Con grandes méritos en las pistas locales e internacionales, Jorge Cupeiro sentía un gran afecto por el periodista y conductor de A24 y Radio Rivadavia, con quien había entablado una entrañable amistad
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“Un amigo de toda la vida”. Así definió Baby Etchecopar a Jorge Cupeiro, el destacado corredor de automovilismo fallecido el 10 de enero de 2021 a sus 83 años. Aquella frase hoy cobra aún más trascendencia dado que, esta noche, el conductor celebrará su fiesta de bodas con Silvina Cupeiro, hija del recordado deportista.
La pareja ya dio el sí por Civil y esta noche volverá a formalizar frente a una jueza de paz, formalismo que se coronará con una gran fiesta para 250 invitados en un tradicional espacio de la Costanera Norte, evento organizado por Claudia Villafañe.
“Salí con la hija de mi amigo”, le dijo Etchecopar a Mirtha Legrand en una reciente visita al programa de la diva. “Que gran corredor era Cupeiro”, reflexionó la estrella de eltrece, algo sorprendida por el vínculo, pero, fiel a su impronta, dando señales de conocer muy bien a aquel hombre que dejó una huella frente a los volantes. Le decían “el gallego” y fue uno de los grandes pilotos de la década del sesenta.
Jorge Cupeiro escribió páginas fundamentales en la historia del automovilismo local con proyección internacional. Entre otros lauros, integró la delegación argentina que deslumbró en Nürburgring con una flota de Torino y también fue el responsable de conducir el Chevytú, en su momento una revolución en el Turismo Carretera. En 1965 fue subcampeón del TC y seis años después se coronó como campeón de la Fórmula 1 Mecánica Argentina.
A pesar de la diferencia de edad entre Etchecopar y Cupeiro, ambos supieron fomentar una gran amistad, cimentada por el amor a los automóviles y una empatía innata. A partir de esa relación, el conductor de A24 y Radio Rivadavia conoció a quien hoy se convertirá en su esposa, con quien se reencontró luego de la muerte del automovilista. Para entonces, Baby había perdido a su mujer y Silvina se encontraba separada.
Hitos
Jorge Cupeiro había nacido el 15 de octubre de 1937. Ya de niño manifestó su inclinación por el mundo de los “fierros”. A los 18 años demostró sus primeros logros a bordo de un Heinkel, vehículo con el que corrió siete carreras, en las que siempre salió primero. Antes, se había inclinado por el ciclismo -corría a bordo de una bicicleta prestada por un vecino- y luego por el motociclismo, aficiones que fueron despertando su pasión por los coches. Entre 1960 y 1971 logró 41 triunfos a bordo de diversas marcas de automóviles. En esos tiempos se decía que verlo conducir era “una atracción”. Sólo con el Chevitú llegó primero en 14 disputadas sobre el asfalto.
En el año 1969 logró una de sus grandes hazañas cuando participó de la llamada “Misión Argentina”, desafío de 84 horas llevado a cabo en Nürburgring, Alemania. Cupeiro se montó a bordo de un Torino 380W TC N°2 junto con sus compañeros Gastón Perkins y Eduardo Rodríguez Canedo. El team lideró gran parte de la competencia, hasta que Rodríguez Canedo sufrió un percance que llevó a que su auto saliera de pista, ocasionándole daños irreparables.
Jorge Cupeiro era un hombre bonachón, muy querido por sus colegas, más allá de los egos y las competencias propias de la actividad. “Nunca vi a nadie mejor que (Juan Manuel) Fangio”, solía decir con admiración sobre su colega, dejando de lado todo tipo de disputas. Su gran amigo del medio fue Luis Di Palma, a quien consideraba un “gran rival”, pero destacaba que, debajo de los autos, eran “hermanos de la vida”.
Entre 1966 y 1970 ganó tres carreras de las denominadas “500 Millas Argentinas” y en 1970 y 1972 fue parte de “1000 kilómetros en Buenos Aires”. Se retiró de las pistas durante la temporada 1977 del Turismo Carretera y a bordo de un Dodge GTX.
Cuando Jorge Cupeiro se retiró era presidente honorario de la Asociación Argentina de Volantes. En 2002 y 2016 tuvo que someterse a dos intervenciones de angioplastia, a través de las cuales le colocaron stents.
En su madurez, entabló una gran amistad con Baby Etchecopar, quien consideraba a Cupeiro “un amigo de toda la vida”. Las vueltas del destino, hicieron que el responsable de Basta Baby entablara un vínculo con esa chica que conoció de muy jovencita sin imaginar que décadas después se convertiría en su esposa.
“Silvina fue sanadora”, dijo el periodista en una reciente entrevista con LA NACION. Es que, durante los últimos años, Etechecopar no solo padeció la muerte de Adriana, quien fuera su mujer de toda la vida, sino que también le tocó atravesar un robo violento en su domicilio de la Zona Norte y la grave enfermedad de uno de sus hijos.
El 20 de diciembre, la pareja partirá de luna de miel a República Dominicana y Miami, antes de instalarse en una nueva casa que juntos están decorando en Martínez y donde una gran imagen de Jorge Cupeiro estará emplazada en el living de esta nueva familia ensamblada con seis hijos ya adultos.
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