Joaquín Sabina, tras su casamiento con Jimena Coronado: “Estoy feliz”
Fue un enlace al estilo Joaquín Sabina, sin protocolo previo, llamando sobre la marcha a los íntimos para que se sumaran. Ayer, el cantante y su pareja desde hace 20 años, Jimena Coronado, contrajeron matrimonio en un registro civil de Madrid, en donde los unió el ministro del Interior español, Fernando Grande-Marlaska, quien es su amigo. "Estoy feliz por Jimena y por los amigos que nos han acompañado", declaró el cantante al diario El País durante el largo almuerzo que siguió al enlace civil. En ese momento eran 30 personas, pero en la sala del juzgado solo unos pocos: sus dos hijas, Carmela y Rocío, que actuaron de testigos, y Joan Manuel Serrat y su esposa Candela, que fueron los padrinos, aunque las bodas civiles no contemplan esta figura. "Cuando Jimena cumplió 50 años y tras 20 juntos le dije que teníamos que casarnos. Quería que ella tuviera los papeles en este país y todo el reconocimiento. Así que cuando esta horrible pandemia nos lo ha permitido nos hemos casado". El músico siente devoción por su ya esposa, su compañera de vida y de muchas cosas. Pero Sabina no perdió el humor al ser preguntado sobre si esta boda significaba que ya había sentado la cabeza. "No te creas", respondió entre risas.
A la ceremonia, el cantante, de 71 años, acudió con barbijo e iba vestido con un traje azul, una camiseta negra, zapatillas, un sombrero de paja y unas flores en la solapa. Jimena, también con barbijo, iba vestida con unos pantalones a juego con el traje de Sabina y una blusa clara, y portaba un discreto ramo de flores. Algunos de los amigos se enteraron de la boda por los medios y al llamar al cantante para felicitarle los fue sumando a la celebración. Sabina contaba con ellos, pero muy a su estilo se había olvidado de avisarles. Entre la treintena de íntimos estaban los escritores Luis García Montero y Almudena Grandes, el cineasta Fernando León de Aranoa, el periodista Jesús Maraña e Isabel Oliart, la madre de sus dos hijas, con su actual pareja.
La de Sabina y Coronado fue una boda por sorpresa en parte. La pedida de mano oficial tuvo lugar en la fiesta del 50º cumpleaños de Jimena. Fue entonces cuando Sabina, de 71 años, no dudó en arrodillarse ante ella y frente a todos los invitados, algunos de ellos cómplices de lo que iba a suceder, le entregó un anillo y no tuvo miedo de entonar un poema para ella. "Ya sabemos lo ceremonioso que es", contaba en noviembre el editor Chus Visor, uno de los presentes a la celebración.
La pareja se conoció en 1999 en una suite del hotel Sheraton de Lima, donde ella acudió como fotógrafa del diario local El Comercio para realizarle un reportaje. Tras las fotografías, esa noche quedaron en un bar de Lima, la ciudad natal de Coronado, que es hija del expresidente del Banco Central de la Reserva peruana: Pedro Coronado Labó. Sabina, por supuesto, llegó un par de horas tarde. Los dos tenían pareja en ese momento, pero cuando esas relaciones terminaron volvieron a retomar el contacto: ella le mandó una larga carta que él tardó cuatro meses en abrir. Cuando lo hizo, volvieron a encontrarse en México, donde pasaron unos días juntos.
Desde hace años, la pareja vive en Madrid, en la céntrica plaza de Tirso de Molina, junto a media docena de gatos, donde Sabina compone y ella gestiona su agenda y sus asuntos. Durante el confinamiento obligado por la pandemia del coronavirus, se les ha visto aplaudir al personal sanitario desde su balcón. Estos días, el cantante no ha hablado apenas con nadie, ni ha concedido entrevistas, aunque el pasado mes de abril charlaba con Jordi Évole sobre el accidente que sufrió el pasado febrero en Madrid, cuando tropezó en el escenario de un concierto y tuvo que pasar por la UCI. "Sé que me enrollé en un cable y que, al siguiente paso, me pegué el hostión. Pero el hostión fue más fuerte de lo que pensáis", explicó. Sabina aún sufría "un hematoma en la cabeza", pero contaba que se encontraba "bastante bien". "No puedo tocar la guitarra porque un brazo todavía no da mucho de sí", relataba con tristeza. "Eso me hubiera consolado mucho en el confinamiento". También lamentaba la muerte de su querido amigo Luis Eduardo Aute.
Este es el segundo matrimonio para Sabina, que el 18 de febrero de 1977 se casó con Lucía Correa, más por interés que por amor, como él mismo ha contado: "Yo era un hippie total y me quería suicidar por tener que ir al ejército. Entonces me enteré de una fórmula: si te casabas, podías ir a dormir fuera del cuartel todas las noches. Inmediatamente llamé a todas las chicas que conocía. Y ella fue la única que me dijo que sí. El matrimonio duró lo que duró la milicia: muy poquito". Además, el músico tiene dos hijas de una larga relación con Isabel Oliart, Carmela y Rocío.
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