Joan Collins: la advertencia que le hizo Marilyn Monroe, la propuesta indecente de Richard Burton y el beso que fue demasiado lejos
La actriz de Dinastía recordó las experiencias de violencia machista que sufrió a lo largo de su carrera y contó el consejo que le dio la leyenda del cine sobre “los lobos” de la industria
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A sus 90 años, Joan Collins recordó el acoso sistemático que sufrió a lo largo de su carrera por parte de directores, productores y colegas. La actriz -que se hizo mundialmente conocida por protagonizar a la villana Alexis Colby en la serie televisiva Dinastía- transmitió su experiencia de una columna en primera persona que escribió para el Daily Mail, donde no solo dio nombres y apellidos sino que compartió la advertencia que mucho tiempo antes le había dado Marilyn Monroe al respecto.
A lo largo de su relato, la británica -que filmó más de 60 películas y participó en más de 15 obras teatrales- reveló cómo al llegar a Hollywood se topó con la leyenda del cine, quien la aconsejó a la hora de manejarse en la industria. “Al principio no me di cuenta de quién era la rubia sentada sola en la barra. Había llegado a Hollywood apenas unos meses antes y todavía estaba encontrando mi camino”, confesó sobre este inesperado encuentro que tuvo con Monroe en un bar. “Después de unos momentos, la mujer se volvió hacia mí y dijo con cierta tristeza: ‘Querían que yo fuera la protagonista de La chica del columpio de terciopelo rojo, pero soy demasiado mayor’”, recordó replicando textuales palabras de la legendaria rubia.
La película a la que Marilyn hacía referencia fue casualmente el primer papel protagónico que Collins tuvo desde que llegó a Estados Unidos, cuando apenas tenía 20 años. A pesar de todo, las actrices comenzaron a charlar: “Ella fue extremadamente amigable. Después de un par de martinis, me advirtió sobre el acoso en Hollywood y los lobos en esta ciudad. Respondí que estaba muy acostumbrada a ellos, a sus palmaditas en el trasero y sus ojos en nuestro escote, después de varios años en la industria cinematográfica británica. ‘Eso no es nada comparado con los poderosos jefes de los estudios, cariño. Si no consiguen lo que quieren, cancelarán tu contrato’, respondió ella”, recordó la también escritora.
Al despedirse, Joan Collins le agradeció por su consejo; algo que -según sus dichos- tuvo que poner en práctica una y otra vez a lo largo de su carrera. Su primer shock de realidad machista lo vivió a manos de Darryl Zanuck, un productor de clásicos como The King and I y The Longest Day, al que Monroe había señalado en su lista de acosadores compulsivos. “Se abalanzó sobre mí y me atrapó contra una pared. ‘No has tenido a nadie hasta que me tienes a mí, cariño. Soy el más grande y el mejor y puedo estar toda la noche’, me dijo mientras yo lograba liberarme y correr de regreso al set”, expresó con el recuerdo casi intacto.
Su experiencia en el casting de la película británica de 1952 I Believe In You, tampoco es un buen recuerdo para ella. Es que, según su relato, uno de los productores había hecho insinuaciones tan obvias que Joan tuvo que esquivarlo en varias oportunidades, llegando a esconderse en un armario del departamento de vestuario con la complicidad de algunos vestuaristas. Pero después de su tercera prueba, ocurrió lo inevitable: “Me atrapó y me convenció para que aceptara que me llevara a casa en su llamativo Bentley. Durante el viaje, me agarró la mano y la puso en su bragueta abierta”, contó. Tras gritar horrorizada y sacar su mano, el productor le preguntó: “¿Qué pasa? ¿No quieres el papel?”, mientras ella lo rechazaba a él y a su oportunidad de estar en el film. Por suerte, este productor fue desautorizado por el director y el jefe del estudio y Collins pudo hacerse con el papel a pesar de sus amenazas.
Un par de años más tarde, cuando estaba en medio de una conferencia de prensa en Nueva York, su agente le consiguió una entrevista con un productor muy famoso para un papel que realmente quería. “Fui obedientemente a su oficina a las 6 de la tarde y cuando llegué, su secretaria ya se estaba yendo. ‘Él está allí. Él te está esperando’, me dijo mientras señalaba una habitación trasera”, reveló. Por supuesto que los consejos de Marilyn Monroe una vez más vinieron a su mente cuando al entrar en un dormitorio encontró a este hombre poderoso desnudo en una bañera.
La invitó a darse un baño con él y cuando Collins lo rechazó, él mostró su enojo. “‘Lo siento, tengo que irme. Tengo una cita con mi novio’, tartamudeé, consciente de que no conseguiría el papel. ‘¿Quién es tu novio?’, preguntó. ‘Oh, no lo reconocerías. Es un actor joven: Warren Beatty’, le dije yo. ‘¿Qué haces perdiendo el tiempo con actores desconocidos? Vamos, vayamos al 21 [un club y restaurante de Nueva York] esta noche. Soy un hombre importante. Podemos divertirnos un poco’”, insistió el productor, quien cuando descubrió que Joan tenía 25 años la acuso de no ser joven para la industria. “‘¡No llegarás mucho más lejos en este negocio si te comportas como una perra prepotente!’, me gritó”, remató la actriz, que inmediatamente fue reemplazada por la estadounidense Kim Novak.
Otro papel que la seducía por aquella época era el de la reina egipcia Cleopatra, un papel que tampoco alcanzó tras negarse a la incesante seducción del director de Fox Buddy Adler, y del presidente de la junta directiva, un hombre que perfectamente podía ser su “abuelo”. “Me habían bombardeado con proposiciones y flores, con promesas de elegirme como Cleopatra si tan solo fuera amable con ellos. Ambos utilizaron este eufemismo, bastante frecuente en Hollywood en ese momento. Pero la sola idea de que estos viejos me tocaran era completamente repugnante”, confesó.
Sin embargo, por ese entonces, no eran solo los productores los que intentaban conseguir sexo a cambio de un rol. “Lamentablemente, muchos de los actores con los que trabajé consideraban que era su derecho divino tener relaciones sexuales con su protagonista”, agregó quien enseguida relató con lujo de detalles algunas experiencias que vivió al lado de muchos galanes de la pantalla. Uno de ellos fue Richard Burton, con quien había interpretado la película de guerra de 1957, Sea Wife. “Richard me dijo que si no me acostaba con él rompería su récord, ya que se había acostado con todas sus protagonistas”, alardeó el actor que, tras su negativa, apenas le volvió a hablar en el set.
Con George Peppard, con quien hizo The Executioner, pasó algo similar. “Después de asistir a una fiesta para celebrar el inicio del rodaje, me dejó en mi casa en Londres y luego intentó agarrarme. Cuando lo rechacé, diciéndole que estaba casada y tenía dos hijos pequeños, me acusó de ser totalmente cuadrada”, indicó Collins. Lejos de darse por vencido, el actor volvió a intentarlo ante las cámaras, en plena escena amorosa. “Cuando saqué su lengua de mi garganta por cuarta vez, me enojé. Protesté ante nuestro director, Sam Wanamaker, mientras el señor Peppard miraba divertido cómo el departamento de maquillaje intentaba reconstruir nuestros rostros cubiertos de lápiz labial”, concluyó.
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