Jim Caviezel, el protagonista de La pasión de Cristo, promueve peligrosas teorías conspirativas
El actor cree que los ricos consumen la sangre de los niños, además de asegurar que fue vetado de Hollywood por haber compuesto al “mayor superhéroe que jamás ha habido”
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Hacia mitad de los años 90 y principios de 2000 la carrera de Jim Caviezel parecía no tener límites. Como uno de los actores más solicitados en aquellos tiempos, participó de films como La delgada línea roja de Terence Mallick y Cabalgando con el diablo de Ang Lee, y de proyectos de corte más industrial como Ojos de ángel con Jennifer Lopez y El conde de Montecristo. Sin embargo, según él, su trayectoria ascendente se vio interrumpida por el trabajo que lo definirá hasta el final: Jesús, el papel que interpretó en el polémico film La pasión de Cristo, que dirigió Mel Gibson en 2004,
En aquel momento, frente a las críticas que señalaban el exceso de violencia de la película además de sus referencias antisemitas, Caviezel defendía el film al tiempo que relataba su propio vínculo con el cristianismo, la fe que le inculcaron sus padres desde chico. Su devoción -que lo unía a Gibson, criado en el sector más conservador y extremista de la fe católica-, ahora parece haber derivado en un fanatismo que lo devolvió a los medios después de años de silencio.
Según explicó la semana pasada en una aparición durante una conferencia llevada a cabo en Tulsa y organizada por un movimiento de extrema derecha, Caviezel cree en una de las teorías conspirativas promocionadas por QAnon que afirma que los ricos torturan niños para apoderarse de su sangre.
“Esencialmente, todos tenemos adrenalina en el cuerpo, y cuando te asustás la producís en exceso. Si sos un atleta, en el cuarto final del partido tenés adrenalina saliendo. Si un niño sabe que va a morir, secretará adrenalina. Es el horror más terrible que haya visto. Solo con los gritos, está más allá... Y la gente que lo hace, no habrá piedad para ellos”, aseveró agitado el actor en una entrevista vía Zoom, de la que participó para promocionar su más reciente film Sound of Freedom, en la que interpreta a un exagente de seguridad nacional que renuncia a su trabajo para rescatar chicos captados por redes de tráfico sexual. Como sus películas en los últimos años, Sound of Freedom apunta a los espectadores religiosos y se exhibe en los circuitos evangélicos a lo largo de los Estados Unidos.
A pesar de sus peligrosas e infundadas declaraciones, Caviezel asegura hace años que Hollywood dejó de convocarlo por su participación en La pasión de Cristo y debido a sus creencias religiosas, aunque se olvida que luego del film fue protagonista de otras películas y hasta encabezó series como El prisionero de HBO y Person of Interest de Warner. Lo cierto es que fueron sus posiciones cada vez más extremas las que lo apartaron de la industria audiovisual, además de su intención de realizar films que reflejaran sus ideas.
“Tuve que luchar para sobrevivir. La película [La pasión de Cristo] explotó, reventó las taquillas. Uno podría pensar: ‘Oh, te van a dar mucho trabajo’. Pero no me lo dieron. Desaparecí de la lista de los estudios. Todo eso se evaporó. Porque lo que hago como actor, mi habilidad, me fue dado por Dios. Y sentí que la fe era mucho más grande que la industria y que Hollywood, más grande que el partido Republicano o el Demócrata, que todo eso”, decía el actor hace un tiempo en una entrevista con Breitbart, el sitio de noticias de extrema derecha. Para él, que insiste con que Gibson está preparando una continuación de la película de 2004, el gran problema de Hollywood son los films de superhéroes, aunque sus razones estén bien lejos de las usuales críticas que reciben las producciones de Marvel y DC.
“Las películas que hacen son las de los cómics de Marvel. Verán a Superman, pero no a Jesús. Yo tuve la oportunidad de interpretar al mayor superhéroe que jamás ha habido. Hoy Jesús sigue siendo tan controvertido como siempre. Las cosas no han cambiado mucho en dos mil años. Tenemos que renunciar a nuestros nombres, nuestras reputaciones, nuestras vidas, para decir la verdad. Mel Gibson me dijo: ‘No volverás a trabajar jamás en esta ciudad’. Y yo le respondí: ‘Todos tenemos que cargar con nuestras cruces’”.
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