Jorge Polaco, el cineasta apasionado por los cuerpos desnudos que terminó censurado en democracia
Fue el único director censurado desde la instauración democrática en diciembre de 1983. Triste score para Jorge Polaco, el vanguardista director fallecido un 20 de febrero de 2014 a sus 67 años. Acaso en estos siete años de ausencia, nadie pudo tomar su posta, ocupar ese espacio de rebeldía y transgresión estética e ideológica. Políticamente incorrecto.
Su universo era de una singularidad poética construida en base a sus obsesiones, temas tabúes poco abordados en la cinematografía nacional, la desnudez del cuerpo, el erotismo de la vejez, la sexualidad en estado salvaje. Tópicos sobre los que Polaco trabajó recurrentemente. La valía de su obra reside más en la osadía que en el rigor narrativo o la interpretación actoral. Trabajó con lo revulsivo como posibilidad de exploración de lo que no debe ser.
Jorge Polaco había nacido el 20 de noviembre de 1946. En su adolescencia supo que lo suyo sería el arte, aunque no tenía certezas desde qué lenguaje canalizaría su vocación. Era un lector obsesivo y eso lo llevó a seguir la carrera de Letras en la Universidad de Buenos Aires, donde se recibió de profesor. Con el título en la mano, comenzó a descubrir esa inclinación por la realización cinematográfica, aunque también se permitió transitar el teatro con dramaturgias propias. Varios cortometrajes en 35 mm le allanaron el camino hasta llegar a su primera película de larga duración.
Margotita o la obsesión por la vejez
Polaco tenía fascinación por los personajes extravagantes. Cuando en 1983, Margot Moreyra protagonizó Margotita, mediometraje de Polaco que le otorgaría cierta repercusión, no imaginaba que se convertiría en la actriz fetiche del director que encontraba en ella una singularidad que la apartaba de la normalidad estipulada. El film no es del todo ficcional, con lo cual la figura de Margot Moreyra se convierte en esencial; con los años sería el signo visual a la hora de trazar su representación de la vejez.
Esta fascinación que Polaco encontraba en los cuerpos surcados por los años generaba juicios encontrados. Esta mirada cruda y realista de las carnes agrietadas rompía con el estereotipo de la sexualidad joven como única posibilidad. Hablaba de otra belleza. En el teatro, también abordó la cuestión en la pieza Bodas de oro en 2002.
Tres años después de aquel film iniciático, llegó Diapasón, el primer largometraje del realizador. La película es una variación sobre el mito de Pigmalión, donde el director profundiza la utilización de la desnudez como recurso estético e ideológico, algo que acontecerá en diversos materiales de su filmografía.
La desnudez
En el cuerpo desnudo, Jorge Polaco encontraba verdad. Decía que la ropa era un camuflaje para esconder realidad y construir identidades falsas. Además de Diapasón, también aparece la exacerbación de la desnudez en Kindergarten y en La dama regresa.
Decía Umberto Eco que la fealdad es más libre que la perfección estética. Polaco encontraba en los cuerpos no armónicos, un valor poético y político. Si el arte es un hecho político, la desnudez cruda y sincera, también. No hay artificio. Polaco construía una nueva belleza, sin dobles discursos. Ese uso de la desnudez, a Polaco le daba poder.
El caso Kindergarten
La película data de 1986, pero recién pudo estrenarse con una copia remozada en el Festival de Cine de Mar del Plata de 2010. Contó con guion de Polaco y estuvo protagonizada por Arturo Puig, Graciela Borges, Luisa Vehil y Elvira Romei.
En Kindergarten se relata el vínculo entre un padre viudo y una maestra del jardín de infantes de su hijo. Una escena protagonizada por un niño generó el accionar de la censura. Las fuentes judiciales argumentaron que se insinuaba una situación de abuso y que el film contenía escenas de sexo explícito.
La primera denuncia llegó de parte de una mujer que dijo haber visto a dos niños manteniendo una escena erótica rodada en los bosques de Palermo. Finalmente, la Justicia prohibió la exhibición de la película durante seis meses. Cumplido ese plazo, el 12 de octubre de 1989 era la fecha prevista para el estreno. Sin embargo, el 9 de ese mes un juez de instrucción en lo penal solicitó todas las copias con la finalidad de “preservar la identidad de los dos actores menores involucrados”.
Para ese entonces, una ignota organización denominada Comisión Pro-Cultura Argentina hizo estallar una bomba lanzapanfletos en las cercanías de un bar donde se encontraba Polaco. En los volantes se leía: “Estamos hartos de que, con el dinero del pueblo, el Instituto Nacional de Cinematografía financie películas de degenerados como ‘Kindergarten’ y similares”. También se repartieron en iglesias y se realizó una pegatina de afiches con un nuevo repudio: “Estamos hartos de los artistas y productores drogadictos, lesbianas, marxistas, invertidos y prostitutas que nos imponen su ‘cultura’”.
A fine de octubre de 1989 y con una nueva censura sobre el material, en el Centro Cultural General San Martín, perteneciente a la órbita estatal porteña, se llevó adelante una conferencia de prensa en desagravio a la película. Entre los participantes se encontraban María Elena Walsh, Enrique Pinti y Beatriz Sarlo.
La escena en la que Graciela Borges ingresa a una ducha donde estaba tomando un baño un chico fue una de las que generó mayor rechazo en los grupos conservadores.
La Coca
En 1995, Polaco convoca a Isabel Sarli para protagonizar La dama regresa, su nuevo film con guion de Rodolfo Hermida. El material significaba la vuelta de la actriz, famosa por sus películas eróticas en los ´60 y ´70. Polaco apeló al atractivo de la actriz para contar una historia con adultos mayores como protagonistas. El relato daba cuenta de una mujer adinerada que llega a un pueblo para vengarse de un pasado de humillaciones. Sarli estaba acompañada por un elenco variopinto en el que figuraban Guadalupe, Edgardo Nieva, Federico Klemm y el hijo de Jorge Porcel.
Si bien las críticas fueron dispares, Polaco apeló a sus fetiches y a los temas recurrentes que lo obsesionaban. El mito viviente que significaba Isabel Sarli le permitía transitar su relato haciendo foco en la sensualidad pasada y cierta decadencia presente del personaje. El director encontraba en la decadencia una validación estética.
El final
Arroz con leche en 2009 y Príncipe azul en 2013 fueron sus dos últimas películas. Ninguna obtuvo demasiada repercusión, acaso se trataba de un Polaco que daba vueltas sobre sí mismo.
Aquella falta de nuevos reflejos quizás daba cuenta de su progresivo deterioro físico. Durante sus últimos años, el Mal de Parkinson había minado su salud y lo fue alejando de la posibilidad de desarrollar su arte.
Finalmente, el 20 de febrero de 2014, un paro cardiorrespiratorio puso fin a su vida. Con Jorge Polaco se fue un director de gran personalidad que poco le importaba la crítica. Hacía lo suyo. Era fiel a sus ideas. Llevó sus obsesiones al cine y no claudicó para hablar de temas tabúes.
Justo él, amante de la vejez ajena, murió antes, lejos de la decrepitud que pueden acarrear los años. Murió fiel a sí mismo, hablando despacio y bajito.
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