Jennifer Grey: los hechos "trágicos" que hicieron que Hollywood se olvidara de ella
Muchos actores son recordados por un solo papel; ese que marcó sus vidas y sus carreras para siempre y del cual nunca jamás pudieron desprenderse. Tal es el caso de Jennifer Grey, la protagonista de Dirty Dancing, que a pesar de contar con varios créditos en su haber, siempre estará conectada a ese truco en el que su partenaire de baile (Patrick Swayze) la sostenía en el aire al ritmo de "(I’ve had) The time of my life". Sin embargo, a su caso se le suma un plus muy curioso: el público la recuerda con un rostro que ya no existe.
Si bien durante la década de los ’80 su cara empapeló las marquesinas del mundo, su sonrisa ocupó la primera plana de las revistas más prestigiosas, y los productores se peleaban por tenerla entre sus proyectos, de un día para otro Grey salió a la calle y nadie la reconoció. "Entré en el quirófano siendo una celebridad y salí de él en el anonimato", confesó la actriz reconociendo que el bisturí, además de corregir la desviación de su tabique nasal, cercenó su futuro.
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Según sus propias palabras, operarse fue la peor decisión de su vida. No sólo porque ni sus allegados demoraron en acostumbrarse a su nueva apariencia, sino porque Hollywood dejó de contratarla: "la chica de Dirty Dancing" ya no existía. Y aunque llegó a pensar en cambiarse el nombre para arrancar de cero, la meca del cine se olvidó de ella rápidamente.
Estrella fugaz
Jennifer Grey nació el 26 de marzo de 1960 en el seno de una familia de artistas. A pesar de ser hija del actor, cantante y bailarín Joel Grey (reconocido por interpretar a Emcee, el maestro de ceremonias de la película Cabaret) y de la actriz de televisión Jo Wilder, a Jennifer le costó consolidarse en el medio. Rechazada por no encajar con los cánones de belleza de los ’80, la incipiente actriz fue víctima de una industria que durante siete años fue incapaz de ver más allá de su nariz. Y si bien comenzó a mostrar sus dotes actorales en películas como Cotton Club, de Francis Ford Coppola, y Amanecer rojo, recién saltó a la fama en 1987 con su inolvidable protagónico en Dirty Dancing.
El éxito la tomó por sorpresa y su mote de "patito feo" fue perfecto para interpretar a Frances 'Baby' Houseman, una chica común y corriente que, a pesar de su torpeza, logra conquistar a Johnny Castle, un profesor de baile interpretado por Patrick Swayze. Así fue como Grey se convirtió no sólo en estrella sino en la heroína de muchas adolescentes que vieron en ella un referente capaz de cumplir sueños, más allá de los estereotipos y las clases sociales.
A pesar del bajo presupuesto inicial, la película se convirtió en un éxito de taquilla y fue premiada con un Oscar y un Globo de oro por su canción original. Sin embargo, no todo fue color de rosas entorno a este film. Si bien Grey ya había trabajado con Swayze en Amanecer rojo, al parecer la pareja arrastraba problemas desde entonces y la buena química entre ellos se redujo únicamente a los momentos en los que la cámara los enfocaba. De hecho, en su autobiografía el actor no tuvo reparos en criticar la actitud infantil de su compañera a quien acusó de "no tomarse en serio el rodaje". Los roces y conflictos fueron tantos que hasta se pensó en estrenar en cine durante una semana y luego, saltar directamente al video.
Pero la mala relación entre ellos no fue lo único que opaco el estreno. Cinco días antes de que la historia llegue al cine, Jennifer decidió irse de vacaciones junto a su novio de entonces, Matthew Broderick. Si bien el romance había comenzado durante el rodaje de Un experto en diversión, no había sido blanqueado a la prensa, por lo que decidieron hacer un viaje secreto por Irlanda del Norte. Pero como dice el dicho, "la mentira tiene patas cortas" y un hecho trágico hizo que su relación salga repentinamente a la luz.
El auto en el que viajaba la pareja chocó de frente y dos mujeres (madre e hija) murieron en el acto. Al momento del accidente, Jennifer tenía apenas 25 años de edad y, aunque salió ilesa de la coalición, nunca pudo superar el trauma. "El dolor sobrepasaba la alegría que me daba mi carrera, no me sentía bien. Mi cabeza nunca volvió a ser la misma, mi ambición nunca volvió a ser la misma", revelaba Grey sobre el fatídico hecho años más tarde.
