Jezabel Yacuzzi: sus inicios en Festilindo, el grave accidente que la alejó de los medios y el sueño de formar una familia
La actriz y coreógrafa fue una cara recurrente en la televisión de los 90 y en los primeros años de 2000, pero una caída hizo que tuviera que dejar todo y enfocarse en su recuperación
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Fue una de las estrellas de Festilindo, a principios de los 90, y trabajó durante años en ficciones y en teatro, pero hace algún tiempo que Jezabel Yacuzzi no trabaja en los medios porque está dedicada a su familia. Histriónica, simpática y muy conversadora, le contó LA NACION sobre su familia, el accidente que sufrió y que la tuvo un año en rehabilitación, y los recuerdos de sus tiempos en la televisión.
“Estoy felizmente casada con Nelson San Martín desde hace siete años y con una hija de 6 que es hermosa y se llama Dominique. Mi sueño siempre fue formar una familia”, se sincera. Y dice que posiblemente su hija siga sus pasos y los de su hermano, el también actor y productor Juan Yacuzzi. “Ya grabó una miniserie para Disney que se llama La esquina, hizo dos cortos, uno para el festival de cine de Cannes y otro para el INCAA. Ella misma me pidió que la llevara a castings porque se entusiasmó cuando me reencontré con mis compañeros de Festilindo, en 2021″.
-¿Cómo fue ese reencuentro?
-Hermoso. Hacía treinta años que no nos veíamos y, de pronto, un día empezamos a chatear por WhatsApp y a hacer vivos en plena pandemia, sin la conciencia de que había muchas personas que habían crecido escuchando nuestras canciones, y nos seguían. Empezaron a pedir que nos juntemos para hacer un show. La idea nos gustó, las entradas se vendieron en un día y medio y estuvimos en el Teatro El Cubo, con dos shows. Vinieron personas de las provincias y hasta de otros países, se formó un fan club nuevo. No podíamos creerlo. Mi hija venía a los ensayos, aprendió todas las canciones, las bailaba y me decía que quería hacer eso. De bebé hizo una publicidad de Correo Argentino y pensé que si de grande me decía de ir a castings, iba a llevarla. Y así fue. Dice que quiere ser como Tini y Lali (risas).
-¿Cómo conociste a tu marido?
-Nelson tiene una pequeña empresa y vende cartuchos de impresoras al por mayor. Empezó de a poquito y fue creciendo. Nos conocimos hace siete años por Facebook. Para mí era la primera vez que hablaba con él, pero me trajo a la memoria que nos habíamos conocido hace veinte años, en un verano en Villa Gesell. Es el primo de uno de los amigos de mi hermano y fue a la casa donde yo estaba parando con mis amigas. Yo le llevo tres años y no lo había registrado. En esos veinte años nunca nos volvimos a cruzar. Pero me contactó en un momento difícil, me estaba recuperando de tres accidentes graves en la pierna izquierda y había hecho un parate laboral. Empezó a hablarme por Facebook y esa primera conversación duró como cinco horas. Nos dimos cuenta de que vivíamos cerca y propuso pasarme a buscar para ir a tomar algo. Al principio no quise saber nada porque estaba acomplejada; tenía unos kilitos de más. ¡Lo que es la cabeza del ser humano y la imagen que aportan desde los medios, que te exigen estar perfecta! Y él, muy gracioso, me dijo que si entraba en el auto, estaba todo bien, y desde ese día no nos separamos más. Nos casamos a fin de año y al otro año nació nuestra hija.
-Decías que tuviste tres accidentes, ¿qué te pasó?
-Nadie sabe por qué me retiré todo este tiempo y fue por eso. Tuve fractura expuesta en mi pierna izquierda porque me caí del techo de un escenario, sacando un telón al terminar una temporada de vacaciones invierno de teatro infantil, en un sindicato de La Matanza. Estaba ayudando a desarmar la escenografía, corrieron la escalera y me caí. Tuve una fractura expuesta en el pie, que se me salió de la pierna; me hicieron dos operaciones el mismo día. Fue tremendo. Estaba haciendo publicidades y tuve que dejar; nunca aprendí a caminar con muletas y mi papá me alquiló una silla de ruedas. Además tuve que volver a vivir a la casa de mis padres porque necesitaba hacer reposo absoluto durante un mes. A las cuatro semanas del alta, volví al gimnasio porque había engordado cinco kilitos y necesitaba hacer actividad física. Y me desgarré caminando en la cinta, entonces lo llamé a mi papá para que me buscara y entrando al hospital, saltando en una pierna, sentí un crack. Pensé que se me habían salido los clavos y tornillos pero no, había tenido fractura de tibia y peroné; todo en la misma pierna.
-¡Qué mala suerte!
-Sí, fue un momento difícil. Me quedé en la guardia porque tenía la pierna hinchada y color violeta. Tuve otra operación heavy, y seis meses de rehabilitación, con kinesiología y con mucha depresión porque había dejado mi trabajo, había vuelto a vivir a la casa de mis padres; necesitaba cuidado y ayuda. Engordé un poco más y fue en ese momento que conocí a mi marido. Yo no quería salir, no quería hacer nada y estaba con depresión.
