Dueño de un estilo personal, el actor es difícil de encasillar, pero por otro lado supo hacer su propio camino en Hollywood, lugar al que considera su hogar; por estos días estrenó la segunda temporada de su docuserie por Disney+
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Jeff Goldblum no es solo un actor, Jeff Goldblum es (si perdonan el lugar común) “un sentimiento”. A lo largo de una carrera que supera los cien títulos, él demostró una gran versatilidad, pero también un estilo muy personal que tiñe a cada uno de sus personajes. Y ese magnetismo en pantalla, lo llevó a conducir su propio show, El mundo según Jeff Goldblum, que acaba de estrenar su segunda temporada. Por este motivo, repasamos algunos de los datos más curiosos del actor, y te contamos qué es lo que más le gusta de los nuevos episodios de su docuserie.
Un secreto inconfesable
Goldblum sabía desde muy pequeño que quería actuar, aunque no se animaba a decírselo a nadie. Su padre había tenido la misma intención, pero no logró abrirse un camino en ese mundo. Por ese motivo, para el niño Goldblum, la sombra de decepcionar a su papá era muy grande. Sin embargo, y como una especie de mantra, Jeff aprovechaba la intimidad de la ducha para repetirse a sí mismo que iba a triunfar en el campo de la actuación y para ratificar ese deseo tan grande, lo escribía en el espejo del baño aprovechando que luego el vapor borraría las huellas de esa vocación.
En una entrevista, el actor confesó: “Todas las mañanas, escribía que quería actuar. No se lo había dicho a nadie, ni a mi familia ni a mis amigos, era como una especie de secreto que me avergonzaba y yo sabía que era tan importante para mí, que prefería guardarlo. Entonces, en el espejo del baño ponía: “Por favor Dios, permite que sea actor”. Con el tiempo, pudo comenzar a estudiar actuación y su padre nunca dejó de darle su apoyo incondicional.
Claro que la actuación, no era su único amor...
Si bien Goldblum estaba atravesado por su vocación, eso no le impedía sentir un profundo amor por otra expresión artística: el jazz. El futuro actor comenzó a estudiar piano desde muy pequeño y a los catorce años, se presentaba en bares de Pittsburgh (de donde es oriundo). Si bien pronto le recomendaron dedicarse al piano como medio de vida, él nunca perdió de vista la actuación como su plan A. Y aunque desde hace años su trabajo en Hollywood le toma la mayor parte de su tiempo, él nunca abandonó su amor por la música. Por ese motivo, en 2014 formó la Mildred Snitzer Orchestra, con la que publicó varias discos. Si andan alguna vez por Los Ángeles o frecuentan bares de jazz en Pittsburgh, puede que se crucen a Goldblum improvisando algún número musical y charlando con los asistentes.
A raíz de una conferencia de prensa que brindó por el estreno de El mundo según Jeff Goldblum, él se explayó sobre su amor por el jazz,: “Todas las mañanas luego de desayunar, les enseño piano a mis hijos y de a poco van mejorando. Y si tuviera la oportunidad de preguntarle algo a un músico, me gustaría hablar con Erroll Garner. Le preguntaría cómo hace para interpretar su música de forma tan profunda, divertida, y delicada. Le consultaría qué hace cuando está en su casa o cuántas hora le toma desarrollar su estilo tan único. También me gustaría hablar con Thelonius Monk, un pionero del jazz, y le agradecería todo lo que hizo”.
Los “goldblunismos”
Desde su debut en 1974 (un cameo en El vengador anónimo, bajo el nombre de Freak número 1), la carrera de Goldblum no tardó en despegar. Su participación en series populares de la época (Columbo, Starsky y Hutch) y algunas apariciones en el cine le permitieron empezar a hacerse conocido. Pero en 1978, un casting lo cambió todo para siempre. En ese año, el actor formó parte de una nueva versión de La invasión de los usurpadores de cuerpos, y en su prueba para obtener el papel de Jack, el director Philip Kaufman notó algo que le gustó mucho. Kaufman contó que una oración que simplemente decía: “Yo nunca pensé que llegarían en naves de metal”, Goldblum la leyó de la siguiente manera: “Yo, yo, yo, yo... nunca pensé que llegarían en... en naves de metal”. Esa pronunciación, entre el titubeo y un ritmo pausado, le pareció muy atractiva al realizador y Goldblum detectó que ahí se encontraba una forma muy personal de expresarse, dándole a sus parlamentos una musicalidad que pronto se convirtió en su firma. Luego el actor reveló: “Ese fue un goldblunismo y recuerdo que sentí que ahí había encontrado algo”. A partir de ese momento, ese modo de hablar se bautizó justamente así, un goldblunismo, un característico tono que el actor utilizó en muchos de sus papeles más importantes, como en Jurassic Park, o en Thor: Ragnarok.
