humor?
-Depende. Si me fue mal, me vuelve y si me fue bien, me levanta el ánimo.
-¿Estás pendiente del rating?
-Sí, claro. No me obsesiona y no lo sigo como si fuera de vida o muerte, pero me interesa porque es parte de mi trabajo. Es como si tuviera una zapatería y no me preocupara por saber cuántos pares vendí. Tengo que saber porque si vendí pocos quizá tenga que cambiar la vidriera o comprar otro tipo de zapatos. Acá es lo mismo, para saber en qué le pifiamos o que le interesó a la gente.
-A esta altura, los actores estarían pensando qué van a hacer en la temporada de verano. ¿Tenés algún plan?
-Yo creo que lo mejor es hacer la plancha. Ojalá podamos seguir con Hay que ver un año más. El otro día hablaba con los chicos de Dabope (productora de Prada, Hoppe y Ezequiel Corbo) y no saben qué hacer porque a esta altura del año tendrían que estar alquilando casas para el elenco, empezando a producir la obra, contratando gente, escribiendo un guion. ¿Y si en enero hay un rebrote y la gente vuelve a cuarentena estricta y vos ya invertiste en publicidad, en escenografía y casas? Te fundís. No saben qué hacer. Eso les debe pasar a todos los productores. Cuando salgo a la calle y veo los chicos con barbijos, no lo puedo creer. Mi hijo Bruno se perdió primer grado porque no creo que vuelvan las clases. Franco la pilotea más porque está en 5° grado y juega a la play con sus amigos. Es otra realidad, pero entre ellos se llevan bien, se divierten, se pelean y vuelven a jugar.
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