-¿Trabajaste en estos siete años?
-Sí, hice radio en una sociedad de fomento de La Matanza. Es una radio zonal que abarca varios barrios. Primero hice un programa que se llamaba Peligros chicos pensando, un programa informativo para chicos y hablábamos de grooming, bullying, y radioteatro con chicos de 8 a 15 años. Y el año pasado hice un programa para adultos y radioteatro también y se re engancharon. Me gusta trabajar, interactuar con la gente.
-Empezaste a trabajar de muy chiquita...
-Arranqué a los 8 años cantando y bailando en Festilindo. Soy también profesora de danzas y coreógrafa, y estudié teatro. Estuve en el programa desde el 89 al 93. Éramos una familia, pero en un momento el grupo se desarmó. Fueron años hermosos, ahí estaban todos mis amigos, nos veíamos los fines de semana en la casa de alguno y cantábamos, bailábamos y también aprendíamos porque ahora hay muchas escuelas, pero en ese momento no. Nos pulimos día a día y a todos nos gustaba tanto lo que hacíamos, que nos juntábamos a ensayar entre nosotros y es una forma de aprender. Nos queríamos mucho, por eso el reencuentro fue tan lindo. Empezamos a trabajar de chiquitos con mi hermano y nunca nos la creíamos, recorrimos el país haciendo giras y éramos como rockstars, nos pedían autógrafos, nos sacaban fotos. Era impresionante la cantidad de gente que nos esperaba, llenábamos estadios y nunca nos creímos famosos, sino que hacíamos lo que nos gustaba y en familia porque mis padres nos apoyaron incondicionalmente y nos acompañaron siempre.
-¿Y qué siguió después?
-Después hice Son de Diez. Entré por pocos capítulos y me quedé todo el año; era una de las amigas del personaje que hacía Daniela Redin. Ya tenía 14 años y mi cumpleaños de 15 fue inolvidable porque vino todo el elenco de Son de Diez y el de Montaña rusa también porque mi hermano y yo cumplimos años el mismo día y él estaba en ese programa, en ese entonces. Así que estaban Florencia Peña, Federico Olivera, Nicolás Cabré, Nancy Dupláa, Gastón Pauls. No faltó nadie. Fue muy lindo. Fui una nena que no estaba nunca en casa porque salía del colegio e iba a grabar, o a estudiar danzar, o a ensayar. Después hice Más allá del horizonte, Los chicos vienen cantando, Los Roldán, Casados con hijos...
-Y mucho teatro infantil también...
-Desde los 19 años hago obras de teatro infantil. Arrancamos con mi hermano haciendo Aladino. Primero nos contrató Marisa Carreras y de ella y su mamá aprendí muchísimo; trabajaban a la par de todos armando y desarmando escenografías. Me acuerdo de que había terminado la secundaria, quería hacer una carrera y no sabía cuál porque a mí me gustaba la actuación, el baile, el canto. Fue Marisa quien me sugirió que fuera al Instituto Nacional de Arte y le hice caso; estudié licenciatura en actuación y después me cambié a coreografía.
-Durante años hiciste publicidades en vivo en distintos programas, ¿qué recuerdos tenés de ese momento?
-Hermosos. Lo último que hice en televisión fueron las publicidades. Estuve durante cuatro años promocionando un aparatito que reducía la panza, levantaba los glúteos, afinaba los brazos. Era un PNT en vivo. Ese verano había hecho teatro con Dos más dos es tres, y Andrea Estévez, que estaba en otra compañía, me dijo si quería hacer TV Compras porque ella no podía. El primer programa en el que estuve fue Infama, que conducía Santiago del Moro; tenía dos entradas en vivo y teníamos muy buena química. Fue un PNT del que se habló mucho porque era diferente a todos. El producto se vendía muchísimo y terminé promocionando también carteras, mesas desplegables, de todo. También estuve en Bendita, y en los programas de Viviana Canosa y Susana Roccasalvo; con Chiche Gelblung en Memoria; con Gerardo Sofovich en La noche del domingo, con Ricardo Fort. Y después, durante otros cuatro años, vendí aparatitos para purificar el aire, también en vivo. Durante ocho años de corrido estuve dando vueltas en los programas de todos los canales; arrancaba en AM con Verónica Lozano y terminaba a la noche. Fue una experiencia hermosa. Vendía a mi estilo y funcionó muy bien. Después tuve los accidentes.
-¿Tenés ganas de volver a trabajar?
-Claro que sí. Me encantaría. Siempre dije que quiero ser una mamá presente y todos estos años disfrute muchísimo a mi hija. Ahora pasó a segundo grado y tiene sus actividades y tengo más tiempo libre. Tengo ganas de trabajar porque es lo que hice toda la vida; me crie con mi hermano en estudios y escenarios. Cuando no tenía trabajo en televisión o teatro, era promotora, camarera, encargada en un local de ropa, animé fiestas infantiles, bailé en casamientos. Pero el escenario es lo mío y lo siento cada vez que lo piso. Me hace feliz, lo disfruto.
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