El Oscar que no fue
Es indudable que La Mosca fue un film consagratorio. La trágica historia de amor dirigida por David Cronenberg sobre un hombre condenado a una enfermedad que lo mata lentamente, encontró a Goldblum en un momento inmejorable, entregando un trabajo perfecto que lo consolidó como un gran intérprete del drama. Los elogios que recibió por este film llegaron a señalarlo como un candidato muy sólido para los Oscar de 1987, en la categoría mejor actor. Lamentablemente, no recibió ninguna nominación, al parecer, porque los miembros de la Academia no se interesaron por una película de terror. En una entrevista para el Chicago Tribune, Goldblum expresó su frustración: “Hay una parte mía que es muy sensible frente a las críticas. Yo estaba esperanzado de recibir una nominación, me entusiasmaba la posibilidad, y que eso no sucediera de alguna manera me entristeció”.
El artista se tomó muy en serio lo que significó meterse en la piel de Seth Brundle y también de la mosca del título, al punto que iba a todos lados con un insecto dentro de una bolsa plástica para estudiar constantemente sus movimientos. Fiel a su extravagante estilo, una vez un periodista le preguntó con qué animal le gustaría fusionarse y su respuesta fue elegir a un delfín para que luego lo llamaran “Surf Goldblum”.
Un lector (y un seductor) nato
En algunas oportunidades, el actor comentó que no es un gran amante de ver sus propias películas y que su principal forma de entretenimiento es la lectura. Sus libros preferidos son 100 años de soledad, El guardián entre el centeno y Pastoral americana. Su interés por la literatura es tal, que en la primera cita con su actual esposa, Emilie Livingston, llevó una copia de El Gran Gatsby y le leyó un extracto en medio del restaurante. Y es que justamente, el mundo del coqueteo es muy importante para el actor, que es considerado dueño de un aura de seducción constante. Sobre esto, la actriz Vivica A. Fox dijo en una oportunidad: “Tiene algo que puede llegar a derretir tu ropa interior. Es muy sensual, hablás con él y de golpe decís: ‘Bueno, acaban de seducirme’”. En un tono risueño, pero sin desmerecer su sex appeal, el actor Nick Offerman aseguró: “Goldblum tiene un timbre de voz que le pone a vibrar la zona pélvica a quien sea que lo esté mirando a los ojos”.
Un cholulo de sí mismo
Y si bien, como ya se mencionó, Goldblum no es un fan de ver sus películas, eso no quita que no le divierta buscarse a sí mismo en redes, como contó en una oportunidad: “Me gusta buscar #JeffGoldblum en Instagram, y a mi esposa le divierte mucho. Hago captura de pantalla de las cosas que me interesan. Hay muchas pinturas basadas en mí, unas son muy buenas, otras muy primitivas y algunas son muy malas. La gente se tatúa mi cara, o dicen que pueden ver mi rostro en un Banana Split, todo un poco escalofriante”.
Hollywood es un refugio
Aunque muchos lo ven como una jungla o una industria en la que todo es a matar o morir, Goldblum considera que Hollywood es un lugar muy cálido, en el que se prioriza “la libertad y la expresión, sin darle lugar a la hostilidad”.
El mundo según Jeff Goldblum
“Aprender es divertido, la ciencia es divertida, excitante, y la verdad es que nos divertimos mucho estudiando. Y nunca hay que dar nada por sentado, sobre todo con las cosas que más te gustan”. Con esa palabras, el intérprete reflexionó sobre su rol en los nuevos episodios de su docuserie El mundo según Jeff Goldblum, que recientemente llegaron a Disney+.
Al igual que su temporada inicial, el segundo año de esta serie documental recorre distintos temas, a través de episodios autoconclusivos. Con testimonios de especialistas y diversas investigaciones, el ciclo revela una original mirada de mundos que resultan muy familiares. En una conferencia de prensa, Goldblum destacó el placer que le da estar al frente de esta propuesta, y señaló que estudia a fondo cada uno de los temas que trata: “No soy experto en nada, pero soy un estudiante humilde, e informado sobre mis propios intereses y mi curiosidad. También disfruto del bello tesoro que es la vida, y nuestro tiempo aquí, en este planeta, sobre el que estoy ávido de aprender más”.
¿Dónde verla? La segunda temporada de El mundo según Jeff Goldblum, ya se encuentra disponible en Disney+.
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