"Jimena Barón y su reconciliación con Daniel Osvaldo". "Las fotos infartantes de Jimena bailando en su casa". "Jimena Barón tiene un nuevo amor". Cada semana, la actriz que en dos años modificó el rumbo de su vida y puso toda su energía en su carrera musical es noticia. Editó dos discos, agotó en 24 horas las entradas para los shows que dio esta semana en el teatro Ópera y ya prepara su primera presentación en Luna Park, para fines de mayo del año que viene.
Rápida de reflejos, después de haber ganado un premio Gardel en 2018 como Mejor nueva artista pop con su primer disco, al día siguiente Jimena sacó los colmillos y arremetió con "La Cobra", la canción homónima que compuso esa misma noche y que se transformó en un himno de empoderamiento para muchas mujeres. "El éxito de 'La Tonta' fue como una olla a presión. No solo para mí sino porque, a partir de ese disco, muchas chicas empezaron a contarme una cantidad de historias de abusos y situaciones violentas que habían vivido que yo no esperaba. Me pareció necesario transformar esa energía y levantar una bandera positiva, de orgullo, y no una de padecimiento", comenta la cantante acerca de las repercusiones que tuvo 'La Cobra', el primer corte de su segundo álbum, que ya acumula más de 52 millones de reproducciones tan solo en Youtube.
–¿Qué cambios viviste entre "La Tonta" y "La Cobra"?
–Después del primer disco que refleja una época en la que realmente no la pasé bien, "La Cobra" nació como en un momento de muy poca vulnerabilidad, en el buen sentido. Me agarró paradísima y dispuesta a bajar línea, asumir el poder y el espacio que tengo para llegar a otros, porque lo que yo escribo lo escucha y canta mucha gente. Ese es el verdadero éxito para mí y lo que más me motiva. No la guita, los premios o los millones de reproducciones, sino crear algo que movilice a la gente con lo que ve en los shows y se sienta mejor.
–Y de paso sumaste en el disco una colaboración con Cazzu.
–La amo a Cazzu y la admiro muchísimo, porque ella se hizo de abajo en un mundillo totalmente dominado por hombres. Yo solo había sacado La Tonta y pensé que me iba a mandar a c…., pero sentía que el tema "Quién empezó" necesitaba un feat, que yo tenía que cantar la parte más melódica y alguien tenía que entrar a picantearla. Así que me di el lujo. La llamé, me dijo de juntarnos y me comentó que ella no graba con nadie, pero que yo le caía re bien, así que lo hicimos. Lo loco es que después filmamos el video y nos hicimos muy amigas. Nos acompañamos mucho en el día a día, hablamos del ritmo de las giras y nos levantamos el ánimo.
Lo que yo escribo lo escucha y canta mucha gente. Ese es el verdadero éxito para mí y lo que más me motiva. No la guita, los premios o los millones de reproducciones
–Esta semana estrenaste nuevo single y video, "Taxi Voy".
–Estoy con muchas ganas de incomodar y lo que se viene es cada vez más contundente en el mensaje, cada vez menos irónico, porque hace falta que se registre esta doble moralidad que hay entre la representación de artistas masculinos y femeninas. Por eso, para "Taxi..." me monté un poco en la idea de que no puede ser que todo el tiempo estemos escuchando y viendo videos de hombres rodeados de quinientas minas. En plan ironía y cosificación, me plantée hacer lo mismo pero invertido. Con los pibitos ahí, aceitaditos, quietitos, calladitos. No quería que bailaran ni mostraran ningún talento, donde yo soy la protagonista del video de reggaetón. Y si esto llama la atención o parece bizarro es porque hay algo de lo otro que no es orgánico tampoco, sino que está naturalizado.
–¿Cómo te estás preparando para los próximos shows?
–Trabajando mucho, de lunes a lunes con shows por el interior todos los fines de semana, pero muy agradecida del gran presente. Vendimos los dos Ópera en menos de un día, con lo que cuesta hoy, en un país donde la gente no tiene un mango; y con mi productora. Al principio no nos querían cerrar los shows, nos chamuyaban y no nos reservaban las fechas. Así que dijimos: "Ya fue, hagámoslo nosotros. Con Atelofobia editamos los dos discos, produjimos la gira por el interior, los Ópera y ahora el Luna. Es un show muy caro, con una producción importante y veinticuatro personas de gira. Para el Luna Park el campo se vendió en cuatro horas y estamos armando una pasarela gigante de 360°, en la que se va a sentir la vibra de conquista femenina. Me encanta. Sinceramente, estoy en Disney.
