Joaquín Baglietto: el desafío de interpretar a su propio padre en El amor después del amor, su relación con Fito Páez y el romance que nació en el set
El músico y actor brilla interpretando en la biopic de Netflix a Juan Carlos Baglietto, uno de los artífices de la trova rosarina que a comienzos de los 80 le abrió las puertas a la fama al autor de “Tumbas de la gloria”
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Es músico desde hace varios años, tuvo su banda y ahora se lanza como solista. Pero la popularidad a Joaquín Baglietto le llegó de la mano de El amor después del amor, la serie de Netflix basada en la vida de Fito Páez en la que interpreta a su papá, Juan Carlos Baglietto. En diálogo con LA NACION, Joaquín revela detalles de las grabaciones, cuenta cómo fue su infancia rodeada de músicos, dice que en el set conoció a su novia y asegura que se divierte al ver la reacción de la gente cuando descubre que es el hijo del intérprete de hits como “Era en abril” o “La vida es una moneda”.
-¿Sos actor además de músico?
-Primero soy músico y después actor. Estudié teatro e hice algunos trabajos, pero nada de este calibre. Toda la vida soñé con estar en una producción tan grosa como El amor después del amor. Por eso cuando me llegó la propuesta dije que sí enseguida y no me tembló el pulso, porque es algo que quise hacer toda mi vida. Y quiero aclarar que ser hijo de Baglietto no me aseguraba estar dentro de la serie; tuve muchas etapas de castings. La primera vez no me dijeron para qué personaje me convocaban, sino que más bien fue para saber cómo daba en cámara. Era tanta la expectativa que tenía que el día que me dijeron que había quedado, me largué a llorar.
-Uno puede creer que fue fácil ser parte de la serie porque conocés a muchos de los protagonistas de la historia y creciste con uno de ellos...
-Tengo 26 años, nací en ese ámbito, lo mamé de muy chico y para mí era lo normal. No llegué a asimilar a quiénes tenía al lado; hoy me temblarían las patas. De chico no lo dimensionaba, pero tomando distancia y haciendo memoria, entiendo todo. Y no viví la parte que me tocó actuar, aunque la conocía por historias, porque es la de mi viejo.
-¿Cómo fue interpretar a tu papá? ¿Qué cosas específicas miraste especialmente y sobre qué charlaron?
-Fue fuertísimo interpretar a mi viejo y revivir su historia. Tuvimos muchas charlas, especialmente sobre el lenguaje, porque tengo muchas muletillas que utilizan los chicos ahora y tenía miedo de meter la pata en el medio del rodaje. Mi viejo me ayudó mucho en eso, y por otra parte miré muchos videos, entrevistas, shows, fotos. Nací con el personaje que interpreté, pero en su juventud mi papá fue muy distinto al que yo tenía al lado. Capaz hay gestos suyos que tengo, pero tuve que desarrollar otras cosas, que quizá ya no hace. Necesité familiarizarme con un personaje del pasado y fue un desafío que me encantó. Y otro gran desafío fue cantar como mi viejo, porque tuve que impostar para parecerme a él.
-¿Cantaste vos?
-Sí, y muchos se sorprenden. Yo soy cantante además de músico y actor, pero desarrollé la técnica del canto de mi viejo e imposté su voz. Los que interpretamos a los integrantes de la trova rosarina éramos músicos todos y grabamos en vivo, no eran grabaciones viejas.
-¿Qué te dijo tu papá cuando te vio?
-Vimos el primer capítulo juntos y le encantó, pero también le pareció súper raro (risas). Y a mí me encantó encarnarlo a él y conocer algo más de su historia. Fue una excusa perfecta para hacer un viaje al pasado y revivir lo que él vivió. La pasé muy bien. Tenía muchos nervios antes de empezar, y el primer día ya me había hecho un montón de amigos; en el set se respiraba mucho amor, llevábamos nuestras guitarras y en los cortes hacíamos la nuestra. Quedamos amigos con muchos y seguimos viéndonos, yendo a recitales, juntándonos en un bar. Se generó un vínculo genuino, como en la serie.
-Conocés a Fito Páez de chico, ¿descubriste cosas nuevas de su historia?
-Conozco a Fito por mi papá, pero sobre todo por mi mamá, Jorgela Argañaraz, que durante muchos años fue su jefa de prensa y una de sus mejores amigas. Fito ha venido a casa muchas veces a comer con sus hijos, Martín y Margarita. Lo conozco en lo cotidiano y cada nuevo disco que sacaba sonaba en mi casa. Lo admiro muchísimo y me toca muchas fibras, por eso es importante haber sido parte de esta serie que cuenta su vida.
-Sos músico, ¿podrías haber seguido otro camino?
-(Risas) Nunca iba a ser abogado o contador. Mamé la música desde muy chico, pero hasta los 15 años pensé que iba a ir por el lado del arte, porque mi mamá es artista plástica y escultora y yo quería hacer cómics. Y a los 15 me picó la música y entendí que era el camino.
-¿Fue difícil hacer tu propio camino en la música? Ser hijo de Baglietto debe haberte facilitado algunas cosas, pero también habrás sentido presiones...
-Hay una responsabilidad que se le atribuye a alguien que es “hijo de”, y hay presiones, claro. Mi viejo siempre nos enseñó a que podíamos hacer lo que quisiéramos y que él nos iba a dar las herramientas. Siempre nos dio una mano, muchas puertas que se abrieron y tuve oportunidades. Al mismo tiempo nos dice que en la medida que podamos usar el apellido, lo hagamos, pero que no abusemos.
-¿Y vos te pusiste presiones?
-Eso sí, y muchas veces me han ninguneado porque creen que estoy donde estoy por mi viejo. Es frustrante y no hay que darle bola a esos comentarios. Prefiero ser indiferente. Jamás chapeé, lo que conseguí fue por mi mérito, porque no encaro la vida desde ese lugar.
-¿Cómo diste tus primeros pasos en la música?
-A los 15 años empecé a desarrollarme en la música con la típica banda adolescente, de secundaria. Nos juntábamos a experimentar, a hacer nuestros temas. Años después conocí a Santiago González y armamos la banda PUM, con la que estuvimos siete años y llegamos a lograr muchas cosas, como por ejemplo grabar nuestro segundo disco en Abbey Road, el estudio de Los Beatles, gracias a un concurso que ganamos. Fue una experiencia hermosa y muy rica. En la pandemia Santiago se fue a vivir a Madrid y la banda se desarmó, pero no por peleas, así que no es una puerta que se cierra, sino que vamos a volver a hacer discos juntos alguna vez. Hoy estoy experimentando un nuevo territorio como solista, pronto voy a sacar mis primeras canciones.
-¿Tenés tu propio estudio?
-Se llama Doble TT Estudios y está, en Paternal. Es un proyecto que hicimos con mi papá y mi hermano Julián en la pandemia, cuando el mundo se paró y nos desesperamos. Acá funciona además la empresa familiar de producción de eventos.
-¿Y como actor tenés propuestas?
-Llegaron propuestas y la verdad es que las esperaba con ansias. Ojalá sea una puerta que no se cierre nunca más; actoralmente también se viene una nueva etapa en mi vida.
-¿Estás en pareja?
-Sí, hace un año, con Abril Collet, que era parte del equipo y nos conocimos en el set. Es un romance que va más allá de El amor después del amor porque ahí nos conocimos y nos enamoramos.
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