Jorge Sassi, de “pechito argentino” a sus entrañables personajes de novelas
El actor tenía 67 años cuando falleció de una insuficiencia renal crónica en febrero de 2015
- 6 minutos de lectura'
Hacía rato que se ganaba la vida como actor cuando, gracias al latiguillo “pechito argentino” que repetía en cada programa de Tato Bores, se ganó también el cariño de la gente. Durante años, además, esa frase fue sinónimo de su nombre y así lo saludaban en la calle. Jorge Alberto Sassi nació el 17 de noviembre de 1947 en Rafaela, Santa Fe, y murió a los 67 años, el 9 de febrero del 2015, de una insuficiencia renal crónica.
Se crio en Tucumán y empezó a soñar con ser actor cuando, de muy chiquito, acompañaba a su papá al puesto que tenía en el mercado del Abasto de esa ciudad. Años después, en algunas de sus entrevistas, recordaba que los puesteros fueron su primera inspiración y que volvía a recordar esos momentos de su vida cada vez que interpretaba un personaje. De más grande, ayudó a su papá en el mercado mientras deseaba un futuro como actor. Su primera oportunidad llegó a sus 20 años, en 1967, cuando fue extra de la película Humo de marihuana, de Lucas Demare. En ese entonces vivía en Mar del Plata y ya había empezado a estudiar teatro con Gregorio Nachman y el grupo Teatro Actores Marplatenses y luego continuó su formación en Buenos Aires con Augusto Fernandes y Carlos Gandolfo.
A partir de los 70 filmó muchas películas, entre ellas La tregua, La Mary, Solamente ella, Proceso a la infamia, Allá lejos y hace tiempo, Un idilio de estación, Y mañana serán hombres, Este loco amor loco, Queridas amigas, Gran valor en la facultad de Medicina, El desquite, No habrá más pena sin olvidos, En retirada, La búsqueda, Los gatos, A dos aguas, Después de ayer, Rompecorazones, Al filo de la ley, El condenado, Mar de amores y Los hombres que ríen.
Actor versátil, se lucía en dramas y en comedias. La televisión le dio popularidad y durante años fue muy recordada su participación en el programa de Tato Bores y su identificación con el latiguillo “pechito argentino” lo sorprendía, pero agradecía también. Tuvo su primera oportunidad en la pantalla chica en la novela que hacía Susú Pecoraro y Miguel Ángel Solá en 1979, Novia de vacaciones. Luego le siguieron decenas de ficciones como Amo y señor, El lobo, La banda del Golden Rocket, Gran Hotel casino, Gerente de familia, Hola papi. Como pan caliente, Poliladron, Los herederos del poder, Archivo negro, Mi familia es un dibujo, Verano del ‘98, Buenos vecinos, Salvajes, Encubiertos, Sos mi vida, Casados con hijos, La ley del amor, Mujeres de nadie, Valientes, Historias de la primera vez, Vindica y Adictos.
Dulce amor fue su último trabajo en 2013. Allí interpretaba al mayordomo gay Emilio Mejía. Sobre este personaje decía en ese momento en las entrevistas televisivas: “Nació de un trailer un par de años antes y fue creciendo a medida que avanzaba la historia. Emilio tiene algo clownesco, esa cosa de la comedia del arte italiana que tengo también yo como actor, que está en mi raigambre. Pongo la atención en el estereotipo y la discriminación, por respeto y porque lo tomo como un desafío actoral. Busco profundizar en la mirada, en el gesto porque si no sería mucho más fácil: saco el gritito, la muñeca quebrada y ya está. Y no. A mí me interesa la parte humana. Me ha permitido ponerle cosas mías, ponerle emociones, sentimientos. Agradezco a la tira, soy un actor que no reniega de la tira. Creo que la telenovela diaria es un entrenamiento impresionante. Hay generaciones de actores que tienen que estar agradecidos del training que obtuvieron de las tiras. El prestigio es una paparruchada: te estanca como actor, no te permite avanzar. El actor prestigioso resulta aburrido. Yo me corro y me corrí toda mi vida de ese lugar. Yo quiero prestigiar lo popular, en todo caso; no descalificarlo. Creo que todo tiene que ser hecho con el corazón y con total entrega”.
Sin embargo, tenía prestigio por sus trabajos en cine y televisión y, sobre todo, por los personajes que interpretó en teatro. Debutó en 1973 con Capitán Echelle Capitán Seso y luego hizo La gata sobre el tejado de zinc caliente, El embalsamador, Cabaret Bijou, Las hijas de Caruso, No tan brujos, Adriano VII, El Clu, El Humor es Sassi, Risas en el piso 23, Kvetch, Eiciú, Laberinto de espejos, El gran bar de tu hermana, Sarasasassi, Cuerpo a cuerpo, The smoking show, La guerra de Adán y Eva, Sobre el daño que hace el tabaco y con Luz de gas se subió al escenario por última vez, en 2008, de la mano de Dora Baret.
Una persona “intuitiva” y reservada
Esteban Prol habló con LA NACION y evocó a Sassi: “Tengo un muy lindo recuerdo de él. Cuando hacíamos Dulce amor nos dábamos el gusto de almorzar juntos o tomar un café y contarnos anécdotas y aventuras, que habíamos vivido en el barrio y hablábamos de los personajes pintorescos y particulares que conocíamos. Me contaba mucho sobre su hijo, yo había sido padre hacía poco y compartíamos eso. Hablábamos mucho de música porque él había curtido mucho una incipiente movida de rock con gente muy interesante y nos divertíamos contando todo eso que hacés de joven, cuando te animás a navegar por donde te lleve la vida. Hablaba de sus amigos, era una charla muy nutritiva, un lindo momento compartido. La pasábamos bien, nos entendíamos desde una raíz de barrio, de patear la calle y ahí nos encontrábamos y lo disfrutábamos. Era un hombre con mucho vuelo, una persona que siempre buscó, muy intuitiva. Contaba qué buscaba, qué soñaba de joven y yo creo que lo logró. Tengo una linda fotografía de él. Nos queda el recuerdo, su memoria y su arte”.
Graciela Pal, que compartió alguna novela con Sassi, lo recuerda como una gran persona, muy cálida. En tanto, Arnaldo André remarca que era un actor muy profesional.
Sassi no hablaba de su vida privada, pero estuvo casado muchos años con la actriz Cristina Allende con quien tuvo un hijo, Diego Sassi. Se divorciaron en 1983 y nunca se volvió a casar, aunque tuvo una relación con María José Demare, durante algunos años. Después volvió con su exesposa y con ella estuvo hasta su último día.
Más leídas de Personajes
"Amor, te afanaron". La inesperada reacción de Rolando Barbano a una foto de Marina Calabró
“Me dejó rota”. Eugenia Quibel, la última pareja de Rozín entre el legado profesional, el deseo final y los recuerdos
Amores de selección. Los que dieron el sí, los que se separaron en medio de un escándalo y los enamorados de siempre