Jennifer Grey y los problemas de ansiedad que le impidieron retomar su papel en Friends: “Necesitaba ayuda”
La actriz que saltó a la fama por su protagónico en el film Dirty Dancing interpretó a Mindy, la mejor amiga de Rachel, en la primera temporada de la serie
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En la primera temporada de la serie Friends, Jennifer Grey interpretó a Mindy, la mejor amiga de la escuela secundaria de Rachel, el personaje encarnado por Jennifer Aniston. A pesar del éxito de la ficción, la experiencia no fue grata para la actriz, quien hoy se sincera sobre los problemas de ansiedad que padeció por aquel entonces.
A sus 63 años, la protagonista de Dirty Dancing ha revelado que rechazó la oportunidad de volver a Friends en siguientes episodios tras las sensaciones negativas que atravesó luego de aparecer en los primeros capítulos. “Yo era fanática del programa y recibí un llamado para participar. Luego, cuando lo hice, sentí mucha ansiedad, porque los productores cambiaban el guion”, mencionó Grey en diálogo con el medio MediaVillage.
“Es muy difícil ser una estrella invitada, porque no sos parte de eso y realmente tratás de adaptarte. Todo el tiempo estaban tratando de descubrir cuál era el personaje, y cuál era la escena, cambiaban constantemente el guion, y todo eso me generaba tanta ansiedad que apenas podía actuar”, confesó la actriz.
“No sabía en ese momento lo que estaba pasando conmigo, pero sentía mucha ansiedad por mi desempeño, y en ese momento no entendía que necesitaba ayuda para poder controlar la situación”, continuó Grey.
Después de filmar, Jennifer buscó ayuda para mejorar su estado de salud mental, y cuando fue contactada para repetir su papel en la exitosa sitcom, finalmente decidió rechazar la propuesta y fue reemplazada por Jana Marie Hupp.
“Cuando me pidieron que volviera, dije que no podía, y consiguieron a otra persona para interpretar el papel”, precisó. “Me entristeció no poder continuar en Friends debido a mi ansiedad y la verdad es que hubiese deseado poder contar con gente que me hubiese ayudado a superar ese tipo de miedos”, contó la intérprete.
Antes de participar en los primeros episodios de la serie en la década del 90, Grey venía de protagonizar Dirty Danicing, considerada hoy un clásico de los años 80 y que tendrá próximamente su secuela. Ambientada en 1963, la película cuenta la historia de la adolescente Frances “Baby” Houseman (interpretada por Grey), quien tiene una aventura durante un tórrido verano con el instructor de baile Johnny Castle, a quien da vida Patrick Swayze.
El éxito del film lanzó al estrellato al actor, quien murió de cáncer en 2009 a los 57 años. Pero, no sucedió lo mismo con Grey, quien en unos pocos años desapareció de la escena pública, como si la tierra se la hubiera tragado.
En su libro de memorias publicado en 2022, Grey contó la razón por la que su carrera cinematográfica no llegó a prosperar entonces: una operación de nariz que la dejó irreconocible para el gran público y que hizo que los grandes estudios de cine dejaran de ofrecerle papeles.
Mientras luchaba por obtener papeles, su madre, la también actriz Jo Wilder, le sugirió que la falta de trabajo podía tener algo que ver con su nariz “judía”. La actriz también pensaba que eso podía ser verdad, pero siempre se había negado a someterse a una rinoplastia. “Tenía casi 30 años y había pasado gran parte de mi vida adulta tratando de amarme y aceptarme tal como era, así que pasar por el quirófano lo sentía como peligrosamente cerca de admitir la derrota”, contó. Tras el enorme éxito de Dirty Dancing decidió dar el paso y le dijo al renombrado cirujano plástico que la iba a operar que “afinara” su nariz pero le dejara la característica “protuberancia” que tenía en el tabique.
El procedimiento fue un éxito y Gray empezó a obtener más papeles y a ganar dinero por primera vez en su vida. En 1992, mientras filmaba Wind, el director de fotografía de la película notó que un trozo de cartílago sobresalía de la punta de su nariz. La actriz habló con su cirujano y quedaron en arreglarlo. La idea era simplemente que no se viera ese trozo de cartílago, pero el resultado de esa segunda operación le cambiaría la vida para siempre. Una vez pudo quitarse los vendajes, se sorprendió por lo que vio en el espejo: “No podía entender lo que estaba viendo. Sabía que algo malo había sucedido”. La segunda operación cambió tanto su apariencia que el gran público ya no la reconocía.
La actriz pasó años tratando de entender por qué el público le dio la espalda tras su cambio de aspecto: ”En algún momento pensé que quizás se sentían muy identificados con el personaje de Baby, porque no era perfecta, era más humana, y les dolió que con la operación estuviera diciendo algo sobre ellos, que no eran lo suficiente”.
“Pasé demasiados años pensando en esto y no encontrando una respuesta. Solo me di cuenta de que nadie me iba a rescatar. Fue un drama y me di cuenta de que era una persona muy fuerte. Todas las cosas duras que me han pasado me han cambiado y no querría ser otra persona. Ahora soy más feliz que nunca y me siento muy agradecida de haber sobrevivido. No pienso en mí o en mi nariz, pienso en lo que he contribuido en esta vida, como madre, como amiga”, concluyó.
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