–¿Por qué entonces firmaste contrato con una discográfica?
–Porque para crecer aún más necesitábamos una estructura más grande. Todo lo que ganamos con la productora se fue reinvirtiendo para mantener la estructura y la producción de show y videos bien profesionales. Antes de firmar con ellos yo ya tenía los dos discos, los Ópera vendidos, las fechas del año que viene del Luna Park y el Lollapalooza. Así que caí a las oficinas de Sony diciendo, bueno, ¿qué tienen para ofrecerme que yo no pueda conseguir? Ahora, en febrero, nos vamos dos semanas a Miami. Tenemos diez sesiones de estudio para el próximo disco, más allá de los singles que tenemos listos para sacar entre este y el año que viene.
–Te convertiste en una gran referente para las mujeres y, al mismo tiempo, fuiste muy cuestionada por ciertos sectores feministas por la exposición que hacés de tu cuerpo.
–Se usa mucho describirme como cuerpo hegemónico y me parece una idiotez. No deja de ser una etiqueta más entre nosotras que no está buena, nos divide. A mí lo que me interesa es tirar para adelante y creo que, en el feminismo, soy una aprendiz como todos. Estamos todos dañados y es una formación diaria en donde no nací sabiendo. Es lógico que me equivoque, pero no me parece que se me cuestione porque me guste entrenar y mostrar mi cuerpo. Soy una comunicadora, tengo muchos seguidores y hay mucha gente que deja de seguirte por tener posiciones tan fuertes. Es mucho más fácil hacerse la tonta y no decir nada, jugarla de callada, pero para mí esa no es una opción. Me pasó en la mesa de Mirtha al defender el aborto legal, seguro y gratuito, que debería ser un derecho para todos y todas, y en la mesa se quedaron callados, nadie dijo nada mientras debatía con Mirtha. Eso me llama la atención a mí, no que muestre el culo y cuente en mis redes que no tengo tiempo de c... porque estoy a full con la gira, sino que eso todavía genere polémica.
–Pará, pará, pará. ¿Vos estás diciendo que sos controversial porque somos demasiado conservadores como sociedad?
–Yo siempre estuve en la gozadera de la vida y el sexo, nunca tuve traumas. Siempre fui muy libre con mi cuerpo y los chongos más hot los tuve cuando no estaba ni con este entrenamiento ni este cuerpo. Creo que es un tema de energía. Creo que cuando empezamos a poner una lupa entre nosotras nos sumamos una presión que es innecesaria y es hasta funcional al machismo. Basta. Con mi culo y mi cuerpo hago lo que quiero y eso molesta. La libertad en la Argentina es carísima. Si sos sexy, independiente, y encima tenés poder y facturás, la gente se vuelve loca. En el hombre es una obviedad, pero en las minas molesta que yo sea la jefa de la productora. Un hombre con mucha personalidad, bueno, es necesario para un puesto así. En cambio, yo soy una zorra. Ya lo escuché varias veces..
–¿Y cómo se filtra todo este empoderamiento en tus letras?
–Estoy muy pendiente del detalle y de las ganas de ponerlos incómodos. Me pasó de ir a un campamento de composición y que varios productores me dijeran: "¿en serio vas a decir esto?". Sí, claro que lo voy a decir. Hay una canción que todavía no salió; volví al estudio para regrabar una palabra. Obvio que en mi equipo me odiaron, pero a mí me parecía clave. Es una especie de cliché del reggaetón. En la canción canto que a mí me dicen que me gusta por atrás. Entonces yo quise hacer un chiste de eso, como: "Cualquier cosa te llamo y nos vamos pa' trás, que a ti te gusta por atrás". Después pensé mejor y dije no, no, no. Yo lo que quiero decir es que a mí me gusta por atrás. En vez de sobre entenderlo y poner el deseo en el otro, quiero hacerme cargo del propio. Lo tomo como una responsabilidad. La quiero y la prefiero, así me exponga y me pueda equivocar. Si hay al menos una mujer que me escribe diciendo que esto le hizo bien, que se pudo separar gracias a mis letras o que le paró el carro al baboso del jefe, yo ya estoy hecha.
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