Mientras Broderick fue internado y condenado a pagar una multa, Grey tuvo que regresar a Los Ángeles para promocionar su película. "Un minuto vamos por la ruta escuchando música y al minuto siguiente, todo es diferente" recordaba la actriz en la revista People, dejando en claro que podía disfrutar del mayor triunfo profesional de su carrera.
Su profunda tristeza y su sentimiento de culpabilidad se mezcló con la felicidad de ser la nueva estrella de Hollywood. Esa que, por primera vez, recibía un guión para hacer de "la chica linda" de la película, aunque ya eso no tenía ninguna gracia para ella. "No me sentía bien siendo la chica de moda", recordó.
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Sin embargo, el hecho que terminaría con su carrera por completo fue otro y ocurrió en 1989. Lo que iba a ser una pequeña intervención para corregir el tabique de su nariz "tan característica", se transformó en una sucesión de operaciones que acabaron convirtiéndola en una desconocida hasta para sí misma.
Una cadena de desaciertos
Grey tenía 29 años cuando se sometió a su primera cirugía estética. El resultado de esta intervención quirúrgica puede observarse en El sabueso de Broadway, un musical con Madonna y Matt Dillon, o en Si el zapato ajusta..., una simpática versión de Cenicienta con Rob Lowe. No conforme con la imagen que el espejo le devolvía, la joven decidió someterse a una segunda intervención en 1991, donde le pulieron la punta de la nariz pero fue ahí cuando su cara se transformó por completo.
"Era como estar en un programa de protección de testigos o ser invisible", declaraba la actriz mientras curiosamente su nuevo aspecto le hacía parecerse mucho más a su padre pero mucho menos a la "Baby" de Dirty Dancing.
Luego de estar tres años recluida -en ese momento su romance con Broderick había llegado a su fin y se paseaba de la mano de su nuevo novio, Johnny Depp- Grey reapareció con una mínima participación en Friends, interpretando a la nueva esposa del novio abandonado en el altar por Rachel. Sin embargo, los únicos espectadores que percataron que Mindy era la estrella de Dirty Dancing fueron los que se quedaron hasta los créditos del final del episodio.
Fue entonces cuando la actriz se planteó empezar de cero y cambiar su nombre: a partir de ahora sería Wanda West. "Yo creo que habría funcionado. Esta ciudad está construida en base a nuevas caras y nadie se habría dado cuenta de que era yo", aseguraba mientras decidió interpretarse a sí misma en la sitcom It's Like, You Know con la única intención de que el público se acostumbre a su nuevo aspecto. Sin embargo, esta serie desapareció tras la segunda temporada sin dejar ninguna huella. "Supongo que ya perdí la oportunidad de ser Wanda West. Me tendré que conformar con ser yo misma", se lamentaba por entonces.
Regreso con sabor a victoria
Después de dos décadas de estar trabajando sin mucha gloria, Jennifer volvió a la palestra aunque, esta vez, por motivos extra cinematográficos. Invitada a participar del popular programa Dancing With The Stars, la artista nunca imaginó que el baile volvería a proporcionarle gloria mediática.
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Si bien inicialmente rechazó la propuesta porque su ego no quería "rebajarse a participar en un reality show", la actriz que se había hecho famosa en una película de baile y que llevaba casi dos décadas sin bailar, se animó al desafío. Sin embargo, al hacerse los chequeos médicos para ingresar al certamen, descubrió que su cervical estaba dañada y debió someterse a dos operaciones de vertebras y, en el medio, la extracción de un tumor en la garganta.
Al parecer aquel accidente en Irlanda la había condenado a dolores crónicos que ella incorporó a su vida porque "en contra de la creencia popular", no disfruta "de entrar al quirófano" y porque, al haberse sentido atraída por las drogas durante los años ochenta, se oponía a tomar medicamentos contra el dolor.
Pese a las dificultades, Grey participó de la undécima edición del reality. Gala tras gala, su talento para transmitir alegría a través del baile y su relato de superación conquistaron a la audiencia. Sumado a esto, su coreografía de "Do you love me", la primera canción que Baby y Johnny bailaban en Dirty Dancing, enloqueció al público y ganó el concurso por goleada. "Tenía tanto miedo de lo que la gente pudiese pensar que ni siquiera bailaba en las bodas con mi marido. En el programa me pedían una y otra vez que hiciese el salto de Dirty Dancing, pero no lo volví a hacer desde la película y ya estoy demasiado mayor. Tengo una familia y quiero vivir más tiempo", bromeaba mientras se alzaba con el triunfo.
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Pero su victoria en el certamen de baile no fue lo único que la tuvo en las primeras planas de las revistas nuevamente. En 2015, su padre Joel Grey sorprendió a todos con una confesión inesperada: a sus 82 años, y después de 24 años de matrimonio con la actriz Jo Wilder, el actor salió del closet.
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"No me gustan las etiquetas pero, si tenés que ponerme una, soy un hombre gay', confesaba el artista también conocido por series como Alias o Buffy Cazavampiros. Sus palabras no fueron ninguna sorpresa para su hija, quien mostró admiración por las agallas de su padre. "Estoy muy contenta de que mi padre haya llegado a un punto de su vida en el que se siente lo bastante cómodo para definirse como gay", advertía Jennifer.
La familia es lo primero
La estabilidad que no ha conseguido ante las cámaras sí parece haberla logrado en su vida privada. En más de una oportunidad, la actriz comentó que en su escala de prioridades casarse y tener hijos estaban muy por encima de ser una estrella de cine. ¡Y lo consiguió!
Atrás quedaron sus romances con estrellas masculinas de los ochenta como Timothy Hutton, Michael J. Fox, Johnny Depp y Matthew Broderick. En 2001, la actriz se casó con el actor Clark Gregg (el agente Coulson en el universo Marvel) con quien tuvo a su única hija Stella. La joven -que ya tiene 18 años- ha heredado el talento de sus progenitores para la interpretación, debutando en la película Trust me, bajo la dirección de su padre y ha participado también en la serie Agentes de S.H.I.E.L.D.
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Si bien Jennifer se dedicó por completo a la crianza de su hija y a disfrutar de la vida familiar, su carrera se cruzó en más de una oportunidad con la de su marido. En 2006, el matrimonio protagonizó Lifetime Road to Christmas y este año aparecieron en The Conners, donde también interpretaron a una pareja.
Hace unos meses, y para tristeza de muchos de sus seguidores, Jennifer anunció su divorcio a través de su cuenta de Instagram. En un comunicado escrito en conjunto con Gregg, aseguró que la separación fue de mutuo acuerdo mientras rindió un tributo a la vida que han compartido durante casi dos décadas.
"Después de 19 años juntos, nos separamos en enero, sabiendo que siempre seríamos una familia que se quiere, se valora y en la que se preocupan los unos por los otros. Recientemente, tomamos la difícil decisión de divorciarnos, pero seguiremos unidos y estamos profundamente agradecidos por la vida que hemos compartido y por la maravillosa hija que hemos criado", reza el texto firmado por los dos, junto a una imagen de la pareja. Sin embargo, el posdata final lo resume todo: "Estamos llorando mientras publicamos esto".
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Una vuelta con revancha
Hace unos días la noticia de la vuelta de Grey a los sets sorprendió a todos. Pero lo más asombroso fue saber que la actriz volverá bajo el rol que la consagró a la fama allá por los ’80. Si bien esta historia de amor prohibida tuvo una secuela en 2004 (Dirty Dancing: Havana Nights) con Diego Luna y hasta una remake para ABC con Abigail Breslin, esta vez parece que se está preparando una nueva entrega con la protagonista original del proyecto.
Tras un sinfín de especulaciones, el regreso de Grey (que hoy tiene 60 años) y la continuidad de uno de los títulos más populares del cine fueron confirmados por el CEO de los estudios Lionsgate, Jon Feltheimer. No hay detalles todavía de cuál será la línea argumental de este regreso, pero sí se confirmó a Jennifer como protagonista y productora y como directores a Jonathan Levine (50-50, Ni en tus sueños) y Gillian Bohrer, a partir de un guion que escribirán Mikki Daughtry y Tobias Iaconis (A dos metros de ti, La maldición de la Llorona).
Dadas las circunstancias, el film ya no estaría ubicado en los años ’60 sino algo más adelante en el tiempo, lo cual nos mostraría a una Baby en una etapa muy diferente. Algunas versiones aseguran que la película estaría ambientada en los ‘90, un dato que ayudaría a mantener la coherencia con la línea de tiempo, ya que la historia original transcurre en el verano de 1963 y, ahora que el film ha cumplido 33 años, Houseman tendría unos 50 años si estuviéramos en 1996.
"La secuela tendrá las mismas características de aquella nostálgica historia romántica original que los fans estuvieron esperando durante tanto tiempo", adelantó Feltheimer.
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